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5,0
341
3
22 de mayo de 2018
22 de mayo de 2018
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Patrick Morrissey, artísticamente conocido por su apellido, ha sido de los íconos de la música británica y mundial durante las últimas décadas. Nacido en Manchester, el controvertido personaje se ha destacado no sólo por su curioso tono de voz, sino por su estilo melancólico y pedante que lo ha llevado a ser aclamado por multitudes y también odiado por unos cuantos. A sus 59 años de edad, “Mozz” sigue llenando escenarios para fascinar a viejos y nuevos fanáticos que corean éxitos como Suedehead, Everyday is like Sunday, entre otros.
Como si su música no fuera suficiente, las extravagancias de Morrissey son tan peculiares que han dado de qué hablar durante años, desde su estilo vegano de comer hasta sus discursos en contra de la migración, incluyendo su amago por ser alcalde de Londres. No obstante, el primer largometraje del director Mark Gill hace todo lo posible por mostrar a un personaje sin talento cuya pedantería y sosedad no logran despertar emoción alguna en el espectador.
Ubicada en el Manchester de los setenta y ochenta, la cinta relata como un joven veinteañero intenta salir del hastío que le provoca su trabajo de oficinista para mostrar sus dotes como escritor y cantante. A pesar de los esfuerzos de su madre y su amiga Linder para motivarlo en su carrera artística, el introvertido Steven no puede reunir el coraje suficiente para siquiera presentarse delante de un público, siendo incapaz de hacer frente a los obstáculos que se presentan para alcanzar el éxito en el ámbito musical.
De una forma por demás cansina, el director falla completamente en su intento por mostrar la particular genialidad de un artista tan reconocido. Así, la manera en la cual se presenta al personaje no despierta ningún tipo de emoción hacia el mismo, mostrando una serie de pasajes que en su conjunto parecen intrascendentes en la vida del cantante. De este modo, el espectador pasará una hora y media observando acontecimientos que al parecer no influyeron de forma alguna en la trayectoria del cantante, haciendo de éste un viaje aburridísimo que no despierta interés alguno por el británico.
Jack Lowden (Tommy’s Honour, Dunkirk) hace lo que puede interpretando a Morrissey, intentando llevar a buen puerto un guion desastroso cortesía de un director que comparte la culpa con William Thacker. Por otra parte y aunque tampoco se puede decir que su trabajo sea espectacular, Jessica Brown Findlay (Albatross, Victor Frankenstein) logra despertar cierta simpatía como Linder Sterling, una pintora en potencia que entabla una curiosa amistad con el personaje principal.
Es así como, incapaz siquiera de aportar elementos para determinar el por qué llamó a su primer largometraje de esa forma, el director no logró mostrar cuales eran sus pretensiones con esta película, ya que más que rendir un homenaje, pareciera que desprecia a Morrissey e intenta exhibirlo como un niñato blandengue que de forma milagrosa e inexplicable logró posicionarse en el gusto musical de la gente durante casi cuatro décadas. Por si fuera poco, durante todo el filme no se puede escuchar una sola canción del artista, ya que solo se incluye una escena en la cual se le oye cantar únicamente un par de estribillos.
Calificación: TÚ DECIDES.
Como si su música no fuera suficiente, las extravagancias de Morrissey son tan peculiares que han dado de qué hablar durante años, desde su estilo vegano de comer hasta sus discursos en contra de la migración, incluyendo su amago por ser alcalde de Londres. No obstante, el primer largometraje del director Mark Gill hace todo lo posible por mostrar a un personaje sin talento cuya pedantería y sosedad no logran despertar emoción alguna en el espectador.
Ubicada en el Manchester de los setenta y ochenta, la cinta relata como un joven veinteañero intenta salir del hastío que le provoca su trabajo de oficinista para mostrar sus dotes como escritor y cantante. A pesar de los esfuerzos de su madre y su amiga Linder para motivarlo en su carrera artística, el introvertido Steven no puede reunir el coraje suficiente para siquiera presentarse delante de un público, siendo incapaz de hacer frente a los obstáculos que se presentan para alcanzar el éxito en el ámbito musical.
