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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
7.759
7
24 de junio de 2019
24 de junio de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales del pasado siglo la marquesa di Luna mantiene a los empleados de su finca, donde se dedican al cultivo del tabaco, mayormente, así como a labores de granja y de ganadería ovina, como aparceros, siempre con saldo deudor para ellos según las cuentas que regularmente les hace Nicola, el administrador. 57 personas viviendo miserablemente, hacinados, con promiscuidad, y con tan solo una bombilla para que no gasten mucha luz. El joven Lazzaro es uno de estos desdichados; pero con una peculiaridad: si todos están explotados él lo está doblemente, por la dueña de las tierras y por sus propios compañeros, que se aprovechan de su gran capacidad de trabajo, ingenuidad e infinita bondad. El inocente solo tiene un amigo, Tancredi, el hijo de la marquesa, sin que llegue a sospechar las verdaderas intenciones del malcriado niñato que no son otras que las de aprovecharse de él. Un día el joven Lazzaro caerá por un barranco y reaparecerá, ante el mundo, y parte de sus conocidos, en la época actual.
Alice Rohrwacher, directora y guionista de esta película, que parte, según declaraciones propias, de un hecho real del que tuvo conocimiento (en lo referente a las condiciones en que tenía un terrateniente a sus empleados), nos presenta un cuento, fábula, parábola, metáfora o alegoría, como cada cual la quiera clasificar, cuya moraleja, muy clara, pues la explica hasta el malévolo personaje de la marquesa, es que el hombre siempre pisará a otro hombre que se encuentre por debajo de él; que no hace falta ser rico para aplastar a los pobres, sino que éstos también lo hacen con quien encuentran inferior a ellos. Según ha dicho también, Rohrwacher, ha querido reflejar la gran dificultad de integración que ha supuesto para la gran cantidad de población rural el emigrar a las ciudades sin ninguna clase de preparación.
Filme con pocas ideas, pero que la directora las expresa muy nítidamente y dotándolas de una belleza casi poética y con la pretensión de un halo mágico. La principal, ya comentada, la misma que la de Hobbes, parafraseando a Plauto: "El hombre es un lobo para el hombre", lo que al espectador se le comunica constantemente, sin cinismo, sin aspavientos, pero casi con terquedad. Incluso se manifiesta que el lobo es bueno si encuentra un hombre bueno, siguiendo el texto 'San Francisco y el lobo', de Chiara Frugoni, girando todas las vicisitudes de la narración entorno a lo mismo, con la infinita bondad de Lazzaro en primer plano y la realidad de la condición humana, sea cual sea su clase social, acechando al inocente bondadoso. También entran en juego el valor de la amistad, esas lágrimas de Lazzaro por el destino de su amigo; la necedad de quien se aburre por tenerlo todo; cierta crítica a conformarse con lo escaso que se tiene y no tratar de rebelarse o encontrar una salida; la caprichosa fortuna; la desgracia de los inmigrantes y refugiados que llegan a Europa (nueva carne de esclavitud); y un fatalismo final, a mi parecer, algo exagerado y efectista.
Excelentes las interpretaciones, tanto las profesionales como las de quienes han trabajado en cine por primera vez, caso de Adriano Tardiolo en el papel del bueno de Lazzaro. Igualmente muy meritoria la fotografía de Hélène Louvart.
Alice Rohrwacher, directora y guionista de esta película, que parte, según declaraciones propias, de un hecho real del que tuvo conocimiento (en lo referente a las condiciones en que tenía un terrateniente a sus empleados), nos presenta un cuento, fábula, parábola, metáfora o alegoría, como cada cual la quiera clasificar, cuya moraleja, muy clara, pues la explica hasta el malévolo personaje de la marquesa, es que el hombre siempre pisará a otro hombre que se encuentre por debajo de él; que no hace falta ser rico para aplastar a los pobres, sino que éstos también lo hacen con quien encuentran inferior a ellos. Según ha dicho también, Rohrwacher, ha querido reflejar la gran dificultad de integración que ha supuesto para la gran cantidad de población rural el emigrar a las ciudades sin ninguna clase de preparación.
