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Críticas ordenadas por utilidad
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8,4
15.100
9
31 de marzo de 2019
31 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia cuya premisa nos extrae de todo tiempo y lugar está destinada a vivir en la memoria y la palabra de toda época. En esta, nuestra insignificante eternidad, los arquetipos son "inmortales" porque no están atados a nada. El film lo sabe, y los eleva a la categoría de símbolo recubriéndolos con las inolvidables imágenes que se encuentran repartidas a lo largo del metraje. Y no me tiren de la lengua: ¿hombre?, ¿mujer? La película es una carta al amor que se diluye entre la violencia cotidiana, el discreto triunfo de la ausencia de muerte y la necesidad del cariño incondicional del otro...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No es final feliz, sino complaciente conclusión que se revela tal y como la película promete: amarga (amarguísima) y dulce (solo en parte) como la vida misma. ¿Hombre y mujer? ¿Amor y violencia? Sí: universal y atemporal. Que cada cual ate cabos.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/BvoBboMHJFF/?utm_source=ig_share_sheet&igshid=1ctly51iar5gs
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/BvoBboMHJFF/?utm_source=ig_share_sheet&igshid=1ctly51iar5gs

7,6
31.356
8
19 de enero de 2019
19 de enero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La manida crítica acerca de cómo la “corrección política” está destrozando nuestras sagas y personajes más preciados se lleva sucediendo desde hace ya algunos años poniendo el acento especialmente en Star Wars, cuyo último jedi recibió un buen varapalo por parte de su más acérrimo público. Me cansé entonces de procrastinar ante vídeos de gente que proclamaba cómo la introducción de asiáticos, hispanos y el aumento de presencia femenina estaban sacrificando la esencia de uno de sus universos cinematográficos más queridos, reclamando la “coherencia” que (al parecer) merece una saga protagonizada por una organización eclesiástica de yakuzas intergalácticos.
Le pese a quien le pese Star Wars es ahora igual de (in)coherente que siempre y más Star Wars que nunca; se muestra como una parodia de sí misma a la que incluso debemos agradecer (muy a mi pesar) que se continúe erigiendo como un entretenimiento genuinamente sólido. De aquí podemos extraer la conclusión de que lo que destroza una saga o universo no es la inclusión de minorías, sino guionistas con ideas de bombero y la ausencia de libertad artística que las chupópteras productoras se empeñan en promulgar mientras observan cómo el poco talento que les queda huye despavorido dirección Netflix.
Spider-Man: Un nuevo universo es la prueba viviente y todavía caliente del error que muchos han cometido al abrazar un falso puritanismo que tan solo limita las formas y atrofia las ideas. El film no solo hace congeniar en su seno todas las locuras que permite el universo de nuestro vecino y amigo, sino que, además, atacado por un “horror vacui” crónico, introduce a una velocidad vertiginosa gran cantidad de personajes y situaciones que maneja con sorprendente facilidad y acurado sentido del humor. Porque, todo sea dicho, hablamos de una comedia, una sorprendentemente graciosa.
En la era de la inmediatez liderada por los memes y el humor referencial esta nueva versión del superhéroe arácnido se muestra (al hacernos reír) notablemente más respetuosa con nuestro juicio crítico que muchos otros productos animados, sirviéndose de su forma para dar fuerza al contenido y convirtiendo la repetición no en una automática carta de presentación sino en un refuerzo que construye chistes y profundiza en personalidades. Esto la aleja para nuestro disfrute de gran cantidad de producciones que Disney se ha empeñado en empachar plano a plano de un alarde de poder que, en lo personal, me causa terror. Afortunadamente este nuevo universo se desenvuelve de manera desenfadada e intrascendente, convirtiendo la plural técnica de dibujo y la subversión de alguno de sus personajes en un positivo mensaje. Los más pequeños perderán la cabeza por ponerse la máscara en su día a día.
