Haz click aquí para copiar la URL
España España · Jerez de la frontera
You must be a loged user to know your affinity with DavidFilme
Críticas 315
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de febrero de 2025 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Diligencia" es un magnífico y memorable western, dirigido por John Ford y protagonizado por John Wayne. Los primeros compases del film, sirven para presentar a los personajes, y saber para qué quieren montar en la diligencia con destino a Lordsburg, a pesar del peligro de los apaches que presumiblemente se encontrarán en el camino. John Ford no para demasiado en mientes y en seguida nos sitúa en las coordenadas de cada uno con una gran destreza narrativa. Aunque tenga todas las característica de acción de un western, es una película coral donde el desarrollo de los personajes es fundamental. Ford siente especial cariño por los personajes excluidos y repudiados socialmente. Es el caso de la prostituta Dallas (Claire Trevor), del médico borrachín Doc Boone (Thomas Mitchell) o del "prófugo" Ringo Kid (John Wayne). Todos ellos se desenvuelven con gran nobleza y mantienen una dignidad que resiste la altivez de otros compañeros de viaje. Dallas y Boone son expulsados del pueblo de partida (no se dice su nombre) por la reaccionaria Liga para la Ley y el Orden, que Ford satiriza perfectamente. Hay personajes con conciencia de alta alcurnia que se muestran desdeñosos y arrogantes. Sobre todo Hatfield (John Carradine), un ex soldado confederado que se mueve por el clasista sistema moral sureño. En menor medida sucede algo similar con Lucy Mallory (Louise Platt), la mujer de un capitán del ejército que se encuentra embarazada y quiere reunirse cuanto antes con su marido.

Particularmente antipático es el banquero Gatewood (Berton Churchill), siempre altivo y grosero. Es además el único pasajero con un motivo ruin para coger la diligencia. Ha desfalcado una fortuna y quiere poner tierra de por medio, es casi un arquetipo avaricioso e hipócrita. Completan el pasaje el sheriff Wilcox (George Bancroft), que va tras de Ringo, el viajante de whisky Samuel Peacock (Donald Meek) y el conductor, Buck (Andy Devine). Entre los personajes que hemos descrito, varios de ellos no son pétreos o impermeables ante las circunstancias. Iremos observando un arco evolutivo en muchos de ellos, que vendrá dado por la convivencia forzada y las aventuras que tendrán que superar. Así, por ejemplo, Hatfield se mostrará valiente y corajudo en muchas situaciones y poco a poco veremos matices interesantes dentro de él. El doctor Boone, más allá de sus gracietas de borracho, es un buen médico, íntegro y valiente si hace falta. Ringo parece el arquetipo de vaquero duro de pelar, pero también mostrará detalles de ternura a Dallas. Es decir, más allá del trayecto de la diligencia, se produce también un viaje interior. En cuanto al viaje exterior, la cinta, tiene unas cuantas peripecias. Algunas de ellas más íntimas como el parto de la señora Mallory o el enamoramiento de Ringo y Dallas. Otras, como en toda película del oeste que se precie, son aventureras, y con generosas dosis de acción.

Sin embargo, entre otras cosas, los protagonistas tendrán que vadear ríos, entablar combate con los apaches y, por supuesto, verse envueltos en duelos. Otro punto a destacar, es la parte del asedios de los apaches a la diligencia, se trata de una secuencia espectacular que, aún hoy sombra por su ritmo fulgurante y sus magníficos travellings. Mejor obviar los numerosos saltos de eje que, según Ford, se justifican por cuestiones de iluminación. No obstante, valores cinematográficos aparte, John Ford aportó el descubrimiento de dos auténticos símbolos. Uno de ellos geográfico, el Monument Valley, quizá el paisaje más carismático de la historia del western. En el filme luce de forma espectacular, merced a la hermosa profundidad de campo que utiliza el director. En este sentido, visualmente, la película es realmente magnífica. Hoy nos puede parecer un poco extraño pero a finales de los años treinta el western parecía, literalmente, agotado. Desde la década anterior se hicieron, sin exagerar, cientos de películas del oeste y no parecía haber muchas ideas nuevas. El mismo Ford rodó en torno a una veintena de western mudos. Uno de los valores históricos del film, fue revitalizar las películas del oeste y asegurar su supervivencia como género. Dicho en corto, "Stagecoach" (1939) resucitó al western.

