You must be a loged user to know your affinity with Feisal
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
6
15 de noviembre de 2011
15 de noviembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indiana Jones le decía a una joven Marion en su aventura del arca perdida "no son los años, son los kilómetros". Pero como a todos, los años terminan por pasar. A Indy, a Spielberg y a Lucas. Y me temo que sobre todo, a éste último. Lo cierto es que la idea de traer de vuelta al héroe del sombrero y el látigo, al profe de arqueología con mucho tiempo libre, era demasiado tentadora, y Lucas, ahora en la sombra tras culminar su segunda trilogía galáctica, se moría de ganas por volver al escenario. Spielberg le fue dando largas año tras año, ocupado con sus proyectos con Tom Cruise y Tom Hanks, y también porque ningún guión conseguía reunir el encanto y la jovialidad de la trilogía mítica indianajonesca. Pero Lucas insistía hasta que, quizá para quitarse la cosa de encima, Spielberg terminó por aceptar.
Y lo que aceptó fue un guión de David Koepp que, estoy casi seguro, no le debió de convencer demasiado. El guión y, en fin, la película misma, sigue a rajatabla el esquema de las Indy-películas: prólogo, visita al Marshall College, detonante de la aventura y despegue del avión. La película cuenta con muchas de las simpáticas fantasmadas de las otras, solo que esta vez se les ha ido un poco la mano. Sí, me refiero a la nevera voladora, a la explosión nuclear y a unos rusos un poco de opereta. El caso es que tras un prólogo atómico, la historia da un giro interesante, presentando a Indiana como un profesor seguido por el FBI, cansado, algo desamparado tras la desaparición de dos amigos y apoyos como eran su propio padre y Marcus Brody. Alguien que escoge el exilio y cambiar de vida. Un leve tono crepuscular, solo apuntado, que podría haber enriquecido al personaje, interpretado muy bien por un ajustado Harrison Ford.
Pero entonces llega Marlon Brando. Perdón, Shia LaBeouf, y se cae un poco el invento crepuscular. El macguffin de turno no engancha tanto como el arca, las piedras Sankara o el Grial, y es por ahí por donde el guión de Koepp empieza a hacer aguas. Se cambia el tono crepuscular por una comedia trufada de toques sobrenaturales livianos. Por que lamentablemente no. No terminan por convencer ni la mala Cate Blanchett, ni los ggggusos ni las dichosas calaveras de cristal que le vuelven tonto a uno (que le pregunten al pobre John Hurt) ni casi la vertiginosa persecución por la selva. Toda aventura de Indiana tiene su persecución memorable (y la más memorable entre las memorables fue la del desierto egipcio con el camión transportando el arca), pero aquí Koepp se empeña en introducir toques cómicos que rebajan el ritmo, la emoción y el peligro. Luchas de esgrima, tarzanianos desplazamientos por lianas, caídas a lo parque de atracciones por cataratas... Todo rebaja el tono serio y trepidante a un tono directamente adolescente y casi infantil. Por otra parte, como si de un abuelo con problemas de próstata se tratara, Indy acaba siendo acompañado al final en su aventura por ¡4 personas!, diluyendo al protagonista y sus decisiones.
Y lo que aceptó fue un guión de David Koepp que, estoy casi seguro, no le debió de convencer demasiado. El guión y, en fin, la película misma, sigue a rajatabla el esquema de las Indy-películas: prólogo, visita al Marshall College, detonante de la aventura y despegue del avión. La película cuenta con muchas de las simpáticas fantasmadas de las otras, solo que esta vez se les ha ido un poco la mano. Sí, me refiero a la nevera voladora, a la explosión nuclear y a unos rusos un poco de opereta. El caso es que tras un prólogo atómico, la historia da un giro interesante, presentando a Indiana como un profesor seguido por el FBI, cansado, algo desamparado tras la desaparición de dos amigos y apoyos como eran su propio padre y Marcus Brody. Alguien que escoge el exilio y cambiar de vida. Un leve tono crepuscular, solo apuntado, que podría haber enriquecido al personaje, interpretado muy bien por un ajustado Harrison Ford.