De una forma por demás cansina, el director falla completamente en su intento por mostrar la particular genialidad de un artista tan reconocido. Así, la manera en la cual se presenta al personaje no despierta ningún tipo de emoción hacia el mismo, mostrando una serie de pasajes que en su conjunto parecen intrascendentes en la vida del cantante. De este modo, el espectador pasará una hora y media observando acontecimientos que al parecer no influyeron de forma alguna en la trayectoria del cantante, haciendo de éste un viaje aburridísimo que no despierta interés alguno por el británico.
Jack Lowden (Tommy’s Honour, Dunkirk) hace lo que puede interpretando a Morrissey, intentando llevar a buen puerto un guion desastroso cortesía de un director que comparte la culpa con William Thacker. Por otra parte y aunque tampoco se puede decir que su trabajo sea espectacular, Jessica Brown Findlay (Albatross, Victor Frankenstein) logra despertar cierta simpatía como Linder Sterling, una pintora en potencia que entabla una curiosa amistad con el personaje principal.
Es así como, incapaz siquiera de aportar elementos para determinar el por qué llamó a su primer largometraje de esa forma, el director no logró mostrar cuales eran sus pretensiones con esta película, ya que más que rendir un homenaje, pareciera que desprecia a Morrissey e intenta exhibirlo como un niñato blandengue que de forma milagrosa e inexplicable logró posicionarse en el gusto musical de la gente durante casi cuatro décadas. Por si fuera poco, durante todo el filme no se puede escuchar una sola canción del artista, ya que solo se incluye una escena en la cual se le oye cantar únicamente un par de estribillos.
Calificación: TÚ DECIDES.
3 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda entrega de la adaptación del clásico animado de los noventa llega esta vez de la mano del director Dave Green (Earth to Echo). Después de haber derrotado al temible Shredder las cuatro tortugas deben de vivir con la frustración de no ser reconocidos por su heroísmo y estar condenados a vivir en las sombras, ocultos de los ciudadanos a los cuales protegen por las noches. Sin embargo, gracias a la intervención de Krang, el extraterrestre, junto con el científico Baxter Stockman, Shredder será liberado para participar en un plan intergaláctico de dominar al mundo. En la lucha, las tortugas contarán con la ayuda de Casey Jones, un centinela nocturno que no descansará hasta poner a Bebop y Rocksteady tras las rejas.
Para cualquier adulto contemporáneo que creció viendo las caricaturas de estos héroes, estará familiarizado con la trama antes mencionada, así como con los nombres de los personajes. Así, esta película tiene que ser valorada tomando en cuenta que está dirigida a este público, el cual estará maravillado de poder ver caracterizados a héroes y villanos entrañables en la gran pantalla de una forma que se ajusta perfectamente a la forma en cómo los recordaba. En ese sentido, la realidad es que la película cumple al cien por ciento con las expectativas de quienes acudieron a las salas para volver a disfrutar de las aventuras de las tortugas.
No obstante, si se observa con un ojo más crítico, el espectador encontrará una serie de efectos especiales desbordados, chistes “malos” y personajes extraños en una trama a la cual no le encontrarán mucho sentido. De hecho, precisamente ese podría ser el gran fallo de la película, el utilizar elementos familiares para quienes conocen a los personajes de una forma en que será muy difícil enganchar a “nuevos fanáticos”.
Asimismo, cabe señalar que se trata de una película cuyo contenido es muy infantil, lo cual podrá no gustar a aquellos que, aunque fueron seguidores de la serie cuando eran niños, estaban esperando algo más atractivo que Megan Fox vestida de colegiala. Así, Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows cumple y supera las expectativas de aquellos nostálgicos que deseaban volver a ver en acción a los héroes en caparazón, siendo también un producto que el público infantil podrá disfrutar bastante. Para el resto, solo les queda Megan Fox.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com/
Twitter @wraparty
Para cualquier adulto contemporáneo que creció viendo las caricaturas de estos héroes, estará familiarizado con la trama antes mencionada, así como con los nombres de los personajes. Así, esta película tiene que ser valorada tomando en cuenta que está dirigida a este público, el cual estará maravillado de poder ver caracterizados a héroes y villanos entrañables en la gran pantalla de una forma que se ajusta perfectamente a la forma en cómo los recordaba. En ese sentido, la realidad es que la película cumple al cien por ciento con las expectativas de quienes acudieron a las salas para volver a disfrutar de las aventuras de las tortugas.
