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España España · Sevilla
Críticas de Mario
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la primera escena, en la que don Justo es rechazado por el oculista para renovar el permiso de conducir a causa de su falta de visión, la película te atrapa. Oyendo a don Justo uno recuerda a Di Stéfano por su característica forma de hablar. ¿Qué espera don Justo de la vida? Ir en busca de su perro "Mala cara" que ha huído de su casa. En la road movie que es el film aparecen otros dos personajes: un corredor de comercio y una joven madre con su hija pequeña. Los tres se sumerjen en la lejanas y solitarias carreteras de la Argentina austral en busca de sus sueños. Tierna historia, emocionante, sencilla, sensible. Su ternura te hace llorar.
Arjen
Mario
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7
30 de mayo de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que nos lleva a conocer de cerca el problema palestino- israelí. En concreto en la frontera entre Israel y Cisjordania. Salma Zidane es la dueña de un limonar que ha heredado de su padre y que conserva con la ayuda de un viejo trabajador de la casa. Pero el limonar peligra porque frente a él, al otro lado de la raya fronteriza, vive el ministro de defensa y por motivos de seguridad los servicios secretos pretenden arrancar todos los limoneros. La protagonista es Hiam Abbass, una actriz palestina nacida en Nazaret que hemos podido ver en varias películas: Conversaciones con mi jardinero, La novia siria y The visitor. Ella es el centro de la película, su encanto personal, y su belleza de rasgos árabes agitanados iluminan la pantalla a lo largo de toda la narración. Hay que seguir el resto de su filmografía que yo, desgracidamente, descononozco. ¡Cuánto daríamos los espectadores por ser invitados en su casa a probar las limonadas que ella, con todo cariño y esmero, fabrica artesanalmente!
Mario
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8
12 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Family Plot (1976) es la última película de Alfred Hitchcock. Se trata de dos historias distintas que al principio despistan al espectador pero que poco a poco se van uniendo hasta converger en una sola. El título de la cinta es ambiguo porque “plot” significa a la vez complot y solar. Hay trama familiar y una tumba lo que en principio no aclara mucho. Hitchcock no encontraba un título adecuado para el film y al final optó por éste. En España se tradujo como “La trama”. Sí, había un complot familiar, un heredero perdido, secuestradores, ladrones de joyas y una tumba vacía. El muerto no había ido al hoyo, andaba vivito y coleando. Y traficando en diamantes con una joyería de tapadera.
Para conocer a fondo a Hitchcock hay dos libros fundamentales: el que recoge la entrevista entre él y Truffaut y “La cara oculta del genio”, una biografía, obra de Donald Spoto. Cuenta éste que el mago del suspense tenía ya 77 años cuando realizó “Family Plot”. Tenía muy mala salud debido a sus excesos de comida y bebida y había engordado mucho. Pero seguía siendo coqueto y no le parecía adecuado aparecer de refilón - como en todas su películas - tan avejentado y deteriorado. Lo solucionó apareciendo tras el cristal de una oficina en los primeros momentos del film.
Pese a que parte de crítica la consideró una obra menor de Hitchcok, creo que se trata de una injusticia. “Family Plot” es una obra, si no perfecta, sí muy aceptable. Hay dos escenas memorables: la audaz secuencia del coche fugitivo y la del cementerio, ambas llenas de un suave humor. Una película ingeniosa y alegre, la más divertida del genio.
Hitchcock, tras rodar este film, traía entre manos el guion de otra película cuyo título provisional era “The Short Night". Lo contaba él en el libro de Spoto: “Se trata de un thriller en el que hay unos gánsteres buscando un cadáver y un personaje entrañable: una borracha. Hay una escena en un bar en la que un hombre intenta llevársela a la cama. Ella le pregunta: ¿Le gusta el sexo?  ¡¡¡Sí!!! Le responde él. Pasa un momento y ella vuelve a preguntarle: ¿Le gusta viajar? Claro que me gusta, le responde él, ya excitado. Entonces ella se inclina hacia él y le susurra ¡Entonces váyase a joder a otra parte!”
Sostiene Truffaut que la obra de Hitchcock permanecerá viviendo por los siglos de los siglos "como los relojes de pulsera de los soldados muertos". Espero que así sea.
