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7,0
57.827
8
12 de abril de 2018
12 de abril de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecto equilibrio, que sin dejar de asumir su papel de cine bélico, se engarza con un tono más intimista a través de las historias de varios personajes.
Con una hábil vuelta atrás, otra perspectiva de una misma situación, Cristopher Nolan construye un relato común de un dinamismo sin aliento, medido en su justo tiempo de una hora cuarenta y cinco y un uso sobresaliente de la banda sonora perfectamente adaptada en su experimental sonido a cada escenario.
El uso de la cámara en Dunkerke no da tregua, su movimiento acelera la acción que por otro lado recibe un tratamiento exquisito, sin estridencias sangrientas tan común en este tipo de cine.
Cristopher Nolan consigue reflejar la hostilidad del mar, el ambiente moral y físico en tonos grisáceos de cielo y playas. En sus planos, profundamente realistas, nos hace olvidar el promiscuo recurso de la producción actual del uso informático lo que se agradece.
Dunkerke es una innovadora idea, una más que entretenida película alejada de tramas vulgares y definición de buenos y malos, un soplo de aire fresco que mantiene el latido del cine bélico entre tanto héroe de marvel y tanta producción para televisión.
Con una hábil vuelta atrás, otra perspectiva de una misma situación, Cristopher Nolan construye un relato común de un dinamismo sin aliento, medido en su justo tiempo de una hora cuarenta y cinco y un uso sobresaliente de la banda sonora perfectamente adaptada en su experimental sonido a cada escenario.
El uso de la cámara en Dunkerke no da tregua, su movimiento acelera la acción que por otro lado recibe un tratamiento exquisito, sin estridencias sangrientas tan común en este tipo de cine.
Cristopher Nolan consigue reflejar la hostilidad del mar, el ambiente moral y físico en tonos grisáceos de cielo y playas. En sus planos, profundamente realistas, nos hace olvidar el promiscuo recurso de la producción actual del uso informático lo que se agradece.
Dunkerke es una innovadora idea, una más que entretenida película alejada de tramas vulgares y definición de buenos y malos, un soplo de aire fresco que mantiene el latido del cine bélico entre tanto héroe de marvel y tanta producción para televisión.
24 de octubre de 2017
24 de octubre de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable debut de cuatro, sí cuatro directoras. Caso rarísimo en una película lineal.
¿Qué puedo decir sino animar a cuatro mujeres que se juegan sus ahorros, los de sus familiares, dan la lata a sus amigos para financiarse una película sin pretensión de recuperar un euro, pero eso sí, manteniendo la libertad de crear y dar forma a lo que quieren, hasta donde nos dejen los derechos de autores musicales ávidos de forrarse y sino que se lo pregunten a Leonardo Flores con su Young Birds Fly todavía sin estrenar?
Eso es realmente amor al cine.
La historia nos habla de un tema que particularmente me ha hecho sentir grandes emociones, ahí están American Graffiti, Última sesión, Movida del 76 o Edén de Mia Hansen Love..
Al argumento se le podría objetar la reiteración de situaciones y aunque anda al filo de lo repetitivo, la corta duración de la cinta suaviza la incómoda sensación de volvernos a contar lo mismo. En todo caso me quedo con los detalles de las experiencias nocturnas, como pelarse de frío mientras esperas que abran el metro, o esas ganas de orinar tan incómodas al final de la noche, o la espera de una de las amigas para irse juntas. Detalles donde se encuentran la diferencia de una película artesanal.
Algo parecido podría decirse del abuso de planos cortos, no obstante bien traídos cuando las cuatro amigas aparecen en el mismo encuadre dotando la escena de unidad entre las cuatro amigas.
El uso de la cámara en los solitarios paisajes playeros son de una gran belleza que enlaza con la melancolía vacía de esos lugares fuera de temporada y el momento de la relación que atraviesa Ágata con sus amigas.
