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5,4
3.740
2
4 de julio de 2014
4 de julio de 2014
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí la máquina que mejor imprime resultó siendo la que no se esperaba, o por lo menos eso creo. Lo digo porque de nuevo juega el señor Casas con un protagónico y lastimosamente no se le vio matizado y su forma interpretativa estuvo de lo más normalita. Un hombre-cojo con bastón en mano y una cursilería de lo más cargante que no le sentó nada bien, lleno de frustración por haber perdido el amor de su vida y viviendo en una casucha frente al mar. Y con respecto a lo de la maquina impresora, menciono a dos personajes secundarios que pasaron a ser los más interesantes, los más divertidos y los que menos pitos tocaban en este circo. Hablo de la hermosa Belén Rueda, que no decepciona ni haciendo de la chilindrina. Y por otro lado Sergi López que como padrino-amigo bonachón engancha de lo más de tranquilo y natural. Estos si son actores.
Una historia sacada de un canasto de simplicidad y con cero propuestas que no logran tocar ni soplar la vela. Llena de escenas que sugieren y no cumplen, que dejan a la expectativa descaradamente y sin ninguna explicación. Conversaciones que van y vienen, escenas largas y sin un desenlace objetivo, o por lo menos disfrutable. Se puede resumir diciendo que Ismael es una película de un niño que busca a su padre al que nunca ha visto y todo esto pasa en los veinte minutos de la película, y pues si se quiere ver más allá de esos veinte minutos pues ya queda en el libre albedrio de cada quien.
Esta película es muy aburrida, extremadamente aburrida. Y mi pregunta es: ¿Qué propósito tenía el que Ismael fuese negro? ¿Qué querían mostrar? ¿Un niño aguerrido que busca a su padre blanco? Por Dios, no hay propósitos claros, no se tratan en la película y solo hay sugerencias, hasta especulaciones de futuros incendios, de pasiones escondidas que tratan de emerger, de posibles encontrones sexuales pero nada pasa. Todo queda en el impulso, como cuando se va a estornudar y al final se corta. Así se queda con Ismael, con ganas de algo que no existe. Antojado.
Definitivamente esta película es para ver una sola vez en la vida… y eso que es demasiado.
Lo mejor de la película sin lugar a dudas se le debe a los diálogos alargados de Belén y Lopéz. Largos pero disfrutables.
Lo peor de la película es el hilo narrativo en su total extensión sin contar a los dos secundarios antes mencionados.
Una historia sacada de un canasto de simplicidad y con cero propuestas que no logran tocar ni soplar la vela. Llena de escenas que sugieren y no cumplen, que dejan a la expectativa descaradamente y sin ninguna explicación. Conversaciones que van y vienen, escenas largas y sin un desenlace objetivo, o por lo menos disfrutable. Se puede resumir diciendo que Ismael es una película de un niño que busca a su padre al que nunca ha visto y todo esto pasa en los veinte minutos de la película, y pues si se quiere ver más allá de esos veinte minutos pues ya queda en el libre albedrio de cada quien.
Esta película es muy aburrida, extremadamente aburrida. Y mi pregunta es: ¿Qué propósito tenía el que Ismael fuese negro? ¿Qué querían mostrar? ¿Un niño aguerrido que busca a su padre blanco? Por Dios, no hay propósitos claros, no se tratan en la película y solo hay sugerencias, hasta especulaciones de futuros incendios, de pasiones escondidas que tratan de emerger, de posibles encontrones sexuales pero nada pasa. Todo queda en el impulso, como cuando se va a estornudar y al final se corta. Así se queda con Ismael, con ganas de algo que no existe. Antojado.
Definitivamente esta película es para ver una sola vez en la vida… y eso que es demasiado.
Lo mejor de la película sin lugar a dudas se le debe a los diálogos alargados de Belén y Lopéz. Largos pero disfrutables.
