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7,9
133.383
8
22 de septiembre de 2009
22 de septiembre de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tim Burton es un director con un estilo muy personal. Generalmente, o lo adoran o lo detestan, aunque curiosamente no es mi caso, para mí ni una cosa ni la otra.
Pero esta película, dentro de la linea general de Tim Burton, es especial. Tiene su indiscutible sello, pero entremezcla la historia de extrema fantasía, habitual en él, con una historia de claro realismo (No tan habitual en él) en el que el hijo del protagonista le exige que cese en esa extrema fantasía. Muy curioso, porque al final acaba siendo como una especie de debate de Tim Burton consigo mismo.
La película es una maravilla. En serio. No es fácil emocionarme (Y creo que Tim Burton no suele recurrir tampoco a la ñoñeria), y esta película creo que consigue llegarme a la fibra.
Es una película, como mínimo, muy interesante. Y a partir de aquí, os invito a que la veáis y que saquéis vuestras propias conclusiones. A mi, me encantó. Y creo que es una de esas películas en las que aprendes cosas útiles para tu día a día.
Pero esta película, dentro de la linea general de Tim Burton, es especial. Tiene su indiscutible sello, pero entremezcla la historia de extrema fantasía, habitual en él, con una historia de claro realismo (No tan habitual en él) en el que el hijo del protagonista le exige que cese en esa extrema fantasía. Muy curioso, porque al final acaba siendo como una especie de debate de Tim Burton consigo mismo.
La película es una maravilla. En serio. No es fácil emocionarme (Y creo que Tim Burton no suele recurrir tampoco a la ñoñeria), y esta película creo que consigue llegarme a la fibra.
Es una película, como mínimo, muy interesante. Y a partir de aquí, os invito a que la veáis y que saquéis vuestras propias conclusiones. A mi, me encantó. Y creo que es una de esas películas en las que aprendes cosas útiles para tu día a día.
24 de mayo de 2022
24 de mayo de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un genio en apuros" es una película que no aporta nada. Es, en el plano técnico y de guión, lo que todos conocemos como una mala película, una chorrada, un sinsentido.
Pero para mí tiene un valor en cómo refleja a la perfección lo que eramos en el año de su rodaje, 1983.
En su ambientación, se puede ver aquella Barcelona de principios de los 80, una ciudad bastante humilde económicamente, en una época donde las cosas se construían de una forma un tanto tosca y sencilla, llena de conglomerados contrachapados, hierro cromado forjado y circular y mucha moqueta. Igual que esta película, de presupuesto mínimo y dedicado sobretodo a contratar a multitud de actores amigos del director.
Todo en esta película respira aquel ambiente sencillo, visto hoy desde una sociedad sobresofisticada donde no nos conformamos con menos que con cosas de excelente acabado (Y que a menudo despreciamos). Cuando lo veo, no puedo evitar tener la sensación de que fue una época en que importaba mucho más el fondo que la forma, dando un ambiente resultón, suficiente para pasar un buen rato.
En el guión también vemos la época: Un humor extremadamente infantil, que bien podría verlo toda la familia junta pues pasaría perfectamente como película para niños de 10 años.
Un argumento estandar: mafiosos, una pobre niña, enredos con personajes secundarios variopintos y extravagantes y situaciones imposible. Tan imposibles que incluso el personaje de Eugenio traspasa en un momento determinado la cuarta pared para avisar al espectador que si le ha parecido difícil de creer todo lo que ha visto hasta el momento, que espere a la siguiente escena (Donde efectivamente lo que ocurre muestra lo poco en serio que se toma la película a si misma).
Y ahí es donde tenemos el otro encanto de la película: Nuestro querido Eugenio, que tantas veces nos hizo reir, en una película simpática que, si bien no aporta nada, no hace daño y permite pasar un rato viendo cómo eramos y lo mucho que hemos cambiado. Es perfecta para irse a dormir.
Hoy somos mucho más sofisticados y tenemos unos productos materiales de calidades excelentes (al menos en apariencia)... pero por el camino, nos hemos dejado una sociedad menos histérica y exigente que la actual.
Pero para mí tiene un valor en cómo refleja a la perfección lo que eramos en el año de su rodaje, 1983.
En su ambientación, se puede ver aquella Barcelona de principios de los 80, una ciudad bastante humilde económicamente, en una época donde las cosas se construían de una forma un tanto tosca y sencilla, llena de conglomerados contrachapados, hierro cromado forjado y circular y mucha moqueta. Igual que esta película, de presupuesto mínimo y dedicado sobretodo a contratar a multitud de actores amigos del director.
