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Críticas ordenadas por utilidad
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7,1
19.007
9
29 de diciembre de 2018
29 de diciembre de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesantísima sorpresa del cine independiente norteamericano que nos relata la precariedad absoluta en la que malviven quienes se encuentran alrededor de los parques temáticos de Disney en Orlando, la antítesis de esos templos del consumismo derrochador más absoluto, dos mundos totalmente contrapuestos y separados únicamente por una simple valla.
Una película sencilla, de presupuesto casi inexistente, contenida y de factura humilde pero absolutamente desagarradora, que además utiliza una complicadísima y siempre peligrosa manera de contarnos la historia: enseñarnos la realidad a través de los ojos de una niña.
La película fue ignorada en los Oscar, algo comprensible teniendo en cuenta que es una crítica a la crisis de vivienda americana que fue la que desató la madre de todas las crisis económicas, y encima metiendo el dedo en el ojo de Mickey Mouse que es, no lo olvidemos, quien manda en Hollywood. Sólo Willem Defoe, la única cara conocida de la cinta, consiguió una nominación.
La cinta nos muestra cómo pasan los días de un verano abrasador un grupo de niños que crecen sin reglas, normas de conducta ni la más mínima educación, a los que en los primeros minutos ya tachamos de “insoportables-niños-diablo” cuando vemos una travesura detrás de otra (por llamar “travesura” a incendiar casas). El director nos engaña haciéndonos creer que toda la cinta va a ser una sucesión de “travesuras” sin nada más que aportar, pero poco a poco nos va metiendo en esa historia de mujeres que no tienen más remedio que sacar adelante ellas solas como pueden a sus hijos/nietos mientras, curiosamente, esos niños son tan felices como los que al mismo tiempo y muy cerca visitan Disneyland gastando en unas horas el dinero con el que ellos comerían, se vestirían y pagarían alquiler durante semanas.
Una de las cosas que más llama la atención es la fotografía, tan luminosa que casi te hacen falta gafas de sol para mirar la pantalla. Esa luz que todo lo inunda en medio de una historia de vidas tan oscuras refleja a la perfección las felices vidas de esos niños que no necesitan más, que se lo pasan bomba mientras ignoran que a pocos metros de ellos su madre se prostituye, los servicios sociales quitan custodias o que hay mundos de fantasía para niños ricos.
Una película dura de ver, en la que prima la naturalidad y un grupo de actores fantásticos en los que destacan un Willem Defoe soberbio y sobre todo esa niña de nombre surrealista que consigue que se te encoja el corazón con un simple gesto.
Una película sencilla, de presupuesto casi inexistente, contenida y de factura humilde pero absolutamente desagarradora, que además utiliza una complicadísima y siempre peligrosa manera de contarnos la historia: enseñarnos la realidad a través de los ojos de una niña.
La película fue ignorada en los Oscar, algo comprensible teniendo en cuenta que es una crítica a la crisis de vivienda americana que fue la que desató la madre de todas las crisis económicas, y encima metiendo el dedo en el ojo de Mickey Mouse que es, no lo olvidemos, quien manda en Hollywood. Sólo Willem Defoe, la única cara conocida de la cinta, consiguió una nominación.
La cinta nos muestra cómo pasan los días de un verano abrasador un grupo de niños que crecen sin reglas, normas de conducta ni la más mínima educación, a los que en los primeros minutos ya tachamos de “insoportables-niños-diablo” cuando vemos una travesura detrás de otra (por llamar “travesura” a incendiar casas). El director nos engaña haciéndonos creer que toda la cinta va a ser una sucesión de “travesuras” sin nada más que aportar, pero poco a poco nos va metiendo en esa historia de mujeres que no tienen más remedio que sacar adelante ellas solas como pueden a sus hijos/nietos mientras, curiosamente, esos niños son tan felices como los que al mismo tiempo y muy cerca visitan Disneyland gastando en unas horas el dinero con el que ellos comerían, se vestirían y pagarían alquiler durante semanas.