Las actuaciones son correctas, aunque inicialmente la estrella indiscutible del film era Claire Trevor con su papel de la chica de dudosa reputación Dallas, John Wayne comienza a brillar con luz propia en la historia del cine, desde esa misma secuencia de su aparición con el rostro inicialmente desenfocado. Efecto éste producto de un error que Ford decidió que quedaba bien y se montó finalmente en la cinta. Wayne es pura presencia, su manera de coger y apuntar con el rifle, su forma de caminar o su estilo montando a caballo es, un espectáculo. Tenía muchas aristas, y algunas algo incómodas, pero como actor es parte esencial de la historia del cine. Con más virtudes actorales de lo que se suele suponer, nos llegó un buen puñado de clásicos. No era su debut en el cine, pero sin duda, catapultó sideralmente su carrera y puso a la vista de todos su peculiar estilo. El resto del reparto están igualmente geniales en sus papeles, aunque cabe destacar al doctor Boone, ocasional de profesión y casi siempre borrachín por vocación interpretado por Thomas Mitchell, quien no en vano se vio recompensado por un Oscar a mejor actor secundario y a John Carradine, estilizado, elegante, de un porte impresionante en su interpretación como Hatfield.

Seguir abajo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En definitiva, magnífico y memorable western, tanto por su calidad cinematográfica como por su relevancia histórica dentro de su género, merece un capítulo propio dentro de la evolución del cine del siglo XX. John Ford creó un género que cambió el curso de la historia del cine, su talento, su personalidad y su amor por el séptimo arte, convierten sus películas en eternas. Su forma de hacer poesía con la cámara marcó un antes y un después. Precisamente, "Stagecoach" (1939) le sirvió a Orson Welles de inspiración para "Citizen Kane" (1941).

FilmeClub605426824.wordpress.com
5 de enero de 2025 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuando Acecha La Maldad" es un sorprendente y atrapante film de folk horror, dirigido por Demián Rugna y protagonizado por Ezequiel Rodríguez.
En un remoto pueblo de Argentina, dos hermanos descubren a un "encarnado", un hombre poseído por un demonio y que a punto de desatar literalmente el horror que lleva dentro. Sin embargo, al intentar detener la amenaza, cometerán imprudencias que acarrearán el desencadenamiento del horror en su máxima expresión. Los orígenes del film, provienen principalmente de dos fuentes de inspiración para Demián Rugna, quien ya se había hecho de un nombre en el cine de terror latinoamericano con "Aterrados" (2018), considerada de una de las mejores películas del género en años en Argentina y su participación en la antología de historias de terror «Hispanos Satánicos», junto a otros directores latinoamericanos, con su relato "Yo también lo vi". Estas fuentes serían una periodística y otra folclórica. La primera consistía en una serie de noticias sobre pesticidas agrícolas utilizados en su Argentina natal que estaban causando problemas de salud generalizados en la población local y regional. Y la segunda en antiguas creencias rurales que aún persisten en la Argentina profunda acerca de los llamados "encarnados" o "embichados", que de acuerdo al folclore local corresponderían a personas a las que se les ha metido el demonio en la carne, es decir, les han poseído físicamente. A continuación, hablaré en detalle de ello, pero no cabe duda que la clave del éxito del film es precisamente la acertada combinación de aspectos narrativos asociados a lo actual y a lo ancestral, a lo cotidiano y a lo inesperado, a lo ordinario y a lo sobrenatural.