Lo peor de la película es el hilo narrativo en su total extensión sin contar a los dos secundarios antes mencionados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y qué con la parte en donde Belén y López están al lado de la caldera, se van y queda abierta y con el fuego ardiente. Luego la cámara recorre todo el edificio de arriba hasta abajo y uno esperando que todo ardiera en llamas pero nada. ¿Qué es esto?

6,3
3.687
5
2 de junio de 2014
2 de junio de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
UN ALEMÁN NO PUEDE SER TAN BUENO
Otro caso de trajes lujosos en cuerpos desnudos. Una clara muestra de una narrativa sin fuerza que se desinfla al final como un globo mal amarrado. Su arranque se da en medio de una fotografía limpia y unos personajes (médico y niña) que inquietan un tanto. El desarrollo pretende dar mucho pero al final se queda en cosas que en realidad no le aportan mucho a la trama. Ese cuento de las muñecas perfectas qué pitos tocan en todo esto, digamos que son una especie de tipología al plan siniestro del médico, pero no más, de ahí no pasa. En mi opinión, se hubiera hecho un muy buen cortometraje de esto. Ahora, el final tan predecible como profetizado, el medico es el malo y de ahí no más. Y lo peor es que cuando lo bueno empieza, se acaba la película.
El médico alemán es una película para disfrutar con alguien cinesífilo, que disfrute ver películas en medio de mensajes de texto.
Otro caso de trajes lujosos en cuerpos desnudos. Una clara muestra de una narrativa sin fuerza que se desinfla al final como un globo mal amarrado. Su arranque se da en medio de una fotografía limpia y unos personajes (médico y niña) que inquietan un tanto. El desarrollo pretende dar mucho pero al final se queda en cosas que en realidad no le aportan mucho a la trama. Ese cuento de las muñecas perfectas qué pitos tocan en todo esto, digamos que son una especie de tipología al plan siniestro del médico, pero no más, de ahí no pasa. En mi opinión, se hubiera hecho un muy buen cortometraje de esto. Ahora, el final tan predecible como profetizado, el medico es el malo y de ahí no más. Y lo peor es que cuando lo bueno empieza, se acaba la película.
El médico alemán es una película para disfrutar con alguien cinesífilo, que disfrute ver películas en medio de mensajes de texto.

6,8
66.097
5
27 de agosto de 2013
27 de agosto de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película que Kubrick dirigió. Una obra que re plantea el hecho de que los seres humanos son vulnerables a sus propios deseos y pensamientos. Nadie debería sentirse seguro de nadie, porque nuestros corazones son débiles y nuestros sentimientos confusos. Deberíamos tener presente la Biblia cuando dice “maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del SEÑOR se aparta su corazón” (Jer. 17:5). No debemos tener nuestros OJOS BIEN CERRADOS frente a nadie, porque no se sabe qué piensan ni qué traman, ni cómo ven el mundo. No la considero una gran película, aunque sea del genialísimo STANLEY KUBRICK.
Su fotografía es muy atractiva, me recuerda mucho a “The Shinning”, es muy limpia y casi simétrica en algunas partes (típico del director). Su banda sonora es perturbadora, o sea, me pareció horroroso ese maldito piano. Solo se destacan algunas piezas en el inicio. Lo mejor de la película fue Nicole Kidman… ¡Divina!
Su fotografía es muy atractiva, me recuerda mucho a “The Shinning”, es muy limpia y casi simétrica en algunas partes (típico del director). Su banda sonora es perturbadora, o sea, me pareció horroroso ese maldito piano. Solo se destacan algunas piezas en el inicio. Lo mejor de la película fue Nicole Kidman… ¡Divina!

