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Críticas 103
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
26 de marzo de 2007
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harsh Times no es más que una nueva visión del mundo de los suburbios en el que la vida tiene un precio muy bajo y las armas, la droga y el dinero priman por encima de todo. Pero su principal diferencia radica en el personaje que asombrosamente interpreta Christian Bale, un ex-militar, que navega entre la lucidez y la locura, al que todavía torturan los recuerdos de su última misión y que trata de iniciar una nueva vida con su nueva mexicana buscando un trabajo en el cuerpo de policia de L.A. Junto a él está su amigo de la infancia, acertadamente interpretado por Freddy Rodriguez, que lo acompaña en su estancia en la ciudad y que trata de atenuar la esquizofrénica personalidad de su amigo y evitar así que cometa errores que no tendrán solución, mientras tambien lidia con los conflictos emocionales que conlleva el no tener trabajo y vivir mantenido por su esposa (Eva Longoria) la cual rechaza al personaje de Bale y que aporta a su marido un punto de vista maduro frente a la anarquía y descontrol del de Bale.

A mi modo de ver y aunque suene extraño, "Harsh times" es una curiosa mezcla entre "Beautiful Girls" y "Training Day", o al menos esa sensación me dejó tras su conclusión, en la que los pensamientos y sentimientos de los personajes se entremezclan acertadamente con la violencia y delincuencia de las sucias calles de L.A, con el terror que provoca el esquizofrénico personaje de Bale y tambien la dificultad de encontrar la estabilidad personal y familiar.

La actuación de Bale es inmensa, representa con soberbia la locura y amargor de su personaje, lo que le atormenta, su imposibilidad de cambiar y sus frustrados intentos al hacerlo. Y es que a Bale se le dan muy bien estos personajes sumidos a medio camino entre la locura y la realidad, dando aquí buena muestra de ello. Se está convirtiendo en toda una realidad, para nuestro disfrute esperemos siga así y sea el gran actor que promete ser y que ya está siendo. El resto del reparto cumple a gran altura, tanto los secundarios que poco a poco inciden en destrozar la moral de Bale, como la Longoria que deja de ser un simple florero y da cierto empaque a su personaje, y Freddy Rodriguez que es un buen contrapunto de Bale.
25 de julio de 2006
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mumford es a ratos neurótica (la mayoría), en ocasiones desternillante, desgraciadamente a veces azucarada (que casualidad que siempre suela sobrar esto), pero siempre manteniéndote con la sonrisa en la boca y con un poco de intriga en la cabeza.

Mumford es un psicólogo distinto (Y tanto) y sus pacientes se salen de lo común. Un divorciado gordo y calvo que fantasea consigo mismo en los años 50 reconvertido en un tío cachas que se liga a todo lo que pasa a su lado; Una mujer casada que colecciona obsesivamente cajas (así cómo suena) y que no logra llevar una buena relación con sus hijos y su esposo; Una jovén rebelde por nada, adicta al tabaco y las revistas de moda; Un jovén millonario local, algo tontorrón, que no tiene relaciones sociales pero que ansía tenerlas; Y por último, una mujer recientemente separada que no tiene fuerzas ni ánimos para nada, está en un coma viviente por así decirlo. Pero Mumford tampoco es que sea muy distinto a ellos, guarda un secreto y tiene un pasado capaz de ponerle los pelos de punta a cualquiera, digno de Documentos TV.

Recomendable comedia la dirigida por Kasdan, el protagonista está sorprendente, no es una cara famosa, pero bien podría serlo viendo su soltura ante las cámaras. Entre los secundarios destaca Ted Danson, que pese al poco papel que tiene está sobresaliente, y Jason Lee, con él llegan los momentos más graciosos del film. Lo mejor son sin duda las curas de cada uno de los personajes, los hechos giran de una manera agradable y efectiva en su final, bueno, todos menos los del protagonista.
25 de julio de 2006
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante aunque algo inconciso intento de tratar un tema tan actual como el de la inmigración. En este caso hay un conflicto entre dos entes, los polizones que desean cambiar de continente a toda costa, y los marineros, que hastiados de sufrir en sus carnes pérdidas ecónomicas como las de su antiguo barco y de pagar multas a causa de los polizones que se cuelan en él, deciden pasar a la más cruel acción, la de echar por la borda a todo polizonte que encuentren en su barco. Pero todo esto cambia con la llegada (de polizon, como no) de un joven inquieto que sospecha más de lo que debiera causando el lógico revuelo en un grupo cerrado cómo es el de los integrantes de la embarcación, que son conocedores de un secreto más grande y oscuro de lo que el joven, protagonizado por Daniel Bruhl, se puede imaginar.

Su mayor problema es la incoherencia del guion en la última fase de la película, apenas hay diálogos, los hechos suceden con poco sentido y el secreto que tan bien guardado estaba sale a luz de la manera más brusca posible. No sé que a que se debe este atropellamiento final, con lo bien que transcurrían los hechos quizás haber mostrado al capitán más aprensivo y menos señorito de lo que aparece hubiera dado algo de sentido al final. Aún así valoro muy positivamente el acierto del director a la hora de captar las sensaciones de un barco, las relaciones entre los tripulantes, estos viéndose amenazados por los polizones y viceversa. Entre medias un joven que, suponemos por su juventud, es demasiado temerario busca demasiado en vez de limitarse a dormir y contar las horas que faltan para llegar a Marsella. Su contrapunto está en el siempre magnífico Luis Tosar, un cocinero callado, pero que siempre que habla es para aleccionar al espectador, anticiparle, ponerle en aviso. Su papel es pequeño pero muy necesario.

