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8
6 de junio de 2006
6 de junio de 2006
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habla de cómo la inestabilidad laboral puede generar (y genera) inestabilidad familiar y emocional. Habla de precariedad en el trabajo, de los fallos del capitalismo, de los celos, de la ambición, de la traición, de dudas, de amor que se acaba, de amor que llega, de amistades rotas, de cómo aprendemos de nuestros errores, de cómo aprovechamos nuestras oportunidades, de lo utópico que resulta compaginar una vida personal optima y una vida laboral de éxito (especialmente para las mujeres). Película excelente, a ratos algo artificial pero siempre interesante. Cuenta con un guión estupendo, magníficos diálogos, magnífico retrato y evolución de los personajes. Dirección sobria y contundente e interpretaciones excelentes (sobre todo la de Marta Belaustegui). Infravalorada y mucho menos conocida de lo que merece; "El principio de Arquímedes" es cine español del bueno.

7,1
52.823
8
20 de junio de 2009
20 de junio de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto en una sala de cine. La maravillosa "Los mundos de Coraline" es una joya del cine de animación (se confirma que vive su época dorada) y una de las mejores películas que se han estrenado este año. Así de claro.
Adaptación de una obra de Neil Gaiman (responsable también de Stardust), "Coraline" es imaginativa, oscura, entrañable, divertida y a ratos fascinante. La animación es fantástica, pero la experiencia en 3D es impresionante. Las escenas del jardín tienen una belleza indescriptible, y el clímax final con la niña en busca de los ojos de los fantasmas en ese mundo falsamente perfecto de ojos-botón, recuerda a lo mejor de "El laberinto del fauno".
Parece que el 3D se generaliza en el cine de animación para lograr escapar de la piratería. "Up" de Pixar o "Ice Age 3" también se ofrecerán en este nuevo formato tridimensional del que ya disponen muchas salas en nuestro país, más cercano a la tecnología IMAX que a las rudimentarias gafas de cartón de antaño.
Puede ser un atractivo más para que la gente vuelva a las salas, siempre que la técnica no se convierta en razón de ser de las películas, y mantengan por encima de todo ese alma perdurable que poseen las obras de Pixar, o esta maravillosa "Coraline" discípula de lujo del cine de animación con el sello de Tim Burton (de hecho Selick fue no el creador pero sí el director de la imprescindible "Pesadilla antes de Navidad") que sorprendentemente alcanza en calidad al referente que todos tenemos en mente (y eso son palabras mayores), aunque Selick va mucho más allá de hacer un sucedáneo de Burton, demostrando tener un estilo y universo propio deslumbrantes.
Corred, peregrinad en masa a ver Coraline en pantalla grande, nada de copias piratas cutres, sería un insulto para esta auténtica obra de arte animada, sobre todo si tenéis ocasión de disfrutarla en 3D. No os la perdáis.
Adaptación de una obra de Neil Gaiman (responsable también de Stardust), "Coraline" es imaginativa, oscura, entrañable, divertida y a ratos fascinante. La animación es fantástica, pero la experiencia en 3D es impresionante. Las escenas del jardín tienen una belleza indescriptible, y el clímax final con la niña en busca de los ojos de los fantasmas en ese mundo falsamente perfecto de ojos-botón, recuerda a lo mejor de "El laberinto del fauno".
Parece que el 3D se generaliza en el cine de animación para lograr escapar de la piratería. "Up" de Pixar o "Ice Age 3" también se ofrecerán en este nuevo formato tridimensional del que ya disponen muchas salas en nuestro país, más cercano a la tecnología IMAX que a las rudimentarias gafas de cartón de antaño.
Puede ser un atractivo más para que la gente vuelva a las salas, siempre que la técnica no se convierta en razón de ser de las películas, y mantengan por encima de todo ese alma perdurable que poseen las obras de Pixar, o esta maravillosa "Coraline" discípula de lujo del cine de animación con el sello de Tim Burton (de hecho Selick fue no el creador pero sí el director de la imprescindible "Pesadilla antes de Navidad") que sorprendentemente alcanza en calidad al referente que todos tenemos en mente (y eso son palabras mayores), aunque Selick va mucho más allá de hacer un sucedáneo de Burton, demostrando tener un estilo y universo propio deslumbrantes.
