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Críticas ordenadas por utilidad
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1
24 de enero de 2014
24 de enero de 2014
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno está esperando que los yanquis respeten una narración tradicional de otro país, tendrá que esperar al tercer milenio. En este caso, un guionista cualquiera toma una leyenda japonesa y la convierte en un chorizo filmado para hipotalámicos y adoradores de los efectos de sonido y visuales, y su contribución negativa a esta película se ve enriquecida en su objetivo por ese equipo de casting que deciden meter a un "occidental" en mitad de tanto samurai nipón.
Alguien, sin ánimo de ofender, debió avisar a Rinsch que la versión americana de Humor Amarillo no funcionó, que el remake de "La maldición" no funcionó, y que todas esas pelis de "shinobis" (que es el término real para "ninja" esa palabreja de invención norteamericana) que Sho Koshugi tuvo a bien rodar para mayor gloria del espadeo japonés en aquellos años ochenta tan carentes de sentido del ridículo y tías despelotadas en yacuzzi que aparecían por doquier, no fueron, precisamente éxitos de taquilla (en "Cinturón Negro" con Coral Bistuer, y a la media noche, sí, claro, logrando aquel extraordinario 1,00001 % de share)
Además, para más inri, más que de la tradición japonesa, el director, quiere beber de la tradición yanqui de meter protas yanquis en producciones yanquis sobre rollos japoneses -algo como el tinglado "austrohúngaro" que algún personaje suele soltar en películas de Berlanga-. Así, tenemos la infumable serie "American Ninja", "Ninja 3: la dominación" y, más recientemente, "El último samurai". Yo creo que el próximo paso será un film sobre las guerras púnicas en el que un bebé yanqui llegado en una máquina del tiempo y dejado en una playa es adoptado por alguna familia cartaginesa y que, poco a poco, le vaya introduciendo en la crema del bosque social y acabe siendo Aníbal -nombre que el niño llevará en el capacho en el que fue abandonado en esa playa y en honor, claro está a Hannibal, no Lecter, sino al coronel del Equipo A-.
Si hoy tuviera que recomendar a alguien este film, además le aconsejaría llevar gafas de sol al cine, gabardina y sombrero, para evitar la vergüenza de que le reconozca en la sala algún conocido y le someta a mofa el resto de su vida.
Este film es un petardo infumable y lo único que sirve es para que Keanu Reeves pueda cobrar su jornal millonario. Ahora bien, lo que no perdono es que Tadanobu Asano, un actorazo (Zatoichi, Gohatto,...) se meta en estas superproducciones sin ton ni son.
Lo dicho, si queréis cine sobre samuráis, visitad a los viejos sabios Mizoguchi, Kobayashi o Kurosawa, y curaos viendo a Mifune como un Ronin en Yojimbo o Sanjuro repartiendo como se debe.
Alguien, sin ánimo de ofender, debió avisar a Rinsch que la versión americana de Humor Amarillo no funcionó, que el remake de "La maldición" no funcionó, y que todas esas pelis de "shinobis" (que es el término real para "ninja" esa palabreja de invención norteamericana) que Sho Koshugi tuvo a bien rodar para mayor gloria del espadeo japonés en aquellos años ochenta tan carentes de sentido del ridículo y tías despelotadas en yacuzzi que aparecían por doquier, no fueron, precisamente éxitos de taquilla (en "Cinturón Negro" con Coral Bistuer, y a la media noche, sí, claro, logrando aquel extraordinario 1,00001 % de share)
Además, para más inri, más que de la tradición japonesa, el director, quiere beber de la tradición yanqui de meter protas yanquis en producciones yanquis sobre rollos japoneses -algo como el tinglado "austrohúngaro" que algún personaje suele soltar en películas de Berlanga-. Así, tenemos la infumable serie "American Ninja", "Ninja 3: la dominación" y, más recientemente, "El último samurai". Yo creo que el próximo paso será un film sobre las guerras púnicas en el que un bebé yanqui llegado en una máquina del tiempo y dejado en una playa es adoptado por alguna familia cartaginesa y que, poco a poco, le vaya introduciendo en la crema del bosque social y acabe siendo Aníbal -nombre que el niño llevará en el capacho en el que fue abandonado en esa playa y en honor, claro está a Hannibal, no Lecter, sino al coronel del Equipo A-.
Si hoy tuviera que recomendar a alguien este film, además le aconsejaría llevar gafas de sol al cine, gabardina y sombrero, para evitar la vergüenza de que le reconozca en la sala algún conocido y le someta a mofa el resto de su vida.