Con Miles Morales y compañía no solo se abren nuevas y múltiples posibilidades para el personaje, sino que se apunta hacia una nueva forma de hacer películas de superhéroes, una que acepta la fantasiosa locura que representan y afronta la situación actual para subir el listón con respeto y cariño por el producto. Spider-Man jamás estuvo tan visualmente cerca de los comics como en esta vibrante aventura de olvidable historia y estimulante desarrollo que danza sin aparente esfuerzo a ritmo de Post Malone y mira de reojo a otros que, en su mediocridad, se deben conformar con Pitbull (o aún peor, con Eminem).
Un triunfo a todos los niveles que, además de contar con un villancico original, promete convertirse en la más digna adaptación cinematográfica del hombre araña desde Raimi y en la futura pesadilla de Wes Anderson en los Oscar.
Escrito para Infodiario.es:
http://infodiario.es/index.php/2019/01/31/spider-man-un-nuevo-universo-triunfo-de-lo-multiple/
Le pese a quien le pese Star Wars es ahora igual de (in)coherente que siempre y más Star Wars que nunca; se muestra como una parodia de sí misma a la que incluso debemos agradecer (muy a mi pesar) que se continúe erigiendo como un entretenimiento genuinamente sólido. De aquí podemos extraer la conclusión de que lo que destroza una saga o universo no es la inclusión de minorías, sino guionistas con ideas de bombero y la ausencia de libertad artística que las chupópteras productoras se empeñan en promulgar mientras observan cómo el poco talento que les queda huye despavorido dirección Netflix.
Spider-Man: Un nuevo universo es la prueba viviente y todavía caliente del error que muchos han cometido al abrazar un falso puritanismo que tan solo limita las formas y atrofia las ideas. El film no solo hace congeniar en su seno todas las locuras que permite el universo de nuestro vecino y amigo, sino que, además, atacado por un “horror vacui” crónico, introduce a una velocidad vertiginosa gran cantidad de personajes y situaciones que maneja con sorprendente facilidad y acurado sentido del humor. Porque, todo sea dicho, hablamos de una comedia, una sorprendentemente graciosa.
En la era de la inmediatez liderada por los memes y el humor referencial esta nueva versión del superhéroe arácnido se muestra (al hacernos reír) notablemente más respetuosa con nuestro juicio crítico que muchos otros productos animados, sirviéndose de su forma para dar fuerza al contenido y convirtiendo la repetición no en una automática carta de presentación sino en un refuerzo que construye chistes y profundiza en personalidades. Esto la aleja para nuestro disfrute de gran cantidad de producciones que Disney se ha empeñado en empachar plano a plano de un alarde de poder que, en lo personal, me causa terror. Afortunadamente este nuevo universo se desenvuelve de manera desenfadada e intrascendente, convirtiendo la plural técnica de dibujo y la subversión de alguno de sus personajes en un positivo mensaje. Los más pequeños perderán la cabeza por ponerse la máscara en su día a día.
Con Miles Morales y compañía no solo se abren nuevas y múltiples posibilidades para el personaje, sino que se apunta hacia una nueva forma de hacer películas de superhéroes, una que acepta la fantasiosa locura que representan y afronta la situación actual para subir el listón con respeto y cariño por el producto. Spider-Man jamás estuvo tan visualmente cerca de los comics como en esta vibrante aventura de olvidable historia y estimulante desarrollo que danza sin aparente esfuerzo a ritmo de Post Malone y mira de reojo a otros que, en su mediocridad, se deben conformar con Pitbull (o aún peor, con Eminem).
Un triunfo a todos los niveles que, además de contar con un villancico original, promete convertirse en la más digna adaptación cinematográfica del hombre araña desde Raimi y en la futura pesadilla de Wes Anderson en los Oscar.
Escrito para Infodiario.es:
http://infodiario.es/index.php/2019/01/31/spider-man-un-nuevo-universo-triunfo-de-lo-multiple/

7,4
17.667
10
26 de septiembre de 2015
26 de septiembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la mejor película que he visto en mucho tiempo y probablemente esto no diga mucho sobre mí, pero carece de importancia, es un hecho.
