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Críticas ordenadas por utilidad
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7,5
8.183
10
25 de mayo de 2012
25 de mayo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película maravillosa, una joya del cine de todos los tiempos, un deleite para los sentidos. Es un hermoso musical que fue dirigido en 1971 por Norman Jewison, quien dos años después saltó a la fama con su “Jesucristo Superestrella”. La historia de “El violinista en el tejado” está ambientada en Ucrania, a principios del siglo XX, y gira en torno a una comunidad judía, la cual sufre la deportación por parte de los incipientes comunistas. En particular se centra en una familia pobre compuesta por los padres y tres hermosas hijas. Tevye, el padre, es un simpático lechero, el cual con la ayuda de una casamentera pretende casar con buenos partidos a sus hijas. Pero como suele suceder en los asuntos del corazón, las cosas no siempre salen como los padres quieren. En su obcecación, Tevye comete varias torpezas buscando a los candidatos para yernos, y en su frustración le reclama a Dios, aunque eso sí, al ritmo de una buena canción. Las hijas, por su parte, aunque están muy arraigadas a sus tradiciones, son una camada que pertenece a la nueva generación, así que ven un horizonte muy amplio en esto de conseguir marido, tan amplio que sin saberlo escogen proyectos de vida que trascenderán su tiempo, lugar y cultura.
“El violinista en el tejado” tiene momentos sublimes e inmortales de la cinematografía mundial. Topol, el actor que interpreta a Tevye, está maravilloso en su papel; todas las escenas en las que baila y canta son fenomenales, en especial con la canción: “Si yo fuera rico”; y es que Tevye es un ícono no sólo del cine, sino del arte en general, pues es un personaje que contagia con su entusiasmo y sobre todo porque celebra la vida al compás del violín, y ¡que violín…! Nada menos que el de Isaac Stern. También los cantos de las tres hijas y sus prometidos son muy buenos, así como los bailes de los cosacos, y… todo, la obra entera es una verdadera maravilla.
La cinta fue nominada a ocho premios Óscar, incluyendo mejor película, director y actor (éste para Topol), pero injustamente sólo ganó tres: fotografía, sonido y adaptación musical. Sin embargo, sí se llevó el Globo de Oro en la categoría principal. Pero quien guste este tipo de películas, al ver “El violinista en el tejado” se dará cuenta de que quien sale premiado con esta obra es realmente el espectador.
“El violinista en el tejado” tiene momentos sublimes e inmortales de la cinematografía mundial. Topol, el actor que interpreta a Tevye, está maravilloso en su papel; todas las escenas en las que baila y canta son fenomenales, en especial con la canción: “Si yo fuera rico”; y es que Tevye es un ícono no sólo del cine, sino del arte en general, pues es un personaje que contagia con su entusiasmo y sobre todo porque celebra la vida al compás del violín, y ¡que violín…! Nada menos que el de Isaac Stern. También los cantos de las tres hijas y sus prometidos son muy buenos, así como los bailes de los cosacos, y… todo, la obra entera es una verdadera maravilla.
La cinta fue nominada a ocho premios Óscar, incluyendo mejor película, director y actor (éste para Topol), pero injustamente sólo ganó tres: fotografía, sonido y adaptación musical. Sin embargo, sí se llevó el Globo de Oro en la categoría principal. Pero quien guste este tipo de películas, al ver “El violinista en el tejado” se dará cuenta de que quien sale premiado con esta obra es realmente el espectador.
7
21 de abril de 2012
21 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Duigan no es un director muy reconocido, pero ha hecho películas interesantes en las que trata temas trascendentales como la justicia y la libertad, la cinta “The Journey of August King” es una prueba de ello, la cual me parece semejante a una emotiva balada que celebra precisamente el don de la libertad.
La película, protagonizada por Jason Patric y Thandie Newton, está ambientada en 1815 en Carolina del Norte, nos presenta una historia que se balancea entre la duda y el amor, pasando por el valor, sobre la relación entre un hombre blanco y una hermosa esclava que está huyendo de su amo. El ritmo de la película es moderado, pero no está desprovisto de emoción, con una trama en la que todo parece perseguir a esta pobre mujer: los pobladores, los perros, los gansos, el río, los arbustos y hasta sus propios traumas del pasado. En medio de esta cacería, el joven blanco también se siente amenazado por los recuerdos de la que fuera su esposa y quien ya no está con él, viendo en la ayuda que brinda a la esclava una oportunidad para redimir su pasado.