Este film es un petardo infumable y lo único que sirve es para que Keanu Reeves pueda cobrar su jornal millonario. Ahora bien, lo que no perdono es que Tadanobu Asano, un actorazo (Zatoichi, Gohatto,...) se meta en estas superproducciones sin ton ni son.
Lo dicho, si queréis cine sobre samuráis, visitad a los viejos sabios Mizoguchi, Kobayashi o Kurosawa, y curaos viendo a Mifune como un Ronin en Yojimbo o Sanjuro repartiendo como se debe.
9
4 de noviembre de 2019
4 de noviembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una serie, en mi opinión, de factura magnífica, y de trama, también, muy interesante.
Me ha gustado especialmente la forma de acercarse a la coyuntura antropológica y sociológica actual. Se habla de Versalles, sí, pero sobre todo parece más un paralelismo con la superflua vida actual; no hay polvos de arroz, ni tampoco fiestecillas en los jardines de palacio, pero hay silicona, selfies vacíos y toneladas de vidas cuyas experiencias no son para disfrute personal, sino de cara a la galería, para subirlas rápidamente a alguna aplicación de fotos y monumentos a uno mismo al uso.
Por eso no me importa tanto el poco rigor histórico de la serie; me encanta el contenido, la trama, los personajes, y el desarrollo estético de un atrezzo perfecto. Un poco le sucede lo mismo que a "Los Medici: Señores de Florencia", aunque en el caso de aquella, el atrezzo deja un poco que desear y algunos edificios ni siquiera son los reales (por ejemplo, el palazzo de la Signoria, que es claramente en la serie un palazzo comunale típico de una ciudad pequeña, tipo Pistoia, Lucca, Montepulciano, etcétera).
Le pongo un 9. Me ha encantado.
Me ha gustado especialmente la forma de acercarse a la coyuntura antropológica y sociológica actual. Se habla de Versalles, sí, pero sobre todo parece más un paralelismo con la superflua vida actual; no hay polvos de arroz, ni tampoco fiestecillas en los jardines de palacio, pero hay silicona, selfies vacíos y toneladas de vidas cuyas experiencias no son para disfrute personal, sino de cara a la galería, para subirlas rápidamente a alguna aplicación de fotos y monumentos a uno mismo al uso.
Por eso no me importa tanto el poco rigor histórico de la serie; me encanta el contenido, la trama, los personajes, y el desarrollo estético de un atrezzo perfecto. Un poco le sucede lo mismo que a "Los Medici: Señores de Florencia", aunque en el caso de aquella, el atrezzo deja un poco que desear y algunos edificios ni siquiera son los reales (por ejemplo, el palazzo de la Signoria, que es claramente en la serie un palazzo comunale típico de una ciudad pequeña, tipo Pistoia, Lucca, Montepulciano, etcétera).
Le pongo un 9. Me ha encantado.
1 de febrero de 2006
1 de febrero de 2006
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la idea era buena pero al llevarla a la praxis pierde tanto el interés como la originalidad. Los personajes parecen estar teledirigidos -como un cohete espacial- hacia un final absolutamente previsible.
No obstante, reconozco que la idea era muy buena.
No obstante, reconozco que la idea era muy buena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es malísimo; van a Venezia para hacer lo que cualquier persona piensa que debe hacer en Venezia: vivir una historia de amor (divina de la muerte). Este tópico ya me cansa y aburre, porque he tenido la suerte de vivir allí dos años, y lo que yo haría con una cámara sería enseñar el lado humano de Venezia: los mercados, los "campielli", los canales de Cannareggio, de Dorsoduro, de Castello, de San Polo, intentar hacer ver a la gente, que en esa ciudad donde los turistas van de turisteo, de "vámonos a hacernos una fotito aquí, que es mu romántica!" o "vamos a dar un paseo en góndola"(70 € por 40 minutitos / tarifa turista-turisteo; 10 € para un residente allí, y nada de paseo: de la Academia a Santa Lucia), en esa ciudad, repito, la gente vive, y hay un latido constante delicioso de personas en cada "campo" (nombre que tienen las plazas en Venezia), en cada edificio; y sobre todo mostrar a la gente que el italiano -la lengua italiana- no es un acento tan exagerado y que en cada región hay un acento propio, riquísimo en matices y con una gracia que, desde luego, en el film no aparecen por ninguna parte (por favor, ¿¡de dónde han sacado a la italiana del film, que habla como si hubiera aprendido el italiano de un coreano!? Hasta bien entrado el film, tuve mis dudas acerca de lo que hablaban cuando "hacían que hablaban en italiano; pensaba que hablaban en griego!!!). Pero en fin, supongo que esta es la manera que tiene el cine de estereotipos de destrozar escenarios memorables como Venezia, Firenze o Paris.