Mario
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9
11 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de ver “Taxi driver” pero no se me presentaba la ocasión para ello. La pusieron en TVE-2 hace unos días y me enganché apenas vi las primeras imágenes, cuando Travis va a solicitar trabajo en la empresa de taxis. Es una película del año 1976, dirigida por un joven Martín Scorsese - tenía solo 33 años-, e interpretada por otro joven de 32 años, Robert de Niro, que ya había ganado un Oscar con “Toro salvaje” (1974) y ganaría otro, cuatro más tarde con “El padrino (II)”. Es la historia de un taxista nocturno - Travis - que trabaja en Nueva York, y que sufre un insomnio crónico después de haber estado varios años en la guerra de Vietnan. Lleva un diario donde va anotando sus impresiones día a día. Uno, que tiene debilidad por pegar la hebra con los taxistas, le ha propuesto a más de uno que escriban a diario sus cuitas, sus alegrías, sus dificultades. Tienen a su disposición un gran escaparate por el que pasan a diario multitud de personas, tan distintas unas de otras.
Travis parece que me hizo caso, aunque nunca fui pasajero suyo, y anota en un cuaderno, en sus conticinios, lo que le va ocurriendo. Se enamora de la azafata de un candidato a gobernador y la visita en su oficina. Tras varios intentos frustrados consigue una cita con ella y no se le ocurre otra cosa, dentro de su ingenuidad, que llevarla a un cine porno. Así finaliza la aventuraron ella. Una noche sube al taxi el candidato a gobernador. “Yo limpiaría las calles de la ciudad de tanta suciedad y porquería” - le pide Travis. Más tarde sale en defensa de Iris, una joven prostituta, Jody Foster, a la que explota un proxeneta, cuando ve el maltrato que le inflige. No sigo contando hay que ver esta obra maestra de Scorsese, que por cierto aparece en una escena a lo Hitchcock, y luego en un cameo, cuando desde el asiento trasero del taxi le pide a Travis, en una escena surrealista, que aparque bajo la ventana iluminada donde su mujer le pone los cuernos. Quien no la haya visto que se apresure a hacerlo.Antes incluso que "El irlandés".
Mario
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9
27 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un piso burgués con muebles elegantes, ya ajados, cuadros impresionistas y otros del pintor danés Hammershoi- heredados por Haneke de sus padres -, techos altos, puertas y ventanas algo desvencijadas, libros, un piano... Lo habita un matrimonio de músicos octogenarios. Son felices. Vuelven del concierto que ha dado un brillante alumno de ella en un prestigioso teatro parisino. La historia que cuenta el film es bien conocida: la decadencia que produce la edad en las personas. No voy a comentar nada de ella, con sólo una escena creo que bastará. En concreto la que tiene lugar cuando el alumno predilecto de Anne, Alexander, que ha triunfado como pianista, va a visitarla. La encuentra en una silla de ruedas y la mira sorprendido. Anne le dice: “Estoy verdaderamente orgullosa de usted, estuvimos en el concierto y estamos deseando comprar el CD del mismo. No me lo regale, queremos contribuir al menos con 20 euros al éxito que está teniendo”. Él le contesta: “Usted ya ha contribuido mucho a mi carrera señora, le debo tanto...Recuerdo que a los 12 años, la primera vez que me dio clases, me pidió que tocara las Bagatelles de Beethoveen, y yo con mi insolencia juvenil le pregunté: ¿Por qué las Bagatelles? Nunca he podido olvidar aquél día”. Les cuenta sus éxitos en Londres, en Copenhague, en París y les dice que su ilusión es grabar todas las sonatas de Schuber. Entonces Anne le pregunta: “¿Quisiera hacerme un favor?” "Sí" - le contesta él. “¿Podría interpretar para mí la Bagatelle en sol menor?” Él dice que hace mucho tiempo que no la toca, que no la recuerda bien, pero que puede intentarlo. Ella le dice: “Inténtelo”. Alexander se levanta del sillón y se dirige al piano, que está en un rincón de la habitación. Se sienta en la banqueta y con gran soltura inicia la obra de Beethoven. Aquí Haneke podría haber mostrado los rostros emocionados de Goerge y Anne, tal vez las lágrimas de ella, alargar de alguna manera la maravillosa escena. La cámara sólo enfoca al piano que solo se oye unos segundos, los suficientes para reconocer la pieza y la maestría de Alexander. Enseguida aparece un fundido en negro. Creo que esta escena sirve, ella sola, para dar una idea de la obra maestra del director austríaco: Michael Haneke.
Mario
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