No obstante, si se observa con un ojo más crítico, el espectador encontrará una serie de efectos especiales desbordados, chistes “malos” y personajes extraños en una trama a la cual no le encontrarán mucho sentido. De hecho, precisamente ese podría ser el gran fallo de la película, el utilizar elementos familiares para quienes conocen a los personajes de una forma en que será muy difícil enganchar a “nuevos fanáticos”.
Asimismo, cabe señalar que se trata de una película cuyo contenido es muy infantil, lo cual podrá no gustar a aquellos que, aunque fueron seguidores de la serie cuando eran niños, estaban esperando algo más atractivo que Megan Fox vestida de colegiala. Así, Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows cumple y supera las expectativas de aquellos nostálgicos que deseaban volver a ver en acción a los héroes en caparazón, siendo también un producto que el público infantil podrá disfrutar bastante. Para el resto, solo les queda Megan Fox.
Calificación: TÚ DECIDES.
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19 de enero de 2019
19 de enero de 2019
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas, Rocky es una de las franquicias más exitosas y emblemáticas del cine. Dejando de lado las alzas y bajas en cuanto a la calidad de las ahora ocho películas que integran la saga inspirada en el mítico boxeador, es incuestionable que se trata de un producto que además de rentable resulta ser uno de los más queridos por todo el público. Así, propios y extraños reconocen en instantes la melodía de “Gonna Fly Now”, mientras que en automático llega a su mente la imagen del imbatible atleta corriendo a más no poder dispuesto a abatir al rival el turno.
Lo que en 1976 inició con el sueño de un actor de medio pelo por llevar su guion a la pantalla grande, es ahora un hito cinematográfico que ha perdurado por más de cuarenta años, llevando incluso a Sylvester Stallone a convertirse en el 2015 en el sexto actor en ser nominado en dos películas diferentes por interpretar al mismo personaje. Precisamente en ese año fue cuando se estrenó Creed, una apuesta que parecía arriesgada para darle un nuevo giro la historia del boxeador, presentándolo ahora como el entrenador del hijo de aquel peleador que pasó de ser su acérrimo rival a convertirse en su mejor amigo. Dirigida por Ryan Coogler, la cinta fue todo un suceso y superó con creces cualquier expectativa; tres años después llegó la esperada segunda parte, siendo en esta ocasión el debutante Steven Caple Jr. el encargado de sacar adelante el nuevo proyecto.
Para superar la prueba, el director se valió del guionista Cheo Hodari Coker, y con la colaboración del propio Stallone, decidieron reincorporar a otro personaje emblemático: Ivan Drago. Así, la trama se centra nuevamente en Adonis Johnson, quien después de alcanzar la cima de su carrera, decide aceptar el desafío del boxeador que dio muerte a su padre, aunque no directamente, sino a través de su hijo Viktor Drago, un pugilista implacable. Así, el telón se abre nuevamente para dar lugar a otro encuentro épico que tendrá consecuencias inesperadas para todos los involucrados.
A pesar de que la cinta se desarrolla con buen ritmo y las secuencias tanto de entrenamiento como de pelea son de buena calidad, la realidad es que Caple evitó asumir cualquier tipo de riesgo y decidió no salirse de la secuencia lineal “auge-caída-entrenamiento-batalla final” para esta nueva entrega. Así, la aportación de este filme resulta ser más bien de carácter emotivo por el hecho de poner nuevamente a Rocky y Drago cara a cara para avivar una de las rivalidades más populares en la historia del cine. Asimismo, los fanáticos podrán conocer más acerca de lo que sucedió con el villano después de su estrepitosa derrota a manos del “semental italiano”, logrando incluso generar cierta empatía con el mismo.
