La Película empieza con mucha fuerza, con voz en off y planos muy modernos, incluso la manera de mover la cámara es muy original. El protagonista hace un buena interpretación pero quizás sobreactúa demasiado, todo lo hace con prisas y para ser un asesino en serie no planifica los pros y los contras de sus actuaciones criminales.
Tampoco el atrezzo de la película es del todo verosímil, la casa donde perpetra sus actos criminales pese a ser una gran mansión está semi vacía y a medio construir, a decir verdad parece abandonada por sus amos, quizás sea la falta de presupuesto el culpable de estos detalles que hacen que pierda algo de fuerza. Por lo demás imágenes desagradables y cierto aire de malestar al finalizar el visionado.

Como indico en el titular de la crítica, la nueva película de Alejandro Amenábar es una correcta y hasta me atrevería a decir que es una buen película en su conjunto, principalmente en el plano actoral, ambiental e incluso en el transcurrir de la trama. Pero todo estos factores muy positivos quedan en agua de borrajas al intentar sorprendernos al final de la historia dando un giro de guión al estilo M. Shyamalan. A mi entender no sólo no lo consigue sino que hecha por tierra todo lo anterior expuesto con tanta corrección y sentido común, estropeando una película que podría haber sido todo un éxito de crítica y público. Una lástima.

Documental bastante flojo en puesta en escena y muy escueto en cuanto a información sobre los pacientes que animan según el título la sala de espera de este sanatorio mental. No sabemos casi nada de su antigua vida, sus empleos y sus verdaderas crisis psiquiátricas. Los doctores y personal sanitario prácticamente brillan por su ausencia y salvo alguna crisis epiléptica filmada sin trampa ni cartón, se hace lento y sobre todo carece de interés. Documentales de temática parecida como Una cierta verdad o incluso Mones com la Becky son mucho más directos, auténticos y bien elaborados que este soso, aburrido y teatral documento fílmico. Carece de voz en off, y en los créditos finales no aparece el nombre de la institución mental donde se rodó ¿quizás un falso
documental?.

El cine, cuya misión principal es de entretener al público asistente a una sala, se nutre para este propósito de las películas del género de acción además de otros géneros que cumplen su mismo cometido (ciencia-ficción, musical, fantástico).
Aprovechando la tecnología de hoy en día con pantallas panorámicas y sonido sound-round en las salas cinematográficas, no hay duda que este tipo de filmes cumple su papel con creces.
SHOOTER utiliza toda la fuerza visual y sonora para brindarnos un espectáculo más que aceptable. Cuando elegimos este género sabemos lo que vamos a presenciar, no es cine clásico, ni mucho menos cine de autor e indudablemente no esperamos ningún mensaje moralizante al finalizar el film. Si entretiene durante su visionado habrá conseguido su meta, independiente de su guión (más o menos elaborado) y de su actor principal (más o menos creible).El cine es ocio, diversión, fantasía, romanticismo, realidad, dramatismo, poesía.
El cine es parecido a la gastronomía, muchos ingredientes, muchos sabores, muchas especias y sobre todo, muchos CHEFF (directores) que dan de comer a sus comensales (gran público) y cuyo refrán donde define su gran complejidad es SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO.
SHOOTER es una buena película, incluso sabiendo que copia patrones de títulos de acción de los años 80 (ACORRALADO, TERMINATOR, DESAPARECIDO EN COMBATE, EL EXTERMINADOR) con más medios y adecuando su contexto social y económico a los tiempos que corren hoy en día.

Sencillamente una de las mejores películas de mafia con un estilo que
recuerda al mejor Scorsese y sobre todo a los hermanos Coen con su
también estupenda Sangre Fácil.Los actores rozando lo sublime todos,
tanto personajes segundarios como los principales.
Seguramente muchos de los Norteamericanos no compartirán la imagen que muestra la película, de ésta América que sale en las postales donde todo parace maravilloso,donde el sueño americano sólo es posible en el país de las barras y estrellas.Nada más lejos de la realidad, Dominic nos muestra esa América deprimente y caótica, donde no sabes quienes son peores, si los que visten traje y corbata o los que ejecutan las órdenes.