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Miniserie

6,5
11.567
1
17 de septiembre de 2023
17 de septiembre de 2023
13 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras echar un vistazo, la verdad es que muy por encima, a algunas de las críticas "profesionales" por aquí expuestas, y venciendo todas mis reticencias, cada día que pasa más acusadas, hacia el audiovisual español (o semiespañol, o limítrofe o como se quiera), me envalentoné y dispuse a ver esta serie supuestamente "adictiva y magnética", con portentosas interpretaciones y un "tratamiento narrativo patrio" (confieso no saber qué prodigio es este) que te cagas...
Y resulta que me encuentro con más de lo mismo: una trama aburridísima (que en mi caso ni siquiera es promisoria, puesto que apenas me enteré del caso real que recrea), unas interpretaciones mediocres (siendo muy generosos), flagrante falta de verosimilitud y de eso que antes se llamaba decoro poético, unos errores que boquiabren a cualquiera (abogados con puñetas, por ejemplo), un ritmo lentísimo, varias subtramas de relleno, escenas de pseudosexo y amoríos más aburridas que una carrera de caracoles, una banda sonora facilona y de escasa calidad, dirección pretenciosa... Lo de siempre por estos pagos (y por ciertos pagos que se pretenden ajenos). Y, por descontado, MUCHO feminismo.
En resumen, que alguien considere, no ya sobresaliente, sino tan siquiera aceptable esta serie me resulta tan inexplicable como encontrar atractiva a su protagonista.
Y, por cierto, si tanto quieren y les urge hablar catalán, que rueden la serie íntegra en él. Pero si, por las cuestiones que sean (la pela es la pela, por ejemplo), escogen el castellano, ya saben...
Hala, majetes, ya podéis ponerme muchos negativos de esos.
Y resulta que me encuentro con más de lo mismo: una trama aburridísima (que en mi caso ni siquiera es promisoria, puesto que apenas me enteré del caso real que recrea), unas interpretaciones mediocres (siendo muy generosos), flagrante falta de verosimilitud y de eso que antes se llamaba decoro poético, unos errores que boquiabren a cualquiera (abogados con puñetas, por ejemplo), un ritmo lentísimo, varias subtramas de relleno, escenas de pseudosexo y amoríos más aburridas que una carrera de caracoles, una banda sonora facilona y de escasa calidad, dirección pretenciosa... Lo de siempre por estos pagos (y por ciertos pagos que se pretenden ajenos). Y, por descontado, MUCHO feminismo.
En resumen, que alguien considere, no ya sobresaliente, sino tan siquiera aceptable esta serie me resulta tan inexplicable como encontrar atractiva a su protagonista.
Y, por cierto, si tanto quieren y les urge hablar catalán, que rueden la serie íntegra en él. Pero si, por las cuestiones que sean (la pela es la pela, por ejemplo), escogen el castellano, ya saben...
Hala, majetes, ya podéis ponerme muchos negativos de esos.
1
20 de abril de 2023
20 de abril de 2023
13 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué decir de una serie que lleva veinte años como (no muy sutil pero sí efectivo) instrumento ideológico progre para lavar cerebros de tirios y troyanos?
En primer lugar, que es evidente su "querencia" por la izquierda más casposa y simplona. Lo cual sería perfectamente respetable si no se emplease, capítulo tras capitulo, la mentira, la distorsión y la reescritura de la Historia conforme a los cánones de la Santa Madre Iglesia Prestoniana. Para muestra, un botón: hay un capítulo en el que se dice, por medio del ridículo personaje Toni y con toda la consabida y santa indignación del progrete de turno cuando habla de lo que no sabe (es decir, siempre), que la Ley de Vagos y Maleantes fue hecha por Franco (polifacético señor, por cierto, cuyos días se ve que no eran de duración terrestre, sino venusina, porque le daban para redactar leyes aprobadas por la República en 1933, fusilar personalmente a millones de inocentes, espiar a quienes hablaban dialectos vernáculos y torturarlos en mazmorras lóbregas, firmar sentencias de muerte y beber su famoso chocolatito rin-rin...) Si mienten en algo tan fácilmente comprobable, imaginemos el resto (como la disparatada afirmación de que por hacer ¡a comienzos de los 70! una pintada en contra de Nixon podían sentenciarte a treinta años de cárcel). Pero habrá gente que oiga estas cosas y se las crea (como habrá quien se trague que Ana Bolena era negra).
