Tras ver los 8 episodios de esta serie, la opinión es muy positiva. Por un lado la serie refleja con mucha verosimilitud la lacra de la violencia de género, a la que se une la lacra de los Borbones y de una sociedad machista, que a día de hoy predomina entre nosotros. Respecto a la parte artística Belén Cuesta y Jaime Lorente están sublimes, junto al resto del elenco.
La serie no tiene reserva, ni piedad alguna (y desde mis convicciones hace bien), ni con el campechano del rey emérito, ni con el psicópata maltratador que tuvo que ser Ángel Cristo. Y en medio de todo ello una Bárbara Rey, que tuvo que resistir todas las embestidas de una sociedad machista, que décadas después sigue resistiendo (para desgracia de la autentica gente de bien).

A pesar del boicot sinsentido y estéril que ha tenido que padecer la serie, el resultado final ha hecho justicia, siendo lo más visto con diferencia en su estreno. Dicho ésto, la serie es impactante tanto por lo que cuenta, como por cómo lo cuenta, y a través de quienes lo cuentan (los actores), estando éstos últimos sobresalientes en su conjunto. La originalidad de a serie es indiscutible, la empatía de los personajes también. Lo visto hasta ahora sobre atracos y suspense independientemente del origen de la producción está muy por debajo del nivel de esta serie. En dos palabras: impactante y genial.

Cuando en 1932 estrenaron la Parada de los monstruos, se llegó a decir que los negativos se arrojaron a la bahía de San Francisco para que nadie volviera a ver jamás un espectáculo tan aberrante. Décadas después ha sido reconocida como una obra maestra.

Pieles de Eduardo Casanova es una película que rinde homenaje a los diferentes, a los excluidos normalizando a lo largo de su escasos 80 minutos esa "anormalidad". Deformidades físicas y psíquicas que al igual que en la vida real resultarían difíciles de ver, si no se hace desde el corazón, la comprensión y los sentimientos.

Alex de la Iglesia (su productor) la define acertadamente como una tarta de fresa con un cuchillo dentro. De muy cuidada estética y una adorable Banda Sonora, Pieles invita a la reflexión, a través de una serie de historias de personajes cuyo aspecto físico es el detonante de toda clase de fobias, filias y parafilias, con las que su director consigue intencionadamente provocar al espectador.

En definitiva, buen debut de Eduardo Casanova en la dirección, y objetivo logrado.