Una película del director de “El sexto sentido” siempre provoca curiosidad y ganas de escudriñar la cinta en espera de las futuras sorpresas que nos pueda deparar su visionado. A pesar de varios incidentes en mi habitual cine, (cada día me sorprendo más, negativamente por supuesto, con la poca respetuosidad que tiene la gente), la película supo captar mi atención hasta el desenlace final.

Una madre separada que está intentando recuperar el amor que ya tenía olvidado, deja a sus dos hijos, que pasen una semana con sus abuelos en una remota granja de un pueblo de Pensilvania, con los que no mantienen muy buena relación y que no ve desde que se marchó de casa siendo una adolescente.

Los niños encantados, por un lado ,de poder dejar tranquila a su madre durante una semana sin tener que preocuparse de sus hijos en todo momento y por otro, de poder conocer a sus abuelos maternos y así averiguar el hecho que hizo que su madre perdiera el contacto con ellos, pronto descubrirán que sus ancianos ascendientes esconden algo difícil de ocultar.

La película con muy bajo presupuesto y actores para nada conocidos oscila entre el género de la comedia y el del terror sin llegar a ser etiquetada en ningún de ellos. Cabe destacar el trabajo de los desconocidos actores, que aun sin resaltar mucho hacen más estremecedora la historia si cabe, sin tener que recurrir a caros efectos especiales.

En fin, una inquietante película que te arrancará más de una carcajada con sus pinceladas de humor negro pero que también te hará agitar en tu butaca sin previo aviso. Para pasar un buen rato, sobre todo si tus vecinos de sala te lo permiten..

La nueva película de la factoría Pixar va un poco más allá de sus predecesoras, aquí los protagonistas no son ni niños, ni juguetes, ni robots, ni animales.. Aquí los auténticos actores principales son las cinco emociones (Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco) que guían en el siempre difícil tránsito de la infancia a la pubertad a una desconcertada niña de 11 años, acentuado por el cambio de hogar, colegio y amigos.

Una contenta niña de Minnessota marcada por el amor de su familia, de sus amigos y de sus compañeros del equipo de hockey, cuyos recuerdos esenciales son prácticamente todos felices, de repente al mudarse a San Francisco por que su padre ha encontrado un nuevo trabado, y comprobar que ya nada será como había sido hasta ahora, la Alegría que dirigía su rumbo con la complicidad de las demás emociones, se desvanece dando paso a la Tristeza y ésta a su vez al Miedo, la Ira y el Asco.

A partir de aquí la Alegría, la emoción principal, ayudada de la angustiada Tristeza protagonizarán un apasionante viaje en el interior del subconsciente para recuperar el control de la situación y no dejar que el Miedo, la Ira o al Asco lleven las riendas emocionales de la niña. En su odisea se encontrarán con Bing Bong, el amigo imaginario de la infancia de la niña, el cual ayudará a las emociones a cumplir su cometido.

La película, ya una obra maestra de la animación, es emotiva, sensible, divertida, no pierde detalle de nada, todo está milimétricamente calculado y enlazado. Hecha para el disfrute tanto de adultos como niños, podemos comprobar de una forma muy didáctica y amena el funcionamiento de los mecanismos internos cuando alguna de nuestras emociones se impone por encima de las otras.

No veo mejor forma para ocupar 95 minutos de nuestra ajetreada emocional vida y dejarse atrapar por el fascinante mundo interior que nos abre esa fábrica de los sueños que se llama Pixar.

Sorprendente y cálido debut en la dirección de Daniel Guzmán, un actor habitual en las series de comedia españolas, en el que relata la vida o más bien la supervivencia de Darío, un desorientado chaval de 15 años, en un barrio de la periferia de Madrid, marcado por la ruptura y las continuas desavenencias de sus padres y que le hacen siempre estar en medio de sus conflictos.

Marcado por ese malsano ambiente familiar, lo que provoca que deje aparcado los estudios, nuestro protagonista buscará refugio fuera de casa en busca de su independencia y huyendo de ese infierno que no le deja de torturar. Para ello contará con la inestimable ayuda de su inseparable e incondicional amigo de toda la vida Luismi, todo un fiel escudero.