Pero entonces llega Marlon Brando. Perdón, Shia LaBeouf, y se cae un poco el invento crepuscular. El macguffin de turno no engancha tanto como el arca, las piedras Sankara o el Grial, y es por ahí por donde el guión de Koepp empieza a hacer aguas. Se cambia el tono crepuscular por una comedia trufada de toques sobrenaturales livianos. Por que lamentablemente no. No terminan por convencer ni la mala Cate Blanchett, ni los ggggusos ni las dichosas calaveras de cristal que le vuelven tonto a uno (que le pregunten al pobre John Hurt) ni casi la vertiginosa persecución por la selva. Toda aventura de Indiana tiene su persecución memorable (y la más memorable entre las memorables fue la del desierto egipcio con el camión transportando el arca), pero aquí Koepp se empeña en introducir toques cómicos que rebajan el ritmo, la emoción y el peligro. Luchas de esgrima, tarzanianos desplazamientos por lianas, caídas a lo parque de atracciones por cataratas... Todo rebaja el tono serio y trepidante a un tono directamente adolescente y casi infantil. Por otra parte, como si de un abuelo con problemas de próstata se tratara, Indy acaba siendo acompañado al final en su aventura por ¡4 personas!, diluyendo al protagonista y sus decisiones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero creo que hay dos fallos principales: por un lado la domesticación del héroe. No se puede convertir al independiente, improvisador nato y solitario Indiana en el protagonista de una sitcom familiar. O lo que es lo mismo, no había prisa en buscarle una esposa y un hijo al héroe. Indiana Jones siempre ha estado cerca, en cuanto a pulsiones y convicciones, de los propios héroes del western. Su propia silueta, con sombrero, cartuchera, camisa y látigo, es bastante clarividente, y también su propia forma de ser, despreocupada, cínica, pragmática, solitaria, siempre con un pie en aviones, lanchas o donde hiciera falta para ir en busca de reliquias ocultas. No se le puede meter en duelos cómicos de escasa gracia con su antigua novia, encontrándole un hijo motero, esgrimista (sic) y peine en ristre. Y no se le puede casar así como así al final de la película, comprometiendo el regreso en una futura película (¿alguien se imagina a Indiana despidiéndose de su mujer en la puerta de su casa para ir en busca de la Atlántida?). Mal Lucas y Koepp, por pergeñarlo, y mal Spielberg por aceptarlo (aunque imagino que el Rey Midas llegó a un punto que rodaría casi cualquier guión para que Lucas dejase de darle el coñazo).
El otro error es invitar a extraterrestres a esta cena familiar. Vale que se homenajeaba al cine de los años 50 de ciencia-ficción con platillos volantes, pero Indiana siempre ha sido más de reliquias religiosas, con dioses de por medio, más que de artefactos de otro mundo. O, si nos ponemos trascendentes, de otras dimensiones o espacios que se encuentran entre los espacios (¿?). Es decir, que el macguffin sean calaveras de cristal con poderes psíquicos (que no se explican bien) pertenecientes a extraterrestres en una ciudad perdida en el Amazonas... pues no convence del todo. Como no convencen ciertos personajes aparatosos, como la mala gggusa, el amigo sospechoso que ahora es amigo, ahora es enemigo, ahora es amigo, ahora es enemigo que interpreta el fenómeno de Ray Winstone o una Marion Ravenwood sin el encanto y la fuerza que tenía en la aventura del arca, reconvertida en una cincuentona simpática, algo chillona y algo chalada.