Filme con pocas ideas, pero que la directora las expresa muy nítidamente y dotándolas de una belleza casi poética y con la pretensión de un halo mágico. La principal, ya comentada, la misma que la de Hobbes, parafraseando a Plauto: "El hombre es un lobo para el hombre", lo que al espectador se le comunica constantemente, sin cinismo, sin aspavientos, pero casi con terquedad. Incluso se manifiesta que el lobo es bueno si encuentra un hombre bueno, siguiendo el texto 'San Francisco y el lobo', de Chiara Frugoni, girando todas las vicisitudes de la narración entorno a lo mismo, con la infinita bondad de Lazzaro en primer plano y la realidad de la condición humana, sea cual sea su clase social, acechando al inocente bondadoso. También entran en juego el valor de la amistad, esas lágrimas de Lazzaro por el destino de su amigo; la necedad de quien se aburre por tenerlo todo; cierta crítica a conformarse con lo escaso que se tiene y no tratar de rebelarse o encontrar una salida; la caprichosa fortuna; la desgracia de los inmigrantes y refugiados que llegan a Europa (nueva carne de esclavitud); y un fatalismo final, a mi parecer, algo exagerado y efectista.
Excelentes las interpretaciones, tanto las profesionales como las de quienes han trabajado en cine por primera vez, caso de Adriano Tardiolo en el papel del bueno de Lazzaro. Igualmente muy meritoria la fotografía de Hélène Louvart.

7,0
23.258
5
3 de marzo de 2018
3 de marzo de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la Reserva Indígena Wind River (Wyoming) aparece el cadáver de una joven de 18 años, Natalie Hanson, sobre la nieve; aunque la muerte se ha producido por causas naturales (estallido de los alveolos pulmonares tras un enorme esfuerzo a temperaturas gélidas) antes, Natalie, había sido violada y todo hace suponer que huía de su agresor o agresores. Este suceso le vuelve a traer muy frescos recuerdos a Cory Lambert, agente rastreador de animales de esa zona, de la muerte de su hija Emily, de 15 años y gran amiga de Natalie, tres años atrás; suceso que, además del consiguiente dolor, le supuso la ruptura de su matrimonio. Dado que las autoridades de la Reserva no tienen potestad para investigar el caso, la instrucción de este pasa a Jane Banner, una joven agente del FBI desplazada desde Las Vegas. Jane, al verse superada por la situación..., un ambiente rural, en pleno invierno, la nieve lo cubre todo..., recurre a Cory para tratar de desentrañar el caso.
Segundo trabajo como director de Taylor Sheridan, que también firma el guion, quien vuelve a reivindicar un puesto digno en la sociedad para los nativos estadounidenses, como ya hizo en su trabajo anterior como guionista, 'Hell or High Water', que recibió la nominación al Oscar. En esta ocasión Sheridan no raya a la misma altura; el guion de 'Wind River' resulta mediocre, es muy plano, previsible siempre, sus personajes parecen esbozos, y alguno muy tópico (la chica joven, inexperta que resulta ser muy valiente e inteligente, lo que sorprende a todos los hombres de su alrededor), el hacer figurar al petróleo como doble violador de la Reserva no es nada sutil; sinceramente, a mi juicio, parece el libreto de un telefilme. Como director tampoco sobresale, ese flashback, en medio de la película para explicar lo sucedido con Natalie y origen de su muerte, resulta demoledor y demuestra pocos recursos a la hora no solo de dirigir, sino también en la escritura de la historia. A su favor las escenas de acción, están muy bien rodadas, sobre todo cuando entran en juego las motos de hielo. Es cierto que en el bagaje poco positivo de este filme el escaso presupuesto tiene también mucho que decir, y de eso no se le puede culpar a Sheridan.