Una de las cosas que más llama la atención es la fotografía, tan luminosa que casi te hacen falta gafas de sol para mirar la pantalla. Esa luz que todo lo inunda en medio de una historia de vidas tan oscuras refleja a la perfección las felices vidas de esos niños que no necesitan más, que se lo pasan bomba mientras ignoran que a pocos metros de ellos su madre se prostituye, los servicios sociales quitan custodias o que hay mundos de fantasía para niños ricos.
Una película dura de ver, en la que prima la naturalidad y un grupo de actores fantásticos en los que destacan un Willem Defoe soberbio y sobre todo esa niña de nombre surrealista que consigue que se te encoja el corazón con un simple gesto.
3
21 de abril de 2018
21 de abril de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que yo sea un gran fan de Shrek pero por lo menos aquella película tenía su gracia, esta se presenta como la nueva creación de los mismos productores pero no tiene ninguna.
Personajes sin gracia, guión sin pies ni cabeza, ritmo inexistente, canciones soporíferas, aburrida y sin el más mínimo interés.
Ni siquiera las coñas sobre los clásicos de Disney animal el triste espectáculo.
Un tostón.
Personajes sin gracia, guión sin pies ni cabeza, ritmo inexistente, canciones soporíferas, aburrida y sin el más mínimo interés.
Ni siquiera las coñas sobre los clásicos de Disney animal el triste espectáculo.
Un tostón.
2
7 de abril de 2018
7 de abril de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, yo soy de los que aquí no ven arte, ni cine de autor, ni sexo bien rodado intentando que el espectador vea algo más allá…¿pero qué más hay que ver? ¿se puede saber qué diferencia a esta película del porno normal y corriente? Porque diálogos y profundidad de guión…ninguna ¿rodar alternativamente canciones (en-te-ras), de conciertos y orgasmos de la parejita convierte a NINE SONGS en una obra maestra? ¿De verdad hay que decir que este monumental truño es una maravillosa película para que no piensen que eres un ignorante?
Ojo porque las escenas de sexo sí que tienen su morbo (me encanta la frase de Carlos Boyero: “no me sirve ni para el onanismo más desganado", jajajajajaa, qué tío más grande, pero a mí sí que me pone y mucho esta peli), y el sexo es el que tendría cualquier pareja normal, no son polvos surrealistas y exagerados (ahí le concedo una diferencia con el porno “reconocido”), pero de ahí a decir que esto es una obra de arte…hay un abismo. Bueno, y que la peli dure exactamente 69 minutos ya es de chiste malo malo malo.
Se merece un 1 pero le doy un dos porque me parece muy válido como experimento cinematográfico (ponerte a chingar delante de las cámaras sabiendo que todo el mundo lo va a ver no debe ser fácil), pero nada más. La parejita está muy bien y se lo monta divinamente, pero yo también y no por eso me grabo con la cámara de vídeo, digo que he hecho arte y lo comercializo.
Una cámara rodando en directo canciones de diferentes conciertos (así, tal cual, ni montaje, ni nada), y luego rodando a un muchacho y a una muchacha en plena posesión de sus facultades placenteras. No hay nada más, por mucho que quieran hacérnoslo creer.
Y subo ya la crítica que aún me arrepiento y le pongo el 1 que se merece...
Ojo porque las escenas de sexo sí que tienen su morbo (me encanta la frase de Carlos Boyero: “no me sirve ni para el onanismo más desganado", jajajajajaa, qué tío más grande, pero a mí sí que me pone y mucho esta peli), y el sexo es el que tendría cualquier pareja normal, no son polvos surrealistas y exagerados (ahí le concedo una diferencia con el porno “reconocido”), pero de ahí a decir que esto es una obra de arte…hay un abismo. Bueno, y que la peli dure exactamente 69 minutos ya es de chiste malo malo malo.
Se merece un 1 pero le doy un dos porque me parece muy válido como experimento cinematográfico (ponerte a chingar delante de las cámaras sabiendo que todo el mundo lo va a ver no debe ser fácil), pero nada más. La parejita está muy bien y se lo monta divinamente, pero yo también y no por eso me grabo con la cámara de vídeo, digo que he hecho arte y lo comercializo.