La polémica de los pesticidas agrícolas en Argentina representa una interesante crítica de Rugna a la industria agropecuaria del país, en especial porque sugiere y denuncia una evidente apatía corporativa en relación a la salud de los trabajadores, por una parte, y de los consumidores, por otra. Que la trama suceda en un remoto pueblo olvidado, en el interior del país, da cuenta de la indiferencia y desprecio incluso que las autoridades de gobierno metropolitanas sienten por las consecuencias de sus decisiones. Este aspecto va derechamente ligado a la exploración que realiza el director de las clases sociales argentinas, desde los indigentes que se toman los campos, los peones que las trabajan para el patrón y, por supuesto, los grandes terratenientes. De hecho, una cuestión que Rugna ha dicho en forma explícita en entrevistas es su intención de retratar precisamente a estos últimos, que se sienten amenazados por el Estado cuando este «pretende» intervenir en sus propiedades, lo cual se traduce en un fuerte antagonismo, hostilidad y el temor a las expropiaciones. Hay varias secuencias del film que dan cuenta de esto y que bien vale la pena mencionar y analizar. Los protagonistas son dos hermanos, Pedro y Jimmy, propietarios menores de terrenos en un remoto pueblo, que tienen problemas de convivencia y de otro tipo con Ruíz, el terrateniente más poderoso y tirano (como todo terrateniente, claro) del lugar, que simboliza la clase social privilegiada. Como es de esperarse, cuando todos se enteran que hay un embichado en aquellas tierras, Ruíz decide hacer las cosas a su manera, es decir, de la forma más déspota y brutal, lo que a sabiendas de todos no hará otra cosa más que empeorar las cosas porque liberará abruptamente la maldad enquistada en el huésped.

Todo este sentido crítico cobra mayor sentido cuando tenemos en cuenta que el embichado es el hijo mayor de una pequeña familia que la completa una anciana y un chico, hermano del embichado, quienes se han tomado ilegalmente esos terrenos para vivir y que representan a la clase social más baja, los indigentes. Otro aspecto realmente interesante es la actitud de la autoridad policial, ineficaz, negligente y corrupta, no sólo con la investigación sobre la espantosa muerte del curador de embichados, sino con la misma víctima y su familia, meramente por su condición socioeconómica. Las creencias ancestrales sobre posesiones por entidades malignas anteceden, por supuesto, a la llegada del cristianismo a América, sin embargo, tuvieron su mayor auge y consolidación en el sincretismo de los pueblos originarios y los conquistadores en relación a la figura de los demonios. En el caso puntual de los "encarnados" o "embichados", términos que se utilizan de forma indistinta en la cinta, podríamos decir que parten del mismo principio de acuerdo a las creencias rurales argentinas, donde hay una persona poseída por una entidad maligna. En cualquier caso, un encarnado o un embichado dan cuenta de una interesante teoría sobre posesiones demoníacas, en la que advertimos un proceso de corrupción en el cual un demonio toma posesión de un cuerpo y lo utiliza como una verdadera incubadora para hacer madurar y fortalecer a la maldad. De esta forma, como si se tratara de un virus o una enfermedad contagiosa, el cuerpo del encarnado o embichado se va pudriendo y corrompiendo hasta niveles espeluznantes y brutalmente asquerosos, mientras en su interior alimenta, protege y concreta la materialización del mal en una forma humana nueva, como vemos en el epílogo de la película.

Cabe señalar que la premisa básica del film es la corrupción o putrefacción que conlleva la maldad y cómo va destruyendo no sólo al mencionado "huésped" sino a quienes están en su entorno, destruyendo de esta manera literalmente a los personajes uno a uno. El prólogo del film es impresionante y toda una declaración de principios del film, donde somos testigos de un cuerpo decapitado y partido por la mitad y más con la grotesca apariencia del embichado, un hombre que ha perdido prácticamente todo indicio de su humanidad salvo su conciencia, convertido literalmente en una bola inmensa de putrefacción y descomposición interna y externa.

Seguir abajo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Cuando Acecha La Maldad" (2023) tiene el gran mérito de ir superándose a sí misma en su actitud de impredecibilidad narrativa y respeto por los límites del horror. La verdad es que Rugna no tiene ningún empacho en controlar ni mucho menos detener precisamente la liberación del mal y lo hace sin miramientos ni contemplaciones, con un sentido del horror psicológico a plena luz del día y a partir de algo anecdótico como lo vimos en todo su esplendor en "Midsommar" (2019) de Ari Aster, película con la que comparte más que su esencia folk horror. Asistimos, entonces, a un espectáculo de horror original e impredecible, con Ruíz y la secuencia con la cabra poseída que constituye el inicio de una serie de experiencias perturbadoras que traen destrucción y muerte para sí mismo y su esposa embarazada. Luego nos encontraremos con muertes de personajes adultos espantosas como la ex mujer de Pedro arrollada por el vehículo de su nueva pareja y la curadora de embichados a golpes de martillo, secuencias explícitamente violentas. Pero si se creía que asesinar en pantalla a una embarazada, el suicidio de la mujer de Ruíz a hachazos, puede ser brutal, imagínense cuando se trata asesinatos que involucran a niños. Aunque apela también a la sugerencia, por ejemplo, con el destino del chico autista en el epílogo, siempre con un estilo crudísimo, pero en lo absoluto morboso, Rugna se despacha dos secuencias realmente bestiales y conmovedoras con niños como protagonistas. La secuencia del perro y la hija menor de Pedro es realmente salvaje, si bien no del todo impredecible gracias a su correcto uso del suspenso, pero salvaje como pocas en el último tiempo, toda una declaración de que ni los niños se encuentran a salvo en esta trama siniestra y brutal. Pero como ya decía, la película tiene la virtud de superarse a sí misma y nos regalará otra secuencia bestial cuando veamos a la poseída ex mujer de Pedro secuestrando a su hijo menor para matarlo y luego devorar sus sesos en una escena repulsiva y perturbadora al mismo tiempo.