7,3
65.960
6
24 de enero de 2016
24 de enero de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
LOS 8 ODIADOS
Con “spoiler” incluido
Hace mucho tiempo no me sentaba a escribir una review sobre una película, me había retirado de este oficio del cual no recibía ni un centavo. Y es que eso de andar de sapo contando apreciaciones de un cine palomitero y de mucha accesibilidad solo levanta escozores y malos tratos. Así que empaqué mi chivo y me fui a ver películas westerns y japonesas a mi cuarto. Esto de criticar películas es para los que les gusta hablar cháchara, botar corriente y hablar mierda. Pero bueno, démosle honor a este oficio de comer del vivo y rajar del muerto, de aclarar lo oscuro y oscurecer lo claro. Démosle lugar al diablo y partamos del gusto, que se revuelque en la reflexión y el dictamen sea un disparo.
Hoy me siento inspirado y al mismo tiempo con un sin número de emociones encontradas generadas por la última película de mi más apreciado y respetado director Quentin Tarantino. A continuación me dedicaré a plasmar mis palabras y decir unas cuantas frases frías como aquellas montañas de Wyoming a 30 grados bajo cero.
Los Ocho Odiosos se abre en su casi panorámico 70 mm y te estira el rabillo de los ojos hasta las cienes, con una música empática y misteriosa que fácilmente nos conecta al cristo crucificado y cubierto de nieve, como en una tipología de “no salvation”. Un primer impacto grafico álgido y sumergido de copitos de nieve cayendo por todas partes y montañas vestidas de paz en unos planos generales sugestivos y aquietados. Nada de estrés ni de acción ganchera, nada de Marvel ni de “pim pum plan”, acá no hay afán de desmembrar nalgas ni de repartir trompadas, mucho menos de dar chumbimba por venganza. Acá nos vamos con calma y nos sentamos bien que lo que se viene es un concierto desmedido y un exacerbado culto al dialogo. Preparen las almohadas aquellos cinéfilos de palabra asequible y a los que gustan de la Tarantineidad, a disfrutar del desfile de palabras y palabrotas que se van a dar rienda suelta durante la mayor parte del metraje.
Y como es de esperarse de un western, aquí vemos personajes clichecitos como: el sherif, el vaquero con carita de Clint Eastwood, las diligencias, un establo, los caballos, un renegado, la banda de pistoleros fugitivos, un general confederado y un mexicano medio tuerto. Por otro lado, no podía faltar el caza recompensas (muy bien tratado en Django Unchained), el verdugo inglés que le hace un guiño al general Hans Landa y una mercería hecha por un retardado mental que se le ocurrió dejar el baño afuera. Y no podía faltar el ahorcado, esta constituye el primer asesinato de este tipo dentro de la filmografía de Q. Tarantino. Así mismo, se pueden apreciar ciertos detalles de menor talante pero que adornan muy bien, como por ejemplo: el nombre elegante de Abraham Lincoln y por qué no algo de contextualización sobre post guerra civil y leyes fronterizas para sentenciados a muerte. Mucho contenido, demasiados elementos encerrados en un espacio físico reducido y claustrofóbico como lo es la Mercería de la negra Manny a la que le vuelan los sesos de la manera más encantadora del mundo.
Este gran ejercicio llamado Los 8 Odiosos vino con demasiados elementos, sazonado hasta los calzoncillos y más gustoso que una cazuela de mariscos con Maggi. Algo muy particular del director a quien todos conocen como un hombre ávido para la verborrea y amante a la carnicería.
Inicialmente vemos que los diálogos “tontos” no se hacen esperar y todo el tiempo los personajes están echando cuento sin importancia. Si uno se toma el tiempo de quitar ciertos momentos, seguramente no se altera la historia, antes bien la liberan de tanto aliño. Y es aquí en donde reflexiono un poco acerca de la practicidad e inmediatez del mundo moderno, todos quieren un placer instantáneo y que les acaricien las pelotas mientras comen palomitas frente a cualquier peliculita chichipata de súper héroes. El cine como entretenimiento exige que la muestra artística sea puntual y digerible, que no demande pensar demasiado y rebuscar trama. El cine actual es un mero acto de regurgitación.