6,6
4.193
10
7 de mayo de 2008
7 de mayo de 2008
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra joya de Forman.
Después, quisiera comentar algo: creo que una "asignaturilla", "Arte del Rococó", disponible por simplemente 6 créditos de nada, demostraría y dejaría en evidencia que la influencia de Japón en Europa y, sobre todo, vía Venezia -luego, Italia- y Francia, tuvo lugar desde la década de los años 30-40 del s.XVIII. A esa tendencia responde la moda inglesa, por ejemplo, de mediados del s.XVIII a realizar proyectos de jardines -como el de la casa de campo de Horace Walpole, por ejemplo- al estilo japonés, pero, revisado según la práxis y la dialéctica ya existente aquí en Europa; hay literatura del género, y podréis indagar más y con mayor fruición con Joseph Addison (artículos en "The Spectator", donde desarrolla esa ilusión del "siglo de las luces" mediante una teoría de la jardinería moderna -ahí es donde habla de las tendencias chinas y japonesas como luceros de libertad-) o con Edmund Burke ("Indagaciones Estéticas acerca de lo sublime y lo bello").
En segundo lugar: Valmont, a pesar de lo que la superficie parezca, psicológicamente es mucho más profundo que las "Amistades Peligrosas". En este último film, los papeles no es que tengan una carga psicológica mayor que los de Valmont, sino que simplemente se reducen a esa intriga sin dar más importancia al resto de relaciones humanas del film. En Valmont, la diversidad de personajes es brutal y su interacción, es, cuando menos, brillante; tenemos a un casanova que interpreta su papel extraordinariamente, y, sobre todo, con una profundidad psicológica importante: miente, miente otra vez, pero en dos momentos siente y hace sentir al espectador (algo que Malkovich en ese bodrio, me reafirmo, deja impasible con su rostro de "soy el tío al que más odiarás del mundo" -tendría que estar delante del Amon Goeth que interpretó Fiennes en "La lista de Schindler", seguro que veríamos un registro nuevo de John -¡juas juas!-) cómo la ponzoña se ha adueñado de su vida; además, como el excelente Mozart de "Amadeus", creo que el toque de infantilismo del personaje es un logro: ¿pero no estamos hablando del s.XVIII, el siglo en el que el niño fue liberado?Hasta el s.XVIII lo infantil, lo tocante a los niños estaba en el ámbito de lo diabólico, los niños estaban vistos por la alta sociedad como pequeños demonios.
Y en cuanto a Annette Bening, creo que es uno de los papeles femeninos más sensuales que he visto interpretar en muchos años. Se tratan, además, temas que suelen interesar -vamos, si la situación y el mundo no ha cambiado mucho desde hace un par de días- a las personas que se sienten inclinadas a lecturas o aproximaciones al s.XVIII; entre esos temas, destacaría el del amor galante, el de la hipocresía entre la alta "suciedad", matrimonios concertados, y un largo etcétera sin acritud.
Concluiré diciendo que Forman es un arqueologista excepcional del cine, como sucedió con Leone.
Le doy un sobresaliente al metraje.
Después, quisiera comentar algo: creo que una "asignaturilla", "Arte del Rococó", disponible por simplemente 6 créditos de nada, demostraría y dejaría en evidencia que la influencia de Japón en Europa y, sobre todo, vía Venezia -luego, Italia- y Francia, tuvo lugar desde la década de los años 30-40 del s.XVIII. A esa tendencia responde la moda inglesa, por ejemplo, de mediados del s.XVIII a realizar proyectos de jardines -como el de la casa de campo de Horace Walpole, por ejemplo- al estilo japonés, pero, revisado según la práxis y la dialéctica ya existente aquí en Europa; hay literatura del género, y podréis indagar más y con mayor fruición con Joseph Addison (artículos en "The Spectator", donde desarrolla esa ilusión del "siglo de las luces" mediante una teoría de la jardinería moderna -ahí es donde habla de las tendencias chinas y japonesas como luceros de libertad-) o con Edmund Burke ("Indagaciones Estéticas acerca de lo sublime y lo bello").
