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5,1
12.624
3
14 de junio de 2005
14 de junio de 2005
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No parece una película de ese genial guionista (aunque no tan buen director) que es Smith. Estamos ante una comedia romántica, con niña pequeña incluida, demasiado empalagosa y bonita, todo lo contrario de cintas gamberras y divertidas como "Clerks" o "Dogma". Quizá, de toda las películas de Kevin Smith la más parecida a esta sea "Persiguiendo a Amy", en cuanto a que ambas tratan temas más serios y de forma más "suave", pero aquella era infinitamente mejor, más profunda y triste que esta "Chica de Jersey". Lo único que salva un poco la función es Liv Tyler y el breve cameo de Will Smith. Además, ni siquiera aparecen los personajes de Jay y Bob, que salen en todas sus anteriores cintas.
Esperemos que Kevin Smith vuelva a ser el que era en su próxima peli, "La pasión de Clerks", que ya está rodada y su estreno está previsto para finales de este año.
Esperemos que Kevin Smith vuelva a ser el que era en su próxima peli, "La pasión de Clerks", que ya está rodada y su estreno está previsto para finales de este año.
4
10 de enero de 2012
10 de enero de 2012
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un corto visualmente atractivo y efectivo, muy bien realizado. Con una ambientación perfecta. Y es loable (mucho) que su autor sea un chico poco mayor que yo, sin experiencia alguna y sin más financiación ni medios que los suyos propios.
Pero a mí lo que me importa cuando veo una película, o una serie, o un corto, es lo que me están contando, no la manera en que lo hacen. Y este corto... no cuenta nada. Bueno sí, una pelea entre unos robots. Vale, muy bien hecha y todo lo que queráis, pero nada más que eso. Pelea, por otra parte, que recuerda mucho a otras mil veces vistas (y copiadas), como las de las secuelas de Matrix, por ejemplo. Así que de imaginación, en ese sentido, cero.
Repito que Jesús Orellana tiene mucho mérito (y ojalá tenga suerte con el largo que va a hacer), pero yo lo que valoro es el corto en sí, no las circunstancias en las que se hizo. Y me ha aburrido, a pesar de que no dura ni 10 minutos. Por ello, no puedo aprobarlo.
Pero a mí lo que me importa cuando veo una película, o una serie, o un corto, es lo que me están contando, no la manera en que lo hacen. Y este corto... no cuenta nada. Bueno sí, una pelea entre unos robots. Vale, muy bien hecha y todo lo que queráis, pero nada más que eso. Pelea, por otra parte, que recuerda mucho a otras mil veces vistas (y copiadas), como las de las secuelas de Matrix, por ejemplo. Así que de imaginación, en ese sentido, cero.
Repito que Jesús Orellana tiene mucho mérito (y ojalá tenga suerte con el largo que va a hacer), pero yo lo que valoro es el corto en sí, no las circunstancias en las que se hizo. Y me ha aburrido, a pesar de que no dura ni 10 minutos. Por ello, no puedo aprobarlo.

6,8
59.568
8
16 de enero de 2011
16 de enero de 2011
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Danny Boyle. Y de qué manera. Con una película trepidante, que te hace disfrutar pero que a la vez te hace pasar un mal rato y una angustia impresionantes.
Quién lo diría viendo la simpleza de su argumento, un montañero que se queda atrapado en una grieta con la única compañía de una roca que no le deja moverse.
Toda la peli se apoya (nunca mejor dicho) básicamente en 2 pilares: el montaje y la actuación de James Franco.
El montaje es espectacular, seguro que tendrá muchos detractores pero a mí me parece perfecto para reflejar el estado de ánimo del protagonista y todo lo que pasó por su cabeza en esas 127 horas, ya que si hubiera sido de otra forma (más simple o menos efectista) la película podría haber sido mucho más pesada.