La cinta está basada en la novela homónima de John Ehle, un autor norteamericano famoso por sus historias desarrolladas en los Montes Apalaches y en los estados del Sur de Norteamérica, quien con esta historia, “The Journey of August King”, da muestra no sólo de conocer la geografía de su país, sino también la del más complicado de los territorios: la mente humana.
La película, protagonizada por Jason Patric y Thandie Newton, está ambientada en 1815 en Carolina del Norte, nos presenta una historia que se balancea entre la duda y el amor, pasando por el valor, sobre la relación entre un hombre blanco y una hermosa esclava que está huyendo de su amo. El ritmo de la película es moderado, pero no está desprovisto de emoción, con una trama en la que todo parece perseguir a esta pobre mujer: los pobladores, los perros, los gansos, el río, los arbustos y hasta sus propios traumas del pasado. En medio de esta cacería, el joven blanco también se siente amenazado por los recuerdos de la que fuera su esposa y quien ya no está con él, viendo en la ayuda que brinda a la esclava una oportunidad para redimir su pasado.
La cinta está basada en la novela homónima de John Ehle, un autor norteamericano famoso por sus historias desarrolladas en los Montes Apalaches y en los estados del Sur de Norteamérica, quien con esta historia, “The Journey of August King”, da muestra no sólo de conocer la geografía de su país, sino también la del más complicado de los territorios: la mente humana.

6,0
3.283
8
9 de abril de 2012
9 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Reservation road” es una curva peligrosa en donde fatalmente se cruzan dos historias, pero también dos experiencias muy humanas: el sufrimiento y el deseo de venganza. Terry George dirige este thriller, al cual supo sacarle provecho con las excelentes actuaciones de Joaquin Phoenix, Mark Ruffalo y Jennifer Connelly.
La historia comienza con un episodio brutal: cierta noche un hombre que conduce una camioneta acompañado de su hijo, por descuido atropella a un niño frente a una tienda y ante los ojos de su padre. El homicida imprudencial escapa y esconde su vehículo; la familia del niño fallecido queda destrozada, la madre empieza a superarlo, pero el padre no, sino que se obsesiona por buscar al culpable; el destino se encarga de cruzar los caminos de los dos hombres, pero de tal forma que al padre afectado parece no quedarle otra alternativa que hacer justicia por su propia mano.
La película maneja muy bien el suspenso, acelera el corazón y mantiene al espectador pegado al asiento, pero no por escenas de acción o violencia, sino por el desarrollo de un argumento inteligente, que en momentos no sitúa en los zapatos del homicida imprudencial, al cual nos sentimos impulsados a compadecer porque su crimen fue un accidente, así como en el lugar del padre sufriente, cuyo dolor es desgarrador y en su ímpetu de venganza nos provoca, pero al mismo tiempo nos desafía para sopesar si en una tragedia así, es posible conceder perdón.
Una película anterior, “Que la bete meure”, de Claude Chabrol (1969), trata una historia semejante: un niño que muere atropellado y el padre que busca vengarse, pero hasta ahí, en lo demás resuelven diferente, aunque ambas obras presentan desafíos psicológicos similares.
“Reservation road” es un buen thriller psicológico, una película fuerte, pero, como ya dije, no tanto por sus escenas, sino por su historia, la cual, me parece, fue hecha precisamente para hacernos pensar no sólo con la cabeza, sino ante todo con el corazón. Le doy un “8” a esta película y les animo a que la vean ya, ya, ya…
La historia comienza con un episodio brutal: cierta noche un hombre que conduce una camioneta acompañado de su hijo, por descuido atropella a un niño frente a una tienda y ante los ojos de su padre. El homicida imprudencial escapa y esconde su vehículo; la familia del niño fallecido queda destrozada, la madre empieza a superarlo, pero el padre no, sino que se obsesiona por buscar al culpable; el destino se encarga de cruzar los caminos de los dos hombres, pero de tal forma que al padre afectado parece no quedarle otra alternativa que hacer justicia por su propia mano.