Si el director y guionista quiere denunciar la situación por la que pasan los nativos en su país me parece muy loable, pero hasta esto creo que lo hace con sordina, de pasada, sin profundizar en ello, no sea que vaya a agraviar demasiado. Si alguien se molesta en indagar, a través de internet es muy sencillo, de cual es la verdadera situación en Wind River, reflejo de lo que sucede en la mayoría de las Reservas de Indígenas, verá que la realidad es mucho más cruda que lo que esta película pueda denunciar, y sus efectos fatales, derivados en buena medida de una tasa de paro del 80%, quedan reflejados en los altos índices de delincuencia, casi tres veces más que la media nacional (verdaderamente sólo hay seis agentes para cubrir una extensión de más de 9.000 km2 con una población de más de 30.000 habitantes, y cuando ocurre un crimen no tienen potestad para iniciar la investigación, tienen que esperar la llegada de un agente federal), gran número de suicidios, mucho alcoholismo y drogadicción. Por cierto, el rodaje no se hizo ni en Wind River, ni en Wyoming, sino en los alrededores de Park City (Utah).
Segundo trabajo como director de Taylor Sheridan, que también firma el guion, quien vuelve a reivindicar un puesto digno en la sociedad para los nativos estadounidenses, como ya hizo en su trabajo anterior como guionista, 'Hell or High Water', que recibió la nominación al Oscar. En esta ocasión Sheridan no raya a la misma altura; el guion de 'Wind River' resulta mediocre, es muy plano, previsible siempre, sus personajes parecen esbozos, y alguno muy tópico (la chica joven, inexperta que resulta ser muy valiente e inteligente, lo que sorprende a todos los hombres de su alrededor), el hacer figurar al petróleo como doble violador de la Reserva no es nada sutil; sinceramente, a mi juicio, parece el libreto de un telefilme. Como director tampoco sobresale, ese flashback, en medio de la película para explicar lo sucedido con Natalie y origen de su muerte, resulta demoledor y demuestra pocos recursos a la hora no solo de dirigir, sino también en la escritura de la historia. A su favor las escenas de acción, están muy bien rodadas, sobre todo cuando entran en juego las motos de hielo. Es cierto que en el bagaje poco positivo de este filme el escaso presupuesto tiene también mucho que decir, y de eso no se le puede culpar a Sheridan.
Si el director y guionista quiere denunciar la situación por la que pasan los nativos en su país me parece muy loable, pero hasta esto creo que lo hace con sordina, de pasada, sin profundizar en ello, no sea que vaya a agraviar demasiado. Si alguien se molesta en indagar, a través de internet es muy sencillo, de cual es la verdadera situación en Wind River, reflejo de lo que sucede en la mayoría de las Reservas de Indígenas, verá que la realidad es mucho más cruda que lo que esta película pueda denunciar, y sus efectos fatales, derivados en buena medida de una tasa de paro del 80%, quedan reflejados en los altos índices de delincuencia, casi tres veces más que la media nacional (verdaderamente sólo hay seis agentes para cubrir una extensión de más de 9.000 km2 con una población de más de 30.000 habitantes, y cuando ocurre un crimen no tienen potestad para iniciar la investigación, tienen que esperar la llegada de un agente federal), gran número de suicidios, mucho alcoholismo y drogadicción. Por cierto, el rodaje no se hizo ni en Wind River, ni en Wyoming, sino en los alrededores de Park City (Utah).

4,6
380
6
17 de febrero de 2016
17 de febrero de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diana Watts, una joven profesora de Literatura de último año de instituto, está encaprichada (en todo el film no se muestra amor, todo parece ser atracción física) de un alumno suyo, Eric Tull, con quien mantiene una apasionada y, por supuesto, secreta relación. Esta situación le provoca una fuerte ansiedad que la mantiene abstraída de cuanto le rodea. El joven Eric, mientras tanto, a pesar de su edad, parece ser el único que aporta algo de cordura en esta mutua dependencia.
La película incide de manera especial en el tormento que está sufriendo la profesora, su sentimiento de culpa y la sensación de peligro por los que está pasando apenas la dejan vivir. Ante ello el muchacho muestra bastante tranquilidad, pareciendo que lo único que trata es de aprovechar el momento que está viviendo. El ambiente de tensión que consigue crear la directora y guionista, Hannah Fidell, resulta evidente y creíble, siendo buenas las interpretaciones de los dos protagonistas, teniendo al espectador pendiente en todo momento de lo que sucede en la pantalla...
