No me ha gustado, no me la creo, le falta intensidad, los personajes son fríos.
Parece que se le está acabando el talento a Pedro. No sabe transmitir los sentimientos en esta película.
Demasiadas historias folletinescas, algunas que no vienen a cuento dentro de la historia principal madre-hija.
Esto mismo en clave de comedia otras veces le ha funcionado, pero se ha puesto serio y se cae con todo el equipo.
Sólo se salvan secuencias aisladas, pero el equilibrio no existe en ningún momento y se va perdiendo el interés según avanza, con ganas de que acabe rápido.
Está muy lejos de sus grandes películas.

Me ha parecido magistral, la recreación mezcla de animación e imágenes del documental sobre las Hurdes que hizo Buñuel en 1933.
Merecido homenaje a Ramón Acín, productor del proyecto y amigo de Luis.
Consigue meterte en la historia y por momentos te hace tanto reír como llorar.
Y para nada es complaciente con el gran director español.

Película sencilla, de ritmo tranquilo, que te va adentrando en el submundo de los personajes que trabajan en un supermercado (la mayoría camioneros de la antigua Alemania oriental, reciclados con la reunificación como carretilleros).
Refleja fielmente, como en el trabajo hay una fuerte amistad y fuera todo parece miseria y soledad.
Cobra vital importancia la cuidada composición musical de cada escena.
Está inspirada en el relato de Clemens Meyer.
Para el director “el supermercado es como un ovni, una habitación en el que permanecen unidos, con amistad, calidez y un lenguaje propio. Esto es algo que no funciona fuera, allí donde se sienten desconectados, sin sentido de pertenencia”.

Interesante desde el punto de vista de la lucha del sector antiarmamentístico contra el poder establecido a favor de las armas.
Pero la descarga verbal de la protagonista me aturde y me confunde.
Los diálogos son tan rápidos que parece que estamos viendo un partido de tenis, en vez de un thriller político.

Coincido con la crítica de Carlos Boyero, esa relación tan absurda y esos personajes no me motivan lo suficiente para prestarles la atención.
Me aburren soberanamente.
Para mí lo peor que recuerdo de Paul Thomas Anderson.