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7,4
12.546
8
20 de julio de 2018
20 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta episódica sobre el mundo del taxi nocturno, de por sí marginal y expuesto a situaciones miserables.
Todos sus episodios beben bastante de tópicos culturales, pero Jarmusch es capaz de dotarlos de vida y hacerlos creíbles. En LA nos encontramos con el sueño americano, el cine, el choque de clases; en NY aparecen inmigrantes, personajes de distintas etnias y estratos marginales, problemas lingüísticos; en París nos encontramos la cuestión del racismo y los prejuicios y nos enamora hasta las trancas la mujer ciega que se perfila los labios; Roma es el toque cómico y que a mí, personalmente, no me gustó mucho por excesivamente inverosímil, manido y cliché; Helsinki, que no entiendo sea la parte peor valorada, me fascinó por lo bien que describe la identidad finlandesa y lo bonito que es ver en cine las calles de esa Puu-Vallila.
Todos sus episodios beben bastante de tópicos culturales, pero Jarmusch es capaz de dotarlos de vida y hacerlos creíbles. En LA nos encontramos con el sueño americano, el cine, el choque de clases; en NY aparecen inmigrantes, personajes de distintas etnias y estratos marginales, problemas lingüísticos; en París nos encontramos la cuestión del racismo y los prejuicios y nos enamora hasta las trancas la mujer ciega que se perfila los labios; Roma es el toque cómico y que a mí, personalmente, no me gustó mucho por excesivamente inverosímil, manido y cliché; Helsinki, que no entiendo sea la parte peor valorada, me fascinó por lo bien que describe la identidad finlandesa y lo bonito que es ver en cine las calles de esa Puu-Vallila.
3
10 de abril de 2013
10 de abril de 2013
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que la original tiene más críticas negativas que positivas, pero a mí me encantaba. Entre fantasmas pecaba de muchas cosas, pero a fin de cuentas era una serie que se dejaba ver, que entretenía y emocionaba.
No hay una Jennifer Love Hewitt española, eso está claro, pero Patricia Montero es preciosa. Puede que eso sea lo único bueno de esta adaptación. Y es que no sé quién se ha ocupado del casting, ¡pero qué desastre! Las actuaciones son todas terribles; la protagonista se puede llegar a salvar, ¿pero el resto? ¡Qué espanto!
La dirección es de risa, la cámara, el guión... Por cierto, que cuando se hace una adaptación se espera que aporte algo, pero realmente ocurre lo mismo que en la original tal cual, sólo que a la española.
Qué desperdicio de dinero.
No hay una Jennifer Love Hewitt española, eso está claro, pero Patricia Montero es preciosa. Puede que eso sea lo único bueno de esta adaptación. Y es que no sé quién se ha ocupado del casting, ¡pero qué desastre! Las actuaciones son todas terribles; la protagonista se puede llegar a salvar, ¿pero el resto? ¡Qué espanto!
La dirección es de risa, la cámara, el guión... Por cierto, que cuando se hace una adaptación se espera que aporte algo, pero realmente ocurre lo mismo que en la original tal cual, sólo que a la española.
Qué desperdicio de dinero.
22 de marzo de 2013
22 de marzo de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Jules Verne no aparece citado en los créditos, para mí es muy evidente que la película está inspirada en la obra que titula esta crítica. Y, aunque el filme entretiene, toca todos los elementos fundamentales del cine de Aki y hasta emociona, la novela me pareció grandiosa y al comparar sale ganando de calle.
La de Kaurismäki es una adaptación curiosa. Mientras que, en la obra de Verne, el protagonista decidía poner fin a su vida más que nada por aburrimiento (y pedía a sus sicarios que lo sorprendieran, que aparecieran cuando menos se lo esperara y no cejaran en su labor aunque él mismo se lo ordenara), en Contraté a un asesino a sueldo nos encontramos con un hombre desesperado porque ha perdido su empleo y es incapaz de suicidarse por sí mismo (cobarde es el adjetivo con el que él mismo se define). Aunque la película tiene momentos divertidos, se aleja mucho de la aventura hilarante de Verne (que compartía elementos con The Suicide Club de Stevenson) y por momentos se muestra trágica, retorcida y casi dolorosa.
