A pesar de algunas críticas que ridiculizan la película (parece ser que hay una generación obsesionada con llamar tiktokero o woke a cualquier cosa que se haga después de los 80), me dejé de llevar por la puntuación general y fui a ver la nueva versión del clásico Nosferatu al cine. Una maravilla.

El ambiente es absorbente, desasosegante, frío. Genial fotografía. Uno de los primeros planos finales de la protagonista es precioso.

Los actores principales están soberbios. Tanto Lily Rose, cómo Nicholas Hoult, ambos haciéndose poco a poco hueco en el mundo del cine. Bill Skarsgård siempre muy convincente en sus papeles de monstruo. Y Dafoe como guinda en cualquier peli de toque "siniestro".

Una historia de siempre actualizada respetando su toque antiguo, y los diálogos complejos con los que imagino que se disfruta como actor. El cine de terror actual no tiene por qué ser solo sustos estratégicos y criaturas realizadas por ordenador, menos mal.

Muy recomendable.

Si bien hay gente que la tacha de irreal, no creo que hiperrealismo sea lo que busque la película. Es una invitación a abrir las capas de la cebolla. ¿Por qué está persona tan amargada es así? Una especie de guiño a la película de animación UP.

Tiene toques de humor, emotividad de la de caer la lagrimita y tiene ese toque de peli de Navidad que hace que te arrebujes bien en el sofá.

Los personajes son carismáticos y adaptados al presente. Marisol es fantástica. Consiguen que te adentres en una comunidad de vecinos con gente cálida, con sus más y sus menos, sus problemas...me ha resultado bastante entrañable.

Como persona que ha leído el libro no ahondaré en su falta de fidelidad en los sucesos en sí, puesto que las adaptaciones son exactamente eso. Sin embargo, creo que se centra demasiado en producir terror tal cual y mucho menos en la idea que se puede extraer del libro sobre la lucha interior del personaje protagonista, sobre la delgada línea que separa lo que queremos de lo que es correcto. Sobre la elección entre lo que dicta la mente y lo que dicta el corazón cuando conoces las consecuencias de antemano. Esa sensación de desesperación y terrible disyuntiva que se puede percibir a través de las páginas de la novela de Stephen King, en la película apenas se respira.
Te queda la sensación de que falta algo.

Una psicóloga con cuatro hijas a las que no cuida nunca y con un marido que aparece una vez al trimestre se junta por razones poco convincentes con un aspirante forzoso a cura y una especie de fontanero que también es informático y lo que le pidas. Nuestros tres protagonistas que no comparten ni un poco de química trabajan para el Vaticano supuestamente para investigar misterios que jamás (JAMÁS) resuelven y que sinceramente no les importan lo más mínimo. La linea argumental es totalmente irregular, nada concreto mueve a los personajes y la mitad de las tramas son calles sin salida.

Si tuviera que señalar algo bueno es que de vez en cuando tiene algún toque simpático y el personaje de Ben, que parece tan confuso con lo que hacen como yo viendo esta serie.