Imágenes y diálogos podría ser una definición minimalista de que es el cine. Una actriz, actor no solo debe saber actuar, también hablar, vocalizar para que se le entienda. No hay que confundir el interpretar un papel con naturalidad con descuidar la forma de expresarse al igual que el sonido ambiente tiene como misión contextualizar la escena sin que irrumpa constantemente al mismo nivel que el diálogo. Ni siquiera es excusable un acento local para situar, enfatizar un personaje hay ejemplos del mal uso (Nadie conoce a nadie con un acento tan cerrado artificialmente que no se entiende lo que hablan) o de buen uso (A cambio de nada, lenguaje lleno de localismos acertadamente sonorizado y contextualizado) El recurso del subtítulo es un síntoma de fracaso.
Con Las amigas de Ágata sus directoras han conseguido atesorad de una manera real y poética esa transición en la vida en la que la ingenuidad, el descubrimiento, la amistad y el dolor empiezan a formar el escudo de la vida adulta.
¿Qué puedo decir sino animar a cuatro mujeres que se juegan sus ahorros, los de sus familiares, dan la lata a sus amigos para financiarse una película sin pretensión de recuperar un euro, pero eso sí, manteniendo la libertad de crear y dar forma a lo que quieren, hasta donde nos dejen los derechos de autores musicales ávidos de forrarse y sino que se lo pregunten a Leonardo Flores con su Young Birds Fly todavía sin estrenar?
Eso es realmente amor al cine.
La historia nos habla de un tema que particularmente me ha hecho sentir grandes emociones, ahí están American Graffiti, Última sesión, Movida del 76 o Edén de Mia Hansen Love..
Al argumento se le podría objetar la reiteración de situaciones y aunque anda al filo de lo repetitivo, la corta duración de la cinta suaviza la incómoda sensación de volvernos a contar lo mismo. En todo caso me quedo con los detalles de las experiencias nocturnas, como pelarse de frío mientras esperas que abran el metro, o esas ganas de orinar tan incómodas al final de la noche, o la espera de una de las amigas para irse juntas. Detalles donde se encuentran la diferencia de una película artesanal.
Algo parecido podría decirse del abuso de planos cortos, no obstante bien traídos cuando las cuatro amigas aparecen en el mismo encuadre dotando la escena de unidad entre las cuatro amigas.
El uso de la cámara en los solitarios paisajes playeros son de una gran belleza que enlaza con la melancolía vacía de esos lugares fuera de temporada y el momento de la relación que atraviesa Ágata con sus amigas.
Imágenes y diálogos podría ser una definición minimalista de que es el cine. Una actriz, actor no solo debe saber actuar, también hablar, vocalizar para que se le entienda. No hay que confundir el interpretar un papel con naturalidad con descuidar la forma de expresarse al igual que el sonido ambiente tiene como misión contextualizar la escena sin que irrumpa constantemente al mismo nivel que el diálogo. Ni siquiera es excusable un acento local para situar, enfatizar un personaje hay ejemplos del mal uso (Nadie conoce a nadie con un acento tan cerrado artificialmente que no se entiende lo que hablan) o de buen uso (A cambio de nada, lenguaje lleno de localismos acertadamente sonorizado y contextualizado) El recurso del subtítulo es un síntoma de fracaso.
Con Las amigas de Ágata sus directoras han conseguido atesorad de una manera real y poética esa transición en la vida en la que la ingenuidad, el descubrimiento, la amistad y el dolor empiezan a formar el escudo de la vida adulta.

6,2
19.770
7
4 de junio de 2017
4 de junio de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este no es el Woody Allen de siempre, es trágico y en serie negra, al estilo de las novelas de mi admirada Patricia Highsmith, incluso podíamos encontrar aquí a un nuevo Mr Ripley.
Woody Allen, no se anda por las ramas y pinta desde los primeros planos a los personajes con los justos trazos para saber de que pie cojean.
La película toma forma rápidamente de manera efectiva. El propio Woody añade giros inesperados al guión.
Ewan M. y Colin F. realizan con solvencia lo que el director les pide junto a los secundarios femeninos, padres y tío que están perfectamente dirigidos en esos papeles familiares que tanto Allen le gusta diseccionar.
No puedo dejar de destacar los exteriores de los que Woody A. es un maestro, él sabe como ninguno mostrarnos la calle que realmente pisamos con su tráfico, la luz de un día soleado, los árboles coloridos, tiendas, transeúntes todo mostrado para su elección por su director fotográfico Vilmos Z. que contribuye eficazmente a la realización del filme.
