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10
18 de mayo de 2010
18 de mayo de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Olvídate de mí! es una película sobre el amor (1) y el recuerdo (2).
(2) Olvidar no es la solución, sino el gran problema (pues olvidar u obviar el pasado no enseña: anula), y ¡Olvídate de mí! analiza el dolor que conlleva el olvido por tres caminos alternativos pero confluyentes. A través de la mente de Joel durante el proceso de borrado, vivimos en primer lugar el dolor que trae ser consciente de olvidar. En segundo lugar, experimentamos la rabia y el dolor del olvidado (olvidar el pasado corta los lazos entre las personas y hace imposible la convivencia. Olvidar te anula tanto como ser olvidado). Y finalmente, sentiremos la desesperación que conlleva ser consciente de tu falta de recuerdos a través de Mary.
Olvidar los tropiezos nos lleva a caer ante las mismas piedras, en un demoníaco bucle que nunca termina. Pues el olvidadizo estará interminablemente expuesto a sus antiguas equivocaciones. Nuestros desmemoriados protagonistas viven una especie de eterno retorno del que sólo pueden sacar algo en claro a través de la memoria. Estamos atados a nuestras pasiones, sí, pero también tenemos una memoria que nos puede ayudar a no caer en los mismos errores o, al menos, a estar preparados para la caída.
(1) Pero ¡Olvídate de mí! también es una película sobre el amor. «La comedia romántica más tenebrosa jamás filmada» (Sergi Sánchez dixit). Y es que el amor de ¡Olvídate de mí! no es el amor puerilmente mitificado de cualquier comedia romántica estándar. Aquí el amor es un amor real, con sus fisuras y su poso amargo; y por real, duele.
Podrá torcerse todo, podrás, incluso, augurar que todo ha de torcerse, que esa es la ley: todos perdemos al final. Pero eso no importa, o al menos no importa ahora, ahora que estás enamorado.
Al final vencerá el olvido. Y es por ello por lo que deberíamos aprovechar con intensidad, creo, este hoy vital; este hoy resplandeciente donde reina el amor y el recuerdo. Que Joel, Clementine y todos nosotros aceptemos el fracaso vaticinado por un choros en forma de cassette no tiene por qué llevar a renunciar al juego. Porque eso es la vida y eso es el amor: jugar y apostar por algo aunque las cartas estén marcadas y la partida perdida de antemano.
Por tanto, repito y matizo: ¡Olvídate de mí! es una MARAVILLOSA película sobre el amor y el recuerdo.
Y sin lugar a dudas, el más bello, sincero y realista canto a la vida que he visto en el cine contemporáneo.
(2) Olvidar no es la solución, sino el gran problema (pues olvidar u obviar el pasado no enseña: anula), y ¡Olvídate de mí! analiza el dolor que conlleva el olvido por tres caminos alternativos pero confluyentes. A través de la mente de Joel durante el proceso de borrado, vivimos en primer lugar el dolor que trae ser consciente de olvidar. En segundo lugar, experimentamos la rabia y el dolor del olvidado (olvidar el pasado corta los lazos entre las personas y hace imposible la convivencia. Olvidar te anula tanto como ser olvidado). Y finalmente, sentiremos la desesperación que conlleva ser consciente de tu falta de recuerdos a través de Mary.
Olvidar los tropiezos nos lleva a caer ante las mismas piedras, en un demoníaco bucle que nunca termina. Pues el olvidadizo estará interminablemente expuesto a sus antiguas equivocaciones. Nuestros desmemoriados protagonistas viven una especie de eterno retorno del que sólo pueden sacar algo en claro a través de la memoria. Estamos atados a nuestras pasiones, sí, pero también tenemos una memoria que nos puede ayudar a no caer en los mismos errores o, al menos, a estar preparados para la caída.
(1) Pero ¡Olvídate de mí! también es una película sobre el amor. «La comedia romántica más tenebrosa jamás filmada» (Sergi Sánchez dixit). Y es que el amor de ¡Olvídate de mí! no es el amor puerilmente mitificado de cualquier comedia romántica estándar. Aquí el amor es un amor real, con sus fisuras y su poso amargo; y por real, duele.
Podrá torcerse todo, podrás, incluso, augurar que todo ha de torcerse, que esa es la ley: todos perdemos al final. Pero eso no importa, o al menos no importa ahora, ahora que estás enamorado.