Mommy es una sorpresa para cualquier clase de espectador, una sorpresa original y agradable, sencilla pero perfecta en su simpleza. Actuaciones robustas, dirección sobresaliente y escenas que llegan a alcanzar unas cotas impensables para una película de estas características. Cuesta creer que consiga traspasar la pantalla y te introduzca tanto en ella que acabes olvidando por completo que estás fuera y no dentro de la historia, ocurre pocas veces y eso la hace más especial.
Solo tienes que sentarte y disfrutar, así llamará a tu puerta gritando, llorando, riendo, soñando y causándote un torbellino de emociones del cual no saldrás indiferente.
Es imposible abarcar todo lo que esta cinta te aporta, hay que dejar que hable por si sola y no ahogarla en adjetivos que no pueden describirla (Inmensa, Maravillosa, Única...), por mucho que estos no dejen de ser ciertos.
Mommy es una sorpresa para cualquier clase de espectador, una sorpresa original y agradable, sencilla pero perfecta en su simpleza. Actuaciones robustas, dirección sobresaliente y escenas que llegan a alcanzar unas cotas impensables para una película de estas características. Cuesta creer que consiga traspasar la pantalla y te introduzca tanto en ella que acabes olvidando por completo que estás fuera y no dentro de la historia, ocurre pocas veces y eso la hace más especial.
Solo tienes que sentarte y disfrutar, así llamará a tu puerta gritando, llorando, riendo, soñando y causándote un torbellino de emociones del cual no saldrás indiferente.
Es imposible abarcar todo lo que esta cinta te aporta, hay que dejar que hable por si sola y no ahogarla en adjetivos que no pueden describirla (Inmensa, Maravillosa, Única...), por mucho que estos no dejen de ser ciertos.

6,3
315
6
13 de abril de 2021
13 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La apuesta suiza llega a nuestras castizas pantallas no sin cierta confusión terminológica.
Llama la atención que ciertos títulos sean transformados de manera tan notable una vez son traducidos a otras lenguas. Me pareció curioso cuando este verano leí La vie devant soi. En las diferentes ediciones que en castellano tenemos se la traduce a veces como “La vida por delante” mientras que otras se la prefiere titular “La vida ante sí”. Estaremos de acuerdo todos en que no es lo mismo que la vida se presente ante nuestros ojos a que, como Aquiles con la tortuga, nunca la lleguemos a alcanzar. El caso se repite con la película que nos ocupa: Le milieu de l´horizon. “Milieu” significa “en medio” o “centro” en francés y contrasta mucho con la traducción inglesa del título: Beyond the horizon. Nuevamente la misma historia: poco importa que hablemos de vida o de horizontes cuando lo fundamental es saber si nos encontramos más aquí o más allá.
Horizonte se dice en alemán “Horizont” y proviene del griego “horos” que, según mi diccionario heideggeriano, significa “límite”, “frontera” o “mojón”. Esta última acepción hace referencia en la jerga más usual a aquello que es simple y llanamente una mierda, y me hubiese venido muy bien de haber sido esta una mala película. En España se han querido quitar de marrones y la han titulado El horizonte para no perturbar el sentido de la obra, suponiendo, claro está, que lo tenga que tener.
Con sentido o sin él lo único que de seguro está ahí es lo que acaece en la pantalla. En esta historia Gus, el niño protagonista, asiste al desmoronamiento de todo cuanto conocía bajo el árido sol campestre de 1976. Desde su perspectiva, con la cámara y la narrativa a su altura, la directora de esta modesta y preciosista historia (Delphine Lehericey) pretende dar cuenta de lo complejo de este cambio sin pararse a juzgar los hechos. Esto implica contemplar los asuntos humanos con sus frustraciones, desde sus primeros amores, aquellos que nacen con el albor del nuevo día, hasta los que están condenados a morir, sean fugaces o longevos.