La película maneja muy bien el suspenso, acelera el corazón y mantiene al espectador pegado al asiento, pero no por escenas de acción o violencia, sino por el desarrollo de un argumento inteligente, que en momentos no sitúa en los zapatos del homicida imprudencial, al cual nos sentimos impulsados a compadecer porque su crimen fue un accidente, así como en el lugar del padre sufriente, cuyo dolor es desgarrador y en su ímpetu de venganza nos provoca, pero al mismo tiempo nos desafía para sopesar si en una tragedia así, es posible conceder perdón.
Una película anterior, “Que la bete meure”, de Claude Chabrol (1969), trata una historia semejante: un niño que muere atropellado y el padre que busca vengarse, pero hasta ahí, en lo demás resuelven diferente, aunque ambas obras presentan desafíos psicológicos similares.
“Reservation road” es un buen thriller psicológico, una película fuerte, pero, como ya dije, no tanto por sus escenas, sino por su historia, la cual, me parece, fue hecha precisamente para hacernos pensar no sólo con la cabeza, sino ante todo con el corazón. Le doy un “8” a esta película y les animo a que la vean ya, ya, ya…

5,1
69
8
30 de marzo de 2012
30 de marzo de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se estrenó en 2010 en México con motivo del centenario de la revolución mexicana, y considero que es una buena obra que injustamente no ha tenido el reconocimiento que se merece. El argumento, la fotografía y la recreación de la época son excelentes, de lo mejor en el cine mexicano; la dirección es estupenda, y no podía ser de otra manera viniendo de la lente de un veterano del cine como es el maestro Jorge Fons. El elenco también es de primera calidad, encabezado por Daniel Giménez Cacho, José María Yazpik e Irene Azuela, que están insuperables en sus papeles, y honrado con la participación de dos instituciones del cine como son las señoras María Rojo y Angélica Aragón.
Esta cinta está ambientada en 1897 y rescata un caso olvidado, o poco conocido, de la historia de México: un intento de asesinato contra el presidente Porfirio Díaz, en el cual estuvieron implicados varios personajes, incluyendo a un alto funcionario. Su trama está basada en la novela “El expediente del atentado” de Álvaro Uribe, la cual a su vez se inspiró en hechos reales. “El atentado” es una buena muestra del cine histórico que se está haciendo en México, no sólo por ser una ecuación que resuelve bien en una hermosa película de época, sino también por ser un recurso documental que, aunque envuelto en el ropaje de la ficción, nos da a conocer un suceso curioso y sorprendente de la historia mexicana.
Esta cinta está ambientada en 1897 y rescata un caso olvidado, o poco conocido, de la historia de México: un intento de asesinato contra el presidente Porfirio Díaz, en el cual estuvieron implicados varios personajes, incluyendo a un alto funcionario. Su trama está basada en la novela “El expediente del atentado” de Álvaro Uribe, la cual a su vez se inspiró en hechos reales. “El atentado” es una buena muestra del cine histórico que se está haciendo en México, no sólo por ser una ecuación que resuelve bien en una hermosa película de época, sino también por ser un recurso documental que, aunque envuelto en el ropaje de la ficción, nos da a conocer un suceso curioso y sorprendente de la historia mexicana.

7,6
56.936
10
30 de abril de 2012
30 de abril de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi por primera vez esta película hace muchos años, cuando yo era muy joven, y me gustó mucho, tanto que me dieron ganas de hacer dos cosas: dejarme la barba y ser misionero. Lo primero lo he hecho, lo segundo… a medias.
“La misión” fue dirigida en 1986 por Roland Joffé, y cuenta con las excelentes actuaciones de Jeremy Irons y Robert de Niro, quienes lucen muy bien con sus espesas barbas y sus oscuras sotanas. Inspirada en hechos reales, la historia se sitúa en 1758 en las selvas de Brasil, Argentina y Paraguay. Nos cuenta sobre las primeras misiones jesuitas entre los indígenas guaranís. Por un lado los conquistadores españoles y portugueses penetraban en la selva para capturar a los nativos y convertirlos en esclavos; pero por otro, los misioneros católicos hacían su labor de llevarles el evangelio. Como era de esperarse, ambos grupos europeos chocaron entre sí, los conquistadores veían a los frailes como un estorbo para su afán de conquista; y los religiosos veían a los conquistadores como unos diablos que se oponían a la obra de Dios.