Al final vencerá el olvido. Y es por ello por lo que deberíamos aprovechar con intensidad, creo, este hoy vital; este hoy resplandeciente donde reina el amor y el recuerdo. Que Joel, Clementine y todos nosotros aceptemos el fracaso vaticinado por un choros en forma de cassette no tiene por qué llevar a renunciar al juego. Porque eso es la vida y eso es el amor: jugar y apostar por algo aunque las cartas estén marcadas y la partida perdida de antemano.
Por tanto, repito y matizo: ¡Olvídate de mí! es una MARAVILLOSA película sobre el amor y el recuerdo.
Y sin lugar a dudas, el más bello, sincero y realista canto a la vida que he visto en el cine contemporáneo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¡Olvídate de mí! es el resultado de la unión de dos genios: Gondry y Kaufman.
Podríamos relatar el guión de esta historia de la siguiente manera: al principio, veremos un falso comienzo (su "segunda primera vez") de la relación afectiva entre Joel y Clementine. Tras esto llegan los títulos de crédito, algo chocante pues ya se nos habían olvidado. Y después comienza la verdadera explicación del relato, que irá abriéndose ante nosotros poco a poco y nos permitirá descubrir, gracias al proceso de borrado, la relación entre Joel y Clementine desde su "primer primer" encuentro hasta la disolución de su relación. Y este enorme, emotivo y no lineal "flashback" nos permitirá comprender el verdadero alcance y significado del encuentro que habíamos visto al comienzo del film.
Cerca ya del final los personajes descubrirán gracias a las cintas de Mary lo que nosotros ya sabíamos. Y al final, con las cartas sobre la mesa, compartiremos con ellos en el clímax de esta historia un mismo punto de vista, en el pasillo frente a frente.
Ante un guión tan aparentemente enrevesado, sin embargo, resulta sorprendente visionar el film y descubrir lo fácil que resulta comprender y seguir la historia. Gondry se ayuda magistralmente de pequeños (las alusiones a San Valentín, el Oh My Darling Clementine o la abolladura en el coche) y grandes (el color de pelo de Clem) recursos para ello, mostrando todo su genio; un genio que queda patente en escenas como el clímax ante las cintas grabadas (el efecto dramático es intensísimo, y sin ese juego de voces discordantes sería muy difícil que el «Vale» final compartido llegase tan hondo al espectador), Joel en casa de sus amigos, relatando cómo fue a visitar a Clementine a la biblioteca y ésta no le reconoció, "Joel niño" pisando charcos o la escena en la biblioteca, donde Gondry pone su maestría visual al servicio de la película, y no la película al servicio de su maestría (algo que no sólo le honra, sino que le hace aún más grande).
Hay muy pocas películas que considere verdaderamente rayanas a la perfección. Persona, Arrebato, La pasión de Juana de Arco, Historie(s) du cinéma... ¡Olvídate de mí! forma parte de este privilegiado grupo. Porque ¡Olvídate de mí! es MI PELÍCULA.
Termino. Los señores de Filmaffinity no me dejan más espacio. Por suerte, en mi blog Joel Loves Clementine pude desarrollar un poco más el análisis de esta maravilla del séptimo arte... ¡Nos vemos en Montauk, amigos!
Podríamos relatar el guión de esta historia de la siguiente manera: al principio, veremos un falso comienzo (su "segunda primera vez") de la relación afectiva entre Joel y Clementine. Tras esto llegan los títulos de crédito, algo chocante pues ya se nos habían olvidado. Y después comienza la verdadera explicación del relato, que irá abriéndose ante nosotros poco a poco y nos permitirá descubrir, gracias al proceso de borrado, la relación entre Joel y Clementine desde su "primer primer" encuentro hasta la disolución de su relación. Y este enorme, emotivo y no lineal "flashback" nos permitirá comprender el verdadero alcance y significado del encuentro que habíamos visto al comienzo del film.
Cerca ya del final los personajes descubrirán gracias a las cintas de Mary lo que nosotros ya sabíamos. Y al final, con las cartas sobre la mesa, compartiremos con ellos en el clímax de esta historia un mismo punto de vista, en el pasillo frente a frente.