Con todo, yo sigo manteniendo mi teoría de que es imposible aburrirse con una película que dirija Steven Spielberg. Tiene demasiada maestría y sentido del ritmo dirigiendo como para firmar algo aburrido y soso, como el ochenta por ciento del supuesto cine de aventuras de hoy en día, hinchado a base de efectos especiales. Y aquí vuelve a suceder, el verdadero héroe de la película es Spielberg, consiguiendo dar coherencia a un cúmulo de errores de guión y personajes pasados, haciéndonoslo pasar una vez más como niños, y luchando contra dos malvados extraterrestres venidos de los espacios que se abren entre los espacios, de nombre Lucas y Koepp, que amenazaban con domesticarle también a él.
Dedicado a Isabel Ravenwood, pariente de Marion (Indiana 5 estará a la altura de la trilogía, ya lo verás).
El otro error es invitar a extraterrestres a esta cena familiar. Vale que se homenajeaba al cine de los años 50 de ciencia-ficción con platillos volantes, pero Indiana siempre ha sido más de reliquias religiosas, con dioses de por medio, más que de artefactos de otro mundo. O, si nos ponemos trascendentes, de otras dimensiones o espacios que se encuentran entre los espacios (¿?). Es decir, que el macguffin sean calaveras de cristal con poderes psíquicos (que no se explican bien) pertenecientes a extraterrestres en una ciudad perdida en el Amazonas... pues no convence del todo. Como no convencen ciertos personajes aparatosos, como la mala gggusa, el amigo sospechoso que ahora es amigo, ahora es enemigo, ahora es amigo, ahora es enemigo que interpreta el fenómeno de Ray Winstone o una Marion Ravenwood sin el encanto y la fuerza que tenía en la aventura del arca, reconvertida en una cincuentona simpática, algo chillona y algo chalada.
Con todo, yo sigo manteniendo mi teoría de que es imposible aburrirse con una película que dirija Steven Spielberg. Tiene demasiada maestría y sentido del ritmo dirigiendo como para firmar algo aburrido y soso, como el ochenta por ciento del supuesto cine de aventuras de hoy en día, hinchado a base de efectos especiales. Y aquí vuelve a suceder, el verdadero héroe de la película es Spielberg, consiguiendo dar coherencia a un cúmulo de errores de guión y personajes pasados, haciéndonoslo pasar una vez más como niños, y luchando contra dos malvados extraterrestres venidos de los espacios que se abren entre los espacios, de nombre Lucas y Koepp, que amenazaban con domesticarle también a él.
Dedicado a Isabel Ravenwood, pariente de Marion (Indiana 5 estará a la altura de la trilogía, ya lo verás).

6,0
13.854
6
7 de agosto de 2008
7 de agosto de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jonathan Demme aún está lejos de la forma que exhibió a comienzos de los 90, cuando filmó cosas como "El silencio de los corderos" o "Philadelphia", pero esta película, y el excelente documental que realizó sobre Neil Young le han devuelto parte del crédito perdido. Tras el horroroso remake que realizó de "Charada" (sí, aquella cosa con Mark Walhberg), Demme aprueba con esta correcta película, remake del clásico de Frankenheimer con el mismo nombre. La película deja un sabor de boca agridulce, pues si bien la intriga está razonadamente bien trenzada, y los actores cumplen sobradamente (con una pérfida y manipuladora Meryl Streep al frente), existen demasiados detalles efectistas y exageraciones que lastran el filme (esas imágenes de Liev Schreiber "hipnotizado", cumpliendo las órdenes de su madre; o ese Denzel Washington sin saber dónde está). Buenas apariciones de Jon Voight y Bruno Ganz para un filme con clara vocación de denuncia contra las oscuras estrategias políticas para llevar a un candidato a la Casa Blanca, denuncia que acaba convirtiéndose en demasiado fantástica y un poco retorcida y cogida con pinzas. Interesante, no más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese doctor tenebroso que les coloca a los soldados el chip "hipnotizador" parece salido de cualquier película de la Hammer, sobra totalmente, al igual que las secuencias donde Liev Schreiber mata a Jon Voight y a su hija, Vera Farmiga, mediante la hipnosis de su madre. Como ya digo, todo demasiado fantasioso, hasta ese falso final feliz, cuando un hipnotizado Denzel Washington (que se pasa toda la película desquiciado) hace las veces de francotirador, y mata, por un solo disparo, a madre e hijo que estaban fundidos en un abrazo. En mi opinión, un final insípido, que hace que la denuncia política acabe por pasar inadvertida al apostar por un híbrido entre el suspense, el terror, la intriga y la denuncia política, sin decidirse claramente por ninguna. Una lástima.