En definitiva, la constante inseguridad, oscuros secretos del pasado que salen a la luz, traición, amistad y muerte colocan a Cargo como una triste historia negra de alta mar, de esas que en estos tiempos nadie cree puedan suceder y que sus propios protagonistas siempre negarán, sólo la mar sabe la verdad, pero la oculta bajo una espesa capa de niebla y un gélido océano.
9 de julio de 2007
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo va de que un pueblo de pacotilla, en un acto de ego sin igual, decide organizar un espectáculo teatral sobre su patética historia con dos duros. Para ello contará con un "creativo" echado a patadas de Broadway en la dirección y de protagonistas a habitantes del pueblo elegidos tras un riguroso casting. Las circustancias cambian cuando en plena preparación se enteran de que un crítico teatral de Broadway llamado Guffman irá a ver su obra, lo que les llena de sueños y esperanzas de poder llevar su espectáculo al éxito.

"Waiting for Guffman" es la primera de las "docu-sátiras" dirigidas, escritas y protagonizadas por Christopher Guest. Probablemente no sea la más graciosa, Best in Show le saca varias cabezas, tampoco creo sea la más extravagante, los personajes de A Mighty Wind son tremendamente esperpénticos, pero tiene el encanto y el valor del comienzo. El guión de Guest y Levy, junto al talento de un grupo de geniales cómicos entre los que ellos se incluyen, apostaron por un tipo de humor diferente, poco difícil de rodar ciertamente, que donde triunfa, aparte de creando unos personajes cachondísimos en el límite de la realidad y el absurdo total, es dotando de un fondo satírico y crítico importantísimo a la obra, algo que pese a las limitaciones de las que su estilo puede padecer de momento ha sabido conservar a lo largo de su filmografía. Y se agradece, vaya si se agradece poder encontrar comedias así.

Se transmite claramente el buen rollo entre los actores, es unas risas ver el empeño que los personajes emprenden con la obra, Eugene Levy está inmenso en uno de esos personajes destartalados que están hechos sólo para él, Catherine O'Hara con su flequillo, la operación de Fred Willard, la obra, el final... En mi opinión el que flojea un poco, porque tiene casi todo el protagonismo y no lo termina de aprovechar, es el afeminado director interpretado por Guest (que ya fué lo que menos me gustó de Best in Show) pero es innegable que le da un punto a su personaje muy bueno.
Ah, y por supuesto que las coincidencias con el famoso film de Berlanga son evidentes, resulta imposible negarlo y es algo con lo que Guest juega pues aquí está más enfocado a los actores y sus "éxito" profesional que al pueblo, pero en manos de estos actores no es más que un motivo aún mayor para verla.

Esperemos que con "In your consideration" (que no ha recibido buenas críticas en los USA y que a saber si la veremos en Ejpaña algún día) Guest y sus actores no bajen el listón y vuelvan a dejar bien alto el siempre denostado género de la comedia.
7 de febrero de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mayores aciertos de J. Edgar es el de posicionar la narración desde el punto de vista del propio Hoover. Este gesto, tan perverso como honesto, nos ayuda a entrar en las profundidades de su atormentada vida, desvela los secretos y mentiras que él, como reflejo da la sociedad americana, trató de ocultar por lo que creía el bien de su cargo y de su país. Clint Eastwood lejos de acusarle, empatiza con este ambicioso personaje, tan poco honorable y miserable al mismo tiempo, pieza clave para entender los problemas políticos y sociales que acontecieron a lo largo del siglo pasado en los Estados Unidos. Quizás esta sea la razón por la que la propia crítica y el público norteamericano no hayan compartido su entusiasmo por el film, no alcanzan a entender que Clint no solo se identifique con él, sino que lo muestre sin pudor como un monstruo a nuestros ojos, pues al fin y al cabo, el monstruo también forma parte de ellos.

El controvertido guión de Dustin Lance Black (ganador del Oscar por Milk y reconocido activista gay) arroja con discreción una impúdica mirada a la vida y personalidad del Hoover más íntimo. No es un guión gratuito ni polémico, como tampoco pretender ser uno fidedigno, pero si uno valiente con el que Eastwood aborda con complejidad no solo la vida del fundador del FBI, sino los entresijos de unos Estados Unidos de los que fue juez y parte en su lucha por el poder. A través de los recuerdos más íntimos y los fantasmas de Hoover, se nos muestra su lucha por proteger un sueño americano que en el fondo es una pesadilla. En sus casi cincuenta años como director del FBI vivió desde la lucha contra el crimen organizado y la ley seca, hasta el asesinato de Kennedy, pasando por la caza de brujas, por lo tanto, habríamos de considerar que llegado cierto punto, la biografía de Hoover no es solo la de su vida, sino que es prácticamente la de todo un siglo.

Si hay un elemento que se apodera de la película, aparte de la convencida interpretación de Di Caprio, es el uso de la fotografía como metáfora. Esta, repleta de claroscuros, no podría ser más adecuada para dotar de atmósfera y capas a una obra que saca a la luz turbios momentos de la vida de Hoover y de la propia historia norteamericana, desde Roosevelt a Nixon, por lo que J. Edgar no solo resulta una película necesaria para superar el pasado, sino una fundamental para comprender el presente.
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