Una cámara rodando en directo canciones de diferentes conciertos (así, tal cual, ni montaje, ni nada), y luego rodando a un muchacho y a una muchacha en plena posesión de sus facultades placenteras. No hay nada más, por mucho que quieran hacérnoslo creer.
Y subo ya la crítica que aún me arrepiento y le pongo el 1 que se merece...

6,9
87.684
10
13 de abril de 2018
13 de abril de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda alguna la película más infravalorada de Spielberg, uno de los directores más irregulares que igual nos regala maravillas como La lista de Schindler, Múnich, los Indiana Jones, Tiburón o E.T. (sí, siempre con un punto lacrimógeno que le sobra), que nos endiña truños como Tintín, Lincoln, El imperio del Sol o la más reciente (y espeluznante), Ready Player One.
Dio igual que contara con un presupuesto millonario, con Tom Cruise y con toda la maquinaria promocional habitual en él, la película fue un fracaso monumental en taquilla y eso la ha lastrado y le ha colgado la etiqueta de “no veas esta peli, que no vale un pimiento”. Incluso en los vídeos de youtube que resumen las mejores partituras de John Williams JAMÁS aparece ni un solo segundo de Minority Report a pesar de que es una grandísima banda sonora, es como si nunca hubiera existido. Una lástima. Especialmente vergonzoso fue que en su primer fin de semana de estreno fuera superada en recaudación por “Lilo & Stitch”, una peli de animación tradicional en las antípodas de Minority Report. Cruise y Spielberg no cobraron un fijo por hacer la peli porque sus descomunales cachés disparaban todavía más el presupuesto, así que negociaron un porcentaje de la taquilla. Pobres.
La película es un thriller futurista impecable y una muestra más de que a nadie se le da el cine de entretenimiento masivo tan bien como al amigo Steven. Sólo le puedo poner dos peros pequeñitos (el final sensiblero made in Spielberg y el personaje de Colin Farrell, que te saca de quicio), pero el resto de ingredientes funciona a la perfección y hasta Tom Cruise (actor casi tan irregular como el director), está estupendo.
En cualquier caso hay cinco puntos concretos que hacen que Minority Report sea una maravilla:
1-La fotografía. Janusz Kaminski es UN GENIO, lo demuestra cada vez que trabaja con Steven Spielberg y en esta ocasión no defrauda, qué cosas hace este hombre con la luz oye. Una pena que ver la peli en alta definición no sea el espectáculo que uno espera, el hombre le puso demasiado grano a la peli porque querían “una fotografía sucia”, algo que quedaba monísimo en las pantallas convencionales pero que en hd canta demasiado.
2-Los efectos visuales, de lo mejorcito y más creativo que se ha visto en años. La secuencia de las espiarañas es de antología, pero una detrás de otra todas las escenas te dejan con la boca abierta.
3-Los efectos de sonido. Impecables, perfectos y en su justa medida, son la guinda perfecta a toda la maravilla técnica que se despliega en la pantalla y llaman la atención durante toda la cinta. Fueron nominados al Óscar, la única nominación que consiguió la película (¡¡¿¿??!!)
4-La ya citada música de John Williams, otro genio a las órdenes de Spielberg. Vuelve a emocionarnos con una partitura perfecta pero por desgracia relegada al olvido tras el fracaso comercial de la película.
5-El espectacular trabajo de guión adaptado, el cuento original de Philip K.Dick apenas tiene 30 páginas pero para la película se desarrollaron todas las tramas, se crearon personajes, se inventaron las ciudades y la tecnología del futuro, se diseñaron coches imposibles y hasta se bautizó a los tres precog con nombres de escritores de novelas de misterio.
En definitiva un regalo para los ojos que conviene revisionar de vez en cuando y que demuestra que la taquilla no siempre tiene la razón.