A pesar de lo anterior dicho, aclaro que estoy refiriéndome exclusivamente al consumidor del cine de butaca y de nachos con salsas y perros calientes. No me refiero al cine como tal, puesto que es tan solo una expresión artística que funciona como los mismos dispensadores de coca-cola de las salas de cine. Todos van por su porción visual y su batido de efectos especiales para llenar el ojo.
Ahora bien, tenemos una industria dedicada a crear películas como churros, a producir millones de dólares al año y a manejar el concepto de cine como un mero entretenimiento. De modo que, no entiendo como a mi querido director se la pasó por la cabeza hacer una película tan larga, pero no hay que entenderlo desde la filosofía del cine moderno sino bajo la genialidad del director. A Tarantino le importa un pito lo que diga la crítica, él hace lo que se le da la reverenda gana. Y aunque la historia no es la de 8 tipos que van a Mordor a cobrar una recompensa o a meter bazuco en las minas de Tirith, solo puedo decir que no es mala del todo, solo que esta más larga que los cabellos de Rapunzel, es una sobredosis de oralidad de un director que se ama demasiado.
Y bueno, no falta el pseudo intelectual que sale como el demonio de Tasmania a echar babaza y a decir que soy un subnormal atravesado y que no entendí la película. Por Dios, está más clara que pa donde, unos tipos que hablan de cobrar recompensas, de pitos chupados, y de un pueblo que fácilmente se confunde con Canaán.
Con “spoiler” incluido
Hace mucho tiempo no me sentaba a escribir una review sobre una película, me había retirado de este oficio del cual no recibía ni un centavo. Y es que eso de andar de sapo contando apreciaciones de un cine palomitero y de mucha accesibilidad solo levanta escozores y malos tratos. Así que empaqué mi chivo y me fui a ver películas westerns y japonesas a mi cuarto. Esto de criticar películas es para los que les gusta hablar cháchara, botar corriente y hablar mierda. Pero bueno, démosle honor a este oficio de comer del vivo y rajar del muerto, de aclarar lo oscuro y oscurecer lo claro. Démosle lugar al diablo y partamos del gusto, que se revuelque en la reflexión y el dictamen sea un disparo.
Hoy me siento inspirado y al mismo tiempo con un sin número de emociones encontradas generadas por la última película de mi más apreciado y respetado director Quentin Tarantino. A continuación me dedicaré a plasmar mis palabras y decir unas cuantas frases frías como aquellas montañas de Wyoming a 30 grados bajo cero.
Los Ocho Odiosos se abre en su casi panorámico 70 mm y te estira el rabillo de los ojos hasta las cienes, con una música empática y misteriosa que fácilmente nos conecta al cristo crucificado y cubierto de nieve, como en una tipología de “no salvation”. Un primer impacto grafico álgido y sumergido de copitos de nieve cayendo por todas partes y montañas vestidas de paz en unos planos generales sugestivos y aquietados. Nada de estrés ni de acción ganchera, nada de Marvel ni de “pim pum plan”, acá no hay afán de desmembrar nalgas ni de repartir trompadas, mucho menos de dar chumbimba por venganza. Acá nos vamos con calma y nos sentamos bien que lo que se viene es un concierto desmedido y un exacerbado culto al dialogo. Preparen las almohadas aquellos cinéfilos de palabra asequible y a los que gustan de la Tarantineidad, a disfrutar del desfile de palabras y palabrotas que se van a dar rienda suelta durante la mayor parte del metraje.
Y como es de esperarse de un western, aquí vemos personajes clichecitos como: el sherif, el vaquero con carita de Clint Eastwood, las diligencias, un establo, los caballos, un renegado, la banda de pistoleros fugitivos, un general confederado y un mexicano medio tuerto. Por otro lado, no podía faltar el caza recompensas (muy bien tratado en Django Unchained), el verdugo inglés que le hace un guiño al general Hans Landa y una mercería hecha por un retardado mental que se le ocurrió dejar el baño afuera. Y no podía faltar el ahorcado, esta constituye el primer asesinato de este tipo dentro de la filmografía de Q. Tarantino. Así mismo, se pueden apreciar ciertos detalles de menor talante pero que adornan muy bien, como por ejemplo: el nombre elegante de Abraham Lincoln y por qué no algo de contextualización sobre post guerra civil y leyes fronterizas para sentenciados a muerte. Mucho contenido, demasiados elementos encerrados en un espacio físico reducido y claustrofóbico como lo es la Mercería de la negra Manny a la que le vuelan los sesos de la manera más encantadora del mundo.
