Película de zombies disfrazada de terror apocalíptico bacteriológico. Gran comienzo y flojo guión. Se podía haber exprimido un limón que podía haber dado zumo para una película más que aceptable de género, pero que se queda en un quiero y no llego (que no un no puedo).

Pese a los inconvenientes, se deja ver para pasar un rato entretenido. No esperéis más. Simplemente entretenimiento. De ahí el "aceptable".

Interesante propuesta de Mangold, con una idea que podría haber dado no obstante para un guión y una realización mucho más elaboradas. Peca de bajarse demasiado al terror adolescente en algunos momentos, y convertirse en una pellícula mediocre en determinados momentos. El final es previsible, no obstante tiene un magnífico principio con escenas y situaciones concatenadas.

Para pasar un rato entretenido.

Pues sí, porque es lo que es. Una fantástica y emocionante epopeya de aventuras adaptada a los tiempos en que vivimos, los tiempos del FX y la espectacularidad visual. ¿Y qué?. Porque es precisamente para lo que está hecha, para el disfrute visual y de los sentidos, realizada desde un profundo respeto al clásico del 33 (admito no obstante la opinión de que el respeto a los clásicos se manifiesta con la no agresión a su historia creando remakes).

¿Excesivo metraje?. Puede ser, pero una vez puesto, no me atrevería a quitar nada.

Disfrutadla, porque para eso está hecha. Ahí va ese 8.

"Los niños del Brasil" deja un sabor agridulce de lo que podría haber sido y no fue. En base a un guión medianamente bien estructurado y a unos personajes muy definidos, la película sorprende en un primer momento por su buen planteamiento inicial y va creciendo el interés hasta llegar a un punto en el que éste decae totalmente hasta llegar a un estrepitoso y lamentable final.

Buena interpretación de Laurence Olivier (muy lejos no obstante de lo mejor de su carrera) y bastante más floja la de Gregory Peck (de quien ya sabemos su limitadas capacidades). No obstante, para pasar un rato agradable y entretenida está bien. Lástima del tufillo de Telefilme.

Es increíble lo que se puede hacer con un guión simplón y un director fuera de lo corriente. Shyamalan, gusten más o menos las películas o las historias que en ellas recrea, es un hombre nacido por y para el cine. Consigue llevar un guión que no va más allá de un simple cuento de niños (y además, incluso como tal no es precisamente brillante...) a una película con una ambientación, imágenes, ambientación musical y caracterizaciones fantásticas.

Este es el trabajo de un genio. Sin ingredientes brillantes nos brinda una fantástica película. Si en España sacáramos directores así no nos andaríamos preguntando por el estado del cine español, ni intentaríamos defenderlo con producciones como Alatriste.

Viva Shyamalan. Que dure muchos años.