Por lo que respecta a los personajes e interpretaciones, que parece ser que entusiasman a todo el mundo, a mí me han defraudado. Por ejemplo, los que se juntan en el del bar del barrio me parecen bastante ridículos; en especial el tal Desiderio, del que no sabría decir si sufre del baile de San Vito o adolece de alguna deficiencia mental y motora, pero del que estoy seguro que le encanta ser usado como felpudo por el bravo Antoñito.
Los hijos son un desastre: el mayor es un bobalicón con pocas lecturas, y ninguna de ellas digna de haber sido leída, que estudia una carrerita de letras (es decir, lo que viene siendo un inteleztual de izm...) cuyas aventuras no tienen demasiado interés por más que esté metido en la lucha opositora al régimen (que básicamente en la vida real consistió en participar en alguna que otra manifestación estudiantil y engullir algún que otro panfletito tedioso y absurdo como, por ejemplo, sobre la reacción de Althusser ante el fracaso de la hegemonía gramsciana entre la nomenklatura de Mongolia Oriental: tales actividades procuraban muy poca acción, menos riesgo real todavía y ningún resultado práctico, pero permitía que los idiotas, y había muchos, se creyesen unos genios por leer semejantes sandeces y unos héroes de inmarcesible gloria por haber corrido un par de veces delante de los grises). Sí es cierto que es el protagonista de la mejor escena de la serie (al menos, hasta donde yo he visto): la que transcurre entre las aduanas de España y Francia.
La hija es imposible: no puede existir nadie en este mundo tan veleta, tan simple, tan pueril, tan caprichoso y con una cabecita tan de chorlito y tan atiborrada de pájaros bobos. Estoy convencido de que un ser vivo como ella es biológicamente inviable. Digamos que, cuando no aparece, la serie se me hace bastante menos insoportable (no menciono al curita catalán porque me da la risa: ¡qué personaje tan lamentable!)
El niño Carlitos ha tenido un éxito tremendo. A mí, en cambio, me parece un petardo. Debo de ser mala persona o algo... El caso es que de la sección infantil el único que me hace gracia es Josete.
Herminia es un caso aparte: a pesar de que la obligan a decir demasiado a menudo "¡ay, Señor, Señor!" y a hacer cosas absurdas como enamorarse de un señor que tiene un 600, es probablemente el personaje más creíble de la serie...
O lo sería de no ser por don Pablo: este sí es bueno. Y no tanto por el personaje, sino por el intérprete, que transforma a un malvado patético y muy poco convincente en lo mejor de la serie con diferencia.
Por supuesto, Antonio y Mercedes sí consiguen una química innegable que logra que la serie funcione muy bien y con un ritmo casi perfecto. Ahora bien, a mi juicio, ni la interpretación de Arias ni la de Duato resultan brillantes. Ni por asomo. Tal vez porque sus personajes son previsibles hasta tal punto que uno puede decir en qué momento de la cena Antonio va a tirar la servilleta, qué frase exacta va a decirle al hermano Miguel, al pesado de Carlitos o a su suegra, así como resulta imposible no adivinar todas y cada una de las reacciones de Mercedes.
En lo que se refiere a la ambientación, también muy celebrada por todo el mundo, tiene ciertos errores y anacronismos sin demasiada importancia pero inexplicables, como la aparición de ejemplares de la colección "Círculo del Crimen" diez años antes de su primera edición...
Lo mejor de la serie: la canción de cabecera, don Pablo, algunos episodios muy entretenidos, Arias-Duato, la abuela, el profesor don Severiano y algunas de las imágenes rescatadas de los archivos de RTVE.
Lo peor: la chavala hija de los Alcántara, el papanatismo zafio e ignorante que informa casi todos los episodios y, especialmente, el insoportable lavado de cerebro progre.