Otra de las cuestiones que el guión trabaja muy bien es la tragedia del error. Para quienes no somos parte o tenemos algún conocimiento del saber popular sobre ciertas leyendas y mitos locales de cualquier parte del mundo, puede resultar una trivialidad, pero lo cierto es que claramente no lo es. Todas las culturas del mundo, dentro de su sistema de creencias, tienen una estructura o sistema de acciones basado en el saber popular de cómo hacer frente al mar, erradicarlo o destruirlo, el cual debe ser seguido al pie de la letra. Es increíble, parecen no tener lógica y ser antojadizas y tener ningún sustento científico, pero siguen fuertemente arraigadas en todas las culturales del mundo, especialmente el rural, como si de un dejo de paganismo se tratara. En el film no se seguirá este protocolo, por así decirlo, y cada acto que no lo siga llevará a que el mal se vaya desatando más y más y todo termine corrompido o destruido.

Las actuaciones son bastantes eficaces, encontramos a Ezequiel Rodríguez y Demián Salomón como los hermanos Pedro y Jimmy Yazurlo, que se encuentran en medio de este infierno rural. Silvina Sabater encarna a Mirtha la curadora. Luis Ziembrowski como el tirano terrateniente Ruíz. Emilio Vodanovich encarnó a Jair, el hijo autista de Pedro y Virginia Garófalo como Sabrina, la ex mujer de Pedro, también destacaron en sus roles.

En definitiva, un sorprendente y atrapante film de terror sobrenatural, con su historia perturbadora, su buen ritmo y desinhibición respecto a la exposición del horror y lo visceral y su ambientación ominosa y opresiva, estamos ante una de las películas latinoamericanas de terror más destacables de este siglo.

FilmeClub605426824.wordpress.com
28 de julio de 2020 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Amadeus" es un extraordinario film de culto multipremiado en los Oscar y Globos de Oro, por Mejor Película y Mejor Director entre otros, dirigido por el legendario cineasta Miloš Forman y protagonizado por F. Murray Abraham y Tom Hulce. La supuesta rivalidad entre Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Antonio Salieri (1750-1825), que incluye acusaciones de plagio e incluso la supuesta orquestación de Salieri para ocasionar la muerte del célebre compositor austríaco, fue recogida por primera vez por el poeta ruso Aleksandr Pushkin en su obra para teatro “Mozart & Salieri” (1830) y luego reversionada en la ópera homónina (1898) del también compositor ruso Nikolai Rimski-Kórsakov, para finalmente ser reescrita como obra teatral por Peter Shaffer en “Amadeus” (1979). Sin embargo, dicha supuesta rivalidad nunca ha podido ser confirmada y sólo se ha basado en rumores y ciertas teorías de conspiración, que habrían tenido cierto asidero en un rumor a fines de 1790, cuando Mozart habría acusado de plagio y de querer atentar contra su vida a Salieri, cuya popularidad estaba en decadencia. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer, las sospechas de Mozart se fundaban en un incidente ocurrido hacia 1780, cuando Salieri le habría quitado el cargo de profesor de música de la princesa de Wurtemberg.

