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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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15 de mayo de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 26 de abril de 1986 explotó el reactor nº 4 de la planta Nuclear de Chernóbil, dejando un radio de 25 kilómetros de radiación toxica. El gobierno realizo una evacuación forzada de toda la población en riesgo. La zona fue vallada y vigilada de forma que nadie pudiera volver a entrar. Las personas evacuadas perdieron el hogar y las tierras donde pasaron gran parte de sus vidas. Un documental realizado por Holly Morris (directora y escritora que ha realizado diferentes trabajos sobe las vidas de mujeres en condiciones de riesgo) y Anne Bogart.

Una obra donde se retrata a varias mujeres de avanzada edad que han recuperado su hogar dentro de la zona de exclusión, a pesar del peligro que supone para su salud. Se calcula que aproximadamente unas 200 personas viven allí actualmente, de forma extraoficial, en su mayoría mujeres. Después de 30 años de la explosión, viven en una aparente normalidad cultivando y recolectando alimentos con grandes dosis de radiación, como lo hacían, antes del desastre nuclear. Conscientes del peligro, asumen la radiación contad de no tener que volver a abandonar sus hogares. Entre otras cosas Morris y Bogart plasman el apego a las raíces y al lugar de origen de estas mujeres que se vieron obligadas a abandonar su hogar, para años más tarde volver decididas a no marcharse ni a punta de pistola.

Una historia única la de estas mujeres que después de haber vivido un presente lleno de conflictos, quieren disfrutar de estos años en la mayor tranquilidad posible, en su hogar alejadas de los coches y el ruido de la ciudad. En ocasiones, se cuestionan si acaso, no viven más contaminados en las ciudades con el humo de los coches, los pesticidas y demás productos tóxicos de las sociedades modernas. Estas mujeres han hecho de la valla una línea que separa el presente y del pasado, como si dentro de la zona, el tiempo se hubiera congelado tras la explosión viviendo igual que cuando eran jóvenes, aisladas del presente y su tecnología.

El documental acompaña a los profesionales que visitan la zona y que con asiduidad visitan a las abuelas (babushkas en ruso) para ver cómo se encuentran y si necesitan algo. Explican que se les dejo vivir allí, porque suponían que la edad acabaría antes con ellas que la radiación. Aunque muchas comienzan a verse afectadas por el cáncer de tiroides que es el único, donde se ha podido demostrar una influencia de la radiación. Un lugar aislado en el planeta, de extremada belleza y rica vegetación, aunque es una miel envenenada. Pero para las abuelas es preferible el veneno, a seguir viviendo separadas de su miel.

Paralelamente a la historia de las abuelas, vemos una especie de moda o ritual que ha surgido en Rusia, a raíz de un videojuego «S.T.A.L.K.E.R: Shadow of Chernobyl» un shooter en primera persona que se desarrolla en la zona de exclusión. Esto ha llevado, al parecer, a muchos jóvenes a necesitar vivir esta experiencia de forma real y se han adentrado con uniformes militares y una GoPro en la zona para descubrir sus rincones, beber de su agua y disfrutar de la radiación. Según cuentan, la policía detiene semanalmente a 3 o 4 grupos que intentan adentrarse en la zona.

La contraposición entre las mujeres que se enfrentan a la radiación para recuperar su lugar, aunque esto les cueste la vida y el grupo de jóvenes que pone en riesgo su salud motivados por un videojuego y por la necesidad de adrenalina. Una línea imaginaría que vuelve a separar el presente del pasado, unas abuelas que buscan la paz, que no tuvieron, dentro de la zona y unos jóvenes que buscan una situación bélica y adentrarse en el peligro. Dos generaciones muy distintas, que tienen un encuentro casual en los límites del cerco, que rodea la central nuclear de Chernóbil.

