Aprovechando su proyección en una sesión de Cineclub en un pueblo cercano, me animé a adentrarme en el particular y extraordinario universo del director barcelonés Jose Luis Guerín con La academia de las musas: una película no al uso, que oscila entre el documental y la ficción, y rezuma pasión por el conocimiento.

La cinta sigue el día a día de Raffaelle Pinto, profesor de filología en la Universidad de Barcelona que, en sus clases de postgrado, reflexiona sobre la influencia de la musa a lo largo de la historia. Pinto debate con sus alumnas sobre el valor del lenguaje y el poder de la poesía. Las apasionadas clases se trasladan al exterior, en busca de las respuestas a las cuestiones planteadas, la teoría del profesor va pasando a la práctica. Como contrapunto aparece su mujer, mucho más terrenal y práctica, quien cuestiona lo que predica con tanto entusiasmo en sus clases.

Pinto es el centro alrededor del cual giran las vivencias y preocupaciones de sus alumnas/musas. En su vida privada se inmiscuye, manteniendo siempre cierta distancia, el objetivo del director, mediante primeros planos a través de cristales y la utilización, natural e indistintamente, de castellano, italiano y catalán.

La película refleja las relaciones docentes entre profesorado y alumnado, y reflexiona sobre el deseo, el amor, el sexo, la comunicación. Una sugerente muestra de cine muy personal y espontáneo que juega entre la ficción y la realidad pero que cuaja como una gran obra de arte.

Recomendada para aquellos que teorizan y dudan internamente, es una delicia de experimento que debe ser paladeado con paciencia, dejándose impregnar por su esencia. Acepten el reto… si tienen la oportunidad.

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El ser humano es un ser social… cargado de complejidad: no hay un único patrón que nos defina en el conjunto y nos guie en nuestro comportamiento. Justo al contrario, cada individuo encierra un universo de sensaciones y emociones que canaliza a su manera. A través de cinco historias parafílicas, Paco León nos demuestra este grado de complejidad, tirando de humor pero con un trasfondo más serio de lo que se podría esperar.

La harpaxofilia (atracción a ser robado con violencia), el poliamor, la dacrifilia (excitación por las lágrimas o el llanto), la somnofilia (excitación por alguien que duerme) y la elefilia (atracción sexual por ciertos tejidos) son los ejes sobre los que giran las historias de nuestros desorientados protagonistas.

Paco León, después de sus muy personales Carminas, se atreve con el encargo de remakear la película australiana The little death (2014), consiguiendo una comedia fresca y luminosa que derrocha vitalidad por cada uno de sus fotogramas, de gran potencia visual.

Y lo consigue gracias a un amplio y acertado elenco actoral en estado de gracia: desde el desparpajo de la reciente ganadora del Goya Natalia de Molina, pasando por la vitalidad de Belén Cuesta, hasta la fuerza de la camaleónica Candela Peña.

Una divertida y espontánea celebración de la diferencia que normaliza las singularidades que todos albergamos y que muchas veces, por educación o vergüenza, no nos atrevemos a exponer.

En definitiva, una cinta para pasar un entretenido rato, que, en mi caso, arrancó unas carcajadas que hacía tiempo no saboreaba en un cine. Os recomiendo que abráis vuestra mente para disfrutar de esta vitalista comedia.

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Un estreno de mi admirado director Quentin Tarantino pasa a ser el evento del año para mí, ir a mi cine habitual el día del estreno, comprar la entrada para la primera sesión, entrar en la sala con la ilusión de volver a toparme con el genial y divertido cine del director americano y dejar que las tres horas de metraje me calen hasta lo más hondo de mis entrañas.

Años después de la guerra de Secesión, una diligencia de seis caballos pilotada por un leal O.B. galopa lo más rápido posible a través de la nieve de Wyoming huyendo de un temporal que les está acechando por detrás. En ella John Ruth (Kurt Russell) lleva apresada a la peligrosa Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) dirección a Red Rock con la intención de colgarla y así cobrar su cuantiosa recompensa.

Por el camino se topará con el mayor Marquis Warren (Samuel L Jackson), un antiguo soldado de la Unión que ahora se gana la vida de cazarrecompensas, y con el renegado Chris Mannix (Walton Goggins) que dice ser el nuevo sheriff de Red Rock, curiosamente el lugar donde se dirige la diligencia. Debido a las inclemencias del temporal tendrán que pasar dos días en la mercería de Minnie que hace las veces de posada.

Allí se encontrarán con cuatro tipos a cual más desconcertante; Oswaldo Mobray (Tim Roth), el verdugo de Red Rock con acento inglés; Joe Gage (Michael Madsen), un misterioso vaquero que está al margen de lo que sucede; Sandy Smithers (Bruce Dern), un oficial retirado que esconde un oscuro pasado y Bob (Demian Bichir), un mejicano que se encarga de mantener la posada en ausencia de Minnie.

