Una reimaginación del combate entre Darth vader y Ben Kenobi en el Episodio IV. Si bien es cierto que era bastante sosillo el original, este quizás se pasa de ímpetu. Está muy logrado y eso, pero a mí me hubiese gustado que los realizadores de esta versión le hubiesen pegado un ojo a los combates de la trilogía japonesa de "Kenshin, el guerrero samurai". Eso son palabras mayores. Si en el fondo Darth Vader va vestido de samurai ¿porqué no inspirarse directamente en sus filmes?.

Será todo lo políticamente incorrecta que quiera uno, como se ha señalado en anteriores comentarios, pero a mi me ha parecido una gran película de animación, fantásticamente ambientada, con buenos personajes, genial historia, bien llevada, con dosis de emoción, aventura y tensión, con dosis de drama tipo "Bambi" y un mensaje final a la esperanza y a que las cosas pueden cambiar a mejor.

Desde el principio de la humanidad, desde el Paleolítico, las madres yan jugado un papel decisivo en al educación, protección y alimentación de la especie humana. Cada sexo en su tribu tenía un papel determinado pero no por ello menos importante. Fueron las mujeres las transmisoras de muchos conocimientos. En la película, las madres marcianas, como las hermanas "Badoon" de los comics Marvel, han desarrollado una sociedad sin igual, pero sin los machos de la especie. Precisan una madre humana para programar a las niñeras-robot, puesto que no tienen tiempo en esa sociedad. En la actualidad, en la Tierra, la gente busca para cuidar a sus retoños, si lo pueden pagar y no tienen acceso a guarderías, personas adecuadas para el cuidado de sus hijos, mientras las madres trabajan en largas jornadas. En el fondo es lo mismo.

Y las madres, como muestra la película, tienen una relación especial con sus hijos, de sacrificio y amor, que quizás para los hombres no sea igual. ¿a quien llaman cuando de noche tienen miedo?

La película es magnífica, aunque sea políticamente incorrecta. Madre no hay más que una.

La, posiblemente, serie de mayor longevidad española, "Cuentamé como pasó", narra las vicisitudes de una familia, Los Alcántara, y por extensión de la sociedad española. Empezó como la serie americana "Aquellos maravillosos años" aunque ha ido evolucionando hacia más drama, tensiones familiares, sociales y mucha menos comedia. Muchas de sus desventuras están cogidas con alfileres y quizás no debían haber figurado en la serie (la adicción al juego, la trama policial tardo-franquista, etc) ya que no reflejan generalidades de la sociedad, sino hechos puntuales y demasiado concretos. En sus muchas temporadas, casi tantas como los "Los Simpson" (aunque los Alcántara no son amarillos) han aparecido multitud de personajes, aunque para que se aprecie una serie, aparte de los "buenos" tiene que haber un "malo" que haga memorable la serie: un JR (Dallas) una Alexis Carrington (Dinastía), una Angela Channing (Falcon Crest). Aquí teníamos a Don Pablo (genial José Sancho). Sin embargo, hace años que la serie se quedó sin un malo de calidad y ha ido degenerando en historias de poco interés hasta ahora.... el hijo menor, carlos, ha sido encarcelado en Carabanchel, y, como en "Hombre Rico, Hombre Pobre" le ha salido un villano despreciable que lo odia a muerte, como si fuese el otrora celebérrimo "Falconetti", se trata de Salazar, que casí lo mata en el último episodio. ¿Continuará este malvado en la próxima temporada? esperemos que sí. Alguien tan odioso y abyecto es lo que quizá le faltaba a la serie, aunque traicione sus iniciales intereses de reflejar la evolución de la sociedad. A ver que deciden los guionistas.

La animación española, aunque no muy conocida, ha gozado de grandes creadores. Desde Segundo de Chomón, este país ha tenido notable inventiva pero también escaso apoyo por parte de medios oficiales. De niño recuerdo ver en TV "Garbancito de la Mancha" auténtica pionera de una animación disneyniana realizada aquí. Y me encantó.

La animación española actual tiene la virtud de no arrastrar los vicios y débitos del cine convencional nacional, tan lleno de intelectualillos y de historias sobre la guerra civil o comedietas insulsas de tres al cuarto y que viven de subvenciones. No, la animación española actual es capaz de lanzarse al mercado USA y conseguir con "Planet 51" una taquilla global de 105 millones de $, la mayor recaudación de una película española en la historia. La animación en España es LIBRE en sus conceptos e ideas: El lince perdido, el Cid, De profundis...