Ante un guión tan aparentemente enrevesado, sin embargo, resulta sorprendente visionar el film y descubrir lo fácil que resulta comprender y seguir la historia. Gondry se ayuda magistralmente de pequeños (las alusiones a San Valentín, el Oh My Darling Clementine o la abolladura en el coche) y grandes (el color de pelo de Clem) recursos para ello, mostrando todo su genio; un genio que queda patente en escenas como el clímax ante las cintas grabadas (el efecto dramático es intensísimo, y sin ese juego de voces discordantes sería muy difícil que el «Vale» final compartido llegase tan hondo al espectador), Joel en casa de sus amigos, relatando cómo fue a visitar a Clementine a la biblioteca y ésta no le reconoció, "Joel niño" pisando charcos o la escena en la biblioteca, donde Gondry pone su maestría visual al servicio de la película, y no la película al servicio de su maestría (algo que no sólo le honra, sino que le hace aún más grande).
Hay muy pocas películas que considere verdaderamente rayanas a la perfección. Persona, Arrebato, La pasión de Juana de Arco, Historie(s) du cinéma... ¡Olvídate de mí! forma parte de este privilegiado grupo. Porque ¡Olvídate de mí! es MI PELÍCULA.
Termino. Los señores de Filmaffinity no me dejan más espacio. Por suerte, en mi blog Joel Loves Clementine pude desarrollar un poco más el análisis de esta maravilla del séptimo arte... ¡Nos vemos en Montauk, amigos!

6,2
2.396
10
4 de febrero de 2008
4 de febrero de 2008
23 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es, como dice John Waters, la mejor película de la historia del cine, pero sí es una de las grandes.
Desde luego es el mejor Russ Meyer, curiosamente comedido en lo que a despelotes se refiere. Os aseguro que tardaré en olvidar a sus 6 estrellas principales.
No os la perdáis.
Desde luego es el mejor Russ Meyer, curiosamente comedido en lo que a despelotes se refiere. Os aseguro que tardaré en olvidar a sus 6 estrellas principales.
No os la perdáis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Qué seis estrellas? Pues cada uno de los pechos de las 3 pussycats:-)
10
23 de junio de 2012
23 de junio de 2012
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Cuando creía que La pequeña de Louis Malle era una obra de ficción, descubrí la existencia e historia de Eva Ionesco.
- Cuando pensaba que no volvería a filmarse un asesinato tan innecesario como el de la tortuga de Holocausto Caníbal, me encontré ante una paloma blanca.
- Cuando escribía, tan escandalizado como con ganas de escandalizar, sobre Historia de Eva en Filmaffinity, jamás pensé que existiera una película que pudiese superarla en todos los aspectos; pero vi Maladolescenza.
Maladolescenza no bordea los límites: los traspasa.
- Cuando pensaba que no volvería a filmarse un asesinato tan innecesario como el de la tortuga de Holocausto Caníbal, me encontré ante una paloma blanca.
- Cuando escribía, tan escandalizado como con ganas de escandalizar, sobre Historia de Eva en Filmaffinity, jamás pensé que existiera una película que pudiese superarla en todos los aspectos; pero vi Maladolescenza.
Maladolescenza no bordea los límites: los traspasa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creo que estamos ante la película más perturbadora de la historia del cine.
Para verla una vez. Pienso que dos ya sería denunciable.
Para verla una vez. Pienso que dos ya sería denunciable.
6
23 de junio de 2011
23 de junio de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi este cortometraje de animación en la I Muestra de Cine Fantástico y de Terror de Zaragoza. Los organizadores habían colocado una pantalla en el parque de al lado y el ambiente estaba repleto de papás con niños y familias; por detrás ardía una hoguera encendida por San Juan.
Al principio empezó la cosa y no sabía muy bien qué cojones pintaba aquello en una Muestra de este tipo... pero de repente los personajes empezaron a gritar "Motherfuckers!" y no di crédito a la traducción: "¡Rufianes!". Nadie pareció darse cuenta pero aquello prometía.
Tras un vómito muy "Team America: World Police", y el signo del Anticristo en una cabaña, llegaron las decapitaciones, cagadas en primer plano, escenas de antropofagia y cuchilladas varias: ¡no me lo podía creer! Era como si Wallace y Gromit tuviesen una pesadilla gore.