En segundo lugar: Valmont, a pesar de lo que la superficie parezca, psicológicamente es mucho más profundo que las "Amistades Peligrosas". En este último film, los papeles no es que tengan una carga psicológica mayor que los de Valmont, sino que simplemente se reducen a esa intriga sin dar más importancia al resto de relaciones humanas del film. En Valmont, la diversidad de personajes es brutal y su interacción, es, cuando menos, brillante; tenemos a un casanova que interpreta su papel extraordinariamente, y, sobre todo, con una profundidad psicológica importante: miente, miente otra vez, pero en dos momentos siente y hace sentir al espectador (algo que Malkovich en ese bodrio, me reafirmo, deja impasible con su rostro de "soy el tío al que más odiarás del mundo" -tendría que estar delante del Amon Goeth que interpretó Fiennes en "La lista de Schindler", seguro que veríamos un registro nuevo de John -¡juas juas!-) cómo la ponzoña se ha adueñado de su vida; además, como el excelente Mozart de "Amadeus", creo que el toque de infantilismo del personaje es un logro: ¿pero no estamos hablando del s.XVIII, el siglo en el que el niño fue liberado?Hasta el s.XVIII lo infantil, lo tocante a los niños estaba en el ámbito de lo diabólico, los niños estaban vistos por la alta sociedad como pequeños demonios.
Y en cuanto a Annette Bening, creo que es uno de los papeles femeninos más sensuales que he visto interpretar en muchos años. Se tratan, además, temas que suelen interesar -vamos, si la situación y el mundo no ha cambiado mucho desde hace un par de días- a las personas que se sienten inclinadas a lecturas o aproximaciones al s.XVIII; entre esos temas, destacaría el del amor galante, el de la hipocresía entre la alta "suciedad", matrimonios concertados, y un largo etcétera sin acritud.
Concluiré diciendo que Forman es un arqueologista excepcional del cine, como sucedió con Leone.
Le doy un sobresaliente al metraje.
1
24 de febrero de 2024
24 de febrero de 2024
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás en una serie se vieron tantos personajes cometiendo tantas gilipolleces en un "todo-por-la-trama" de harakiri con cuchillo jamonero.
Coronado se pasa toda la serie haciendo de "actor-español-de-verdad", o sea, enfadado, cara de haberse tragado un Ducados encendido, y preocupándose hasta por el trino de un pájaro. Y bueno, el rollo militar expulsado después de la UNPROFOR no se lo cree ni Perri; y menos aún el post-trauma.
El gallego de galleguía haciendo de ratón-colorao y sabiendo más que Choco.
La nieta es de coña. El novio de la nieta, pandillero reformado, más de coña aún.
La líder pandillera gobernando una pandi de inadaptados sociales sin ton ni son.
La trama sólo podría mejorar metiendo a John Wick y cargándose a todos en una orgía de plomo y sangre.
Si uno tiene que ver series sobre barrios y bajos fondos conflictivos, mejor ver Suburra o repasar Los Soprano, en las que los personajes sí que parecen que le pueden mandar a uno a ver a San Pedro y no esta amalgama de personajes de videoclip de hip-hop vallecano de medio pelo.
¡Y ni siquiera tienen la decencia de meter una referencia al Killers de Entrevías!
Es más mala que un zumo de naranja con sal y vinagre.
Coronado se pasa toda la serie haciendo de "actor-español-de-verdad", o sea, enfadado, cara de haberse tragado un Ducados encendido, y preocupándose hasta por el trino de un pájaro. Y bueno, el rollo militar expulsado después de la UNPROFOR no se lo cree ni Perri; y menos aún el post-trauma.
El gallego de galleguía haciendo de ratón-colorao y sabiendo más que Choco.
La nieta es de coña. El novio de la nieta, pandillero reformado, más de coña aún.
La líder pandillera gobernando una pandi de inadaptados sociales sin ton ni son.
La trama sólo podría mejorar metiendo a John Wick y cargándose a todos en una orgía de plomo y sangre.
Si uno tiene que ver series sobre barrios y bajos fondos conflictivos, mejor ver Suburra o repasar Los Soprano, en las que los personajes sí que parecen que le pueden mandar a uno a ver a San Pedro y no esta amalgama de personajes de videoclip de hip-hop vallecano de medio pelo.
¡Y ni siquiera tienen la decencia de meter una referencia al Killers de Entrevías!
Es más mala que un zumo de naranja con sal y vinagre.
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