En primer lugar, que es evidente su "querencia" por la izquierda más casposa y simplona. Lo cual sería perfectamente respetable si no se emplease, capítulo tras capitulo, la mentira, la distorsión y la reescritura de la Historia conforme a los cánones de la Santa Madre Iglesia Prestoniana. Para muestra, un botón: hay un capítulo en el que se dice, por medio del ridículo personaje Toni y con toda la consabida y santa indignación del progrete de turno cuando habla de lo que no sabe (es decir, siempre), que la Ley de Vagos y Maleantes fue hecha por Franco (polifacético señor, por cierto, cuyos días se ve que no eran de duración terrestre, sino venusina, porque le daban para redactar leyes aprobadas por la República en 1933, fusilar personalmente a millones de inocentes, espiar a quienes hablaban dialectos vernáculos y torturarlos en mazmorras lóbregas, firmar sentencias de muerte y beber su famoso chocolatito rin-rin...) Si mienten en algo tan fácilmente comprobable, imaginemos el resto (como la disparatada afirmación de que por hacer ¡a comienzos de los 70! una pintada en contra de Nixon podían sentenciarte a treinta años de cárcel). Pero habrá gente que oiga estas cosas y se las crea (como habrá quien se trague que Ana Bolena era negra).
Por lo que respecta a los personajes e interpretaciones, que parece ser que entusiasman a todo el mundo, a mí me han defraudado. Por ejemplo, los que se juntan en el del bar del barrio me parecen bastante ridículos; en especial el tal Desiderio, del que no sabría decir si sufre del baile de San Vito o adolece de alguna deficiencia mental y motora, pero del que estoy seguro que le encanta ser usado como felpudo por el bravo Antoñito.
Los hijos son un desastre: el mayor es un bobalicón con pocas lecturas, y ninguna de ellas digna de haber sido leída, que estudia una carrerita de letras (es decir, lo que viene siendo un inteleztual de izm...) cuyas aventuras no tienen demasiado interés por más que esté metido en la lucha opositora al régimen (que básicamente en la vida real consistió en participar en alguna que otra manifestación estudiantil y engullir algún que otro panfletito tedioso y absurdo como, por ejemplo, sobre la reacción de Althusser ante el fracaso de la hegemonía gramsciana entre la nomenklatura de Mongolia Oriental: tales actividades procuraban muy poca acción, menos riesgo real todavía y ningún resultado práctico, pero permitía que los idiotas, y había muchos, se creyesen unos genios por leer semejantes sandeces y unos héroes de inmarcesible gloria por haber corrido un par de veces delante de los grises). Sí es cierto que es el protagonista de la mejor escena de la serie (al menos, hasta donde yo he visto): la que transcurre entre las aduanas de España y Francia.
La hija es imposible: no puede existir nadie en este mundo tan veleta, tan simple, tan pueril, tan caprichoso y con una cabecita tan de chorlito y tan atiborrada de pájaros bobos. Estoy convencido de que un ser vivo como ella es biológicamente inviable. Digamos que, cuando no aparece, la serie se me hace bastante menos insoportable (no menciono al curita catalán porque me da la risa: ¡qué personaje tan lamentable!)
El niño Carlitos ha tenido un éxito tremendo. A mí, en cambio, me parece un petardo. Debo de ser mala persona o algo... El caso es que de la sección infantil el único que me hace gracia es Josete.
Herminia es un caso aparte: a pesar de que la obligan a decir demasiado a menudo "¡ay, Señor, Señor!" y a hacer cosas absurdas como enamorarse de un señor que tiene un 600, es probablemente el personaje más creíble de la serie...
O lo sería de no ser por don Pablo: este sí es bueno. Y no tanto por el personaje, sino por el intérprete, que transforma a un malvado patético y muy poco convincente en lo mejor de la serie con diferencia.
Por supuesto, Antonio y Mercedes sí consiguen una química innegable que logra que la serie funcione muy bien y con un ritmo casi perfecto. Ahora bien, a mi juicio, ni la interpretación de Arias ni la de Duato resultan brillantes. Ni por asomo. Tal vez porque sus personajes son previsibles hasta tal punto que uno puede decir en qué momento de la cena Antonio va a tirar la servilleta, qué frase exacta va a decirle al hermano Miguel, al pesado de Carlitos o a su suegra, así como resulta imposible no adivinar todas y cada una de las reacciones de Mercedes.