Las caras de los niños eran curiosas, pero las de los padres resultaban un verdadero poema. No hubo ni un aplauso y el aforo disminuyó considerablemente tras la proyección, de un modo progresivo y silencioso. Oí a un niño murmurar confundido: "¿Pero mamá, han matado a ese cerdo?"
En definitiva, una extraña y divertida experiencia. Y un aplauso a este tipo de propuestas, antítesis radicales del "espíritu Ice Age". A Tex Avery le hubiera gustado.
Al principio empezó la cosa y no sabía muy bien qué cojones pintaba aquello en una Muestra de este tipo... pero de repente los personajes empezaron a gritar "Motherfuckers!" y no di crédito a la traducción: "¡Rufianes!". Nadie pareció darse cuenta pero aquello prometía.
Tras un vómito muy "Team America: World Police", y el signo del Anticristo en una cabaña, llegaron las decapitaciones, cagadas en primer plano, escenas de antropofagia y cuchilladas varias: ¡no me lo podía creer! Era como si Wallace y Gromit tuviesen una pesadilla gore.
Las caras de los niños eran curiosas, pero las de los padres resultaban un verdadero poema. No hubo ni un aplauso y el aforo disminuyó considerablemente tras la proyección, de un modo progresivo y silencioso. Oí a un niño murmurar confundido: "¿Pero mamá, han matado a ese cerdo?"
En definitiva, una extraña y divertida experiencia. Y un aplauso a este tipo de propuestas, antítesis radicales del "espíritu Ice Age". A Tex Avery le hubiera gustado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El niño confundido aún se quedó un rato y tuvo tiempo de ver el siguiente corto, Vicenta, donde un muñeco de plastilina con la voz de Santiago Segura se trajinaba a cuatro patas (y sin escatimar detalle: se observaba claramente cómo el pistón hidráulico del susodicho entraba y salía del túnel) a una morenaza de enormes pezones de plastilina.
Ese chaval aún recordará dentro de unos años aquella tarde. Fijo.
Ese chaval aún recordará dentro de unos años aquella tarde. Fijo.

7,1
103.539
1
22 de febrero de 2008
22 de febrero de 2008
52 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os lo aclaro: me pierdo en el paso intermedio que va de las imágenes y los diálogos del film a la traducción que de él hace la crítica.
Allí donde todo el mundo ve oro, yo no veo ni mierda; tan solo una pared gris que no me dice nada.
Dos cositas fueron las que más me decepcionaron: Sofia Coppola y toda su película, por una parte, y los críticos de cine por la otra.
No sé porqué, pero todo esto me recuerda a las galerías de arte moderno.
Allí donde todo el mundo ve oro, yo no veo ni mierda; tan solo una pared gris que no me dice nada.
Dos cositas fueron las que más me decepcionaron: Sofia Coppola y toda su película, por una parte, y los críticos de cine por la otra.
No sé porqué, pero todo esto me recuerda a las galerías de arte moderno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del karaoke o del anuncio de Murray (cada día peor actor): dos momentos a resaltar por ser aún más anodinos e insulsos que el resto de la película.
Hasta Scarlett Johansson... ¡sale gorda (en algún momento llegué a pensar que querían hacer ver que estaba embarazada)!
Un horror. Paso de aplaudir gilipolleces como ésta o todas las de Wes Anderson, es que no me da la gana.
Y la secuencia del final... a mí me importaba un mojón si se besaban o no se besaban, jamás en un sala de cine me ha producido algo tanta indiferencia: sólo quería que terminase de una p--- vez.
PD: Para alargar secuencias y planos innecesariamente con idea de "crear poesía" llamen a Terrence Malick. Le sale bastante mejor.
Hasta Scarlett Johansson... ¡sale gorda (en algún momento llegué a pensar que querían hacer ver que estaba embarazada)!
Un horror. Paso de aplaudir gilipolleces como ésta o todas las de Wes Anderson, es que no me da la gana.
Y la secuencia del final... a mí me importaba un mojón si se besaban o no se besaban, jamás en un sala de cine me ha producido algo tanta indiferencia: sólo quería que terminase de una p--- vez.
PD: Para alargar secuencias y planos innecesariamente con idea de "crear poesía" llamen a Terrence Malick. Le sale bastante mejor.
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