Todo en esta película respira aquel ambiente sencillo, visto hoy desde una sociedad sobresofisticada donde no nos conformamos con menos que con cosas de excelente acabado (Y que a menudo despreciamos). Cuando lo veo, no puedo evitar tener la sensación de que fue una época en que importaba mucho más el fondo que la forma, dando un ambiente resultón, suficiente para pasar un buen rato.
En el guión también vemos la época: Un humor extremadamente infantil, que bien podría verlo toda la familia junta pues pasaría perfectamente como película para niños de 10 años.
Un argumento estandar: mafiosos, una pobre niña, enredos con personajes secundarios variopintos y extravagantes y situaciones imposible. Tan imposibles que incluso el personaje de Eugenio traspasa en un momento determinado la cuarta pared para avisar al espectador que si le ha parecido difícil de creer todo lo que ha visto hasta el momento, que espere a la siguiente escena (Donde efectivamente lo que ocurre muestra lo poco en serio que se toma la película a si misma).
Y ahí es donde tenemos el otro encanto de la película: Nuestro querido Eugenio, que tantas veces nos hizo reir, en una película simpática que, si bien no aporta nada, no hace daño y permite pasar un rato viendo cómo eramos y lo mucho que hemos cambiado. Es perfecta para irse a dormir.
Hoy somos mucho más sofisticados y tenemos unos productos materiales de calidades excelentes (al menos en apariencia)... pero por el camino, nos hemos dejado una sociedad menos histérica y exigente que la actual.

4,4
1.546
8
18 de mayo de 2020
18 de mayo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me uno a la estupenda crítica del usuario Plissken.
Yo soy de esos que echan de menos el superficial pero divertidisimo cine de los 80, esas películas de palomitas llenas de imaginación, historias con argumentos que normalizan lo absolutamente falto de normalidad y que dejan un buen sabor de boca para irte despues a dar un paseo y comerte un helado o irte a dormir.
Bien, siempre me pregunté si se podían hacer películas de aquellas en estos tiempos de 4K y efectos digitales hiperrealistas y ahora tengo respuesta: Si se puede y Monster Trucks es un ejemplo.
En esta película no ves los efectos digitales, sino al monstruo. Ni ves el triple salto mortal, sino la huida de los malos. Da igual si lo hacen con cromas, con stop-motion o con las técnicas de efectos digitales más avanzadas: la historia y los planos serían los mismos.
Son muchos los ingredientes que lo conectan con aquel cine de los 80 (el eterno enfrentamiento del chico y la chica buena contra los abusones, la ilusión de una historia que acaba bien, una ilusión cumplida, un amigo que viene a ayudarte a resolver tus problemas...). De hecho, animo a ver los diferentes guiños que hace el director a aquella década,lo que nos deja claro que no es casualidad este paralelismo con el cine de los 80.¿Alguien dijo Simon?
Hay quien critica su verosimilitud o su coherencia. Esta pelicula tiene la misma coherencia de un ser de otra galaxia con forma humana que vuela con un traje azul y capa roja y que nadie reconoce cuando se pone unas gafas. O la misma de un chico que es amigo de un cientifico anciano que crea una maquina del tiempo en un coche. O la de unos seres que se multiplican con el agua y se convierten en monstruos si les das de comer despues de las 12 de la noche (hora local, claro... porque y si vas en un avión, le das de comer y tienes que retrasar la hora... tambien se transforma?). En fin, nos encantan las historias incoherentes porque nos permiten quitarnos el corsé de la triste y aburrida realidad.
Mientras otros insisten en cosas como Stranger Things (que no es una serie como la de los 80, sino una especie de historia-parodia de los 80, una deformación, un disfraz de los chinos) y aberraciones con nuestros antiguos heroes a los que se empeñan en resucitar y hacer caminar como zombies (Terminator, Cazafantasmas, Indiana Jones...), Monster Trucks crea nuevas personajes, y usa viejos argumentos con nuevas perspectivas y divierte a quien no llegue con demasiados prejuicios.
¿Será este el principio del retorno de aquel tipo de cine? ¿Habrán sido escuchadas mis pregarias?
Yo soy de esos que echan de menos el superficial pero divertidisimo cine de los 80, esas películas de palomitas llenas de imaginación, historias con argumentos que normalizan lo absolutamente falto de normalidad y que dejan un buen sabor de boca para irte despues a dar un paseo y comerte un helado o irte a dormir.
Bien, siempre me pregunté si se podían hacer películas de aquellas en estos tiempos de 4K y efectos digitales hiperrealistas y ahora tengo respuesta: Si se puede y Monster Trucks es un ejemplo.