5,8
24.447
7
17 de junio de 2008
17 de junio de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace tiempo, siempre he sabido que es inútil rezar a san Richard Fleischer, para que cierto cine antiguo de aventuras volviera a ponerse de moda, puesto que hoy en día eso ya no se lleva. De eso me lamentaba en la crítica que hacía de la inolvidable "Los vikingos", aunque, de cuando en cuando, hay alguna excepción que nos recuerda ese cine de antaño, el de la aventura por la aventura, de la épica por la épica. A quienes añoramos ese cine, Spielberg nos ha dado un alegrón este año con su Indiana Jones, pero ya el año pasado me llevé una agradable sorpresa. Pese a que esta cinta no me levantaba demasiadas pasiones, la fui a ver al cine, encontrándome con eso de lo que hablaba de la "épica por la épica". Es decir, más allá del barniz digital (impresionante muchas veces, demasiado visible otras), ese carácter de historias de héroes míticos, capaces de realizar hazañas en épocas pretéritas y bárbaras, estaba en esta película de un Zemeckis que ya no se prodiga como antes. El poema épico más antiguo escrito en lengua inglesa ha tenido algunas adaptaciones anteriores, como la modesta protagonizada por un Gerard Butler pre-300, y el engendro de Christopher Lambert. En esta ocasión, Zemeckis se deja de zarandajas, y nos hace disfrutar con una historia bien llevada, cuyos diálogos de tono clásico casan bien con la espectacularidad digital, sabiendo dotar de corrección e inteligencia, además de fuerza y vigor, a una historia que lo pedía a gritos; y cuyos intérpretes, digitalizados para la ocasión, cumplen. La historia del arrogante Beowulf (Winstone), llegado de lejanas tierras para ayudar al rey Hrothgar (un Anthony Hopkins en su salsa) a liquidar a un monstruo que adopta múltiples formas (una Angelina Jolie que, digital y todo, está para mojar pan (digital)); engancha y te deja con buen sabor de boca. Zemeckis y Roger Avary no han perdido el norte, y han sabido insuflar estilo y fuerza a una historia como las de antaño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si lo de digitalizar a los actores ha sido un éxito (excepto a algunos secundarios que parecen sacados de Shrek) así como la increíble recreación de las tierras nórdicas, alguna secuencia se le ve el plumero pixelizado, como en las galopadas de los caballos. Todos los actores están muy bien, desde Hopkins y Malkovich, hasta unas perfectas y preciosas Robin Wright y Alison Lohman, pasando por ese fenómeno llamado Brendan Gleeson. Pero cuando veo a Ray Winstone, dudo que esté viendo al mismo intérprete de "Infiltrados" o la última Indiana Jones, ya que ni el cuerpo es suyo, ni la cara se le parece, así que han debido de grabar solamente su voz. En fin. Por cierto, estupenda música de un Alan Silvestri que, al igual que Zemeckis, andaba desaparecidillo

7,2
168.331
7
4 de enero de 2010
4 de enero de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la mastodóntica campaña de promoción, y la promesa de que iba a cambiar el rumbo del cine (revolucionar, era la palabra exacta), "Avatar" ha resultado ser menos que eso, pero más de lo que los escépticos preveían. Visualmente, y es de esto lo que hay que hablar primero, es muy posible que nunca se haya visto nada igual. Ni siquiera George Lucas ha podido recrear con ese nivel de fastuosidad y realismo un ecosistema entero, con esa riqueza medioambiental, y esos paisajes que ya han quedado grabados en las retinas. La película entera, desde que llegamos a Pandora, no deja de sorprendernos con multitud de paisajes tropicales-galácticos, de noches bioluminescentes impresionantes y de toda clase de criaturas surgidas de la imaginación de Cameron. Quizá la revolución era ésa: construir solamente con herramientas informáticas todo un mundo nuevo, con tal nivel de realismo, que al segundo minuto nos olvidemos por completo que todo está recreado infográficamente, y que creamos realmente que el equipo de rodaje estuvo allí y lo rodó en esos parajes.