En cuanto al elenco, Michael B. Jordan, Tessa Thompson y Phylicia Rashad repiten convincentemente como Adonis, Bianca y Mary Anne Creed, mientras que Stallone y Dolph Lundgren vuelven a interpretar a sus legendarios personajes, siendo sin lugar a dudas la aparición de este último lo más destacado del filme no tanto por sus cualidades histriónicas sino por lo que él mismo representa dentro del “universo Rocky”. Así, el único agregado es el boxeador Florian Munteanu, a quien su imponente físico le bastó para encarnar debidamente al temible Viktor Drago.
Es así como el pasado es más que suficiente para que Creed II logre obtener buenos réditos dentro del gusto del público. De hecho, si se tratara del mismo argumento contado con otros nombres es probable que la cinta pasara sin pena ni gloria. Así, no esta nueva entrega sirve para constatar que el “efecto Rocky” sigue teniendo un peso específico en la industria del cine, lo cual permite que una historia llevada con cierto ritmo y sin salirse de una probada zona de confort sea capaz de dejar a un espectador feliz y ávido de seguir disfrutando de como estos héroes con guantes se baten en el ring en cada película. Por lo tanto, el filme cumple sus objetivos y es capaz de dejar un grato sabor de boca en su audiencia.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Twitter @wraparty
Facebook @wraparty.movies
Lo que en 1976 inició con el sueño de un actor de medio pelo por llevar su guion a la pantalla grande, es ahora un hito cinematográfico que ha perdurado por más de cuarenta años, llevando incluso a Sylvester Stallone a convertirse en el 2015 en el sexto actor en ser nominado en dos películas diferentes por interpretar al mismo personaje. Precisamente en ese año fue cuando se estrenó Creed, una apuesta que parecía arriesgada para darle un nuevo giro la historia del boxeador, presentándolo ahora como el entrenador del hijo de aquel peleador que pasó de ser su acérrimo rival a convertirse en su mejor amigo. Dirigida por Ryan Coogler, la cinta fue todo un suceso y superó con creces cualquier expectativa; tres años después llegó la esperada segunda parte, siendo en esta ocasión el debutante Steven Caple Jr. el encargado de sacar adelante el nuevo proyecto.
Para superar la prueba, el director se valió del guionista Cheo Hodari Coker, y con la colaboración del propio Stallone, decidieron reincorporar a otro personaje emblemático: Ivan Drago. Así, la trama se centra nuevamente en Adonis Johnson, quien después de alcanzar la cima de su carrera, decide aceptar el desafío del boxeador que dio muerte a su padre, aunque no directamente, sino a través de su hijo Viktor Drago, un pugilista implacable. Así, el telón se abre nuevamente para dar lugar a otro encuentro épico que tendrá consecuencias inesperadas para todos los involucrados.
A pesar de que la cinta se desarrolla con buen ritmo y las secuencias tanto de entrenamiento como de pelea son de buena calidad, la realidad es que Caple evitó asumir cualquier tipo de riesgo y decidió no salirse de la secuencia lineal “auge-caída-entrenamiento-batalla final” para esta nueva entrega. Así, la aportación de este filme resulta ser más bien de carácter emotivo por el hecho de poner nuevamente a Rocky y Drago cara a cara para avivar una de las rivalidades más populares en la historia del cine. Asimismo, los fanáticos podrán conocer más acerca de lo que sucedió con el villano después de su estrepitosa derrota a manos del “semental italiano”, logrando incluso generar cierta empatía con el mismo.
En cuanto al elenco, Michael B. Jordan, Tessa Thompson y Phylicia Rashad repiten convincentemente como Adonis, Bianca y Mary Anne Creed, mientras que Stallone y Dolph Lundgren vuelven a interpretar a sus legendarios personajes, siendo sin lugar a dudas la aparición de este último lo más destacado del filme no tanto por sus cualidades histriónicas sino por lo que él mismo representa dentro del “universo Rocky”. Así, el único agregado es el boxeador Florian Munteanu, a quien su imponente físico le bastó para encarnar debidamente al temible Viktor Drago.
