El encuentro ocasional entre un niño vendido a causa de la miseria y un cachorro de zorro cuya madre acaba de morir, da pie a una relación que da sentido a sus vidas y que les ayuda a sobrevivir en medio de la expansión nazi. La belleza de la naturaleza y los sentimientos más puros incluso entre sus compañeros del ejército, nos hace reflexionar de nuevo sobre la locura de la guerra y la pobreza como caldo de cultivo de las ideologías más extremas. Una historia real y sobria que se convierte en un canto a la vida y a la naturaleza en medio de un infierno que, sin duda, conduce a la muerte.

Poco se puede decir de una película tan extraordinaria que no se haya dicho ya. Volver a verla después de tantos años te da una nueva lectura, acompañada de la revisión de tu propia vida. He de reconocer la enorme carga de emotividad que me ha regalado el inquietante mensaje final: la vida es un cabaret, con un auditorio lleno de nazis.
Hoy le doy la razón y veo, más allá de la maestría del conjunto de la película, la verdad de un mensaje que que te da la experiencia.

En un mundo sin humanos, con animales y robots conviviendo, se establece una entrañable amistad entre un perro y un robot al que él mismo había construido. La circunstancias de la vida les obligan a separarse, pero ambos han aprendido mutuamente de su convivencia unos principios que les ayudan a vivir con una nueva mirada, más feliz. Entretiene, mantiene el interés y acaba dándonos una lección de vida sencilla pero profunda. Un buen mensaje que no hay que olvidar. Quizá sobran algunos minutos de metraje, pero se compensa de sobra con el conjunto de detalles y música que la acompañan y que no necesita palabras. .

Este remake, nos vuelve a mostrar dentro del cine social francés, una crítica amable a la vez que profunda sobre las diferencias de clases y el sentido del poder que da el dinero. Entre sonrisas y fábulas nos dibuja una tragedia en la que todos nos vemos de alguna manera reflejados y que nos recuerda lo más esencial del ser humano, empañado por la competitividad de un sistema destructivo. Vale la pena verla, pasar un buen rato a la vez que nos creamos un sentimiento de redención interna que permite recordar que somos libres. Buenos actores, alguno muy conocido del cine francés, que, una vez más, nos deleitan con su arte.

Buen documental que nos relata a grandes trazos lo que quizá ya se contempla en el rostro más bello del mundo, envuelto por un aura de dulzura, tristeza y enigma que le ha acompañado toda su vida. La pregunta es si ese enigma fue provocado por el éxito impuesto desde el exterior o es algo que ya llevaba dentro desde su infancia. Sigue siendo un misterio que no se aclara en el documental, si es que hay que explicarlo de algún modo. Una melancolía que puede ser terriblemente dolorosa.