Continuo en el apartado "spoiler".
La película incide de manera especial en el tormento que está sufriendo la profesora, su sentimiento de culpa y la sensación de peligro por los que está pasando apenas la dejan vivir. Ante ello el muchacho muestra bastante tranquilidad, pareciendo que lo único que trata es de aprovechar el momento que está viviendo. El ambiente de tensión que consigue crear la directora y guionista, Hannah Fidell, resulta evidente y creíble, siendo buenas las interpretaciones de los dos protagonistas, teniendo al espectador pendiente en todo momento de lo que sucede en la pantalla...
Continuo en el apartado "spoiler".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Sin embargo, a mi parecer, el desenlace final resulta bastante predecible, aunque, en su defensa, se puede argumentar que la acción se desarrolla en una zona rica de Texas donde cualquier otra conclusión más atrevida, más en contra de las convicciones sociales, quizás hubiese resultado mucho menos veraz.
Mediometraje

6,6
133
7
18 de enero de 2018
18 de enero de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enoch Arden y Philip Ray son dos amigos que se disputan el amor de Annie Lee, una joven a la que conocen desde que eran niños. Finalmente Annie se decantará por Enoch con quien terminará casándose. Con el tiempo tendrán dos hijos, y su marido se verá obligado a embarcar como marino mercante, con rumbo muy lejano, para poder sacar adelante a su familia. Enoch parte y no vuelve ante la desesperación de su mujer...
D.W. Griffith adapta fielmente un poema narrado, muy conocido en aquel tiempo, del mismo nombre que la película, escrito por Alfred Lord Tennyson, quien a su vez se sirvió para escribirlo del argumento que le prestó su amigo el escultor, y también poeta, Thomas Woolner. Griffith ya había adaptado dicha obra en 1908, si bien para un corto, concretamente un rollo de película, unos 17 minutos de duración; en esta ocasión este director utilizó por primera vez dos rollos, aunque el mediometraje se presentara al público dividido en dos partes, lo que originó protestas y llevó a los exhibidores a proyectarlas juntas.
Este filme, que de algún modo recuerda el naufragio de Robinson Crusoe, supone en realidad la antítesis de La Odisea. Tuvo un gran éxito de público y en gran medida se debió a que Griffith exigió a los actores unas interpretaciones más naturales, no de gestos tan exagerados, histriónicos, que eran habituales por aquel entonces, algo que resultó; incluso se puede apreciar, aceptando los cánones de hoy en día, una buena interpretación de Linda Arvidson (primera mujer de David Wark Griffith con quien trabajó en numerosísimas películas dirigidas por él), quien también hizo de guionista en esta ocasión.
Por tanto estamos ante el primer mediometraje dirigido por D.W. Griffith, lo que creo que es importante de resaltar, pues este director se caracterizó por ser el primero en narrar historias superpuestas o paralelas, algo que ni los hermanos Lumière ni Méliès habían hecho; desde este momento, disponiendo del doble de tiempo para mostrar la acción, ese paso adelante que había dado resaltaría más su particular forma de narración cinematográfica.
D.W. Griffith adapta fielmente un poema narrado, muy conocido en aquel tiempo, del mismo nombre que la película, escrito por Alfred Lord Tennyson, quien a su vez se sirvió para escribirlo del argumento que le prestó su amigo el escultor, y también poeta, Thomas Woolner. Griffith ya había adaptado dicha obra en 1908, si bien para un corto, concretamente un rollo de película, unos 17 minutos de duración; en esta ocasión este director utilizó por primera vez dos rollos, aunque el mediometraje se presentara al público dividido en dos partes, lo que originó protestas y llevó a los exhibidores a proyectarlas juntas.
Este filme, que de algún modo recuerda el naufragio de Robinson Crusoe, supone en realidad la antítesis de La Odisea. Tuvo un gran éxito de público y en gran medida se debió a que Griffith exigió a los actores unas interpretaciones más naturales, no de gestos tan exagerados, histriónicos, que eran habituales por aquel entonces, algo que resultó; incluso se puede apreciar, aceptando los cánones de hoy en día, una buena interpretación de Linda Arvidson (primera mujer de David Wark Griffith con quien trabajó en numerosísimas películas dirigidas por él), quien también hizo de guionista en esta ocasión.