En consecuencia, todo este material artístico basado en estos rumores, no deja de ser más que una entretenida e interesante ficción, que el propio Peter Shaffer guionizó para el notable film de Miloš Forman, en donde evidentemente se toman muchas licencias respecto a la realidad y que van desde rasgos personales hasta hechos concretos en la interacción entre Mozart y Salieri. Peter Shaffer estrenaría el guión de su obra teatral “Amadeus” en 1979, en Londres. Forman asistiría a dicha obra con la intención de filmar una adaptación cinematográfica, dónde tras quedar maravillado con el primer acto, le confesaría al guionista que si el segundo acto era tan bueno como el primero, haría la película. Shaffer y Forman se abocarían por afinar los detalles del tremendo guión que sería merecedor del Oscar al Mejor Guión Adaptado. Sin embargo, decidieron cambiar sustancialmente dos características fundamentales del libreto teatral para el guión de la película. La primera de ellas suponía que Salieri ya no hablará con el público, que se introdujera un personaje al cual el anciano músico italiano pudiera contarle su historia, que final y acertadamente sería un sacerdote. La segunda, y quizás más importante, fue cubrir la ausencia absoluta de música en la obra de teatro, con la música del legendario músico de Salzburgo.

No obstante, y he aquí otro de los grandes fuertes narrativos del guión, el director propone una visión que aunque nace de su mayor admirador y máximo enemigo al mismo tiempo, no termina por dibujar exactamente a Mozart, dejando en total libertad si las descripciones y valoraciones que hace Salieri, en base a las diferentes emociones que le provoca su rival, resultan acertadas o tergiversadas por el protagónico de Salieri. Así, por un lado, tenemos al italiano Antonio Salieri, músico destacado de la Corte Imperial de Viena, maestro de capilla y de la nobleza, entregado por completo a la música, hombre devoto que ha prometido humildad y castidad. Por otro lado, tenemos al austriaco Wolfang Amadeus Mozart, un genio musical que ya componía sus propias piezas a los 4 años, impetuoso, jactancioso, soberbio y arrogante, pueril e inmaduro pero al mismo tiempo lujurioso y obsceno, que maravilla con una frescura y viveza musical a la que resulta imposible resistirse y que estaría destinada a ser recordada por los siglos de los siglos. Dos hombres a los cuales les tocó coincidir en el contexto de una Viena Imperial fastuosa, en donde se observa el evidente contraste entre las riquezas, las fiestas y orgías de los palacios imperiales y la pobreza de la calles, con la música como uno de los pocos puntos en común para exaltar el espíritu humano.

Las actuaciones son magistrales, no cabe duda que hay genialidad en la estructuración de prácticamente todos los personajes, pero más aún en el de Salieri. Un personaje tan fascinante como auténtico y contradictorio, complejo, trágico y despreciable pero que aún así tiene la virtud de reconocer la genialidad de su rival. La interpretación de F. Murray Abraham es extraordinaria, llena de matices y complejidad, incluso logrando cierta simpatía en parte del público al exponer sus motivaciones para querer destruir a Mozart. Uno de los grandes villanos de la historia del cine, sin tener que ser realmente un asesino despiadado, en donde Murray Abraham, ganador del Oscar y el Globo de Oro por este papel, impone la faceta más maquiavélica y humana de Salieri, desde su miserable propuesta sexual y desprecio a Constanze Mozart, esposa del músico austriaco, hasta la siniestra mirada y sonrisa cuando da cuenta del trágico final de Mozart. Tom Hulce regala una sólida actuación como el célebre Mozart, logrando diversidad de registros, siendo inmaduro y libertino como exigente y arrogante a partes iguales. Elizabeth Berridge encarna sólidamente a Constanze Weber, la joven esposa de Mozart, mujer con un carácter y energía poco habituales en la época.