En lo que se refiere a la ambientación, también muy celebrada por todo el mundo, tiene ciertos errores y anacronismos sin demasiada importancia pero inexplicables, como la aparición de ejemplares de la colección "Círculo del Crimen" diez años antes de su primera edición...
Lo mejor de la serie: la canción de cabecera, don Pablo, algunos episodios muy entretenidos, Arias-Duato, la abuela, el profesor don Severiano y algunas de las imágenes rescatadas de los archivos de RTVE.
Lo peor: la chavala hija de los Alcántara, el papanatismo zafio e ignorante que informa casi todos los episodios y, especialmente, el insoportable lavado de cerebro progre.
Serie

7,2
15.717
1
20 de mayo de 2023
20 de mayo de 2023
8 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuál es la fórmula para "crear" una serie, no solo exitosa, sino también ensalzada por los "hinteleztuales" patrios (esos que jamás han tenido entre las manos ni un solo libro digno de ser leído)?
Es relativamente fácil: sea usted izquierdoso y homosexual y pregone mucho lo segundo, de modo que parezca que el mundo está en deuda con usted; mezcle en la batidora los siguientes ingredientes:
- boba de las Vascongadas insultando a España;
- señor travestido que no sabe actuar pero que, eso sí, lleva falda y hace de mujer (lo cual sería una cosa muy revolucionaria de no ser por Jack Lemmon y Tony Curtis);
- mucho lesbianismo;
- momentos de cámara lejanamente lazaroviana (lo cual "epatará" a la clase de paletos que dicen "epatar" o "es too much" o "¡qué random!" y se creen ingeniosos por ello);
- guiones bastante penosos pero muy progres; conversaciones también penosas pero muy progres; chistes más penosos todavía pero asimismo muy progres;
- supuesta "frescura" que hace años ya que está rancia;
- aspiración evidente a "gamberrismo televisivo majete" que se queda en "manierismo amanerado y maniqueo";
-¿interpretaciones? (con decir que Terelu Campos es la que mejor lo hace está todo dicho) y mucha aparición de espontáneos famosillos del cogollito de los Verdurin;
- humor, ingeniosidades, gracietas y chascarrillos que resultan para la mayoría abominables en boca de los personajes de Ozores pero cuando son proferidos por estos "divinos" es de esperar que sonriamos con complicidad e inteligencia;
- que no todo sea cinismo "inteligente": en cada capítulo ha de añadirse el momento tierno/amoroso/solidario (a elegir) metido con calzador...
Una vez convenientemente batidito y regurgitado, el éxito y las fenomenales críticas están aseguradas.
Es relativamente fácil: sea usted izquierdoso y homosexual y pregone mucho lo segundo, de modo que parezca que el mundo está en deuda con usted; mezcle en la batidora los siguientes ingredientes:
- boba de las Vascongadas insultando a España;
- señor travestido que no sabe actuar pero que, eso sí, lleva falda y hace de mujer (lo cual sería una cosa muy revolucionaria de no ser por Jack Lemmon y Tony Curtis);
- mucho lesbianismo;
- momentos de cámara lejanamente lazaroviana (lo cual "epatará" a la clase de paletos que dicen "epatar" o "es too much" o "¡qué random!" y se creen ingeniosos por ello);
- guiones bastante penosos pero muy progres; conversaciones también penosas pero muy progres; chistes más penosos todavía pero asimismo muy progres;
- supuesta "frescura" que hace años ya que está rancia;
- aspiración evidente a "gamberrismo televisivo majete" que se queda en "manierismo amanerado y maniqueo";
-¿interpretaciones? (con decir que Terelu Campos es la que mejor lo hace está todo dicho) y mucha aparición de espontáneos famosillos del cogollito de los Verdurin;
- humor, ingeniosidades, gracietas y chascarrillos que resultan para la mayoría abominables en boca de los personajes de Ozores pero cuando son proferidos por estos "divinos" es de esperar que sonriamos con complicidad e inteligencia;
- que no todo sea cinismo "inteligente": en cada capítulo ha de añadirse el momento tierno/amoroso/solidario (a elegir) metido con calzador...
