Mira, no le he puesto un cero porque no hay. Producida por Melchor Miralles no decepciona el sesgo político. El actor que hace de Felipe González debió de inspirarse en el Emperador Palpatine para representar el papel, menos mal que aquí no les llegó el presupuesto para hacer que le salieran rayos mortales de los dedos. Tampoco se queda atrás la interpretación de José García, en algunos momentos parece que hayan montado las tomas falsas para acentuar la vis cómica de la película, por si no quedase patente al espectador, tras la devota sumisión que se profesa durante la hora y media a Pedro J. Ramírez (aplausos incluidos). En definitiva, lo único salvable, la interpretación de Natalia Verbeke, y encima no le va nada el papel.

Dicen que hay películas que hay que ver, pues bien ésta es una de ellas. Eso sí, no busquen en ella una especial maestría pues sólo encontrarán coraje, crítica y esperanza. Solamente eso valió la pena. No pudo ser, a pesar de los pesares (y para los pesimistas Moore nos vuelve a demostrar que hay pesares) no se cumplió la ilusión. Bajo los adoquines no habo arena de playa. Al final volvió a ganar Bush.

De nuevo enorme valentía de George Lucas, que continúa con la historia, tal y como es y debe ser, sin dejarse influir por las críticas ansiosas de los que esperan a Vader y se escudan en una supuesta superioridad de la primera trilogía. Podreis ver la crisis de la Antigua República y el comienzo de las Guerras Clon, demiasado como para decir que está todavía lejos de alcanzar a los episodios IV, V y VI, ¿no?

A ver, ¡qué queréis! ¿Una peli de Sylvester Stallone, Wesley Snipes y Sandra Bullock? Con eso, no van a sorprender a nadie. Si ese rollo te va igual te guste, pero vamos que desde luego no hay por donde cogerla, ni siquiera con papel de fumar.

No dudo que habrá detalles que a estos ojos han pasado inadvertidos por inexperto, y que justifiquen la calificación que tiene. Aún así, me resultó lenta, pesada e insulsa, además de pretendidamente sensiblera y facilota.