Es así como el pasado es más que suficiente para que Creed II logre obtener buenos réditos dentro del gusto del público. De hecho, si se tratara del mismo argumento contado con otros nombres es probable que la cinta pasara sin pena ni gloria. Así, no esta nueva entrega sirve para constatar que el “efecto Rocky” sigue teniendo un peso específico en la industria del cine, lo cual permite que una historia llevada con cierto ritmo y sin salirse de una probada zona de confort sea capaz de dejar a un espectador feliz y ávido de seguir disfrutando de como estos héroes con guantes se baten en el ring en cada película. Por lo tanto, el filme cumple sus objetivos y es capaz de dejar un grato sabor de boca en su audiencia.
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6,9
38.037
10
7 de marzo de 2017
7 de marzo de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas, la aparición de Deadpool en 2016 marcó una nueva pauta en el género de películas basadas en superhéroes demostrando que es posible lanzar filmes exitosos en taquilla aun si se restringe su exhibición al público infantil. Al parecer, aquellos que durante su infancia disfrutaron al ver a sus superhéroes favoritos en la gran pantalla, han crecido sin “madurar” del todo, conservando su interés por este tipo de cintas, agradeciendo poder disfrutar de trabajos de calidad adecuados a su edad actual.
Es así como llega Logan, la última oportunidad de aprovechar la aceptación que Hugh Jackman adquirió al encarnar al más popular de los X-Men, siendo ésta la novena vez que interpreta a dicho personaje. El director James Mangold, a quien en el 2013 se le encomendó The Wolverine, sabía que no podía fallar y decidió arriesgarse con una película para adolescentes y adultos. El resultado sorprendió gratamente a propios y extraños, puesto que se trata de una cinta de excelente calidad, sin duda la mejor de aquellas en las cuales el personaje de las garras de adamantium es el protagonista principal.
La historia se desarrolla en el año 2029 en un mundo en el cual no ha nacido un mutante en más de veinte años, mientras que los pocos sobrevivientes han sido perseguidos con el objetivo de extinguirlos por completo. Evidentemente deteriorado en salud y espíritu, Logan vive exiliado, teniendo a su cargo cuidar la demencia del profesor Charles Xavier mientras busca la forma de ganarse la vida para tener un digno retiro lejos del despiadado mundo que lo rodea. Sin embargo, todos sus planes se interrumpen con la aparición de Laura, una niña cuyas similitudes con Wolverine hacen sospechar que la relación entre ellos es algo más que una cuestión de azar. De esta forma, el héroe volverá a sacar las garras para proteger a la pequeña y ayudarla a cruzar los Estados Unidos para reunirse con un grupo de jóvenes mutantes que huyen de un grupo de villanos que pretenden capturarlos para cumplir con sus malévolos planes.
Con una historia que encuentra su inspiración en el cómic Old Man Logan, el director presenta de forma brillante el desalentador futuro del universo mutante. Así, la desesperanza será el rasgo distintivo del personaje principal, quien emprende un viaje tanto físico como espiritual al decidir ayudar a la pequeña Laura. Afectado por su pasado, buscará expiación al enfrentar a nuevos enemigos, llegando a un final memorable que posiciona a esta película como la más épica de los X-Men, dejando un impecable legado tanto de Hugh Jackman como de Patrick Stewart en sus últimas interpretaciones de Wolverine y Charles Xavier.
Es de esta forma como Logan satisface tanto a los cinéfilos como aficionados del cómic, tarea bastante difícil en estos días. Se trata de un auténtico tour de forcé, una historia emotiva con secuencias de acción de magnífica realización, las cuales aunque explícitas no exageran en el uso de la violencia. Así, es un filme con una trama que encuentra su punto de inflexión en el hecho de ser contada para un público adulto, los héroes no sólo son tipos con súper poderes que reparten golpes para evitar que el villano lleve a cabo su maléfico plan, sino personajes multidimensionales que se desenvuelven en un ambiente hostil y desesperanzador. Lo anterior dota a este filme de una identidad propia, colocándolo no solo como un de las mejores dentro del universo Marvel, sino en general de todos aquellos que se han realizado tomando inspiración en los cómics.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Es así como llega Logan, la última oportunidad de aprovechar la aceptación que Hugh Jackman adquirió al encarnar al más popular de los X-Men, siendo ésta la novena vez que interpreta a dicho personaje. El director James Mangold, a quien en el 2013 se le encomendó The Wolverine, sabía que no podía fallar y decidió arriesgarse con una película para adolescentes y adultos. El resultado sorprendió gratamente a propios y extraños, puesto que se trata de una cinta de excelente calidad, sin duda la mejor de aquellas en las cuales el personaje de las garras de adamantium es el protagonista principal.