La octava película de Tarantino es una entretenida experiencia cinéfila para los sentidos, con la cual quedas a su entera merced, donde disfrutar con un excelente guion plagado de chispeantes e hilarantes diálogos, personajes inquietantes que no son lo que parecen, un ejercicio de fotografía espectacular, una perfecta ambientación de la fría Wyoming con un muy cuidado vestuario y una acertadísima partitura original a cargo del incombustible y genial compositor italiano Ennio Morricone que acompaña todo el film, desde el fenomenal primer plano de la cinta.

Todo ello bajo la batuta del maestro que dirige y extrae lo mejor de todos y cada uno de sus actores, sobresalientes los personajes de Samuel L Jackson y Walton Goggins y recuperando a una pedazo actriz como Jennifer Jason Leigh, dándole a la historia su toque característico donde no puede faltar la sangre y el humor negro y utilizando los recursos como pocos saben hacerlo, véase ese delicioso flashback. También podremos apreciar ciertos guiños a sus trabajos anteriores y sobre todo al western clásico.

En definitiva una obra muy personal del director que no defraudará a sus incondicionales porque tiene toda su esencia, pero que también merece ser admirada por cualquier amante del cine que quiera pasar tres horas de divertimento integral.

A por la novena…

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Que llegue una ópera prima a los cines comerciales a priori siempre es una noticia a tener en cuenta, nuestro cine necesita de gente nueva con ideas frescas y con ganas de arriesgar. Este es el caso de Dani de la Torre quien dirige un potente y adrenalínico thriller con trasfondo social rodado en la maravillosa ciudad de La Coruña, cuyas calles y recovecos adquieren un principal papel protagonista en una gran labor de producción.

Carlos (Luis Tosar), director de una entidad bancaria, mientras lleva a sus dos hijos al colegio antes de ir a trabajar, recibe una llamada de un remitente desconocido que le anuncia que debajo de los asientos del coche hay una bomba que se activará en cuanto cualquiera de sus ocupantes abandone su sitio y que no podrá ser desactivada a menos que consiga transferirle una importante suma de dinero.

Una cinta de acción, que no te dará un respiro en sus 102 minutos de metraje, con buenas interpretaciones de Luis Tosar, en la piel del padre llevado al límite por salvar a su familia, Paula del Río, en el papel de la hija mayor, y Elvira Minguez, envuelta en el traje de la jefa de artificieros de la policía. Quizás, el toque televisivo que tiene el producto y algún personaje poco afortunado en la trama, hacen que la película no quede redonda del todo.

Una película que pone en el ojo del huracán la mala praxis que en los últimos años han venido praticando los bancos sin remordimiento alguno y que ha provocado que ciudadanos de a pie se vean arruinados de la noche a la mañana. Una película que lleva al límite a sus protagonistas y que nos hará preguntar ¿Quién es el malo de los dos..?

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Intenso thriller psicológico que reflexiona sobre la necesidad de superación que tiene el ser humano en estos días, la cual parece no tener límites. En particular el filme se centra en el campo de la inteligencia artificial, y lo hace enfrentándola directamente, en un “cara a cara”, con una poderosa inteligencia humana.

Un ambicioso y solitario multimillonario, un gran Oscar Isaac, dueño de la mayor compañía de Internet y que tiene el control de los motores de búsqueda que se manejan en la red, invita a uno de sus más brillantes empleados a pasar una semana en un recóndito rincón en medio de la naturaleza, con la intención de estudiar y evaluar a un androide con un bello rostro de mujer llamado Ava. Caleb, el joven programador, a través del Test de Turing, una prueba desarrollada por Alan Turing que intenta demostrar la inteligencia de una máquina, intentará indagar y poner a prueba la “mente” de la dulce Ava. Todo ello siempre supervisado por el confiado multimillonario.

El contraste de las claustrofóbicas y frías habitaciones donde se desarrolla la acción, con el espectacular espacio natural donde están ubicadas, crea un aura enigmática y misteriosa que te hace estar alerta durante toda la proyección. Todo esto enlazado con unos inteligentes y más que cuidados diálogos. Cabe destacar la robótica actuación de Alicia Vikander que a través de sus estudiadas mini expresiones cautiva tanto al personaje principal como al espectador.

En definitiva una interesante propuesta que te hará recapacitar sobre el uso de las tecnologías y el poder que pueden llegar a tener aquellos que manejan la información que ofrece la Red de los distintos usuarios que hay en todo el mundo, aparte del terror que provoca la posibilidad de que una máquina pase por un ser humano. Aunque siendo realistas es a lo que tiende nuestra sociedad, personas cada vez más maquinizadas y máquinas cada vez más humanas.