Corred, peregrinad en masa a ver Coraline en pantalla grande, nada de copias piratas cutres, sería un insulto para esta auténtica obra de arte animada, sobre todo si tenéis ocasión de disfrutarla en 3D. No os la perdáis.

5,5
1.086
8
23 de noviembre de 2009
23 de noviembre de 2009
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda comedia indie norteamericana, de esas aparentementemente ligeras que encierran sin embargo una incisiva reflexión sobre varios temas, a saber: la masculinidad (qué acertada mirada sobre los miedos masculinos, tenía que venir escrita por una mujer, claro...) los tabúes sociales, los límites de la confianza, la fragilidad de las relaciones, la búsqueda de la identidad o la madurez.
No estamos por tanto lejos del cine de Appatow, pero lo que quiere contar Lynn Shelton partiendo de una simpática y surrealista premisa inicial, me resulta más sincero, más cercano, me implica más, su humor es más incómodo y su substrato reflexivo llega más lejos. Quizá porque, como decía antes, es una mirada a cierta inmadurez masculina desde fuera. Con una perspectiva más objetiva. En Appatow notamos una cierta autoindulgencia en el sentido de mostrar demasiado cariño hacia sus personajes, esa generación "peter pan" que aquí no sale tan bien parada al introducir Shelton, no por casualidad, el personaje femenino de Anne, un contrapunto obvio, que no obstante no hace que la directora se burle o se quede en la mera sátira de los personajes masculinos, sino que se acerca a ellos para extraer su vulnerabilidad y hacer comprensibles sus motivaciones e inseguridades.
Todo en hora y media contado con mucho y buen humor un guión generoso en diálogos brillantes y actores espontaneos e impecables. La química entre los protagonistas es fantástica y probablemente la clave para que la película funcione (su escena final en el motel es sencillamente genial) pero es Alycia Delmore (Anne) quien se lleva la palma interpretativa en esa escena en la que le confiesa a Ben un asunto del pasado, o en aquella otra en la que se emborracha con Joshua Leonard (Andrew) y este le cuenta el auténtico plan de rodaje. Estupenda.
No puedo estar de acuerdo esta vez con mi compañero Caith. Humpday no se me hace larga, no me resulta estirada, no creo que su premisa se agote pronto, al contrario, es un mero macguffin para hilar escenas en las que se reflexiona en voz alta, o se evidencian de manera más sutil las contradicciones, inquietudes, los sentimientos, los secretos y mentiras de un grupo de personajes que no hace sino representar los diferentes modelos de una cierta clase media: los conformistas, los desencantados, los soñadores... aparentemente opuestos, pero paradojicamente cercanos, unidos por sus miedos.
Sí, Humpday puede ser "sólo" un filme de personajes, pero su alcance es mucho mayor de lo que aparenta su superficie. Y además (o sobre todo) es muy divertido.
No estamos por tanto lejos del cine de Appatow, pero lo que quiere contar Lynn Shelton partiendo de una simpática y surrealista premisa inicial, me resulta más sincero, más cercano, me implica más, su humor es más incómodo y su substrato reflexivo llega más lejos. Quizá porque, como decía antes, es una mirada a cierta inmadurez masculina desde fuera. Con una perspectiva más objetiva. En Appatow notamos una cierta autoindulgencia en el sentido de mostrar demasiado cariño hacia sus personajes, esa generación "peter pan" que aquí no sale tan bien parada al introducir Shelton, no por casualidad, el personaje femenino de Anne, un contrapunto obvio, que no obstante no hace que la directora se burle o se quede en la mera sátira de los personajes masculinos, sino que se acerca a ellos para extraer su vulnerabilidad y hacer comprensibles sus motivaciones e inseguridades.
Todo en hora y media contado con mucho y buen humor un guión generoso en diálogos brillantes y actores espontaneos e impecables. La química entre los protagonistas es fantástica y probablemente la clave para que la película funcione (su escena final en el motel es sencillamente genial) pero es Alycia Delmore (Anne) quien se lleva la palma interpretativa en esa escena en la que le confiesa a Ben un asunto del pasado, o en aquella otra en la que se emborracha con Joshua Leonard (Andrew) y este le cuenta el auténtico plan de rodaje. Estupenda.