Por tanto estamos ante el primer mediometraje dirigido por D.W. Griffith, lo que creo que es importante de resaltar, pues este director se caracterizó por ser el primero en narrar historias superpuestas o paralelas, algo que ni los hermanos Lumière ni Méliès habían hecho; desde este momento, disponiendo del doble de tiempo para mostrar la acción, ese paso adelante que había dado resaltaría más su particular forma de narración cinematográfica.

5,6
1.122
6
4 de marzo de 2017
4 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Habana, 1997. El teniente de policía Mario Conde debe de investigar el asesinato de una joven profesora de instituto ocurrido en el domicilio de ésta. Al tiempo, el policía se ve envuelto en una relación, con Karina, una extraña mujer que aparece de repente en su vida.
Adaptación cinematográfica de la novela 'Vientos de Cuaresma', de Leonardo Padura. Este largometraje daría paso a una serie de televisión, de ocho capítulos, con los cuatro títulos, a dos capítulos cada uno, que componen la tetralogía del autor cubano denominada 'Cuatro estaciones'.
En esta película vemos en acción al personaje Mario Conde que aparece, hasta ahora, en ocho novelas de Padura, si bien como policía solo se presenta en las que forman la citada tetralogía. Personaje, el mencionado, que da vida a un hombre desengañado con la vida, solitario (aunque con grandes amigos conservados desde la infancia), nostálgico, muy bebedor de ron y bastante heterodoxo en su trabajo.
Todo resulta aceptable y digno en este filme, tanto técnica como artísticamente, que parte de un buen guion, pero que en nada llega a destacar, a sobresalir, quedándose en una zona algo fría, lo que no resulta nada bien situándose en Cuba (y no trato de hacer una broma con esta observación), sino que da la sensación de no poder romper, saltar de su comedimiento, cuando tenía todos los mimbres para hacerlo; quizá la falta de presupuesto (no es el de una película, sino el de una serie que en realidad cubre cuatro como esta) tenga bastante que ver, al fin y al cabo tanto la producción como la dirección no son las que encaran un largometraje, sino que este se ha sacado con posterioridad de una serie televisiva. La crítica política que se hace resulta también muy tibia, si bien apunta a un hecho muy grave como es la responsabilidad del tráfico de drogas en esa isla caribeña..
Adaptación cinematográfica de la novela 'Vientos de Cuaresma', de Leonardo Padura. Este largometraje daría paso a una serie de televisión, de ocho capítulos, con los cuatro títulos, a dos capítulos cada uno, que componen la tetralogía del autor cubano denominada 'Cuatro estaciones'.
En esta película vemos en acción al personaje Mario Conde que aparece, hasta ahora, en ocho novelas de Padura, si bien como policía solo se presenta en las que forman la citada tetralogía. Personaje, el mencionado, que da vida a un hombre desengañado con la vida, solitario (aunque con grandes amigos conservados desde la infancia), nostálgico, muy bebedor de ron y bastante heterodoxo en su trabajo.
Todo resulta aceptable y digno en este filme, tanto técnica como artísticamente, que parte de un buen guion, pero que en nada llega a destacar, a sobresalir, quedándose en una zona algo fría, lo que no resulta nada bien situándose en Cuba (y no trato de hacer una broma con esta observación), sino que da la sensación de no poder romper, saltar de su comedimiento, cuando tenía todos los mimbres para hacerlo; quizá la falta de presupuesto (no es el de una película, sino el de una serie que en realidad cubre cuatro como esta) tenga bastante que ver, al fin y al cabo tanto la producción como la dirección no son las que encaran un largometraje, sino que este se ha sacado con posterioridad de una serie televisiva. La crítica política que se hace resulta también muy tibia, si bien apunta a un hecho muy grave como es la responsabilidad del tráfico de drogas en esa isla caribeña..
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