En su búsqueda personal se irá topando con gente a la que poder considerar su familia, como Caralimpia y Antonia, el primero un mecánico del tres al cuarto con apariencia de triunfador que le da un trabajillo en su taller y que le enseña los secretos que esconde la vida, como disfrutar de Julio Iglesias, y la segunda una solitaria anciana que no para de moverse para no pensar en la tristeza que lleva dentro y que acoge a Darío con mucho cariño y amor desde el principio.

Cabe destacar al elenco de protagonistas que hacen que la historia alcance grandes dosis de humanidad y autenticidad. Un entrañable relato que muestra de una manera cercana e identificadora varios de los problemas que están instalados en la sociedad española actual. Todo ello salpicado con frescas gotas de sentido del humor.

En definitiva un agradable producto para ver en familia que hará reflexionar sobre nuestros comportamientos hacia nuestra familia y amigos, y que augura un futuro más que prometedor al novel director.

Casey Newton (Britt Robertson), una inconformista e inquieta joven, hija de un ingeniero de la NASA, que siempre ha querido ser astronauta, y Frank Walker (George Cooney), un desilusionado genio precoz que ya en su madurez vive recluido en su impenetrable guarida, es la pareja protagonista de esta cinta de aventuras que ayudados de la inestimable ayuda de Athena, una misteriosa niña, se embarcan en la misión de encontrar Tomorrowland, la ciudad del futuro, donde el mañana no es tan oscuro como cabía de esperar.

La película es una idea original, apartada de la asfixiante moda actual de sólo estrenar franquicias y secuelas de películas del género fantástico. Su director es Brad Bird, un maestro del cine de animación, que tiene en su haber, entre otras, las divertidísimas Los Increíbles y Ratatouille.

La historia, con sello Disney, tiene un comienzo prometedor, con la sensación de estar viendo aquellas películas de aventuras ochenteras que tanto ilusionaban al público, después va transcurriendo con ritmo trepidante, quizás demasiado cargado de estruendosos efectos especiales, pero en la parte final el director no acaba de rematar la faena y se hace un poco más larga y anodina.

La película, a pesar de todo, transmite un mensaje positivo y alentador que invita a la gente a no dejar de soñar con mejorar nuestro mundo, por qué al final de todo nosotros somos los que dirigimos esta embarcación que se llama Tierra y que parece que tan poco queremos.

En definitiva una película de aventuras que no te dejará un mal gusto de boca pero que con un poco más de cocción final hubiese sido un plato estrella de la carta.

Estamos ante una fresca y divertida película muy agradable de ver. En ella se nos muestra los problemas con los que se encuentran una pareja que huye de la ciudad buscando la inspiración que el mundo rural le puede dar al marido para poder escribir su nueva novela, personaje encarnado por un siempre magnífico Raul Arévalo, el cual tras publicar una primera novela de cierto éxito no ha vuelto a escribir nada más desde entonces.

Alrededor de esta familia formado por la mujer (Inma Cuesta), el marido y un niño, orbitan todos los demás personajes los cuales tienen los mismos o incluso mayores problemas que los que sufre la pareja protagonista. Personajes que van desde el hermano de él (Alberto San Juan) y la hermana de ella (Candela Peña) y sus particulares problemas con las relaciones sentimentales, hasta la madre de ella (Kity Manver) y los padres de él.

Las dudas, la impaciencia, la velocidad del día a día, hacen a menudo que no nos paremos a pensar y a valorar lo que tenemos y disfrutar de la gente que tenemos cerca, que muchas veces sin darnos cuenta es la que más sufre los problemas de cada uno.

Cabe destacar el personaje interpretado por una divertidísima Candela Peña. En definitiva una buena propuesta para pasar un rato divertido. Una película cercana con problemas cercanos, en la que nos podemos reflejar cualquiera de nosotros.

Y ya solo una cosa, apuesten por el cine español, es un valor en alza..