Alejandro García - http://www.cinemaldito.com/the-babushkas-of-chernobyl-holly-morris-anne-bogart/ - @NoTodoEsUSA
19 de marzo de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el desarrollo de la tecnología parece existir una tendencia en la animación a intentar ser más realista, buscando dar la impresión de encontrarte frente a personajes de carne y hueso. Isao Takahata rompe con todo esto ofreciéndonos una animación personal, que transforma la realidad generando nuevas sensaciones y aportando sentimientos en cada plano del film. Hay que exprimir el formato y lo interesante de la animación es llegar donde la realidad no puede, o al menos, hacerlo de una forma distinta. En este caso el film consigue exprimir al máximo las capacidades expresivas del formato. Takahata después de su obra más conocida La tumba de las luciérnagas —un drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial— nos presenta su última película de animación El cuento de la princesa Kaguya —una adaptación de un cuento tradicional japonés— donde Takahata demuestra una vez más que es un genio a la hora de transmitir emociones. El director nos ofrece un film que se queda grabado en la mente y en el corazón.

La obra está basado en «El cuento del cortador de bambú» que es considerado el texto más antiguo del folclore japonés. Un cortador de bambú que encuentra a una preciosa princesa en miniatura en un tallo, en ese momento la adopta como su hija. Kaguya conocida por sus amigos como «brote de bambú» es una niña alegre, cariñosa e inteligente que corre por el bosque abrazando la libertad. El campesino recibe del bosque una cantidad tremenda de oro y vestidos de seda que interpreta como un mensaje del cielo para que Kaguya viva como una princesa rodeada entre lujos. En ese momento, la princesa Kaguya es arrancada del bosque y de sus amigos para tomar el camino de una princesa, encerrada en un palacio donde aprenderá a comportarse y prepararse para casarse con algún importante príncipe.

El cuento de la princesa Kaguya-2

Hay cosas que el dinero no puedo comprar, como los nobles y el emperador, que por mucho que lo intentan no pueden hacerse, a pesar de todo su poder y dinero, con los sentimientos puros de la princesa. Para Kaguya ser feliz es poder volar como un pájaro de la mano de sus amigos. Su padre solo quiere lo mejor para ella, pero sus buenas intenciones terminan siendo una cárcel. La sociedad dictamina que es lo mejor y nos hace olvidar que es lo que realmente nos hace felices. Un cuento que nos retrata la sociedad japonesa de la época, sus costumbres y protocolos, que ocultaban tras el maquillaje la tristeza de los rostros. Una familia de campesinos pobres que acepta lo que la sociedad dice que es mejor, lo más alto de la pirámide, olvidándose de sus propios sentimientos y de los de su hija.

Isao Takahata dibuja en el corazón del espectador, nos sumerge en la profundidad de la rica cultura japonesa llena de sentimientos e ideas. El estilo de la animación entra en consonancia con el contenido ayudando a estimular en el espectador las emociones del personaje. Una melodía que se graba en la cabeza y que acompaña cada línea en el papel. Un canto a la libertad, al amor, a la naturaleza y al campesinado. Una historia que enamora y te hace desear poder bucear más por ese universo, volando de la mano de la princesa Kaguya. En 2013 fue estrenada en Japón y no recibió la acogida que se esperaba, esperemos que en Europa se aprecie como es debido la belleza de este film al que el Takahata ha dedicado alrededor de siete años, volcando toda su personalidad para ofrecernos de un cuento popular —con una historia quizás muy conocida— en una obra única que no se olvidará facilmente.

@NoTodoEsUSA
Alejandro García Rodríguez - http://www.cinemaldito.com/el-cuento-de-la-princesa-kaguya-isao-takahata/
15 de mayo de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en una sociedad donde se tiende a destruir la personalidad del individuo. Continuamente proyectamos información sobre nosotros (algo que ha llegado a su máxima con el auge de las redes sociales) construimos un “yo ficticio”, con el objetivo de encontrar la aceptación. Actuamos intentando amoldarnos al entorno social con el fin de obtener su aprobación, aunque esto en ocasiones signifique negarnos a nosotros mismos. El miedo al rechazo, la búsqueda por el reconocimiento nos impulsa a fabricarnos nuestra propia careta, pero está termina por desvanecerse con el tiempo dejando al descubierto el verdadero rostro.

