Obra maestra sencilla e inspiradora. Cuando entras en diálogo con el intento del artista, el espectador, o, como bien apunta Erice, el prójimo, no puede sino gozar en el conocimiento del verdadero Ki Duk. Una revelación salida de un acto de valerosidad y de fe. Pura trascendencia de un lado y otro de la cámara. La pica está clavada, y no habrá ya quien la quite de aquí. Gracias por ser humano y libre, Kim.

Agradable sorpresa y grato recuerdo de esta película televisiva de buen ver, sin tratar por ello de parecer grandilocuente sino, más bien al contrario, digna de mantener un permanente aire de sencillez y firme contenido para regocijo de todo aquél que vaya en busca de un real testimonio (al fin) de un cine cristiano, católico, sin complejos: películas que describan si error ni miedo la verdad que todo católico conoce y ama. La película se centra en su mayor parte en la búsqueda de la verdad de Agustín hasta encontrarle a El, y después narra de manera magistral ciertos asuntos decisivos a manera de litigios doctrinales para el bien de la creciente Iglesia y de todos sus contemporáneos. Duguay sabe extraer el máximo de información en cada plano. Cien por cien recomendable para todo católico.

En el despojamiento se hace presente la Gracia, aún cuando la pobreza del hombre persiste mostrando al mundo que no son nuestras obras, sino Alguien mas allá del velo Quien nos auxilia. Ya no me sorprende saber que Cavalier no era creyente cuando rodó esta película. No es más que la obra de Dios a través de instrumentos casi inservibles. ¿Quién podría decir que Therese iba a ser santa? La grandeza mostrándose a través de la pobreza es lo que esta película significa.

El Señor es grande, y lleva el mensaje de salvación a todos los pueblos de la tierra. Esta simple y verídica frase es lo que el bueno de Mel ha logrado meter con calzador a toda la platea del globo: ¡y de qué manera! Nadie puede, y dudo mucho que podrá, toserle a esta majestuosidad de narración audiovisual. Sobran las palabras si has visto la película, aunque de mi parte si que diré que la historia sería absolutamente real si no fuera que, en realidad, los hechos son mucho más reales que la ficción. EL ocaso de un pueblo y los albores de otro que, si no bien perfecto, sí más avanzado evolutivamente. Cine: puedes llegar a realizar acontecimientos sublimes si el pulso que te guía se afianza en el incalculable valor de la osadía por querer contar la verdad, aún a pesar de las dificultades. ¡Dificultades! cuantas más, mejor sale el discurso: el bueno de Mel ha hecho mucho más de lo que hoy valoramos. El tiempo le hará justicia. Amen.

Pequeña película engrandecida por su personaje principal. Los factores técnicos están conjugados a la perfección: iluminación, puesta en escena, decorados, un magnífico guión repleto de buen diálogo ... sobresaliendo de todo ello está el personaje principal. La clave de este hechizo que es Casablanca, se nos da cuando Humphrey Bogart se encuentra por vez primera con Ingrid Bergman. La química entre los dos actores es tal, que todo queda olvidado y sólo están ellos dos. la resaca de esta borrachera dura ya el resto del metraje. Y como no, una guinda final para el pastel: el triunfo de la honestidad y el eterno caballero.