El manejo de la cámara en las tomas suspendidas o desde atrás del protagonista que camina, y las cámaras lentas es realmente muy bueno. La violencia de la metáfora no alcanza a abrir un espacio de reflexión ni funciona como una contestación concreta a la arquitectura del poder.

Rafael Teicher

Uno de los más zafios y, a la vez, abobados criterios segregacionistas, es el que se consuma mediante la siguiente yunta semántica: "aburrido / divertido". No solamente sofoca por su espíritu de cadetada y su memez, sino que culmina atufando. Damos por zanjado el tris ( ni tan siquiera promueve mohínas vastas ).

De modo que si los descentramientos o las inmigraciones del foco ( del cuadro ) suceden premiosamente, ni los barbetas quedan habilitados para echar sus ufanas y rechonchas boqueadas .

Vamos al corpus.

Si conjeturábamos que el cortometraje "The Dead" (1960) de Stan Brakhage, había coronado los posibles de una coloración infausta, "India Song" nos contradirá. Las perspectivas boscosas o acuáticas, incluso edilicias, ocurren en matices enjutos, hasta renqueantes. Comparten la regencia: lo umbrío, el verdinegro, y el hielo.

Los posesos divagan por el espacio escénico como corolarios del incienso. Uno de ellos ulula, impreca, expía.

Las añagazas de la fosforescencia no han de conquistarnos, la película es una auscultación ominosa, una postrimería del movimiento.

"India Song" es reptílica ( impera la carencia, lo lacio ). Es sumaria.

La música encastilla, incordia.

El espectáculo merece una adjetivación ocurrente, dispar. Diremos así:


"India Song" es:


Invariable

Aterida

Tartárica

Entoldada

Inveterada

Adversa

Caducante

Remilgada

Escultural


Hemos tañido.


Rafael Teicher

Una pieza que merodea la perfección. Las secuencias de la pesca y de la erupción del volcán están edificadas con gran solvencia y frescura, como un dibujo a la carbonilla hecho en pocos trazos, casi muscular, tragi-natural.
El primer tramo de la película ( excepto el pasaje en que el soldado y la "heroína" se encuentran a través de la alambrada, no se condice en rasgos generales con la calidad plástica y el nervio teológico de los dos tercios finales.
La escena final en el volcán es realmente honda, doliente, angustiante. Una suerte de metonimia de la "vocación" ( llamado ) y de la respuesta ante el silencio metafísico encarnado por la naturaleza.
La música no se corresponde con la tensión dramática. Si estuviera ausente en varios pasajes permitiría elevar el film a la más elevada categoría; pero con su romanticismo de salón, desciende la seriedad ontológica de la búsqueda.

Rafael Teicher

Este film ocurre por Una costura, la serie blanca. Es sordo, despojado, neblinoso. Uno cree en lo continuo. Y estas imágenes cortan, despedazan, sanan.

Una película sobre las grietas.

El muelle es un título puro, una promesa.

Todo está amurado, entoldado, acuoso.

Excelente meditación sobre la cadena.


Rafael Teicher

Es un libro, no un film. Las velas corren. El azul de la aleta marina tiñe. El mármol de la noche cubre la tierra.

Es una película dotada, frondosa.

Los directores logran componer escenografías teatrales en los exteriores.

El clima es griego, esmaltado.

El humor y el suspenso condimentan el cuerpo de la obra.

Un film onírico, menudamente liminar, consonante.

Rafael Teicher