Pero claro, luego está el meollo de la cuestión: si la revolución tenía que ser completa, debía tener una historia a su altura, un guión nuevo, original, rompedor. Y me canso de poner el mismo ejemplo: "2001: Una odisea en el espacio", que sí fue revolucionaria por una razón sencilla. Porque utilizó unos efectos especiales jamás vistos hasta entonces para contar una historia jamás vista hasta entonces. Y aquí, aunque Cameron demuestra tablas y experiencia, y con un buen guión y un sabio uso del tempo narrativo y del ritmo, nos cuenta la historia de Jake Sully y los Na'Vi sin permitirnos casi un momento de respiro, pero dejando que los personajes hablen y muestren sus dudas... pues no alcanza la cuadratura del círculo.
Y es que los homenajes/guiños/clichés a otras películas, otros mundos y otras obras, son demasiado visibles. Ya se han dicho por aquí: "Bailando con lobos", o la historia del hombre que deja su mundo y su raza para encontrar su lugar en otra raza más espiritual y apegada a la tierra, "El nuevo mundo"/"Pocahontas", o la misma historia añadiendo el inevitable romance y las inevitables carreras por el bosque a medianoche, aparte de que los Na'Vi recuerda poderosamente a ciertas tribus indias (más aun, si resulta que al jefe de la tribu le pone voz Wes Studi, tantísimamente visto y caracterizado como indio en "Bailando con lobos", "Gerónimo", "El último mohicano" o "El nuevo mundo"). Cierto que el concepto del avatar puede ser algo novedoso, y que ciertas escenas bélicas y de destrucción por parte de los militares puede ser una especie de "denuncia" al apego que tienen los yankis por arrasar con todo en la parte del mundo que sea. Pero para mí no es suficiente, necesitaba algo más rompedor, algo más hipnótico y novedoso para que saliera deslumbrado y asombrado de la sala.
Pero claro, luego está el meollo de la cuestión: si la revolución tenía que ser completa, debía tener una historia a su altura, un guión nuevo, original, rompedor. Y me canso de poner el mismo ejemplo: "2001: Una odisea en el espacio", que sí fue revolucionaria por una razón sencilla. Porque utilizó unos efectos especiales jamás vistos hasta entonces para contar una historia jamás vista hasta entonces. Y aquí, aunque Cameron demuestra tablas y experiencia, y con un buen guión y un sabio uso del tempo narrativo y del ritmo, nos cuenta la historia de Jake Sully y los Na'Vi sin permitirnos casi un momento de respiro, pero dejando que los personajes hablen y muestren sus dudas... pues no alcanza la cuadratura del círculo.