Dio igual que contara con un presupuesto millonario, con Tom Cruise y con toda la maquinaria promocional habitual en él, la película fue un fracaso monumental en taquilla y eso la ha lastrado y le ha colgado la etiqueta de “no veas esta peli, que no vale un pimiento”. Incluso en los vídeos de youtube que resumen las mejores partituras de John Williams JAMÁS aparece ni un solo segundo de Minority Report a pesar de que es una grandísima banda sonora, es como si nunca hubiera existido. Una lástima. Especialmente vergonzoso fue que en su primer fin de semana de estreno fuera superada en recaudación por “Lilo & Stitch”, una peli de animación tradicional en las antípodas de Minority Report. Cruise y Spielberg no cobraron un fijo por hacer la peli porque sus descomunales cachés disparaban todavía más el presupuesto, así que negociaron un porcentaje de la taquilla. Pobres.
La película es un thriller futurista impecable y una muestra más de que a nadie se le da el cine de entretenimiento masivo tan bien como al amigo Steven. Sólo le puedo poner dos peros pequeñitos (el final sensiblero made in Spielberg y el personaje de Colin Farrell, que te saca de quicio), pero el resto de ingredientes funciona a la perfección y hasta Tom Cruise (actor casi tan irregular como el director), está estupendo.
En cualquier caso hay cinco puntos concretos que hacen que Minority Report sea una maravilla:
1-La fotografía. Janusz Kaminski es UN GENIO, lo demuestra cada vez que trabaja con Steven Spielberg y en esta ocasión no defrauda, qué cosas hace este hombre con la luz oye. Una pena que ver la peli en alta definición no sea el espectáculo que uno espera, el hombre le puso demasiado grano a la peli porque querían “una fotografía sucia”, algo que quedaba monísimo en las pantallas convencionales pero que en hd canta demasiado.
2-Los efectos visuales, de lo mejorcito y más creativo que se ha visto en años. La secuencia de las espiarañas es de antología, pero una detrás de otra todas las escenas te dejan con la boca abierta.
3-Los efectos de sonido. Impecables, perfectos y en su justa medida, son la guinda perfecta a toda la maravilla técnica que se despliega en la pantalla y llaman la atención durante toda la cinta. Fueron nominados al Óscar, la única nominación que consiguió la película (¡¡¿¿??!!)
4-La ya citada música de John Williams, otro genio a las órdenes de Spielberg. Vuelve a emocionarnos con una partitura perfecta pero por desgracia relegada al olvido tras el fracaso comercial de la película.
5-El espectacular trabajo de guión adaptado, el cuento original de Philip K.Dick apenas tiene 30 páginas pero para la película se desarrollaron todas las tramas, se crearon personajes, se inventaron las ciudades y la tecnología del futuro, se diseñaron coches imposibles y hasta se bautizó a los tres precog con nombres de escritores de novelas de misterio.
En definitiva un regalo para los ojos que conviene revisionar de vez en cuando y que demuestra que la taquilla no siempre tiene la razón.

8,1
126.614
10
11 de marzo de 2018
11 de marzo de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imposible hacer más con menos, un bicho que tiene ácido en vez de sangre, unos cuantos tripulantes en una nave perdida en medio de ninguna parte en el espacio, un ambiente opresivo y a rodar. No necesita estridencias, ni efectos millonarios, ni enseñarte planos y más planos de un monstruo perfectamente construido para dejarte clavado a la butaca (y seguir haciéndolo casi 40 años después).
El ambiente claustrofóbico está absolutamente conseguido y la angustia es brutal en cada escena, todo ello conseguido a base de guión, montaje y unos efectos especiales que hoy nos parecen el no va más de lo cutre, obteniendo un resultado espectacular a años luz de lo que consiguen otras películas con mucho más presupuesto y medios actuales.
Y es que esta película no es la típica historia de “bicho que se dedica a matar sin más a todo lo que pilla por delante” (cosa que sí que son sus secuelas, por cierto), el guión se va desarrollando de manera perfecta y todo se cuenta en su debido momento y a la velocidad justa, sólo nos enseñan al monstruo (cutre, muy cutre en esta primera cinta de la saga), unas pocas veces y sobra para que se haya convertido en un icono de la Historia del cine.