Este gran ejercicio llamado Los 8 Odiosos vino con demasiados elementos, sazonado hasta los calzoncillos y más gustoso que una cazuela de mariscos con Maggi. Algo muy particular del director a quien todos conocen como un hombre ávido para la verborrea y amante a la carnicería.
Inicialmente vemos que los diálogos “tontos” no se hacen esperar y todo el tiempo los personajes están echando cuento sin importancia. Si uno se toma el tiempo de quitar ciertos momentos, seguramente no se altera la historia, antes bien la liberan de tanto aliño. Y es aquí en donde reflexiono un poco acerca de la practicidad e inmediatez del mundo moderno, todos quieren un placer instantáneo y que les acaricien las pelotas mientras comen palomitas frente a cualquier peliculita chichipata de súper héroes. El cine como entretenimiento exige que la muestra artística sea puntual y digerible, que no demande pensar demasiado y rebuscar trama. El cine actual es un mero acto de regurgitación.
A pesar de lo anterior dicho, aclaro que estoy refiriéndome exclusivamente al consumidor del cine de butaca y de nachos con salsas y perros calientes. No me refiero al cine como tal, puesto que es tan solo una expresión artística que funciona como los mismos dispensadores de coca-cola de las salas de cine. Todos van por su porción visual y su batido de efectos especiales para llenar el ojo.
Ahora bien, tenemos una industria dedicada a crear películas como churros, a producir millones de dólares al año y a manejar el concepto de cine como un mero entretenimiento. De modo que, no entiendo como a mi querido director se la pasó por la cabeza hacer una película tan larga, pero no hay que entenderlo desde la filosofía del cine moderno sino bajo la genialidad del director. A Tarantino le importa un pito lo que diga la crítica, él hace lo que se le da la reverenda gana. Y aunque la historia no es la de 8 tipos que van a Mordor a cobrar una recompensa o a meter bazuco en las minas de Tirith, solo puedo decir que no es mala del todo, solo que esta más larga que los cabellos de Rapunzel, es una sobredosis de oralidad de un director que se ama demasiado.
Y bueno, no falta el pseudo intelectual que sale como el demonio de Tasmania a echar babaza y a decir que soy un subnormal atravesado y que no entendí la película. Por Dios, está más clara que pa donde, unos tipos que hablan de cobrar recompensas, de pitos chupados, y de un pueblo que fácilmente se confunde con Canaán.

7,2
120.806
6
18 de julio de 2013
18 de julio de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre lo realista y lo surrealista Guillermo del Toro nos lleva a un viaje muy a lo Narnia en su tonalidad sombría. Llámenla absurda, fallida, insensible, cruel o sanguinaria. Yo diré que es una historia como nunca antes había visto. Aunque es primera vez que encuentro la ficción histórica tan cruda, me pareció interesante y digna de ser recordada y aplaudida.
La idea de mezclar lo realista con lo fantasioso me resultó extraña, pues siempre había visto cada uno por separado. Es por eso que me pareció al principio algo muy prensado. Sin embargo el ritmo de la película y la fotografía me resultaron tan atrapantes que solo pude disfrutarla sin esperar mucho. Y no es que el resultado final haya sido una poquedad, sino que la historia como tal logra sumergirte en dos mundos igualmente encantadores en donde se disfruta paso a paso sin que nuestra mente se imagine un final, o bueno, sin que nuestra mente le de mucha importancia al desenlace. Las dos historias van de la mano y tienen sus puntos de conexión aunque digan que no. (Ver en spoiler).