Y como decía, grandísima la interpretación de James Franco, que nunca me he parecido un actor destacable, pero que en esta ocasión está perfecto. Tanto cuando le toca representar a esa persona aventurera con ilusión, alegría, curiosidad, ganas de vivir experiencias nuevas, como a la hora de transmitir la falta de esperanza, la tremenda desesperación, el agobio, la soledad, los delirios que tuvo soportar Aron. Te hace sufrir con él, sorprenderte con sus ocurrencias, admirar su determinación... y sobre todo, maldecir la tremenda mala suerte que hay que tener para que te ocurra esto, porque es una situación surrealista, casi cómica (si no te pasa a tí, claro).
Vamos, que te crea una empatía con el personaje que te mete de lleno en la película, lo que le pasa a él lo sientes tú. Y esto era imprescindible para que todo funcionase, porque apenas hay diálogos, está él solo en pantalla casi todo el tiempo.
También se podría hablar de la banda sonora que, como casi siempre en las pelis de Boyle, es todo un acierto. Sin olvidarnos tampoco de la fotografía, con esos secos paisajes...
De lo mejor del año (un 2010 que va mejorando poco a poco), y una vez más Boyle anda detrás de ello. Un director al que muchos no aguantan, pero que a mí me entretiene como pocos.
Quién lo diría viendo la simpleza de su argumento, un montañero que se queda atrapado en una grieta con la única compañía de una roca que no le deja moverse.
Toda la peli se apoya (nunca mejor dicho) básicamente en 2 pilares: el montaje y la actuación de James Franco.
El montaje es espectacular, seguro que tendrá muchos detractores pero a mí me parece perfecto para reflejar el estado de ánimo del protagonista y todo lo que pasó por su cabeza en esas 127 horas, ya que si hubiera sido de otra forma (más simple o menos efectista) la película podría haber sido mucho más pesada.
Y como decía, grandísima la interpretación de James Franco, que nunca me he parecido un actor destacable, pero que en esta ocasión está perfecto. Tanto cuando le toca representar a esa persona aventurera con ilusión, alegría, curiosidad, ganas de vivir experiencias nuevas, como a la hora de transmitir la falta de esperanza, la tremenda desesperación, el agobio, la soledad, los delirios que tuvo soportar Aron. Te hace sufrir con él, sorprenderte con sus ocurrencias, admirar su determinación... y sobre todo, maldecir la tremenda mala suerte que hay que tener para que te ocurra esto, porque es una situación surrealista, casi cómica (si no te pasa a tí, claro).
Vamos, que te crea una empatía con el personaje que te mete de lleno en la película, lo que le pasa a él lo sientes tú. Y esto era imprescindible para que todo funcionase, porque apenas hay diálogos, está él solo en pantalla casi todo el tiempo.
También se podría hablar de la banda sonora que, como casi siempre en las pelis de Boyle, es todo un acierto. Sin olvidarnos tampoco de la fotografía, con esos secos paisajes...
De lo mejor del año (un 2010 que va mejorando poco a poco), y una vez más Boyle anda detrás de ello. Un director al que muchos no aguantan, pero que a mí me entretiene como pocos.
8
19 de diciembre de 2010
19 de diciembre de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humo en el horizonte, F16 sobrevolando, explosiones de bombas a cada rato, fósforo blanco (prohibido por la Convención de Ginebra) cayendo sobre la población civil, el sonido cercano de los disparos de francotiradores... no es el Call of Duty, no. Es la cruda realidad que le tocó sufrir a la población de Gaza en la operación “Cast Lead”. Balance final: 1.412 muertos en 21 días. La gran mayoría civiles ajenos a la contienda entre Israel y Gaza.
Imágenes que muestran cómo el ejército israelí destroza por igual parques, mercados, almacenes de comida y ropa, y hasta hospitales y ambulancias. Objetivos civiles. Sangre, muerte, desesperación... y mucha gente sufriendo sin saber muy bien ni cómo ni por qué.