Destaco los silencios, que en las películas del finlandés importan más que las palabras, el humo y ese Londres en ruinas que nada tiene que ver con la ciudad que veremos en cualquier otro filme.
Buena película, curiosa reinterpretación.
La de Kaurismäki es una adaptación curiosa. Mientras que, en la obra de Verne, el protagonista decidía poner fin a su vida más que nada por aburrimiento (y pedía a sus sicarios que lo sorprendieran, que aparecieran cuando menos se lo esperara y no cejaran en su labor aunque él mismo se lo ordenara), en Contraté a un asesino a sueldo nos encontramos con un hombre desesperado porque ha perdido su empleo y es incapaz de suicidarse por sí mismo (cobarde es el adjetivo con el que él mismo se define). Aunque la película tiene momentos divertidos, se aleja mucho de la aventura hilarante de Verne (que compartía elementos con The Suicide Club de Stevenson) y por momentos se muestra trágica, retorcida y casi dolorosa.
Destaco los silencios, que en las películas del finlandés importan más que las palabras, el humo y ese Londres en ruinas que nada tiene que ver con la ciudad que veremos en cualquier otro filme.
Buena película, curiosa reinterpretación.
8
25 de mayo de 2012
25 de mayo de 2012
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adoro esta serie, simple y llanamente.
La culpa no es sólo de la serie en sí, sino que mi amor incondicional por el personaje de Robin Hood viene de atrás, de muy atrás, de mis cinco años y mi primer contacto con los cuentos, de esa sensación de pertenencia mutua que desarrollé inmediatamente hacia ellos, de esa libertad que saboreo siempre que me pongo a escribir, siempre que aquella niña se ponía a escribir.
Como Alicia, como la Bella, como el patito feo, Robin Hood entró de cabeza en el ránking de mis personajes favoritos, y es imposible sacarlo de ahí. He visto muchísimas versiones diferentes de su historia, he leído esa primera referencia en Piers Plowman y la bonita novela de Howard Pyle. La serie de la BBC, emitida por laSexta hace unos años y devorada por mí en hasta tres o cuatro ocasiones, no es espectacular a nivel técnico ni narrativo, ni tiene ningún tipo de pretensión histórica ni está especialmente bien ambientada. Sin embargo, Jonas Armstrong tiene algo de Robin Hood, de mi Robin Hood imaginario, que nunca han tenido Michael Praed ni Sean Connery. Es una serie sumamente entretenida, pero además tiene algo que me lleva directamente a los alegres cantos de la narración de Pyle. Quizá sea el refugio en el alma misma de Sherwood, o la cantidad de momentos desenfadados que me hacen reír con añoranza, o el grito de: "¡Nosotros somos Robin Hood!", que eleva esta versión, en cierto modo tan moderna, al nivel de la leyenda en la que se inspira.
Hace unos días decidí ponerme a verla de nuevo. Es increíble cuando te reencuentras con algo y te sientes en casa. La valiente Marian, el excéntrico y magistralmente interpretado sheriff, Djaq, Will Scarlet, Much, Alan... Los quiero tanto a todos que son como viejos amigos. Especialmente Much y su charlatanería.
La culpa no es sólo de la serie en sí, sino que mi amor incondicional por el personaje de Robin Hood viene de atrás, de muy atrás, de mis cinco años y mi primer contacto con los cuentos, de esa sensación de pertenencia mutua que desarrollé inmediatamente hacia ellos, de esa libertad que saboreo siempre que me pongo a escribir, siempre que aquella niña se ponía a escribir.