La historia está ubicada en los años 40, tiempos de posguerra española. El espacio temporal –aunque podría haber sido otro- intenta ubicarnos en un ambiente hostil, en donde los cuentos de hadas e historias de seres mitológicos no tienen cabida alguna. La diferencia de esta idea comparada con Narnia, es que la segunda fue escrita para niños. Es un cuento largo que se lee rápidamente y condensa enseñanzas bíblicas cargadas de reflexión. Pero solo basta con el leer las primeras páginas del guion de “El Laberinto del Fauno”, la sola descripción de Ofelia muriendo, y de como Del Toro habla de la brillantes de las plumas de los cuervos, haciendo referencia al cabello de la niña, es espeluznante. Las situaciones que se describen podrían hacer que un niño deje de dormir bien durante muchos días. Esta película seria el hermano con personalidad “Black Metal” de Narnia.
Y ni hablar de los monstruos y villanos. Este fauno es definitivamente genial, sacado de un sueño o de algún video de “Sepultura”. El monstruo de los ojos en las manos dio una de las escenas más tensas de la película. Aunque uno sabía que la niña se le iba a escapar, no dejó de aportar tensión y ni hablar de la pinta, súper terrorífico en un ambiente expresionista. Ahora el villano, ese capitán y padre putativo de la protagonista le dio un sentido de crueldad a la película que se lo aplaudo. Digamos que si no fuera por ese villano, la película podría pasar como alguna crónica de Narnia.
Las muertes, y torturas la hicieron a mi parecer muy adulta y demostraron lo muy liberado que está Guillermo de tanta influencia Holliwoodense que dice que hacer y qué no hacer a un director. Para muchos Del Toro es un personaje que se ha destacado por sus cintas fantasiosas y llenas de onirismo pictórico. Poco le importa que le definan como un director de género y lo único que busca es hacer lo que le nace de los cojones –perdón por la expresión.
La idea de mezclar lo realista con lo fantasioso me resultó extraña, pues siempre había visto cada uno por separado. Es por eso que me pareció al principio algo muy prensado. Sin embargo el ritmo de la película y la fotografía me resultaron tan atrapantes que solo pude disfrutarla sin esperar mucho. Y no es que el resultado final haya sido una poquedad, sino que la historia como tal logra sumergirte en dos mundos igualmente encantadores en donde se disfruta paso a paso sin que nuestra mente se imagine un final, o bueno, sin que nuestra mente le de mucha importancia al desenlace. Las dos historias van de la mano y tienen sus puntos de conexión aunque digan que no. (Ver en spoiler).
La historia está ubicada en los años 40, tiempos de posguerra española. El espacio temporal –aunque podría haber sido otro- intenta ubicarnos en un ambiente hostil, en donde los cuentos de hadas e historias de seres mitológicos no tienen cabida alguna. La diferencia de esta idea comparada con Narnia, es que la segunda fue escrita para niños. Es un cuento largo que se lee rápidamente y condensa enseñanzas bíblicas cargadas de reflexión. Pero solo basta con el leer las primeras páginas del guion de “El Laberinto del Fauno”, la sola descripción de Ofelia muriendo, y de como Del Toro habla de la brillantes de las plumas de los cuervos, haciendo referencia al cabello de la niña, es espeluznante. Las situaciones que se describen podrían hacer que un niño deje de dormir bien durante muchos días. Esta película seria el hermano con personalidad “Black Metal” de Narnia.
Y ni hablar de los monstruos y villanos. Este fauno es definitivamente genial, sacado de un sueño o de algún video de “Sepultura”. El monstruo de los ojos en las manos dio una de las escenas más tensas de la película. Aunque uno sabía que la niña se le iba a escapar, no dejó de aportar tensión y ni hablar de la pinta, súper terrorífico en un ambiente expresionista. Ahora el villano, ese capitán y padre putativo de la protagonista le dio un sentido de crueldad a la película que se lo aplaudo. Digamos que si no fuera por ese villano, la película podría pasar como alguna crónica de Narnia.
