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Críticas de Juanma Vidal
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
3
17 de noviembre de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de pegar la gran rajada, quiero dejar constancia de que 'Dos tontos muy tontos' (1994) es una de mis comedias favoritas. Recuerdo que de renacuajo me pasé varias semanas poniéndomela todas las santas tardes y no me cansaba de ella. No es ninguna obra maestra, está claro, pero aquel humor tan gamberro, salvaje y por momentos estúpido funcionaba a las mil maravillas, de ahí que muchos la recordemos con tanto cariño. El gran éxito que tuvo en su momento, además, sirvió para catapultar a la fama a los hermanos Farrelly, que años después nos regalarían otro de sus grandes trabajos: 'Algo pasa con Mary'. Sin embargo, los directores llevaban varios años de capa caída y sin cosechar un gran éxito como aquellos, por lo que decidieron, nada menos que veinte años después, resucitar a la pareja de tontos que les dieron a conocer: Lloyd y Harry; o lo que es lo mismo: Jim Carrey y Jeff Daniels.

La estructura de 'Dos tontos todavía más tontos' es muy similar a la de su predecesora. Se trata de otra road movie que intenta calcar la jugada como si el tiempo no hubiera pasado. El problema es que el tiempo SÍ ha pasado y lo que funcionaba hace veinte años no funciona del mismo modo ahora. Hay películas que tienen su momento y su época para ser vistas, y quizá si esta secuela hubiera llegado pocos años después de la primera, el resultado habría sido otro, pero en pleno 2014 no pasa de ser una comedia del montón con chistes facilones y escatológicos donde por cada uno bueno hay veinte malos. Y lo dice alguien que con la chorrada más absurda se parte la caja, pero es que hay momentos de auténtica vergüenza ajena. Encontramos, eso sí, infinidad de cameos y guiños a la primera parte, cosa que se agradece, pero el factor nostalgia no es suficiente para salvar de la quema a un producto motivado únicamente por la desesperación de sus directores por volver a pegar un pelotazo. Y efectivamente, puede que el público responda y la taquilla funcione, pero lo hará al precio de empañar su trabajo pasado.

Hay otra cosa que, aunque ya lo temía por los tráilers, finalmente se ha cumplido y me ha tocado bastante los huevos: el doblaje. Desconozco de quién es la culpa, pero lo que han hecho no tiene nombre. Aparte de que no concibo a Jim Carrey sin la voz única de Luis Posada, gran parte del encanto de la primera entrega residía en las voces tan características de los personajes, y esa gracia se pierde por completo en esta secuela (sin desmerecer el trabajo de los nuevos dobladores, que han hecho lo que han podido). Si a eso le añadimos que Jim Carrey, aunque me duela en el alma decir esto porque probablemente sea mi actor cómico favorito, no está en su mejor momento y que Jeff Daniels, con casi 60 tacos, ya está para otras cosas, la sensación final que me deja el filme es más de pena que de otra cosa.

Poco bueno se puede decir de 'Dos tontos todavía más tontos', salvo un par de gags bastante buenos y que al menos mejora aquella precuela (por no decir engendro) estrenado en 2003 y del que afortunadamente casi nadie se acuerda llamado 'Dos tontos muy tontos: cuando Harry encontró a Lloyd', cosa que tampoco era muy difícil. Una película que llega muy tarde (con 17 o 18 años de retraso) y de la que es mejor huir si se quiere conservar el grato recuerdo de la mítica cinta original. Espero que los Farrelly pidan perdón por el retraso.

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Juanma Vidal
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2
26 de mayo de 2015
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que a estas alturas casi todo el mundo habrá oído hablar del famoso "ciempiés humano", un repugnante experimento que consiste en unir quirúrjicamente a varias personas cosiendo el ano de una a la boca de otra, creando un único aparato digestivo. En la primera entrega es un ex cirujano loco quien lleva a cabo esta asquerosidad, utilizando como cobayas a tres turistas que tiene secuestrados en su casa; en la segunda, lo hace un enfermo mental que está obsesionado con la película original y que decide crear su propio ciempiés de doce personas sin ningún tipo de conocimiento médico. The Human Centipede III (Final Sequence) cambia completamente de escenario para situarnos en una cárcel americana. Su dueño, Bill Boss, está preocupado por la cantidad de motines, gastos en personal y cuentas médicas a los que tiene que hacer frente. Tras ver las dos primeras películas de la saga, la mano derecha de Bill, Dwight, tiene la idea de crear un ciempiés con los 500 presos de la cárcel con el fin de disuadirlos mediante este cruel castigo.

Voy a intentar ser claro: la película es lo más malo que me he echado a la cara en mucho tiempo. Si por algo me gustó la primera entrega fue porque resultaba inquietantemente creíble y, además, no abusaba de imágenes explícitas. La segunda ya me pareció un derroche de casquería gratuita y sin gracia, pero lo de esta última parte es tan exagerado que no hay quien se crea nada. De hecho, se podría decir que la cinta es una especie de auto parodia de la propia saga, con unos supuestos golpes de humor cuya efectividad es más bien escasa. Además, el ciempiés como tal apenas aparece un par de minutos en pantalla, por lo que su protagonismo es casi anecdótico. Ahora bien, sangre, mutilaciones e incluso castraciones, hay para aburrir.

El reparto tampoco se salva de la quema. Está claro que a un film como este no se le pueden pedir actuaciones memorables, pero sí un mínimo de credibilidad y que no saquen al espectador de la película. Los protagonistas son los mismos que en las dos primeras entregas, Dieter Laser y Laurence R. Harvey, pero interpretando a personajes distintos, y el resultado es nefasto. El caso de Laser es especialmente sangrante, ya que en la primera parte lo bordó encarnando a un cirujano chiflado y logró crear un personaje imponente y aterrador. Aquí, por alguna razón que desconozco, solo se limita a gritar y dar berridos, llegando a ser insoportable por momentos. Hasta el propio Tom Six, director de la saga, hace su particular cameo, pero por suerte no dura mucho, porque actuar no es lo suyo. Curiosamente, la mejor interpretación la ofrece la actriz porno Bree Olson, quizá porque se dedica a hacer lo que mejor se le da.

Por si no ha quedado claro, no recomiendo esta película ni a mi peor enemigo. A quien le interese este tipo de cine o tenga curiosidad por lo disparatado de su planteamiento, que no pase de la primera entrega, que es la única que merece la pena. O como mucho, que pruebe con la segunda, pero desde luego, que ni se acerque a The Human Centipede III (Final Sequence), porque es una broma de mal gusto para los amantes del terror, del gore y del cine en general. Espero que de verdad esta sea, como indica el título, la secuencia final.

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Juanma Vidal
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