La historia se desarrolla en el año 2029 en un mundo en el cual no ha nacido un mutante en más de veinte años, mientras que los pocos sobrevivientes han sido perseguidos con el objetivo de extinguirlos por completo. Evidentemente deteriorado en salud y espíritu, Logan vive exiliado, teniendo a su cargo cuidar la demencia del profesor Charles Xavier mientras busca la forma de ganarse la vida para tener un digno retiro lejos del despiadado mundo que lo rodea. Sin embargo, todos sus planes se interrumpen con la aparición de Laura, una niña cuyas similitudes con Wolverine hacen sospechar que la relación entre ellos es algo más que una cuestión de azar. De esta forma, el héroe volverá a sacar las garras para proteger a la pequeña y ayudarla a cruzar los Estados Unidos para reunirse con un grupo de jóvenes mutantes que huyen de un grupo de villanos que pretenden capturarlos para cumplir con sus malévolos planes.
Con una historia que encuentra su inspiración en el cómic Old Man Logan, el director presenta de forma brillante el desalentador futuro del universo mutante. Así, la desesperanza será el rasgo distintivo del personaje principal, quien emprende un viaje tanto físico como espiritual al decidir ayudar a la pequeña Laura. Afectado por su pasado, buscará expiación al enfrentar a nuevos enemigos, llegando a un final memorable que posiciona a esta película como la más épica de los X-Men, dejando un impecable legado tanto de Hugh Jackman como de Patrick Stewart en sus últimas interpretaciones de Wolverine y Charles Xavier.
Es de esta forma como Logan satisface tanto a los cinéfilos como aficionados del cómic, tarea bastante difícil en estos días. Se trata de un auténtico tour de forcé, una historia emotiva con secuencias de acción de magnífica realización, las cuales aunque explícitas no exageran en el uso de la violencia. Así, es un filme con una trama que encuentra su punto de inflexión en el hecho de ser contada para un público adulto, los héroes no sólo son tipos con súper poderes que reparten golpes para evitar que el villano lleve a cabo su maléfico plan, sino personajes multidimensionales que se desenvuelven en un ambiente hostil y desesperanzador. Lo anterior dota a este filme de una identidad propia, colocándolo no solo como un de las mejores dentro del universo Marvel, sino en general de todos aquellos que se han realizado tomando inspiración en los cómics.
Calificación: TÚ DECIDES.
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7,4
69.499
9
22 de noviembre de 2016
22 de noviembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo aquel que tiene que lidiar (voluntaria u obligadamente) con la difícil empresa de aprender un nuevo idioma habrá escuchado que la mejor forma de adoptarlo es intentar pensar en dicha lengua. La ciencia ficción es así, para disfrutar una cinta de este género uno tiene que “pensar” en el idioma de la misma. Ese es precisamente el encanto (y el reto) de la ciencia ficción, debe ser capaz de convencer al espectador de que lo que está viendo es posible, sin caer en la tentación de utilizar de forma exagerada efectos especiales y secuencias de acción para captar la atención del público. Así, una cinta de sci-fi realmente vale la pena cuando tiene fundamentos bien pensados que vayan más allá de colocar a monstruos y humanos pelando entre sí durante dos horas. En pocas palabras, debe de ser una película inteligente y capaz despertar la curiosidad de su audiencia, así como la reflexión acerca de diversas cuestiones que van más allá del mundo tangible que los rodea. De esta forma, el director Denis Villeneuve (Prisoners, Sicario) asumió el reto y lo superó con creces. Basándose en la historia corta de Ted Chiang denominada “Story of Your Life”, el director se apoyó del guionista Eric Heisserer para realizar una adaptación propia del relato, dando como resultado una de las mejores películas del año.