Las muertes, y torturas la hicieron a mi parecer muy adulta y demostraron lo muy liberado que está Guillermo de tanta influencia Holliwoodense que dice que hacer y qué no hacer a un director. Para muchos Del Toro es un personaje que se ha destacado por sus cintas fantasiosas y llenas de onirismo pictórico. Poco le importa que le definan como un director de género y lo único que busca es hacer lo que le nace de los cojones –perdón por la expresión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Muchos dicen que las historias paralelas estaban totalmente apartadas de sí mismas. Que no había cohesión entre lo realista y lo fantasioso. Pero si vemos un poco más allá de las primeras impresiones y de lo que habitualmente estamos acostumbrados a ver, podríamos decir que los dos hemisferios funcionaron como un “Jaeger” apoyándose mutuamente. Que es verdad que la sangre no cuaja mucho en los cuentos de hadas, es verdad, pero eso es por el simple hecho de que no estamos habituados a verlo.
Desde el principio se puede ver como las dos historia empiezan a entablar conexión por medio de la curiosidad y del mundo de la naturaleza. A medida que el tiempo pasa ves el descubrimiento, el paso a paso de un encuentro. Por otro lado está el asunto social, las fuerzas militares y la resistencia y todo su drama. Pero la historia solo hace toques muy a lo “E.T el extraterrestre” en momentos claves y con personajes claves. Lo realista tiene su protagonista (el Capitán), pero lo fantasioso a Ofelia. Y es en estos dos puntos que se lleva a cabo el toque.
Los dos principales están conectados por la madre, que también es esposa. La mandrágora –que pertenece a lo fantasioso- es vista por el capitán, y después de este descubrimiento viene la muerte de la madre. Igual pasa cuando el capitán entra al portal y le arrebata el hijo a Ofelia, después viene la muerte. Siendo muy místico podría decir que entre lo real y lo fantástico hay una línea fronteriza resguardada por la incredulidad y la inocencia. Ambos se repelen y no hay más que seguir dándole cabida a la magia del cine para poder vivir en nuestra imaginación sin poner tanto “pero”.
La parte de la amputación de la pierna, la cortada de la boca, la tortura al guerrillero, el asesinato del doctor y cada cosa que mostró sangre resultó excelente.
Otra película para niños grandes.
Cabe decir que soy raramente apasionado por el cine español, no porque sea bueno, sino porque me encanta el acento.
Desde el principio se puede ver como las dos historia empiezan a entablar conexión por medio de la curiosidad y del mundo de la naturaleza. A medida que el tiempo pasa ves el descubrimiento, el paso a paso de un encuentro. Por otro lado está el asunto social, las fuerzas militares y la resistencia y todo su drama. Pero la historia solo hace toques muy a lo “E.T el extraterrestre” en momentos claves y con personajes claves. Lo realista tiene su protagonista (el Capitán), pero lo fantasioso a Ofelia. Y es en estos dos puntos que se lleva a cabo el toque.
Los dos principales están conectados por la madre, que también es esposa. La mandrágora –que pertenece a lo fantasioso- es vista por el capitán, y después de este descubrimiento viene la muerte de la madre. Igual pasa cuando el capitán entra al portal y le arrebata el hijo a Ofelia, después viene la muerte. Siendo muy místico podría decir que entre lo real y lo fantástico hay una línea fronteriza resguardada por la incredulidad y la inocencia. Ambos se repelen y no hay más que seguir dándole cabida a la magia del cine para poder vivir en nuestra imaginación sin poner tanto “pero”.
La parte de la amputación de la pierna, la cortada de la boca, la tortura al guerrillero, el asesinato del doctor y cada cosa que mostró sangre resultó excelente.
Otra película para niños grandes.
Cabe decir que soy raramente apasionado por el cine español, no porque sea bueno, sino porque me encanta el acento.
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