Aunque el director consigue mantener el pulso acelerado a lo largo de toda la película, este thriller psicológico resulta poco creíble en sus interpretaciones, muy recurrente en sus personajes y poco convincente en su desenlace. La vulnerabilidad que produce la ceguera resulta muy efectista en un principio pero los recursos que utiliza para sobresaltarnos terminan repitiéndose hasta que cunde el desánimo. Belén Rueda tira de oficio pero abusa de escote, en un papel que ya hemos visto antes.

Viéndola ahora sólo justifica su hueco en la Historia del cine por su bajo presupuesto, el uso de angustiosos primeros planos y por ser la primera de muchas en mostrar asesinatos, justificados por el mero placer que mentes enfermas encuentran en el sufrimiento ajeno. Por lo demás, el inicio se alarga hasta el bostezo y la violencia es más efectista que realista. Como una bebida con burbujas, recién abierta es estimulante pero pasado el tiempo se disipa.

La peor película para acompañarte en la siesta. Si has visto la primera escena lo has visto todo, así que no sigas que empacha. Ninjas por doquier y su protagonista desmenbrándolos con habilidad de matarife. Casquería con pretensiones. Si es una película de artes marciales carece de espíritu, si es una película gore sobran ninjas.
En la carta los ingredientes anuncian un plato apetitoso pero al chef se le va la mano con la salsa de tomate.

La película es más previsible de lo que el director cree, sin embargo, nos ofrece la oportunidad de ver a un Will Smith que, aunque sobreactuado, resulta creíble en su empresa por redimirse. Rosario Dawson le da la réplica y un gran reparto pone el broche a un relato cálido, con cierto artificio, pero elaborado con mimo y cuidadosamente hilvanado.

Vicky Cristina Barcelona comienza como una película de Tinto Brass, continua tan predecible como una de Rocco Siffredi y termina alzando el vuelo con la irrupción de una magnífica Penélope Cruz que salva la cinta del descalabro total. Lo más interesante del filme es la novedosa acción de marketing del Ayuntamiento de Barcelona que propicia este pastiche de Allen.