En definitiva, un extraordinario film biográfico basado en personajes reales, en la práctica, un ejemplo contundente de lo que debe ser una adaptación, creando una narrativa propia y mágica, con ciertos toques de leyenda negra, llena de virtudes narrativas y técnicas, que con total justicia la ubican entre los máximos logros del séptimo arte. Con la majestuosidad técnica, visual y sonora de su dirección artística, fotografía, maquillaje y vestuario, principalmente. Un ritmo e intensidad que Forman le otorga a la cinta no es otra prueba más de un genio contador de historias, que lo haría ganar su segundo Oscar al Mejor Director, dando una clase maestra de lo que es narrar una historia compleja, dramática y extensa.
11 de abril de 2020 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Oldboy" es un entretenido e interesante thriller de venganza, dirigido por Park Chan-wook. Oh Dae-su es un padre de familia que de repente es secuestrado y encerrado por 15 años en una celda, en la que sólo tiene acceso a la televisión. Sin saber la razón por la que está encerrado, un día cualquiera será liberado y comenzará a investigar las causas de su encierro. Animado por el enorme éxito de “Sympathy for Mr. Vengeance”, primera entrega de la llamada “trilogía de la venganza”, Park Chan-wook se pone a trabajar en una segunda entrega, a partir del manga publicado por Garon Tsuchiya en 1997, donde un tipo es secuestrado y mantenido cautivo en una prisión de la Yakuza japonesa para ser liberado 15 años después sin explicación alguna. Luego de salir, conocerá a una joven con la cual establecerá una relación de pareja, mientras investiga las razones de su encierro y busca venganza por tantos años de confinamiento. Estas premisas narrativas son las bases que el director tomará del manga para configurar una demencial historia de venganza de cultivo personal, en donde un hombre maduro, es secuestrado por unos desconocidos y confinado a años de encierro, para ser liberado y enterarse que su esposa está muerta y su hija ha sido adoptada y llevada a Suecia. Lo peor es que la policía cree que él la asesinó y está detrás de sus pasos. Llevado por la desazón y la ira, Oh Dae-su iniciará una investigación para llegar al origen de su rapto, mientras parece haber encontrado el amor nuevamente en una joven empleada de una cafetería.

El filme, comienza de menos a más, y el hecho de que sólo tome la premisa argumental del manga en los primeros 15 a 20 minutos, habla de la acertada decisión y habilidad de su director para construir una historia que pasa de una intriga dosificada a algo francamente demencial con el descubrimiento que hace Oh Dae-su sobre la identidad de Mido, su nueva amante. Sin embargo, en ello, lo más destacable es su habilidad para hacer que la venganza aparente ser el principal leitmotiv para desvelar en la segunda mitad de la cinta, una conducta vengativa previa que justifica el encierro de Oh Dae-su, y contrapone las venganzas. Así, el que parecía ser meramente una víctima pasa a adoptar un rol más bien intermedio porque generó, sin estar consciente realmente del alcance de sus actos en el pasado, una desgracia previa que justificó la venganza de Lee Woo-jin. La temática de la venganza ha sido llevada al hastío en el séptimo arte y sin embargo, hay directores que hoy en día se las arreglan para presentar historias altamente dramáticas, en donde lo más interesante es la forma en que cada director expone la construcción del héroe vengador. Y es que el tratamiento que el director dará a Oh Dae-su, será más enfocado al aspecto emocional que al maquiavélico, a diferencia de las otras dos entregas. La principal fuerza alimentadora de la venganza va estrechamente ligada a la demencia y la locura que la falta de avances en encontrar la verdad va mermando la cordura.

El mismo personaje habla de que todo esto lo ha convertido en una bestia y la violencia explícita de la película es bastante elocuente, desde la escena en que le saca los dientes a un tipo con la parte trasera de un martillo hasta aquella de la mutilación de la lengua. Otro de los méritos de la cinta es su fotografía, dónde logra otorgarle una fuerza visual realmente destacable, con una armonía y naturalidad que alcanza por momentos cierto nivel épico, como la recordada y famosa escena en la que Oh Dae-su se abre paso entre medio de una turba de matones con solo un martillo, logrando salir apenas airioso entre golpes, patadas y apuñaladas, y otras bastante más mundanas pero impactantes, como cuando se come un pequeño pulpo crudo, mientras los tentáculos del octópodo se retuercen en su rostro. La banda sonora estuvo a cargo de Jo Yeong-wook, habitual colaborador de Park Chan-wook, quien opta por una ecléctica colección de temas, que combina el vals clásico con sonidos más bien modernos y electrónicos. El film fue nominado a la Palma de Oro del Festival de Cannes de 2004, sin embargo al final se quedó con el Gran Premio del Jurado. Fue premiado también el Festival de Cine Asia-Pacífico, el Festival Internacional de Cine de Bergen (Noruega), Festival de Cine de Estocolmo (Suecia), Premios del Cine Europeo y British Independent Film Awards, entre otros, además de ser premiado como mejor película en el Festival de Cine de Sitges.