No puedo estar de acuerdo esta vez con mi compañero Caith. Humpday no se me hace larga, no me resulta estirada, no creo que su premisa se agote pronto, al contrario, es un mero macguffin para hilar escenas en las que se reflexiona en voz alta, o se evidencian de manera más sutil las contradicciones, inquietudes, los sentimientos, los secretos y mentiras de un grupo de personajes que no hace sino representar los diferentes modelos de una cierta clase media: los conformistas, los desencantados, los soñadores... aparentemente opuestos, pero paradojicamente cercanos, unidos por sus miedos.
Sí, Humpday puede ser "sólo" un filme de personajes, pero su alcance es mucho mayor de lo que aparenta su superficie. Y además (o sobre todo) es muy divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me sorprende su escasa nota media, pues en el pase del Festival de Gijón en el que pude verla, las risas eran continuas y los aplausos finales generosos.

6,2
503
5
29 de noviembre de 2008
29 de noviembre de 2008
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una temática cercana al "Elephant" de Gus Van Sant y el tratamiento estético, la frialdad y la violencia latente de un Michael Haneke, el estadounidense Antonio Campos firma una película inquietante sobre la violencia en las aulas y lo cruda que puede llegar a ser la convivencia en una escuela privada para un adolescente inadaptado, cuya frustración, rabia y tristeza puede desembocar en problemas piscológicos graves y en un estallido de odio.
Campos utiliza el montaje de forma virtuosa para crear planos realmente trabajados. Pero la temática de Afterschool ha sido puesta en imágenes con mayor eficacia y voluntad de discurso que en esta ocasión, en la que el director se pierde en sus propias filigranas visuales, descuidando una mayor cercanía y credibilidad en la deriva psicológica del joven protagonista al que se retrata de manera en exceso distanciada. Puede que plantee interesantes preguntas, pero se echan de menos algunas respuestas.
Campos utiliza el montaje de forma virtuosa para crear planos realmente trabajados. Pero la temática de Afterschool ha sido puesta en imágenes con mayor eficacia y voluntad de discurso que en esta ocasión, en la que el director se pierde en sus propias filigranas visuales, descuidando una mayor cercanía y credibilidad en la deriva psicológica del joven protagonista al que se retrata de manera en exceso distanciada. Puede que plantee interesantes preguntas, pero se echan de menos algunas respuestas.

6,6
24.667
8
13 de diciembre de 2008
13 de diciembre de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Won Kar Wai viaja a USA, pero su patria sigue siendo la de los desamparados, la de las luces de neón, los corazones destrozados y las almas solitarias. La de los insomnes que vagan en busca de su identidad, de redención, de compartir su desolación...
Estas historias cruzadas que tienen como nexo de unión al taciturno personaje de Norah Jones no funcionan con la misma eficacia, carecen de la misma fuerza, y quizá son excesivamente lineales consideradas individualmente, pero juntas componen un poderoso fresco acerca del abandono, de la pérdida, del recuerdo como fuente de nostálgico desaliento.
Won Kar Wai nos hipnotiza de nuevo con la envolvente belleza de sus imágenes y una maravillosa banda sonora, pese a un guión sencillo y que cae en algunos lugares comunes (a veces los de su propio cine) pero de una embaucadora ingenuidad.
Dentro del buen tono del reparto, destaca un magnífico David Strathairn componiendo con desgarradora lucidez un personaje que sufre las consecuencias de amar sin condiciones. Y como postre a este menú de medianoche, Kar Wai nos regala un beso de antología con sabor a tarta de arándanos... para dejarnos un inmejorable regusto final.
Estas historias cruzadas que tienen como nexo de unión al taciturno personaje de Norah Jones no funcionan con la misma eficacia, carecen de la misma fuerza, y quizá son excesivamente lineales consideradas individualmente, pero juntas componen un poderoso fresco acerca del abandono, de la pérdida, del recuerdo como fuente de nostálgico desaliento.
Won Kar Wai nos hipnotiza de nuevo con la envolvente belleza de sus imágenes y una maravillosa banda sonora, pese a un guión sencillo y que cae en algunos lugares comunes (a veces los de su propio cine) pero de una embaucadora ingenuidad.
Dentro del buen tono del reparto, destaca un magnífico David Strathairn componiendo con desgarradora lucidez un personaje que sufre las consecuencias de amar sin condiciones. Y como postre a este menú de medianoche, Kar Wai nos regala un beso de antología con sabor a tarta de arándanos... para dejarnos un inmejorable regusto final.
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