Al enterarme de la existencia de una comedia chilena tan trascendente que ameritó cuatro remakes en diferentes países ("Una mujer sin filtro" en México, "Sin rodeos" en España, "Re Loca" en Argentina, y "Sin Pepitas en la lengua" en Panamá) y que, lejos de detenerse, promete una versión hollywoodense, sentí deseos de conocer esta versión. Y que, habiéndola visto y habiendo visto sus tres primeras remakes, me animo a decir que realmente merece el éxito que tiene. Es una comedia entretenida, llena de carisma, con una historia sencilla pero bien contada y con actuaciones y temática que conquistan atrayéndonos como comedia y haciéndonos quedar como una historia contemporánea con la cual es sencillo sentirse identificados.

Bajo la premisa de "¿A quién te gustaría mandar a la m...?", conocemos a Pia: una mujer moderna en un Santiago del 2016, la cual su carácter amable y cándido es interpretado como sumiso por parte de su entorno, el cual parece haberse complotado para hacerla sentir oprimida. Un marido vago, un hijastro irrespetuoso y maleducado, un jefe que no la respeta, una hermana freak, una mejor amiga que no le presta atención y un ex novio devenido en mejor amigo con quien hay una historia llena de decepciones. Cuando llega a un nivel de estrés que le está liquidando el alma, conoce a un gurú chino que aplica una fórmula mágica que le promete dejar salir todas las emociones que siente. A partir de ese momento, de esa pérdida de filtro, se desencadenan los hechos que hacen de esta película tan llamativa pero a la vez que nos llevan a una reflexión sobre la vida moderna y sobre nuestra relación con los demás.

Esta misma premisa se repite en todas las versiones, pero rescato la versión de Paz Bascuñan por que es la que más empatía genera con el espectador, es muy sencillo seguirle el ritmo, y padecer hasta acompañarla en su evolución, e incluso en su aprendizaje. Todo eso acompañada de divertidas interpretaciones de quienes están a su alrededor, destacándose para mi su vecino español, el cual pone la frutilla en la torta a una escena final muy linda y con un mensaje de autoempoderamiento gratamente inesperado, y el cual me gusta que se refleje en una película con una protagonista femenina.

Es divertida,tierna y con un mensaje de crítica social muy bello. Ojalá las versiones siguientes hubieran tenido la calidad que encontramos en esta.

Zack Snyder sigue siendo Zack Snyder, ya quien lo conoce sabe que sus antecedentes hablan por él. Su adicción a crear películas llenas de escenas vistosas, llenas de acción y de adrenalina, pero alevosamente carentes de un sentido real que vuelva a la película más nutritiva. Pero en este caso en particular todos esperábamos algo más de respeto a la inteligencia cinéfila, pues antes de sus blockbusters palomiteros "300", "Watchmen", "Man of Steel", "Batman v Superman" y "Justice League", Snyder nos había deleitado con "Dawn of the Dead", la remake de una obra del grandioso George A. Romero, que en su momento llegó a ser profundamente satisfactoria para los amantes del género. Al enterarnos que Snyder regresaría al género zombie nos ilusionamos con un regreso a esos orígenes, pero la poquísima calidad de "Army of the Dead" volvió a decepcionarnos.

Ya los posters de la película nos llevaban a una confusión. Un estilo que ya vimos en "Suicide Squad" nos dirigía a pensar inicialmente que esta película sería una bocanada de aire fresco, desenfadada, ingeniosa, llena de acción, llena de carisma y especialmente épica, algo que en una peli de zombies es una joya luego de toda una década donde la solemnidad de series como "The Walking Dead" llegó a fatigarnos. En lugar de eso, encontramos una película totalmente genérica, con personajes con los cuales es demasiado difícil empatizar, historias que cansan aún cuando hagamos el intento de seguirlas, un ritmo que languidece, un argumento digno de ser escrito por adolescentes, un guion absurdo, una banda sonora insulsa y un resultado final totalmente olvidable.