Las actuaciones son correctas, tiene en su protagonista uno de sus grandes pilares. Min Sik Choi interpreta a Oh Dae-su, un hombre confundido y cegado por la sed de venganza, convertido en la práctica en una bestia lastimada, que terminará más horrorizado por las causas de su encierro que por los principios de su venganza. Su contraparte es Woo Jin-lee, interpretado por Yoo Ji Tae, que aparece como un villano arrogante pero muy inteligente, que ha planificado una enfermiza e increíble venganza contra Oh Dae-su. Si bien merecía más pantalla, pero entendiendo que la trama demandaba que apareciera más bien en la segunda mitad del film, Yoo Ji Tae logra hacer que el espectador tienda a equilibrar sus sensaciones hacia su personaje, cuando se descubre la verdad. Kang Hye-jung, finalmente, interpreta a Mido, la nueva pareja de Oh Dae-su, empleada de una cafetería, que simpatiza y ayuda en su misión vengativa, sin saber que comparte un horrible secreto.

En definitiva, una entretenida y lograda película de venganza, que tiene el gran mérito de retratar la conducta más humana detrás de la búsqueda de la venganza, y la de convertir una trama de interés en progreso en un desenlace realmente brutal y demencial. Una tortura psicológica, violenta, ácida, extravagante, morbosa y corrosiva. Es por tanto ese espíritu viejo, el de todos nosotros, que alcanzó el ocaso de su vida cuando la sed de venganza lo consumió completamente. Exactamente en el mismo momento en que aprendió que perdonando se vive mejor.
25 de enero de 2018 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cadena Perpetua" es una película que pese a no ser tan dura visualmente como lo son muchos de los dramas carcelaríos, igualmente se hace sobrecogedora. La vida de un hombre que cambia radicalmente, introduciendose en un mundo desconocido para él donde pasará el resto de su vida encerrado, siendo acosado por unos e intentando pasar desapercivido para el resto. La historia de Brooks, sobrecogedora la manera de ver como el ser humano puede llegar a acostumbrarse a estar en un lugar como una cárcel de máxima seguridad.

Es una cinta carcelaria muy alejada del modelo tradicional de este género, conmovedor film donde se mezclan valores propios del ser humano y que nos enseña de alguna forma que a pesar de las circunstancias por más crueles y adversas que parezcan hay cosas dentro de cada uno que no pueden ser confinadas al olvido. Desde ese primer momento en que Andy llega a la cárcel es libre, no hace parte del sistema, de la institucionalización representada en la rutina y en un estilo de vida donde no existe más que seguir las normas, y es precisamente ahí donde han caído inconscientemente sus amigos pero en Andy hay algo más que un simple hombre arrastrado por un destino que no es el suyo.

Andy nunca se rindió, para el los barrotes y muros no representaban más que un mundo donde el no pertenecía, sembró la semilla de la esperanza hasta en el más condenado de los prisioneros. Les regalo una meta y les dio un ejemplo de que lo que verdaderamente significa ser libres. Por momentos podemos llegar a sentir la tristeza de esa vida y el lento transcurrir del tiempo, sobre todo para alguien que puede ser inocente. Pero no todo es drama, sino que también hay compañerismo y amistad.

Las actuaciones en general, tanto las de los dos protagonistas, Freeman y Robbins que están sublimes, como los secundarios, impresionantes en sus distintos roles interpretativos. Tim Robbins clava al frío, cerebral e inteligentísimo Andy Dufresne, Morgan Freeman no se queda atrás como su gran amigo el casi honorable Ellis "Red" Redding, sin olvidarse de secundarios de lujo como Clancy Brown en el papel de sádico jefe de los guardias, Bob Gunton como cristianísimo y cabroncete alcaide Norton o el veterano James Whitmore como Brooks, el venerable preso que lleva casi 50 años en la cárcel.

En definitiva, nunca esperé ver tanta poesía en un guión, diálogos que quedarán en la prosperidad. Tengo tantos calificativos para describir esta cinta: Genial, Fantástica, Fabulosa, Maravillosa, Conmovedora, Impactante... Y si la considero una de las pocas obras magnas del séptimo arte, es porque hasta el momento me resulta ser la historia mejor narrada en el cine, y que de agregado dispone de uno de los mejores y más bellos finales que haya visto. Obra maestra.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para