También se nos muestran las distintas reacciones de la población... la desesperación y el horror de las madres que ven cómo sus hijos (niños de menos de 10 años) mueren en el hospital. La resignación y la valentía de los conductores de ambulancia, dirigiéndose en cada una de sus salidas a una muerte casi segura. La inocencia de los niños, que se ríen al ver la cámara que les graba, sin ser conscientes de lo que les puede estar esperando a la vuelta de la esquina. Y como no, el odio creciente entre una población que no tiene nada que ver con Hamás ni con el terrorismo, pero que al no tener ya nada que perder preferirían luchar y unirse a estos para hacer todo el daño que puedan a Israel.
Y a pesar de todo, siempre queda gente con suficiente ánimo para seguir gastando bromas, e intentando hacer sonreír a los demás.
Olé por Alberto Arce y el resto del equipo. Hay que tener un par de huevos para, primero, ser capaz de seguir grabando cuando a menos de 100 metros están cayendo bombas o hay francotiradores disparando sin discriminación; y segundo, mostrar al mundo imágenes duras, muy fuertes, pero necesarias para denunciar todo esta barbarie. Y encima tener que soportar los improperios de parte de la población diciéndote que dejes de grabarles, que por qué no ayudas o haces algo más.
Es cierto que como documental propiamente dicho tiene varios fallos, pero como material de denuncia es impresionante y aterrador.
Imágenes que muestran cómo el ejército israelí destroza por igual parques, mercados, almacenes de comida y ropa, y hasta hospitales y ambulancias. Objetivos civiles. Sangre, muerte, desesperación... y mucha gente sufriendo sin saber muy bien ni cómo ni por qué.
También se nos muestran las distintas reacciones de la población... la desesperación y el horror de las madres que ven cómo sus hijos (niños de menos de 10 años) mueren en el hospital. La resignación y la valentía de los conductores de ambulancia, dirigiéndose en cada una de sus salidas a una muerte casi segura. La inocencia de los niños, que se ríen al ver la cámara que les graba, sin ser conscientes de lo que les puede estar esperando a la vuelta de la esquina. Y como no, el odio creciente entre una población que no tiene nada que ver con Hamás ni con el terrorismo, pero que al no tener ya nada que perder preferirían luchar y unirse a estos para hacer todo el daño que puedan a Israel.
Y a pesar de todo, siempre queda gente con suficiente ánimo para seguir gastando bromas, e intentando hacer sonreír a los demás.
Olé por Alberto Arce y el resto del equipo. Hay que tener un par de huevos para, primero, ser capaz de seguir grabando cuando a menos de 100 metros están cayendo bombas o hay francotiradores disparando sin discriminación; y segundo, mostrar al mundo imágenes duras, muy fuertes, pero necesarias para denunciar todo esta barbarie. Y encima tener que soportar los improperios de parte de la población diciéndote que dejes de grabarles, que por qué no ayudas o haces algo más.
Es cierto que como documental propiamente dicho tiene varios fallos, pero como material de denuncia es impresionante y aterrador.
Miniserie

8,0
6.869
10
2 de diciembre de 2010
2 de diciembre de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra es, sobre todo, un espectacular retrato de lo que es la vida.
Más que el tema sociopolítico de la Italia de la segunda mitad del sigo XX (que también está muy bien llevado), lo que destaca aquí es su capacidad de representar y transmitir todo tipo de emociones que todos conocemos o conoceremos alguna vez: ilusión, optimismo, desorientación, indignación, alegría, dolor, amor, inocencia, tristeza, cobardía, valor, esperanza, escepticismo… Todo a través de la historia de una familia italiana, y las relaciones entre sus miembros, sus amistades, sus amores, sus problemas, sus tragedias... Por ello es facilísimo sentirse identificado con lo que nos cuenta.
Muy bien dirigida, con algún altibajo (como es lógico dada su duración), pero en general con un ritmo casi perfecto que, si bien al principio es algo más lento, hasta que vamos conociendo a los personajes, al final se ve que esta pausa inicial no era innecesaria.