En esta película no ves los efectos digitales, sino al monstruo. Ni ves el triple salto mortal, sino la huida de los malos. Da igual si lo hacen con cromas, con stop-motion o con las técnicas de efectos digitales más avanzadas: la historia y los planos serían los mismos.
Son muchos los ingredientes que lo conectan con aquel cine de los 80 (el eterno enfrentamiento del chico y la chica buena contra los abusones, la ilusión de una historia que acaba bien, una ilusión cumplida, un amigo que viene a ayudarte a resolver tus problemas...). De hecho, animo a ver los diferentes guiños que hace el director a aquella década,lo que nos deja claro que no es casualidad este paralelismo con el cine de los 80.¿Alguien dijo Simon?
Hay quien critica su verosimilitud o su coherencia. Esta pelicula tiene la misma coherencia de un ser de otra galaxia con forma humana que vuela con un traje azul y capa roja y que nadie reconoce cuando se pone unas gafas. O la misma de un chico que es amigo de un cientifico anciano que crea una maquina del tiempo en un coche. O la de unos seres que se multiplican con el agua y se convierten en monstruos si les das de comer despues de las 12 de la noche (hora local, claro... porque y si vas en un avión, le das de comer y tienes que retrasar la hora... tambien se transforma?). En fin, nos encantan las historias incoherentes porque nos permiten quitarnos el corsé de la triste y aburrida realidad.
Mientras otros insisten en cosas como Stranger Things (que no es una serie como la de los 80, sino una especie de historia-parodia de los 80, una deformación, un disfraz de los chinos) y aberraciones con nuestros antiguos heroes a los que se empeñan en resucitar y hacer caminar como zombies (Terminator, Cazafantasmas, Indiana Jones...), Monster Trucks crea nuevas personajes, y usa viejos argumentos con nuevas perspectivas y divierte a quien no llegue con demasiados prejuicios.
¿Será este el principio del retorno de aquel tipo de cine? ¿Habrán sido escuchadas mis pregarias?
10
11 de febrero de 2020
11 de febrero de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil hacer una afirmación como esa, y decir que es la mejor serie de una década que brilló, sobretodo, por la explosión creativa y de inmejorables resultados en el mundo de la música, cine y televisión. Tengo casi 40 años y creo que ha sido probablemente la década más divertida del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI. Una década genial para ser niño, por cierto.
Las chicas de oro tiene 3 factores de éxito, sus 3 secretos (tan sencillos de identificar como difíciles de replicar) que la encumbraron como obra maestra digna de un ejercito de fans:
1. Sus guiones, realmente graciosos. Creo que, a pesar de la cantidad enorme de sitcoms americanas, hay pocas capaces de arrancarte una carcajada. Una de ellas seria esta. La mayoría de sitcoms aspiran, como mucho, a no aburrir demasiado a quien la está viendo. Menos aun cuando la serie se prolonga durante 7 largas temporadas y 180 episodios.
2. Sus protagonistas. Por bueno que fuese el guión, no habría servido de nada sin actrices de gran carisma. A veces ocurre que una actriz con una serie o película, o un músico con una canción, le da una dimensión irrepetible. ¿Cómo saber cuando eso ocurre? Cuando no te imaginas a nadie más en ese personaje. Imposible. Solo ellas podían ser las chicas de oro. Y añado: Además tenían la fuerza del grupo. Solo juntas funcionaban. La prueba fue que el spin off duró solo una temporada.
3. Algo que no suele destacarse y fue imprescindible para su éxito: El enorme encanto estético y formal de la serie. Se supone que era una serie para señoras mayores, de ahí su tono afable, pero doy fe que gran parte de sus fans son hombres y mujeres más bien jóvenes, que rondan la treintena y que era unos niños cuando se emitían nuevos episodios de Las Chicas de Oro. El encanto es ese Miami paradisiaco, en el que parece que siempre es verano, la estética ochentera y caribeña de la casa y las ropas de las protagonistas, llenas de rosas y turquesas, de muebles de caña y vestuario elegante. Sus guiones tienen cierto punto picante, pero su estética es relajante, como una vacaciones en las Barbados. Incluso su sintonía era un baño de agua caliente.
Puede que a algunos nos pueda el factor nostalgia. Es posible, pues de hecho Las Chicas de Oro es década de los 80 en estado puro. Empezó en el año 85 y acabó en el 92, cuando el mundo empezaba a cambiar hacia "otra cosa" (internet, ordenadores...). Le ocurre lo mismo que a Luz de Luna, que quedó encajada en esos años, con un estilo intensamente de aquella época. Las Chicas de Oro es a los 80 lo que Friends es a los 90, el paradigma de psicología social de aquella década.