Hong Sang-Soo invita al espectador a reflexionar, a través de un encuentro fortuito entre un director de cine y una pintora. Una obra donde el espectador es empujado de forma continua a analizar cada palabra y mirada de los personajes. Premiada en el Festival de Gijón y Lorcano a la mejor película y mejor actor. Ahora sí, antes no propone un juego, una película dividida en dos partes; con un preciso guion que permite mostrar dos realidades distintas de un mismo encuentro. Permitiendo al espectador descubrir la necesidad de ser sinceros en una sociedad, donde se tiende a proyectar imágenes distorsionada de uno mismo.

La película presenta al director de cine Chun-su que ha viajada hasta Seúl para presentar su última obra. Llega con un día de antelación y en ese periodo de tiempo conoce a una tímida pintora. El film transcurre en 24 horas donde se consigue diseccionar la personalidad de Chun-su, a través de sus conversaciones con Hee-jung. Con un enfoque naturalista Hong Sang-soo acerca, poco a poco al espectador, a descubrir los lazos que se establecen entre ambos personajes desde el primer momento. Se puede observar cómo se van construyendo las imágenes que ambos personajes proyectan de sí mismos y como con el tiempo estas imágenes comienzan a diluirse en la medida que la relación avanza. Poco a poco se fuerza más la personalidad del director, poniéndolo en contradicción con aquello que dice hasta dejar al descubierto sus intentos de contentar a Hee-jung. Terminando en una ruptura de la relación, debido a que está se construyó sobre una base de falsa.

A continuación, una cortinilla da entrada a la segunda parte de la obra donde Chun-su recibe una última oportunidad para asentar los inicios de la relación, sobre una base sólida. Un reflejo de la misma historia, pero con una diferencia, el personaje se ha deshecho de su máscara y en esta ocasión sus palabras son sinceras, aunque estas puedan ofender a Hee-jung. Con ciertas técnicas del documental y preciso zoom de cámara, Hong Sang-soo nos introduce en el interior del personaje, esta vez, sin un falso maquillaje. Consiguiendo ganar la empatía del espectador y de la pintora. Porque siempre es preferible una verdad dolorosa, a una mentira descubierta. Al menos la verdad es una forma sólida de generar lazos, mientras que la mentira tarde o temprano termina por romperse.

No he podido evitar recordar la obra de Alain Resnais Smoking / No smoking donde la decisión de fumar un cigarrillo o no fumarlo desarrollan dos tramas completamente distintas. En este caso la decisión de Chun-su de intentar impresionar a Hee-jung adoptando una personalidad oportunista provoca una respuesta totalmente distinta a la que el personaje espera. Mientras que la decisión de ser sincero y mostrar su verdadera personalidad, consigue entablar entre los dos personajes una relación de respeto mutuo. Una obra cuidada al detalle que nos permite observar desde el exterior, como nos relacionamos y como erramos al intentar aparentar ser lo que no somos. Una grata experiencia dejarte llevar por la cámara de Hong Sang-soo.

Alejandro García - http://www.cinemaldito.com/ahora-si-antes-no-hong-sang-soo-2/ - @NoTodoEsUSA
25 de enero de 2017 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Chile llega Las plantas la opera prima de Roberto Doveris. La película centra su mirada en la historia de Florencia —representada por Violeta Castillo, cantautora argentina— una joven de 17 años que se encuentra en una etapa de autodescubrimiento de su sexualidad. Su madre se encuentra internada en el hospital, mientras ella se encarga de cuidar de su hermano en estado vegetativo, su única compañía. Florencia se entretiene leyendo un cómic titulado «Las Plantas» —donde se narra la posesión de humanos por parte de plantas con poderes— y conversando a través de internet con hombres desconocidos con los que comienza a experimentar con su sexualidad. La idea inicial de la obra se plantea interesante, pretende jugar con los géneros al mezclar una historia dramática, con momentos eróticos y otros inducidos por la trama del cómic, donde la realidad —dentro de la ficción— se transforma en animación. Aunque sin saber muy bien porqué todos estos elementos terminan quedando inconexos, incapaces de conseguir una unidad.

En mi opinión la obra de Roberto Doveris tiene dos puntos fuertes:

— La integración de la animación proveniente del cómic que lee Florencia —trama influenciada por la película La invasión de los ultracuerpos, donde unas plantas alienígenas invaden la tierra— y que comienza a confundir con la realidad, llegando en una secuencia a sobrescribirse trazadas de animación sobre los personajes de la película. La confusión del personaje, le lleva a cuestionarse la relación entre su hermano en estado vegetativo y las plantas. Roberto Doveris muestra estas dudas al final, cuando llega la noche y las plantas comienzan a moverse. ¿Podrá un humano convertirse en una planta?