El horizonte, el único que la vista alcanza a ver y que corta en dos el veraniego paisaje rural, acompaña cada una de las dichas y desgracias de la familia de Gus, siendo testigo silencioso (como siempre ocurre con lo divino, que está bien callado) además de servir telón de fondo con su inusitada belleza, no sé si real, pero desde luego muy bien fotografiada. Fotografía ésta que, junto a unas notables interpretaciones, eleva el nivel del conjunto.
Aderezando esta estampa encontramos una música que acentúa los momentos más importantes como si se tratase de una versión light de la banda sonora de Dead man; es decir, como retazos de un Neil Young de marca blanca. Esto es sintomático de su falta de personalidad. Siendo esta cinta una especie de atípico western contemplativo, se queda a la sombra de un género que ya cuenta con algún que otro acierto en los últimos años: Lucky, que bajo la dirección de John Carrol Lynch coquetea con la crisis existencial de la muerte o una olvidada película alemana que no por capricho se titula Western.
En líneas generales las comparaciones son risibles. La película que nos ocupa es en su mayor parte predecible y blandita en el sentido más neutro de la expresión. Por momentos, quizás en los peores, se encuentra cerca de ser catalogada como peli de tarde. La experiencia es muchas veces olvidable, aunque a ratos destile buen cine. Hablando en plata: está bien.
Quizá podríamos relacionar su título con la idea de un horizonte de posibilidad, al menos para darle un sentido a tanta disquisición filológica. Tal vez la intención era describir cómo se va desvaneciendo cualquier oportunidad de vivir de la propia tierra, de amar sin miedo o de continuar una vida juntos. Es posible que de eso se tratara: de mostrar cómo el chaval queda cada vez más asfixiado por unos límites que apestan a muerte, literal y metafóricamente. No sé si eso es estar en medio, más allá o debajo del horizonte. Sea como fuere, estas soplapolleces filosóficas no importan a nadie cuando las emociones puras y sutiles alcanzan nuestro corazón, que no entiende de fronteras.
Escrito para Infodiario.es:
https://infodiario.es/cultura/cine/critica-pelicula-el-horizonte-gus-a-la-ferme/?amp&__twitter_impression=true
Llama la atención que ciertos títulos sean transformados de manera tan notable una vez son traducidos a otras lenguas. Me pareció curioso cuando este verano leí La vie devant soi. En las diferentes ediciones que en castellano tenemos se la traduce a veces como “La vida por delante” mientras que otras se la prefiere titular “La vida ante sí”. Estaremos de acuerdo todos en que no es lo mismo que la vida se presente ante nuestros ojos a que, como Aquiles con la tortuga, nunca la lleguemos a alcanzar. El caso se repite con la película que nos ocupa: Le milieu de l´horizon. “Milieu” significa “en medio” o “centro” en francés y contrasta mucho con la traducción inglesa del título: Beyond the horizon. Nuevamente la misma historia: poco importa que hablemos de vida o de horizontes cuando lo fundamental es saber si nos encontramos más aquí o más allá.
Horizonte se dice en alemán “Horizont” y proviene del griego “horos” que, según mi diccionario heideggeriano, significa “límite”, “frontera” o “mojón”. Esta última acepción hace referencia en la jerga más usual a aquello que es simple y llanamente una mierda, y me hubiese venido muy bien de haber sido esta una mala película. En España se han querido quitar de marrones y la han titulado El horizonte para no perturbar el sentido de la obra, suponiendo, claro está, que lo tenga que tener.
Con sentido o sin él lo único que de seguro está ahí es lo que acaece en la pantalla. En esta historia Gus, el niño protagonista, asiste al desmoronamiento de todo cuanto conocía bajo el árido sol campestre de 1976. Desde su perspectiva, con la cámara y la narrativa a su altura, la directora de esta modesta y preciosista historia (Delphine Lehericey) pretende dar cuenta de lo complejo de este cambio sin pararse a juzgar los hechos. Esto implica contemplar los asuntos humanos con sus frustraciones, desde sus primeros amores, aquellos que nacen con el albor del nuevo día, hasta los que están condenados a morir, sean fugaces o longevos.