Como Alicia, como la Bella, como el patito feo, Robin Hood entró de cabeza en el ránking de mis personajes favoritos, y es imposible sacarlo de ahí. He visto muchísimas versiones diferentes de su historia, he leído esa primera referencia en Piers Plowman y la bonita novela de Howard Pyle. La serie de la BBC, emitida por laSexta hace unos años y devorada por mí en hasta tres o cuatro ocasiones, no es espectacular a nivel técnico ni narrativo, ni tiene ningún tipo de pretensión histórica ni está especialmente bien ambientada. Sin embargo, Jonas Armstrong tiene algo de Robin Hood, de mi Robin Hood imaginario, que nunca han tenido Michael Praed ni Sean Connery. Es una serie sumamente entretenida, pero además tiene algo que me lleva directamente a los alegres cantos de la narración de Pyle. Quizá sea el refugio en el alma misma de Sherwood, o la cantidad de momentos desenfadados que me hacen reír con añoranza, o el grito de: "¡Nosotros somos Robin Hood!", que eleva esta versión, en cierto modo tan moderna, al nivel de la leyenda en la que se inspira.
Hace unos días decidí ponerme a verla de nuevo. Es increíble cuando te reencuentras con algo y te sientes en casa. La valiente Marian, el excéntrico y magistralmente interpretado sheriff, Djaq, Will Scarlet, Much, Alan... Los quiero tanto a todos que son como viejos amigos. Especialmente Much y su charlatanería.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi amor incondicional se dirige exclusivamente a las dos primeras temporadas. Todos los que hemos visto el final de la segunda, todos los que lo hemos sufrido -porque puedo pasarme semanas llorando cada vez que me atrevo a contemplar de nuevo la muerte de Marian-, sentimos que se ha ido no sólo un personaje importantísimo, sino un elemento fundamental. De la tercera temporada he visto el primer episodio y el último, muy justos en mi opinión, pero, aunque he intentado darles a los demás una oportunidad por el interés que me suscitaba la evolución de Robin y Gisborne después de lo ocurrido y por la presencia de Tuck, no he sido capaz. No es lo mismo.
Miniserie

6,2
2.945
2
7 de junio de 2018
7 de junio de 2018
26 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le he dado tres episodios. Podría llegar a pasar por alto el cartón-piedra de algunos escenarios, pero no el de los personajes: todos en esta serie son blancos o negros, sin matices de ningún tipo, sin personalidad, simplemente el bueno de siempre y el malo de siempre. La historia es una mera enumeración de desgracias, al punto de que llega a resultar infantil que no aporte nada más: los personajes están ahí y sufren, y ya está.
La representación femenina de la serie es vomitiva. Las mujeres son o brujas malvadas, o bien seres que están simplemente para ser violados y apaleados. Se puede mostrar el papel de la mujer en la sociedad del momento sin caer en que no haya ni una sola que tenga voz o importe mínimamente en la trama.
Las interpretaciones, en general, son también bastante malas. Si ya los personajes daban poco de sí, interpretados por gente que sólo tiene una expresión se quedan como caricaturas.
Cuesta entender que, en 2018, se cometan tantísimos errores en una misma producción. Especialmente, cuando venimos de ver la fantástica Fariña. Espero que el libro sea mejor.
La representación femenina de la serie es vomitiva. Las mujeres son o brujas malvadas, o bien seres que están simplemente para ser violados y apaleados. Se puede mostrar el papel de la mujer en la sociedad del momento sin caer en que no haya ni una sola que tenga voz o importe mínimamente en la trama.
Las interpretaciones, en general, son también bastante malas. Si ya los personajes daban poco de sí, interpretados por gente que sólo tiene una expresión se quedan como caricaturas.
Cuesta entender que, en 2018, se cometan tantísimos errores en una misma producción. Especialmente, cuando venimos de ver la fantástica Fariña. Espero que el libro sea mejor.
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