El filme tiene como protagonista principal a la doctora Louise Banks, una experta lingüista que vive atormentada por la muerte de su hija, situación que le trae recuerdos de manera recurrente y cuya intensidad es capaz de impedirle conciliar el sueño. En un día aparentemente normal en la vida de la doctora, aparecen doce estructuras de origen extraterrestre en diversos puntos del mundo. Nadie sabe por qué se ubicaron de esa forma y cuál es su propósito, por lo que el ejército estadounidense solicita su ayuda para establecer comunicación con los alienígenas que tripulan la nave que aterrizó en Montana. Una vez asumido el reto, Louise abordará la extraña estructura junto con Ian Donnelly, un físico asignado a la misión para intentar descifrar cómo los extraterrestres entienden la ciencia. Con la presión de que los gobiernos de diversos países inicien un ataque hacia lo que ellos consideran como una amenaza que podría tener consecuencias catastróficas para todo el planeta, Louise deberá obtener lo más pronto posible la respuesta a una sola pregunta: ¿Por qué están aquí?
Es así como la travesía de la doctora Banks incluye una serie de eventos que despertarán en el espectador fascinación y muchas cuestiones en qué pensar. En primer lugar, la cinta aborda de manera extraordinaria conceptos y teorías acerca del lenguaje que ofrecen planteamientos acerca de lo difícil que en diversas ocasiones le resulta a los seres humanos comunicarse entre sí, sobre todo cuando provienen de “mundos” diferentes. Por otra parte, aquellos que han leído o están interesados en las teorías acerca del tiempo y el espacio encontrarán uno de los finales más memorables en lo que se refiere a películas de este tipo. Asimismo, parece que Villeneuve envía en su propio idioma un mensaje para toda la comunidad internacional, puesto que enfoca su historia en demostrar cómo el tener diferentes concepciones y razonamientos acerca de lo que sucede en el mundo puede facilitar u obstaculizar que personas y naciones trabajen en conjunto para obtener un objetivo. Para ello, utiliza referentes políticos, militares y sociales, los cuales sin duda dejan mucho qué pensar acerca del mundo actual.
De hecho, pareciera que precisamente la intención de Villeneuve es enviar un mensaje propio, distinguiéndose así de la obra en la que se basa. De esta forma, la cinta no le brinda demasiada atención a un punto que en el escrito es el más relevante: la toma de decisiones. Así, aunque de forma no muy precisa, el filme también abre paso a preguntas que cuestionan si realmente el ser humano es capaz de alterar el tiempo con sus propios actos y determinaciones, o si más bien éste es constante e inalterable. Temas bastante profundos que si bien son tomados en cuenta en la cinta no constituyen su punto central, al contrario de lo que sucede en el relato de Chiang. Al parecer, el cambio de nombre entre película y obra escrita no fue algo fortuito.
Se trata así de una película con una excelente realización, cuyos elementos de ciencia ficción fueron trabajados de manera extraordinaria y cuidando hasta el más mínimo detalle; contando además con una de las mejores actuaciones en la carrera de Amy Adams (The Master, American Hustle). Asimismo, los recuerdos que atormentan a Banks durante toda la película son presentados como flashbacks posicionados con una sincronización perfecta para no revelar más de lo debido y poder llegar a una conclusión en el momento preciso. No obstante, la cinta tiene un punto débil, puesto que por momentos la trama resulta ser lenta y su ritmo no logra enganchar al público como en su momento lo han podido hacer cintas como Gravity e Interstellar.
Arrival aparece en un momento relevante que vive el mundo actual, intentando lanzar un mensaje de unión en un mundo que se está caracterizado cada vez más por las divisiones, el levantamiento de barreras y los prejuicios raciales. Desafortunadamente, lo más inverosímil de la película no es la aparición de doce naves extraterrestres en el planeta Tierra, sino el plantear la posibilidad de que todos los países puedan llegar a unirse y encontrar una causa común. Quizás si aprendemos a pensar en el lenguaje de Villeneuve algún día esto sucederá.