Una vez convenientemente batidito y regurgitado, el éxito y las fenomenales críticas están aseguradas.
2
1 de junio de 2023
1 de junio de 2023
7 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿En serio que esta cosa tiene más de un seis y medio de puntuación media? Estamos de guasa.
¿De verdad cree alguien que esta cosa constituye una "denuncia" del racismo? Estamos de coña marinera.
Veámoslo desde otra perspectiva: supongamos que esta cosa se hubiese rodado tal cual, pero con los negros en el papel de los blancos y los blancos en el papel de los negros...; ¿cuál creéis que sería la calificación media que obtendría esta cosa? ¿Entre un dos y un tres, tal vez?
Y no porque la gente se sintiese ofendida porque alguien muy maloso hubiese perpetrado una serie en la cual los negros son perversos (que también, que ya vamos conociendo el paño), sino porque, sin la excusa de la "denuncia del racismo", cuando se le quita el oropel barato, esta cosa se queda en lo que es: apenas una peliculita larga de terror de serie B.
Porque sí, esta cosa es mala de solemnidad (si fuese mala sin más, podría aspirar a ser una de las temporadas peores de American Horror Story, que ya es decir), mala hasta el llanto y el crujir de dientes, mala a causa de un guion disparatado, unos personajes que oscilan entre la majadería y la idiocia, un noveno capítulo "explicativo y clarificador" absolutamente grotesco, unas interpretaciones de unos actores que no han logrado tomarse en serio ni una palabra del argumento y se les nota y, sobre todo, unos "fantasmitas" de esos a los que ves venir desde los títulos de crédito y que dan menos miedo que Casper.
Todo es decepcionante en esta cosa... Desde la dirección, perfeccionista pero un poco ausente, hasta la música empleada, que ni fu ni fa... Y, sin embargo, logra entretener, del mismo modo que se puede pasar el rato viendo una vaquerada rodada en Rumanía con apaches barbudos y con ojos azules o una peli de vampiros producida por seis jubilados vietnamitas. Pero no mucho más.
En destripes describo la mejor escena.
¿De verdad cree alguien que esta cosa constituye una "denuncia" del racismo? Estamos de coña marinera.
Veámoslo desde otra perspectiva: supongamos que esta cosa se hubiese rodado tal cual, pero con los negros en el papel de los blancos y los blancos en el papel de los negros...; ¿cuál creéis que sería la calificación media que obtendría esta cosa? ¿Entre un dos y un tres, tal vez?
Y no porque la gente se sintiese ofendida porque alguien muy maloso hubiese perpetrado una serie en la cual los negros son perversos (que también, que ya vamos conociendo el paño), sino porque, sin la excusa de la "denuncia del racismo", cuando se le quita el oropel barato, esta cosa se queda en lo que es: apenas una peliculita larga de terror de serie B.
Porque sí, esta cosa es mala de solemnidad (si fuese mala sin más, podría aspirar a ser una de las temporadas peores de American Horror Story, que ya es decir), mala hasta el llanto y el crujir de dientes, mala a causa de un guion disparatado, unos personajes que oscilan entre la majadería y la idiocia, un noveno capítulo "explicativo y clarificador" absolutamente grotesco, unas interpretaciones de unos actores que no han logrado tomarse en serio ni una palabra del argumento y se les nota y, sobre todo, unos "fantasmitas" de esos a los que ves venir desde los títulos de crédito y que dan menos miedo que Casper.
Todo es decepcionante en esta cosa... Desde la dirección, perfeccionista pero un poco ausente, hasta la música empleada, que ni fu ni fa... Y, sin embargo, logra entretener, del mismo modo que se puede pasar el rato viendo una vaquerada rodada en Rumanía con apaches barbudos y con ojos azules o una peli de vampiros producida por seis jubilados vietnamitas. Pero no mucho más.
En destripes describo la mejor escena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La mejor escena (y esto define a la cosa): la protagonista negra es violada en grupo por tres desequilibrados blancos que están de paso mientras la matrona del grupo de forajidos blancos que ha asaltado su casa hace revolear por encima de su cabeza un saco con el hijo de la prota, un niñito de dos o tres años, dentro de dicho saco, hasta que, lógicamente, el pequeñín acaba asesinado de tan pintoresca y vesánica manera... Cuando vi esta escena sentí angustia, rabia, asco, solidaridad con la prota y ganas de estrangular a los malos con sus propios intestinos... Pero había algo que... Y volví a verla. Y, cuando la vi por segunda vez, me dio tal ataque de risa que me acabó doliendo la barriga.