Los actores, desde los niños hasta los más mayores, están tremendamente creíbles. Quizá esto lo refuerce el hecho de que me eran totalmente desconocidos antes de ver esta película, pero aún así es indiscutible que las actuaciones son muy buenas en su gran mayoría.
Sobre todo destacaría a los dos hermanos protagonistas y a la madre de ellos: Luigi Lo Cascio representa la responsabilidad, el tesón, el optimismo (merecida nominación a los Premios del Cine Europeo); Alessio Boni el descontento, la rabia, el tormento interior, la falta de autoestima (para mí está incluso mejor que Lo Cascio, ya que el personaje es aún más complejo); y Adriana Asti el amor por la familia, la ternura, pero también la tristeza (qué mirada, qué desamparo transmiten sus ojos en ocasiones).
Hay que decir también que a pesar de ser una miniserie originalmente, funciona perfectamente como película (la versión que he visto yo está dividida en 2 actos de 3 horas). Para verla y disfrutarla, y sentirla, tranquilamente, aunque sea viéndola en partes durante 2 o 3 días (no es fácil disponer de 6 horas seguidas para verla, claro está). Merece la pena. Mucho, de verdad.
Más que el tema sociopolítico de la Italia de la segunda mitad del sigo XX (que también está muy bien llevado), lo que destaca aquí es su capacidad de representar y transmitir todo tipo de emociones que todos conocemos o conoceremos alguna vez: ilusión, optimismo, desorientación, indignación, alegría, dolor, amor, inocencia, tristeza, cobardía, valor, esperanza, escepticismo… Todo a través de la historia de una familia italiana, y las relaciones entre sus miembros, sus amistades, sus amores, sus problemas, sus tragedias... Por ello es facilísimo sentirse identificado con lo que nos cuenta.
Muy bien dirigida, con algún altibajo (como es lógico dada su duración), pero en general con un ritmo casi perfecto que, si bien al principio es algo más lento, hasta que vamos conociendo a los personajes, al final se ve que esta pausa inicial no era innecesaria.
Los actores, desde los niños hasta los más mayores, están tremendamente creíbles. Quizá esto lo refuerce el hecho de que me eran totalmente desconocidos antes de ver esta película, pero aún así es indiscutible que las actuaciones son muy buenas en su gran mayoría.
Sobre todo destacaría a los dos hermanos protagonistas y a la madre de ellos: Luigi Lo Cascio representa la responsabilidad, el tesón, el optimismo (merecida nominación a los Premios del Cine Europeo); Alessio Boni el descontento, la rabia, el tormento interior, la falta de autoestima (para mí está incluso mejor que Lo Cascio, ya que el personaje es aún más complejo); y Adriana Asti el amor por la familia, la ternura, pero también la tristeza (qué mirada, qué desamparo transmiten sus ojos en ocasiones).
Hay que decir también que a pesar de ser una miniserie originalmente, funciona perfectamente como película (la versión que he visto yo está dividida en 2 actos de 3 horas). Para verla y disfrutarla, y sentirla, tranquilamente, aunque sea viéndola en partes durante 2 o 3 días (no es fácil disponer de 6 horas seguidas para verla, claro está). Merece la pena. Mucho, de verdad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del suicidio de Matteo, seguramente la parte más dramática de la película, me parece una de las mejores escenas de este tipo que he visto. Esa calma tensa, en la que todos sabemos o intuimos lo que va a pasar... es impresionante.
Y la interpretación de la madre, Adriana Asti, desde ese momento es simplemente magistral.
Y gran conclusión final. A pesar de todas las tragedias que suframos, la vida sigue teniendo mucho que ofrecernos.
Y todo es hermoso.
Y la interpretación de la madre, Adriana Asti, desde ese momento es simplemente magistral.
Y gran conclusión final. A pesar de todas las tragedias que suframos, la vida sigue teniendo mucho que ofrecernos.
Y todo es hermoso.
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