El argumento es simple, un poco cliché y con muchísimo de absurdo, pero con ciertos detalles interesantes. Otro origen del virus "zombie" (en zona spoilers aclaro las comillas) como experimento misterioso de la milicia norteamericana, un traslado que sale mal, un zombie liberándose y desatando el desastre sobre una ciudad, en este caso Las Vegas. Los minutos de créditos iniciales son una extraña joya, con dramatismo y mucha acción que luego terminaremos extrañando. Concluyen en que el virus es contenido sólo en Las Vegas a través de poner muchos contenedores salidos de no sé dónde alrededor de la ciudad a modo de muralla, y consiguiendo de manera imposible que todos los zombies se queden dentro y no se escape ninguno. Es una premisa absurda e infantil, pero hacemos uso de la suspensión de credibilidad porque sino tendríamos que quitar esta película a los diez minutos.

Luego, el argumento nos habla de un multimillonario llamado Bly Nanaka (Hiroyuki Sanada, quien interpretó a Scorpion en la reciente "Mortal Kombat"), quien va a buscar a un mercenario condecorado llamado Scott Ward (Dave Bautista, ya hablaré de él) para proponerle la idea central del film: Contratarlo para una misión de extracción de 200 millones de dólares de la bóveda de un Casino en la zona infectada de Las Vegas (de los cuales cincuenta serían para él), en el tiempo límite de cuatro días, pues es el plazo en el que el gobierno estadounidense lanzará una bomba nuclear en la ciudad. Una premisa que hace agua por todos lados, pero de todos modos la compramos. Ward reúne un equipo de mercenarios que aparentan ser carismáticos pero son muy planos y estereotipados (mercenarios, una piloto chiflada, un youtuber narcisista, un cerrajero inseguro y un guardia racista y misógino). Los personajes son completamente olvidables, al punto de que al terminar de ver la película no podemos recordar el nombre de ninguno de ellos. Hago hincapié en Batista porque, para mi grata sorpresa, es lo mejor de la película. Si bien su personaje daba para ser una especie de proyecto de Dwayne Johnson, Batista nos ofrece un héroe de acción vulnerable, muy humano, con inseguridades y que sorprendentemente convence, aunque no sea suficiente para rescatar la cinta.

Otro detalle grato pero insuficiente es el mensaje político mostrado a pincelazos al comienzo. Al comienzo se nos habla a través de informes televisivos (un recurso narrativo muy gastado por el querido Zack) que en las cercanías de la zona infectada hay un campamento en cuarentena donde hay personas aisladas por riesgos sanitarios, pero que rápidamente devino en un campo de concentración para personas indeseables para los estadounidenses, como por ejemplo los mexicanos refugiados. Una crítica social mostrada a cuentagotas, pero suficiente. La hija de Ward, Kate, participa como voluntaria, y tiene una historia alternativa que tenía todo para ser interesante, pero decayó demasiado, como si la primera mitad fuera escrita por una persona y luego por otra.

Es que la película tiene un comienzo muy prometedor, el cual se va diluyendo a medida que pasan las horas, con Snyder creyendo que unas escenas "de acción" y "carismáticas" podría remontar un tedio que no hace más que aumentar.

Mención especial a la fotografía del film. Es muy mala. Lo cual nos corrobora que en aquellas películas "épicas" que fueron dirigidas por Snyder, y por las cuales tanto lo hemos felicitado, NO lo tuvieron a él como director de fotografía, y cuando finalmente él quiso hacerlo por su cuenta la calidad bajó estrepitósamente.

"Lost Girls and Love Hotels" nos invita desde la primera escena a meternos en un laberinto, de a ratos tan perfecto como asfixiante, que es la noche solitaria de Tokyo, de la mano de Margaret, una Alexandra Daddario que consigue con éxito demostrar que, cuando el guión y la dirección valen la pena, ella está a la altura de las circunstancias. Y ambas cosas sí valen, pues el guión viene de la mano de la misma escritora de la novela en la que se basa la obra, y William Olsson consigue con éxito construir la atmósfera opresiva totalmente individual, con la que el espectador empatiza hasta quedar también atrapado.