Este Woody Allen tan distinto al que estamos acostumbrados se sale de la bendita rutina de su larguísima filmografía y nos demuestra que también sabe nadar en otros géneros.
Woody Allen, no se anda por las ramas y pinta desde los primeros planos a los personajes con los justos trazos para saber de que pie cojean.
La película toma forma rápidamente de manera efectiva. El propio Woody añade giros inesperados al guión.
Ewan M. y Colin F. realizan con solvencia lo que el director les pide junto a los secundarios femeninos, padres y tío que están perfectamente dirigidos en esos papeles familiares que tanto Allen le gusta diseccionar.
No puedo dejar de destacar los exteriores de los que Woody A. es un maestro, él sabe como ninguno mostrarnos la calle que realmente pisamos con su tráfico, la luz de un día soleado, los árboles coloridos, tiendas, transeúntes todo mostrado para su elección por su director fotográfico Vilmos Z. que contribuye eficazmente a la realización del filme.
Este Woody Allen tan distinto al que estamos acostumbrados se sale de la bendita rutina de su larguísima filmografía y nos demuestra que también sabe nadar en otros géneros.
3
13 de octubre de 2021
13 de octubre de 2021
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No da pie a la imaginación del espectador, Temple pone en imágenes todo comentario de nuestro protagonista ya sea con animación, figuración, o recreación, un recurso que contenido puede dar cierto dinamismo al "docu-rock" pero aquí se vuelve cargante, reiterativo, obvio penalizando, además, con una excesivo minutaje.
La cámara se recrea en los silencios de esta decadencia física de Shane cubriéndolo de patetismo y hasta de divo insolente rodeado de una corte de aduladores que le ríen las gracias, ¿Qué aporta Gerry Adams aparte del exagerado enfoque político? En cambio pasa de puntillas por la época más interesante de Shane 1978-85 cuando empezó con los Nips, por cierto uno de sus singles salió en su tiempo publicado aquí con una gran cara B (Vengance), y comenzaron a dar sus primeros pasos the Pogues.
¿Y qué me dicen de Johnny Deep, qué pinta aquí? Excepto la hermana de MacGowan, que con coherencia familiar comenta algunas de las conductas de su hermano, no hay nada crítico en los demás invitados, una voz fuera de cámara podría hacer esas preguntas que realizan ellos ¿Dónde está algún integrante de los Pogues o Shanne Bradley la bajista de los Nips o Paul Weller y Elvis Costello sus primeros productores-descubridores o su manager o algún directivo de Stiff o incluso un John Lydon que influyó tanto en la deriva musical de esa especie de folk-punk.? o Temple no ha podido contactar con ninguno de ellos o no se entera de nada como así demostró con Principiantes absolutos, el libro de Colin MacInnes que desvirtuó totalmente al trasladarlo a la pantalla.
Y hablando de libros Julian intenta darle una pátina intelectual a todo esto con el consabido recurso de James Joyce ¿alguien ha podido leerse el Ulises? y otros escritores de vida bohemia que me agrada sean traídos aquí por la consiguiente comparación de la poesía de sus letras aunque lo siento más cercano al galés Dylan Thomas en poesía y en entender la vida.
No fanático, pero sí seguidor de los Pogues, desde sus primeros días en los comienzos de los ochenta, tengo que rescatar ese antiguo single de los Nips de mi colección y la cassette donde un amigo que consiguió el Lp en uno de esos viajes en los que encargábamos al amigo de turno que nos lo trajera de Londres, me lo grabó, se queda uno tras ver este Bebiendo con Shane con un poco edificante ejemplo de un personaje abusón de colegio, drogata, borrachuzo, gamberro destroza hoteles, irresponsable pero no dejo de sentir lástima cuando lo veo en un programa de TV acosado a preguntas por el presentador sobre su adicción alcohólica y a un MacGowan respondiendo con cara de culpabilidad no exenta de una entrañable inocencia.