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El filme tiene como protagonista principal a la doctora Louise Banks, una experta lingüista que vive atormentada por la muerte de su hija, situación que le trae recuerdos de manera recurrente y cuya intensidad es capaz de impedirle conciliar el sueño. En un día aparentemente normal en la vida de la doctora, aparecen doce estructuras de origen extraterrestre en diversos puntos del mundo. Nadie sabe por qué se ubicaron de esa forma y cuál es su propósito, por lo que el ejército estadounidense solicita su ayuda para establecer comunicación con los alienígenas que tripulan la nave que aterrizó en Montana. Una vez asumido el reto, Louise abordará la extraña estructura junto con Ian Donnelly, un físico asignado a la misión para intentar descifrar cómo los extraterrestres entienden la ciencia. Con la presión de que los gobiernos de diversos países inicien un ataque hacia lo que ellos consideran como una amenaza que podría tener consecuencias catastróficas para todo el planeta, Louise deberá obtener lo más pronto posible la respuesta a una sola pregunta: ¿Por qué están aquí?
Es así como la travesía de la doctora Banks incluye una serie de eventos que despertarán en el espectador fascinación y muchas cuestiones en qué pensar. En primer lugar, la cinta aborda de manera extraordinaria conceptos y teorías acerca del lenguaje que ofrecen planteamientos acerca de lo difícil que en diversas ocasiones le resulta a los seres humanos comunicarse entre sí, sobre todo cuando provienen de “mundos” diferentes. Por otra parte, aquellos que han leído o están interesados en las teorías acerca del tiempo y el espacio encontrarán uno de los finales más memorables en lo que se refiere a películas de este tipo. Asimismo, parece que Villeneuve envía en su propio idioma un mensaje para toda la comunidad internacional, puesto que enfoca su historia en demostrar cómo el tener diferentes concepciones y razonamientos acerca de lo que sucede en el mundo puede facilitar u obstaculizar que personas y naciones trabajen en conjunto para obtener un objetivo. Para ello, utiliza referentes políticos, militares y sociales, los cuales sin duda dejan mucho qué pensar acerca del mundo actual.
De hecho, pareciera que precisamente la intención de Villeneuve es enviar un mensaje propio, distinguiéndose así de la obra en la que se basa. De esta forma, la cinta no le brinda demasiada atención a un punto que en el escrito es el más relevante: la toma de decisiones. Así, aunque de forma no muy precisa, el filme también abre paso a preguntas que cuestionan si realmente el ser humano es capaz de alterar el tiempo con sus propios actos y determinaciones, o si más bien éste es constante e inalterable. Temas bastante profundos que si bien son tomados en cuenta en la cinta no constituyen su punto central, al contrario de lo que sucede en el relato de Chiang. Al parecer, el cambio de nombre entre película y obra escrita no fue algo fortuito.
Se trata así de una película con una excelente realización, cuyos elementos de ciencia ficción fueron trabajados de manera extraordinaria y cuidando hasta el más mínimo detalle; contando además con una de las mejores actuaciones en la carrera de Amy Adams (The Master, American Hustle). Asimismo, los recuerdos que atormentan a Banks durante toda la película son presentados como flashbacks posicionados con una sincronización perfecta para no revelar más de lo debido y poder llegar a una conclusión en el momento preciso. No obstante, la cinta tiene un punto débil, puesto que por momentos la trama resulta ser lenta y su ritmo no logra enganchar al público como en su momento lo han podido hacer cintas como Gravity e Interstellar.
Arrival aparece en un momento relevante que vive el mundo actual, intentando lanzar un mensaje de unión en un mundo que se está caracterizado cada vez más por las divisiones, el levantamiento de barreras y los prejuicios raciales. Desafortunadamente, lo más inverosímil de la película no es la aparición de doce naves extraterrestres en el planeta Tierra, sino el plantear la posibilidad de que todos los países puedan llegar a unirse y encontrar una causa común. Quizás si aprendemos a pensar en el lenguaje de Villeneuve algún día esto sucederá.
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