Las Aventuras de Tadeo Jones son un claro ejemplo de amor al cine y al espectador. Se nota que sus creadores y productores se han sentado frente a la pantalla y buscan lo que a ellos, como espectadores, les divierte, entretiene y emociona. Piensan en el espectáculo. Y lo consiguen. Tadeo Jones quizá no es un producto redondo, pero se le acerca; sin duda, rodaría en una cuesta. El cine español convencional es plomizo y pesado, y genera películas cuadradas e insoportables.

Tadeo Jones es una película sencilla, con un guión que bebe de las películas de buscadores de tesoros (obviamente), con una definición de personajes, sin embargo, trabajada. Los escenarios están bien documentados y recreados, aunque quizás, conociendo Perú, se echa en falta el bullicio de las gentes por las calles. Pero, eso cuesta dinero, y la película es española y no hollywoodiense. Y apenas se nota. Tiene dardos certeros, como que los malos son unos saqueadores arqueológicos que se llaman "Odyseus" o una crítica a tanto arqueólogo de medio pelo que aparece en las TV por cable.

Las escenas de acción son espectaculares, te mantienen en vilo y te sorprenden con las trampas y dificultades que se encuentran nuestros héroes. Es de lo más logrado de la película.

La película es excelente, en factura, realización, guionización, música, diseño de personajes y de producción.

El futuro del cine en España pasa por la animación y estos emprendedores que logran productos impensables hace pocos años. Ojalá reciban apoyo de los medios, público, televisiones. Un esfuerzo así merece un reconocimiento. Tiene el mío y el de mi familia, y el de una sala de cine bastante llena para un lunes-tarde.

Lamentablemente es así, por mucho que los aficcionados al Doctor esperásemos otra cosa.

Un episodio que celebre el 50 aniversario de un personaje de ficción mítico, que ha acompañado a varias generaciones de televidentes y seguidores de la ciencia-ficción, debe ser algo grande y generoso, tanto en la concepción, como en los personajes, no una continuación cutre del episodio anterior. Debería ser como un "superannual" de los comics.

Y eso que se entreveía grandeza. Incluir a David Tennant, el décimo Doctor, a Rose, al Doctor guerrero ... pero queda en eso, en buenas y frustadas intenciones. David Tennant está muy forzado en sus apariciones, rozando la exageración y falta de naturalidad; la belleza de Rose, la poligonera que la acompañaba, es un futil recuerdo ante un personaje que ahora, en ocasiones, parece un travestido de pobladas cejas.

No obstante, ante tanto despropósito, hay un momento bueno, la presencia del gran John Hurt, y un momento sublime, en el que casi tocas el cielo de Gallifrey: la presencia de Tom Baker, el doctor de la bufanda, el cuarto, el que veía de niño en TV3, el mejor doctor de la historia. Ahí si que hubo magia, pero apenas 5 minutos.

Y luego está la historia. De lo peorcito del Doctor en años. Situaciones inconexas que quedan colgadas. No sabes que pintan los zygons en la historia, ni porqué aparecen, ni qué ocurre con todos ellos en la época isabelina, ni con ellos en la época actual. Tampoco se entiende que ocurre con Gallifrey, cuando en un episodio del Doctor (Tennant) luchando contra el Amo, éste traía a Gallifrey de vuelta desde otra dimensión, y, por tanto, no había sido destruido en la Guerra de los Señores del Tiempo-Daleks. Demasiadas inconexiones ....

Doctor Who ha ido languidenciendo. El gran error es elevar la vida y la historia de los acompañantes, que eran eso, simples muletillas en las aventuras del Doctor (a quien contarles las cosas y así entenderlo los espectadores), a ser los que fijan la linea argumental de las historias relatadas en la serie. Con el Undécimo Doctor me harté de los Pond y su hija y sus vidas. Ahora ocurre lo mismo con la Chica Imposible (Jenna Coleman). De nuevo la historia de esta chica condiciona los argumentos de los episodios. Y ya aburre... Es como si en las novelas de Sherlock Holmes todos los casos estuvieran relacionados con el pasado del Doctor Watson ...

Doctor Who necesita sangre nueva en los guiones. Historias interesantes autoconclusivas. Nuevos personajes, nuevos villanos. Frescura. Audacia. No ombliguismo y autobombo.

¡Que pena de aniversario!