La cámara se recrea en los silencios de esta decadencia física de Shane cubriéndolo de patetismo y hasta de divo insolente rodeado de una corte de aduladores que le ríen las gracias, ¿Qué aporta Gerry Adams aparte del exagerado enfoque político? En cambio pasa de puntillas por la época más interesante de Shane 1978-85 cuando empezó con los Nips, por cierto uno de sus singles salió en su tiempo publicado aquí con una gran cara B (Vengance), y comenzaron a dar sus primeros pasos the Pogues.
¿Y qué me dicen de Johnny Deep, qué pinta aquí? Excepto la hermana de MacGowan, que con coherencia familiar comenta algunas de las conductas de su hermano, no hay nada crítico en los demás invitados, una voz fuera de cámara podría hacer esas preguntas que realizan ellos ¿Dónde está algún integrante de los Pogues o Shanne Bradley la bajista de los Nips o Paul Weller y Elvis Costello sus primeros productores-descubridores o su manager o algún directivo de Stiff o incluso un John Lydon que influyó tanto en la deriva musical de esa especie de folk-punk.? o Temple no ha podido contactar con ninguno de ellos o no se entera de nada como así demostró con Principiantes absolutos, el libro de Colin MacInnes que desvirtuó totalmente al trasladarlo a la pantalla.
Y hablando de libros Julian intenta darle una pátina intelectual a todo esto con el consabido recurso de James Joyce ¿alguien ha podido leerse el Ulises? y otros escritores de vida bohemia que me agrada sean traídos aquí por la consiguiente comparación de la poesía de sus letras aunque lo siento más cercano al galés Dylan Thomas en poesía y en entender la vida.
No fanático, pero sí seguidor de los Pogues, desde sus primeros días en los comienzos de los ochenta, tengo que rescatar ese antiguo single de los Nips de mi colección y la cassette donde un amigo que consiguió el Lp en uno de esos viajes en los que encargábamos al amigo de turno que nos lo trajera de Londres, me lo grabó, se queda uno tras ver este Bebiendo con Shane con un poco edificante ejemplo de un personaje abusón de colegio, drogata, borrachuzo, gamberro destroza hoteles, irresponsable pero no dejo de sentir lástima cuando lo veo en un programa de TV acosado a preguntas por el presentador sobre su adicción alcohólica y a un MacGowan respondiendo con cara de culpabilidad no exenta de una entrañable inocencia.

7,3
17.337
5
8 de noviembre de 2017
8 de noviembre de 2017
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hichcock saca petróleo de un poco creíble guion que encaja situaciones a martillazos e introduce personajes a conveniencia de la trama debilitando su verosimilitud y en el que a los diez minutos e incluso observando el cartel de la película sabes como va a terminar. Lo que no se intuye es que el personaje de Mark Rutlan desconozca el sentido de "No es no" y actúe en plan acosador.
Con todo y con ello, con la fama de sobón y déspota que arrastraba Hichcock, conecta tres o cuatro chispazos que levantan la película como el arranque de la película con ese primer plano del bolso amarillo o esa doble perspectiva que con una cámara fija abre el ángulo para ver a dos limpiadoras hacer su trabajo; una literal, otra en lenguaje coloquial. Una pena que se resuelva la situación con una triquiñuela indigna de un director como Alfred H.
Viendo la cinta te hace pensar que el papel de la mujer en aquellos años era poco más que estar supeditada a la tutela de un hombre, que la que se salía de la normalidad sería tratada como una enferma.
En nada ayuda a la fama de Hichcock firmar como director esta película a la que debió darle otro enfoque más realista y menos machista.
Con todo y con ello, con la fama de sobón y déspota que arrastraba Hichcock, conecta tres o cuatro chispazos que levantan la película como el arranque de la película con ese primer plano del bolso amarillo o esa doble perspectiva que con una cámara fija abre el ángulo para ver a dos limpiadoras hacer su trabajo; una literal, otra en lenguaje coloquial. Una pena que se resuelva la situación con una triquiñuela indigna de un director como Alfred H.
Viendo la cinta te hace pensar que el papel de la mujer en aquellos años era poco más que estar supeditada a la tutela de un hombre, que la que se salía de la normalidad sería tratada como una enferma.
En nada ayuda a la fama de Hichcock firmar como director esta película a la que debió darle otro enfoque más realista y menos machista.
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