Y es que los homenajes/guiños/clichés a otras películas, otros mundos y otras obras, son demasiado visibles. Ya se han dicho por aquí: "Bailando con lobos", o la historia del hombre que deja su mundo y su raza para encontrar su lugar en otra raza más espiritual y apegada a la tierra, "El nuevo mundo"/"Pocahontas", o la misma historia añadiendo el inevitable romance y las inevitables carreras por el bosque a medianoche, aparte de que los Na'Vi recuerda poderosamente a ciertas tribus indias (más aun, si resulta que al jefe de la tribu le pone voz Wes Studi, tantísimamente visto y caracterizado como indio en "Bailando con lobos", "Gerónimo", "El último mohicano" o "El nuevo mundo"). Cierto que el concepto del avatar puede ser algo novedoso, y que ciertas escenas bélicas y de destrucción por parte de los militares puede ser una especie de "denuncia" al apego que tienen los yankis por arrasar con todo en la parte del mundo que sea. Pero para mí no es suficiente, necesitaba algo más rompedor, algo más hipnótico y novedoso para que saliera deslumbrado y asombrado de la sala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En cualquier caso, como cinta de aventuras es muy buena, no existe el infantilismo que asola el género hoy en día (no quiero ponerme a recordar ejemplos de "búsquedas", "piratas" y demás), y contiene un mensaje bienintencionado y con más profundidad de lo que pudiera parecer al principio. Lo mejor que puedo decir es que los 700 millones que se han gastado lucen perfectamente, y se nota, puesto que en lo relativo a efectos visuales, jamás he visto nada como esto. En cuanto a los actores, todos cumplen, pero me quedo con Stephen Lang (me encanta su militar fascista, cachas, cabrón y chulo) y con Sigourney Weaver, que haga lo que haga, siempre está bien. Sam Worthington cumple con solvencia, Zoe Saldana informatizada cautiva, y Michelle Rodriguez hace de Michelle Rodriguez, básicamente. La banda sonora de James Horner, sin ser lo mejor de toda su carrera, es muy buena, lírica, poética y que retrata muy bien el mundo tropical de Pandora. Espero que esto suponga un relanzamiento a su carrera y salga del oscuro bache en el que estaba.
James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.
James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.
3 de marzo de 2009
3 de marzo de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces se encontrará Tim Burton con una historia en la que su estilo particular pueda dar más de sí. Ese goticismo salvaje recubierto por un lirismo y romanticismo melancólico, seña de identidad de muchas de las mejores obras de su filmografía; era sencillamente perfecto para adaptar al cine algo como el maravillosamente tétrico musical de Stephen Sondheim. Así, solo era cuestión de tiempo que obra y autor se encontraran. Estoy casi seguro que, con el argumento basado en la leyenda londinense del barbero Benjamin Barker que, tras ser apartado de su mujer e hija por un malvado juez, se convierte en el vengativo y melancólico Sweeney Todd; más los nombres del mismo Tim Burton y su fetiche Johnny Depp, pocos creían que el proyecto pudiera fracasar. Así, con una carrera sólida a sus espaldas, Burton adapta comodísimamente y con su maestría habitual, el tenebroso musical de Sondheim. Sus barrocas e imaginativas imágenes, ayudadas por una fotografía fría y grisácea que le viene al pelo a la historia, engarzan las actuaciones musicales de unos actores en estado de gracia, con un Johnny Depp sencillamente espectacular y una Helena Bonham-Carter magnífica. Tampoco es que deslumbren con su potente voz, porque ninguno de los dos han cantado antes, pero cumplen con sobrada solvencia, y no chirrían como sí le pasaban a otros actores que se atrevieron con el musical (léase Richard Gere en "Chicago"). Alan Rickman cumple como siempre con su malvado hieratismo, y Timothy Spall cumple sin más. Lástima de Jamie Campbell Bower, que no da tanto la talla, y paga un poco la novatada. La historia de amor que tiene con Johanna es, quizá, lo más flojo de la película, y rompe un poco el trepidante ritmo que marca Depp con sus venganzas. Por lo demás, un final quizá demasiado precipitado, pero no obstante, trágico y hermoso a partes iguales.
Estupendo musical, bello y gótico, como no podía ser de otra manera, que ni se hace pesado ni lacrimógeno, y que tampoco escatima su ración de imágenes sangrientas. Otro triunfo de Tim Burton.
Estupendo musical, bello y gótico, como no podía ser de otra manera, que ni se hace pesado ni lacrimógeno, y que tampoco escatima su ración de imágenes sangrientas. Otro triunfo de Tim Burton.
Más sobre Feisal
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here