Cada una de las escenas nos hace sentir en la misma cuerda floja que la protagonista. Margaret es una atractiva joven americana que se encuentra totalmente solitaria en Tokyo. Su trabajo es ser asistente de pronunciación para una escuela de azafatas, pero pronto nos damos cuenta que su auténtica identidad es la de una chica sin rumbo, huyendo constantemente de sus propios pensamientos a través de sus costumbres de emborracharse con sus amigos (otros extranjeros igual que ella) y especialmente el buscar escapar de su tristeza a través de la fugaz dopamina que le genera el sexo sadomasoquista con cualquier japonés que se cruce con ella. Su búsqueda de algo que la saque de todo el dolor que evidentemente carga la lleva a cruzar su camino con Kazu, un peligroso líder yakuza interpretado por un correcto Takehiro Hira, lo cual trae a su vida sentimientos y emociones que harán que su realidad tiemble ante nuestros ojos.

El film consigue ponernos en la piel de la protagonista, centrándose únicamente en ella (lo cual hace que Daddario sea perfecta para el rol, pues tanto el rol como su belleza nos vuelven tan adictos como ella), nos lleva a alternar entre el deber y la angustia, entre la búsqueda desesperada del éxtasis sexual y el autoabandono más asfixiante. La vemos ahogándose en un mundo que le ofrece de todo menos lo que necesita, empatizamos con el aferrarse al único rastro de empatía humana, el caer en la desesperación, el no tener ningún lugar adonde huir. Incluso las escenas sexuales, las cuales no son escasas, saben mostrarnos un deseo vacío y opresivo, dejándonos a nosotros también con una tristeza que no sabemos cómo calmar.

La película no es romántica ni sexual ni un thriller, es un viaje en la etapa más oscura de una persona sumida en la autodestrucción y la obsesión. Consigue hacer que nos perdamos en ella, y que también tengamos deseos de saber cómo salir de ahí. Cómo volver a encontrarnos.

El año 2019 nos trajo una remake animada de uno de los íconos populares más queridos. A través del formato animación dirigido esencial pero no exclusivamente a un público infantil (aprovechando que todas las generaciones anteriores no necesitan mucho para volver a enamorarse de esta franquicia), "The Addams Family" regresa con una historia que conserva el humor negro que tanto amábamos en ellos pero con un aire nuevo que resalta la identidad familiar y además aporta una autocrítica social muy habitual y necesaria en este nuevo milenio.

En esta ocasión tenemos la oportunidad de ver el nacimiento de la familia Addams, a través de presenciar la boda de Gomez y Morticia, ver su huida de la "madre tierra" para radicarse en New Jersey, donde gracias a un demente que atropellan (y luego se vuelve su querido mayordomo Lurch/Largo), encuentran la mansión/manicomio abandonado que convierten en su hogar, donde sientan cabeza, tienen dos hijos (Wednesday y Pugsley) y son felices a su manera, hasta que 13 años después unos acontecimientos mediáticos los impulsan a salir al mundo de nuevo. Esta es la premisa inicial para que todas las generaciones pasadas y presentes puedan alinearse y disfrutar de esta historia mitad gótica y grotesca y mitad tierna y divertida.

Si bien a las generaciones pasadas les choca un poco que esta película sea apta para todo público en vez de para mayores de 13 años como lo eran las icónicas películas de los '90 (y lo cual me hace en parte comprender aunque no justificar las calificaciones negativas en otras críticas), esto no le quita espíritu a la película, pues a pesar de que no tiene palabras fuertes (Wednesday hablando de "homicidio" cuando le preguntan si ella piensa en chicos), sí lo reemplaza con humor negro gráfico (como ella enterrando vivo a su hermano o disparándole con una ballesta a su tío Fester). Es que esta versión animada aprovecha con creces las infinitas posibilidades que le da la animación moderna para jugar de manera deliciosa con recursos fílmicos, hacer referencias, darle vida a personajes olvidados (el león Kitkat, la planta Cleopatra, el pulpo Aristóteles) y en particular, serle absolutamente fieles a los diseños originales de Charles Addams, el creador original de los personajes.

Las actuaciones de voz son muy adecuadas, las animaciones logran su cometido de ser alegres y oscuras a la vez (un detalle artístico que merece mucho reconocimiento), el guión permite que todos los personajes se luzcan (incluso Pugsley, el eterno ignorado en la mayoría de las versiones), y lo que nos queda al salir del cine es la sensación de habernos divertido y a la vez recibir un mensaje que necesitamos replantearnos (ver en spoiler).