Por último, es una serie que ha envejecido bien, y que aun hoy apetece ver. Eso es el distintivo carácter de cualquier obra maestra.
Bravo. Una serie irrepetible.
Las chicas de oro tiene 3 factores de éxito, sus 3 secretos (tan sencillos de identificar como difíciles de replicar) que la encumbraron como obra maestra digna de un ejercito de fans:
1. Sus guiones, realmente graciosos. Creo que, a pesar de la cantidad enorme de sitcoms americanas, hay pocas capaces de arrancarte una carcajada. Una de ellas seria esta. La mayoría de sitcoms aspiran, como mucho, a no aburrir demasiado a quien la está viendo. Menos aun cuando la serie se prolonga durante 7 largas temporadas y 180 episodios.
2. Sus protagonistas. Por bueno que fuese el guión, no habría servido de nada sin actrices de gran carisma. A veces ocurre que una actriz con una serie o película, o un músico con una canción, le da una dimensión irrepetible. ¿Cómo saber cuando eso ocurre? Cuando no te imaginas a nadie más en ese personaje. Imposible. Solo ellas podían ser las chicas de oro. Y añado: Además tenían la fuerza del grupo. Solo juntas funcionaban. La prueba fue que el spin off duró solo una temporada.
3. Algo que no suele destacarse y fue imprescindible para su éxito: El enorme encanto estético y formal de la serie. Se supone que era una serie para señoras mayores, de ahí su tono afable, pero doy fe que gran parte de sus fans son hombres y mujeres más bien jóvenes, que rondan la treintena y que era unos niños cuando se emitían nuevos episodios de Las Chicas de Oro. El encanto es ese Miami paradisiaco, en el que parece que siempre es verano, la estética ochentera y caribeña de la casa y las ropas de las protagonistas, llenas de rosas y turquesas, de muebles de caña y vestuario elegante. Sus guiones tienen cierto punto picante, pero su estética es relajante, como una vacaciones en las Barbados. Incluso su sintonía era un baño de agua caliente.
Puede que a algunos nos pueda el factor nostalgia. Es posible, pues de hecho Las Chicas de Oro es década de los 80 en estado puro. Empezó en el año 85 y acabó en el 92, cuando el mundo empezaba a cambiar hacia "otra cosa" (internet, ordenadores...). Le ocurre lo mismo que a Luz de Luna, que quedó encajada en esos años, con un estilo intensamente de aquella época. Las Chicas de Oro es a los 80 lo que Friends es a los 90, el paradigma de psicología social de aquella década.
Por último, es una serie que ha envejecido bien, y que aun hoy apetece ver. Eso es el distintivo carácter de cualquier obra maestra.
Bravo. Una serie irrepetible.

2,2
143
1
2 de mayo de 2014
2 de mayo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los maravillosos años 80 llegaban a su fin y Cruz y Raya daban sus primeros pasos lejos de ser los conocidísimos humoristas que son hoy.
Los que recordamos aquellos primeros pasos, en aquellos gags de "Radio Cruz y Raya, la emisora que nunca calla" al final del programa de variedades del sábado "Pero esto que es", sabemos que por aquel entonces no tan solo apuntaban ya maneras sino que probablemente tenían bastante más gracia y eran considerablemente más creativos que hoy en día.
En fin, el caso es que aprovechando el tirón de sus primeros años (especialmente después de presentar el programa Tutifrutti en los inicios de Telecinco) intentaron hacer esta porquería que no deja de ser una serie de gags ambientados íntegramente dentro de un local de copas con la calidad técnica de un video doméstico.
Supongo que imaginareis que una hora y pico con la misma pareja de humoristas, en un mismo local, no puede llegar a dar como resultado algo demasiado divertido.
Pues estais acertados.
Los que recordamos aquellos primeros pasos, en aquellos gags de "Radio Cruz y Raya, la emisora que nunca calla" al final del programa de variedades del sábado "Pero esto que es", sabemos que por aquel entonces no tan solo apuntaban ya maneras sino que probablemente tenían bastante más gracia y eran considerablemente más creativos que hoy en día.
En fin, el caso es que aprovechando el tirón de sus primeros años (especialmente después de presentar el programa Tutifrutti en los inicios de Telecinco) intentaron hacer esta porquería que no deja de ser una serie de gags ambientados íntegramente dentro de un local de copas con la calidad técnica de un video doméstico.
Supongo que imaginareis que una hora y pico con la misma pareja de humoristas, en un mismo local, no puede llegar a dar como resultado algo demasiado divertido.
Pues estais acertados.
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