Serie

6,6
6.696
2
25 de enero de 2024
25 de enero de 2024
15 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente he sido engañado. Tras leer varias críticas en esta página, tanto de usuarios como de supuestos "profesionales", todas ellas ensalzando esta serie, me armé de valor y acometí la arriscada empresa de ver otra "prograda" más.
Es evidente que tenemos lo que nos merecemos: paro, precariedad, Gobiernos bananeros, un futuro muy, muy negro y unas películas y series a cuál más birriosa. El que no huye de este país es porque vive, y vive muy bien, de embaucar y de expoliar a los demás, porque sufre un grave retraso mental o porque, como es mi caso, no puede.
Nos encontramos aquí ante un argumento "originalísimo": fantasmita que mueve sillas, apaga luces y hace ruidillos. No obstante , no satisfecho con tamaña novedad, el guionista nos abruma con el planteamiento inédito de una propuesta jamás vista: el enfrentamiento entre un periodista honesto y otro capaz de soltar alguna que otra mentirijilla para beneficiarse profesionalmente. Y no solo eso, sino que además añade una innovación sorprendente: la del espectro consejero y cicerone.
Es obvio que, abrumado ante tantas "primicias", me siento obligado a disculpar el hecho de que los personajes no sean muy convincentes ni estén demasiado convincentemente interpretados; también perdono el hecho de que lo que se nos cuenta, a pesar de alcanzar el rango de "aceptablemente entretenidillo", carece de demasiada enjundia; que al argumento le falta sesudez para tantos silencios como perpetra; que los diálogos son simples y su enunciación a menudo amanerada; que el capítulo final es sencillamente horrible; o que la ambientación deja bastante que desear...
Ahora bien, se me hace muy cuesta arriba el dispensar el lavado de cerebro burdísimo consistente en escoger al personaje supuestamente más desagradable e ignorante para poner en su boca discursos de cierto partido político sobre los MENAs. Y, sobre todo, caer en el error típico de oligofrénicos, resentidos y totalitarios disfrazadEs: que un delito lo es en función de quién sea el victimario y quién la víctima.
Es evidente que tenemos lo que nos merecemos: paro, precariedad, Gobiernos bananeros, un futuro muy, muy negro y unas películas y series a cuál más birriosa. El que no huye de este país es porque vive, y vive muy bien, de embaucar y de expoliar a los demás, porque sufre un grave retraso mental o porque, como es mi caso, no puede.
Nos encontramos aquí ante un argumento "originalísimo": fantasmita que mueve sillas, apaga luces y hace ruidillos. No obstante , no satisfecho con tamaña novedad, el guionista nos abruma con el planteamiento inédito de una propuesta jamás vista: el enfrentamiento entre un periodista honesto y otro capaz de soltar alguna que otra mentirijilla para beneficiarse profesionalmente. Y no solo eso, sino que además añade una innovación sorprendente: la del espectro consejero y cicerone.
Es obvio que, abrumado ante tantas "primicias", me siento obligado a disculpar el hecho de que los personajes no sean muy convincentes ni estén demasiado convincentemente interpretados; también perdono el hecho de que lo que se nos cuenta, a pesar de alcanzar el rango de "aceptablemente entretenidillo", carece de demasiada enjundia; que al argumento le falta sesudez para tantos silencios como perpetra; que los diálogos son simples y su enunciación a menudo amanerada; que el capítulo final es sencillamente horrible; o que la ambientación deja bastante que desear...
Ahora bien, se me hace muy cuesta arriba el dispensar el lavado de cerebro burdísimo consistente en escoger al personaje supuestamente más desagradable e ignorante para poner en su boca discursos de cierto partido político sobre los MENAs. Y, sobre todo, caer en el error típico de oligofrénicos, resentidos y totalitarios disfrazadEs: que un delito lo es en función de quién sea el victimario y quién la víctima.
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