Otra película destacada del 2000 es Ladrones de medio pelo, una factura sin demasiado brillo de Woody Allen, pero en este libro entendemos que una obra del montón del veterano judío neoyorquino es mejor que la media. Un ladrón de bancos jubilado y recién salido de la cárcel (el propio Allen) decide reunir a una inepta pandilla para dar el atraco definitivo. La idea no es mala: acceder a la bóveda de un banco a través de la pared de un local de venta de galletas que está al lado. Su mujer (Tracy Ullman), que es buena en la cocina, da con una fórmula que los hace millonarios, pero esa circunstancia no hace abandonar el plan original. Por allí están además Hugh Grant, Michael Rapaport, Tony Darrow y un largo etcétera que aceitan una comedia brillante y burbujeante. Imposible no divertirse con ella, así de simple.

En algún momento llegó Brother, Where Art Thou? O, si se prefiere, ¿Dónde estás, hermano?, como se conoció en las carteleras locales. Está todo el imaginario del cine de estos dos enfermitos condensada en un solo filme. Si El gran Lebowsky había dinamitado todo un par de años antes, acá los hermanos Coen no dejan puntada sin dar. Es una comedia (unos tipos huyendo por el sur de Estados Unidos después de escapar de una cárcel para grabar una canción) con un toque de drama (en definitiva, el KKK seguía ahorcando gente con toda felicidad), pero todo sazonado con humor electrizante y enormes actuaciones. Salud, George Clooney. Pero están también los John Turturro, los John Goodman, Blake Nelson, Charles Durning y un kilométrico elenco. Reconozcamos algo: es de lo mejor de este siglo y tiene ya dos décadas. O sea, en esto del cine, muchas de las mejores películas que hemos visto ya hace rato que superaron la pubertad.

Y como si fuera poco, ese fue el año de una conocida multinacional de correos que aparecía en casi todos los encuadres de Náufrago, película que le sirvió a Tom Hanks para ganarse el cartel de actor serio. El director Robert Zemeckis (que venía de ser guionista de éxitos universales como Back To The Future y Forrest Gump) lleva adelante una historia en apariencia plana, pero bien narrada y mejor escrita. Nuestro protagonista lleva una vida en orden (como los que suele interpretar Hanks) junto a su mujer (Helen Hunt) hasta que su avión se viene a pique en las cercanías de una isla que está fuera de los mapas de navegación. Luego de años y años de vida solitaria junto a su pelota Wilson, el hombre entiende que o se anima a ir mar adentro o simplemente se va a morir en soledad. Una película que nació para ser un súper éxito de taquilla, pero que no por ello renunció a las pretensiones artísticas. Marcó el inicio del siglo, no es poco.

1-¿Alguien se acordará realmente de las buenas películas que se estrenaban una tras otra en el año 2000? A ver: Gladiador, se podrá decir que la aventura homoerótica y romana de Ridley Scott es puro entretenimiento.
Y sí, digo, por ahora no es un pecado, y además tenía tremendo elenco, arrancando por Rusell Crowe que todavía no estaba tan gordo y no se repetía tanto.
Estamos en el año 180 de nuestra era, Roma era un imperio todo lo hegemónico que se podía ser en esos tiempos.
El veterano emperador Marco Aurelio (eligieron muy bien la cara de Richard Harris) decide ceder su poder a su general Máximo (Crowe), pero su hijo Cómodo (gran nombre para aspirante a emperador que llevaba los pelos y señales de un Joaquin Phoenix que estaba en etapa de maduración) se lo toma a mal y trata de matar al jefe militar en cuestión. Intrigas, guerreros varios, mucha testosterona y el talento elevado de Scott son suficientes para dar forma a un entretenimiento feroz y muy divertido.