“La misión” fue dirigida en 1986 por Roland Joffé, y cuenta con las excelentes actuaciones de Jeremy Irons y Robert de Niro, quienes lucen muy bien con sus espesas barbas y sus oscuras sotanas. Inspirada en hechos reales, la historia se sitúa en 1758 en las selvas de Brasil, Argentina y Paraguay. Nos cuenta sobre las primeras misiones jesuitas entre los indígenas guaranís. Por un lado los conquistadores españoles y portugueses penetraban en la selva para capturar a los nativos y convertirlos en esclavos; pero por otro, los misioneros católicos hacían su labor de llevarles el evangelio. Como era de esperarse, ambos grupos europeos chocaron entre sí, los conquistadores veían a los frailes como un estorbo para su afán de conquista; y los religiosos veían a los conquistadores como unos diablos que se oponían a la obra de Dios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una historia medular dentro de esta coyuntura que retrata la película, es la conversión de un español, traficante de esclavos; éste comete fratricidio y busca su liberación por medio de una penitencia que le impone uno de los misioneros: llevar en la espalda un fardo con su pesada armadura, y en esa condición seguirlos hasta la recóndita misión guaraní. El español camina con gran dificultad por ríos, cataratas y montañas escarpadas. Llega un momento en que el fraile le indica que ya puede soltar su fardo, pero el penitente se niega, siente que aún no ha expiado su culpa, que aún le falta padecer más, así que continúa su vía crucis. Al fin llegan a la misión guaraní, el español ya no puede con su carga, pero se aferra a ella; el jesuita, conmovido, toma un cuchillo y corta los lazos que ataban al español a su vieja armadura, y una vez sin aquel peso, el hombre que una vez fuera un esclavista, rompe en llanto porque al fin ha encontrado el perdón.
Para mí, esta sola escena hace que esta película valga oro, porque es una hermosa parábola del perdón. Muchas personas también se sienten condenadas por sus pecados pasados, sienten que no tienen perdón de Dios y cargan con el peso de su culpa por mucho años, cuando en realidad son ellas quienes no se perdonan a sí mismas; pero llega el momento en que alguien les da la palabra de absolución, les recuerda que en Dios hay perdón, misericordia y compasión; sólo en ese momento, cuando la persona pecadora cree en la gracia divina, es cuando halla la liberación.
El final de esta película es muy dramático, cuando españoles y portugueses se disputan el terrirorio de los indígenas, quedando éstos en medio, con sus pobres frailes que poco pueden hacer por defenderlos de los conquistadores. Tal amenaza, sin embargo, será una prueba más para aquel español arrepentido, el cual ahora es miembro de la misión y amigo de los indígenas, quien hará todo lo posible por evitar que éstos vuelvan a ser carne de cañón.
Una película altamente recomendable, porque además de su gran historia y sus buenas actuaciones, está adornada con una finísima pista musical de Ennio Morricone y una fotografía espectacular que nos regala bellas imágenes de las impresionantes cascadas de Iguazú.
Para mí, esta sola escena hace que esta película valga oro, porque es una hermosa parábola del perdón. Muchas personas también se sienten condenadas por sus pecados pasados, sienten que no tienen perdón de Dios y cargan con el peso de su culpa por mucho años, cuando en realidad son ellas quienes no se perdonan a sí mismas; pero llega el momento en que alguien les da la palabra de absolución, les recuerda que en Dios hay perdón, misericordia y compasión; sólo en ese momento, cuando la persona pecadora cree en la gracia divina, es cuando halla la liberación.
El final de esta película es muy dramático, cuando españoles y portugueses se disputan el terrirorio de los indígenas, quedando éstos en medio, con sus pobres frailes que poco pueden hacer por defenderlos de los conquistadores. Tal amenaza, sin embargo, será una prueba más para aquel español arrepentido, el cual ahora es miembro de la misión y amigo de los indígenas, quien hará todo lo posible por evitar que éstos vuelvan a ser carne de cañón.
Una película altamente recomendable, porque además de su gran historia y sus buenas actuaciones, está adornada con una finísima pista musical de Ennio Morricone y una fotografía espectacular que nos regala bellas imágenes de las impresionantes cascadas de Iguazú.
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