— La exploración sexual de Florencia. Roberto Doveiras centra su mirada en los deseos del personaje femenino, rompiendo con lo que normalmente percibimos en el cine basado en la representación de los deseos masculinos. El director nos sitúa en la posición de Florencia, en sus juegos con diferentes hombres para descubrir su sexualidad. Observando desde el interior de la casa, a través del cristal, como los distintos hombres se desnudan y masturban.

Pero lo cierto es que el resultado final de la obra deja mucho que desear, ya que todos estos elementos, a priori interesantes, van perdiendo fuerza al no ser explotados. Es una película llena de buenas intenciones, pero que no consigue explotar ninguna de ellas. Los momentos donde la realidad se entremezcla con la animación quedan aislados perdiendo toda su fuerza, reduciendo la inclusión del cómic a pequeños momentos, por lo que no termina de tomar presencia. Las imágenes juegan una mala pasada, porque a pesar de lo interesante de la idea va perdiendo interés a medida que se desarrolla la película, con momentos inconexos que no generan ningún significado con respecto al conjunto de la obra.

Alejandro García
@Notodoesusa
http://www.cinemaldito.com/las-plantas-roberto-doveris/
15 de enero de 2017 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la VI edición de Márgenes, festival que destaca por combinar las proyecciones en sala con la difusión en streaming —de forma gratuita— de todas las obras que forman la sección oficial. Entre las 13 películas que competían en la sección oficial, me gustaría destacar la última obra de Andrea Bussmann y Nicolás Pereda que desde México nos ofrecen el retrato de un bloque de viviendas en Toronto, a través de la historia de una familia hungáro – romaníes que se encuentra a la espera de conseguir asilo fuera de Toronto. La familia filtra su realidad a través de los sueños de un niño. Una imagen en blanco y negro que es coloreada con la imaginación de Alex, que un día al despertar se da cuenta: que en vez de boca tiene pico y su cuerpo está lleno plumas. Una realidad gris que es dibujada a través de la ficción re-construida con la narración teatralizada que entremezcla los sueños con la vida.

La película construye diferentes relatos: una mujer que se volvió loca después de que su hijo cayera de un balcón, un perro abandonado encerrado en un departamento, un incendio que acabó con todo el piso del edificio, una serpiente que se escapó y un niño que se convirtió en ave. Los personajes disfrazan los sucesos de su vida por medio de elementos surrealistas y metáforas, la familia revive estas historias representando la ficción. En un ejercicio de metalenguaje se nos muestran los procesos previos, donde la familia prepara la representación ficcional de estas historias. Las leyendas se enfrentan dialécticamente con la realidad de la vida del edificio. El contacto espontáneo con los mecanismos de la ficción dejan al descubierto el interior de los personajes alejando la imagen de la representación. La construcción de un mundo aparte, entre lo material y la representación de esta.

La falsificación se impone a la realidad, terminando por ser un reflejo más profundo de la vida en el bloque. Una familia sin lugar, despojadas de sus raíces y que se aventura a encontrar su sitio entre los laberínticos sueños de un niño. Con mucha naturalidad esta obra cabalga entre el género de lo real y la ficción, desnudando los dispositivos del cine y mostrando las condiciones de vida de la familia. Una historia gris que es forzada a representar el color a través de la ficción, consiguiendo hacer escapar las ansias de volar de la familia que aún busca un lugar donde asentarse. Sin necesidad de usar una narrativa convencional, la historia se construye de forma desorganizada. Una película sobre las historias de una familia, una película sobre como una familia representa unas historias o el relato de una familia que necesita contar su historia. El tiempo de la realidad se desvanece para dejar al espectador sumergido en el tiempo ficcional, un limbo producto de los sueños.

Alejandro García
@Notodoesusa
http://www.cinemaldito.com/historias-de-dos-que-sonaron-andrea-bussmann-nicolas-pereda/
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