El horizonte, el único que la vista alcanza a ver y que corta en dos el veraniego paisaje rural, acompaña cada una de las dichas y desgracias de la familia de Gus, siendo testigo silencioso (como siempre ocurre con lo divino, que está bien callado) además de servir telón de fondo con su inusitada belleza, no sé si real, pero desde luego muy bien fotografiada. Fotografía ésta que, junto a unas notables interpretaciones, eleva el nivel del conjunto.
Aderezando esta estampa encontramos una música que acentúa los momentos más importantes como si se tratase de una versión light de la banda sonora de Dead man; es decir, como retazos de un Neil Young de marca blanca. Esto es sintomático de su falta de personalidad. Siendo esta cinta una especie de atípico western contemplativo, se queda a la sombra de un género que ya cuenta con algún que otro acierto en los últimos años: Lucky, que bajo la dirección de John Carrol Lynch coquetea con la crisis existencial de la muerte o una olvidada película alemana que no por capricho se titula Western.
En líneas generales las comparaciones son risibles. La película que nos ocupa es en su mayor parte predecible y blandita en el sentido más neutro de la expresión. Por momentos, quizás en los peores, se encuentra cerca de ser catalogada como peli de tarde. La experiencia es muchas veces olvidable, aunque a ratos destile buen cine. Hablando en plata: está bien.
Quizá podríamos relacionar su título con la idea de un horizonte de posibilidad, al menos para darle un sentido a tanta disquisición filológica. Tal vez la intención era describir cómo se va desvaneciendo cualquier oportunidad de vivir de la propia tierra, de amar sin miedo o de continuar una vida juntos. Es posible que de eso se tratara: de mostrar cómo el chaval queda cada vez más asfixiado por unos límites que apestan a muerte, literal y metafóricamente. No sé si eso es estar en medio, más allá o debajo del horizonte. Sea como fuere, estas soplapolleces filosóficas no importan a nadie cuando las emociones puras y sutiles alcanzan nuestro corazón, que no entiende de fronteras.
Escrito para Infodiario.es:
https://infodiario.es/cultura/cine/critica-pelicula-el-horizonte-gus-a-la-ferme/?amp&__twitter_impression=true

6,3
12.531
8
12 de mayo de 2019
12 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sirviéndose de un minimalismo que desprende devoción por el encuadre, se muestra estática y silenciosa, como la muerte, abogando por la explotación de sus reducidos recursos en favor de un carácter universal que, cuando se lo propone, apunta a lo más alto. De sábanas y umbrales va la cosa, de silencios también, y de acordes discretos que nos cautivan desde otro lugar desconocido. Nada de esto se sostendría sin su excelente fotografía; es a través de ella que Lowery se permite construir su guión con la paciencia que requiere estirar un concepto hasta el origen de nosotros mismos. No debemos rechazar su cadencia: es corta y concisa porque surge de una única idea (aunque esta tenga que durar toda una eternidad). Aquí se hace gala de una capacidad de síntesis excepcional que se permite frenar, girar y retornar cuando se lo propone, acelerando o deambulando según las exigencias de sus personajes, recreándose el tiempo necesario para sugerir, brillando con mayor fuerza cuanto más contenida se muestra. Es ahí donde encontramos su mayor virtud: la de invitarnos a sentir el peso de nuestros muertos tras el recuerdo de un suspiro que nos acaricia la nuca.
A Ghost Story es, por encima de todo, una reflexión sobre la pérdida, el paso del tiempo y lo efímero de la endeble huella que con un poco de suerte conseguiremos dejar en este mundo. Sin embargo, tal introspección filosófica no debe hacernos olvidar su característica esencial y primigenia; a saber, que es una película preciosa.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/BxUKWfNFSeG/?igshid=12uetbhncp60s
A Ghost Story es, por encima de todo, una reflexión sobre la pérdida, el paso del tiempo y lo efímero de la endeble huella que con un poco de suerte conseguiremos dejar en este mundo. Sin embargo, tal introspección filosófica no debe hacernos olvidar su característica esencial y primigenia; a saber, que es una película preciosa.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
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