En definitiva me gusta mucho, me alegra que las nuevas generaciones tengan una versión moderna de The Addams Family para divertirse al igual que lo hicimos nosotros, y a la vez que nosotros podamos revivir nuestras nostalgias con un aire fresco y unas vueltas de tuerca que nos resultan encantadoras.

La serie original de FOX "Married with Children" era una crítica absolutamente mordaz a la sociedad y la visión perfeccionista de "lo que debe ser una familia", mostrándonos una familia extremadamente cínica y con un sentido del humor grotesco desde lo políticamente incorrecto, pero con una excelencia en el manejo de la ironía que lo llevó a tener 11 temporadas.

A algún iluminado de Telefé se le ocurrió crear una versión local, buscando mostrar una crítica a la familia argentina (de ahí que se apelliden "Argento"). Habría sido una idea genial, de no ser porque, en su ambición de crear una comedia graciosa, fabrican guiones extremadamente forzados (mucho más que el original), plagado de chistes estúpidos (cualidad que se magnifica cuando, además, los explican) y exagerando los efectos de risas hasta que llegan a hartarnos, razón por la cual no pasó de la segunda temporada. El tema principal de la trama siempre son los conflictos y las personalidades de los protagonistas:

- Pepe Argento: la serie entera se basa en el carisma de Guillermo Francella, creando una versión local de Al Bundy (el padre de familia harto de su vida, sarcástico y gruñón, pero brutalmente sincero), pero agregándole algo nefasto: lo muestran como "un típico argentino chanta, fanfarrón y traicionero". Resignado de la peor manera a una existencia patética, tiene como única diversión burlarse de sus clientas de la zapatería (a la cual sólo conocemos como "las gordas") y a su vecina María Elena, además de ser absolutamente manipulador con su amigo Dardo.

- Moni Argento: una extremadamente sobreactuada Florencia Peña es la encargada de crear a una madre de familia probablemente mucho más machista que la versión original. Absolutamente empeñada en mostrar a las mujeres como vividoras: se come el sueldo de su marido mientras pasa sus días como consumidora compulsiva de programas de TV, enfocada siempre en su figura, y con el aparente lema de "estudiar o trabajar no son cosas de mujeres", cosa que se ve más reflejada cuando se la muestra orgullosa de que su hija siga sus pasos. Las escenas donde canta son una auténtica tortura.

- Paola Argento: Luisana Lopilato da sus primeros pasos en la comedia (y, obviamente, sus últimos) mostrándonos a una hija mayor de la familia que, siguiendo los pasos de su madre, vive su vida con la total seguridad de que no es la personalidad o la inteligencia de una chica lo que le dará éxito en la vida, sino su cuerpo, lo sexy que se vea, sus habilidades sexuales y sus parejas, y obviamente ocultándoselo a su padre, ante el cual proyecta una apariencia virginal sólo para satisfacerlo. (?

- Coqui Argento: Darío Lopilato (hermano auténtico de Luisana) comienza su carrera interpretando a un hijo apenas menor que su hermana, y reflejando una visión igualmente machista que la de ella, pero en su contraparte masculina: Básicamente, su vida se basa en su deseo adolescente de debutar sexualmente, y que el hecho de no haberlo hecho lo convierte en un fracasado del cual hasta su propia familia se burla, pues a él, al contrario que con su hermana, se le exige que debute para demostrar... ¿masculinidad?

- María Elena Fuseneco: una Érica Rivas realmente asombrosa, interpreta a la vecina y mejor amiga de Moni. Inicialmente fue concebida como un reflejo de su original norteamericana, pero con el correr de los capítulos su personaje fue evolucionando (irónicamente, es el único que evoluciona) y los guionistas, en su afán de buscar chistes fáciles, la vuelven alcohólica, neurótica, esquizofrénica y una militante ultraviolenta (reflejando, obviamente, la visión machista y ultracerrada que tienen de los militantes de cualquier causa). El colmo llega cuando, en la segunda temporada, le inventan una enfermedad que la hace tener... una hija imaginaria.

- Dardo Fuseneco: Marcelo De Bellis s