Lógicamente la estética y las costumbres que se ven son la de la época en que se rodó (me hace mucha gracia ver que en cuanto se despiertan se ponen a fumar como cosacos en un ambiente cerrado, jajajajaja, no debe faltar mucho para que hagan otro montaje eliminando esa escena), y ese es uno de los encantos de la película, que pasen los años que pasen nos dé igual la estética trasnochada sino que muy al contrario no pierda un ápice de su interés y te siga apeteciendo pasar un par de horas viéndola de nuevo.
La pena es cómo han destrozado la historia con las secuelas. Aaaaaaayyyyyyyyyy, las secuelas. La segunda (la de James Cameron), es la única medio decente, la 3ª de Fincher es un tostón, la 4ª de Jeunet no pasa de tener un espectacular diseño de producción a la francesa, las de “Alien vs.Predator” vamos a fingir que nunca existieron y las precuelas ….aaaaaaaaaaaayyyyyyyyy, las precuelas. Prometheus tiene en el guión más agujeros negros que un libro de Stephen Hawking, aunque la que me de verdad me saca de quicio es Alien Covenant. No destriparé aquí nada de su argumento ni soltaré ningún spoiler (entre otras cosas porque la crítica es de la película original), pero la escenita de “cierta persona” tocando la flautita y besándose consigo mismo es para pegarle a Riddley Scott con toda la mano abierta.
Pero volviendo a Alien (la original, la de verdad, la que debería haber sido la única), UN PELICULÓN.
En la zona spoiler comento una curiosidad del reparto.
El ambiente claustrofóbico está absolutamente conseguido y la angustia es brutal en cada escena, todo ello conseguido a base de guión, montaje y unos efectos especiales que hoy nos parecen el no va más de lo cutre, obteniendo un resultado espectacular a años luz de lo que consiguen otras películas con mucho más presupuesto y medios actuales.
Y es que esta película no es la típica historia de “bicho que se dedica a matar sin más a todo lo que pilla por delante” (cosa que sí que son sus secuelas, por cierto), el guión se va desarrollando de manera perfecta y todo se cuenta en su debido momento y a la velocidad justa, sólo nos enseñan al monstruo (cutre, muy cutre en esta primera cinta de la saga), unas pocas veces y sobra para que se haya convertido en un icono de la Historia del cine.
Lógicamente la estética y las costumbres que se ven son la de la época en que se rodó (me hace mucha gracia ver que en cuanto se despiertan se ponen a fumar como cosacos en un ambiente cerrado, jajajajaja, no debe faltar mucho para que hagan otro montaje eliminando esa escena), y ese es uno de los encantos de la película, que pasen los años que pasen nos dé igual la estética trasnochada sino que muy al contrario no pierda un ápice de su interés y te siga apeteciendo pasar un par de horas viéndola de nuevo.
La pena es cómo han destrozado la historia con las secuelas. Aaaaaaayyyyyyyyyy, las secuelas. La segunda (la de James Cameron), es la única medio decente, la 3ª de Fincher es un tostón, la 4ª de Jeunet no pasa de tener un espectacular diseño de producción a la francesa, las de “Alien vs.Predator” vamos a fingir que nunca existieron y las precuelas ….aaaaaaaaaaaayyyyyyyyy, las precuelas. Prometheus tiene en el guión más agujeros negros que un libro de Stephen Hawking, aunque la que me de verdad me saca de quicio es Alien Covenant. No destriparé aquí nada de su argumento ni soltaré ningún spoiler (entre otras cosas porque la crítica es de la película original), pero la escenita de “cierta persona” tocando la flautita y besándose consigo mismo es para pegarle a Riddley Scott con toda la mano abierta.
Pero volviendo a Alien (la original, la de verdad, la que debería haber sido la única), UN PELICULÓN.
En la zona spoiler comento una curiosidad del reparto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una curiosidad: los personajes mueren en sentido inverso al caché del actor que lo interpreta. El primero que muere es el actor más célebre en el momento de rodar la película (John Hurt), a continuación los siguientes en fama en aquel 1979 y la última superviviente es la actriz menos conocida en aquel momento, una tal Sigourney Weaver.
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