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8
15 de septiembre de 2019
15 de septiembre de 2019
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que aceptable producto cuyo mayor hándicap es el primer episodio, que por su lentitud y aparente intrascendencia puede echar para atrás a la audiencia (la serie no arranca realmente hasta el segundo).
Por lo demás, estilo seco y descarnado, con indudables influencias de "Gomorra" y el cine de Alberto Rodríguez para una serie centrada en los bajos fondos de la capital malagueña, alejada de la calle Larios y los lujos de la Costa del Sol.
En cuanto al reparto, destaca un excelente Salva Reina, habitual de la comedia ligera, aquí bordando al típico policía "colega", borrachín, porreta y de vida familiar desastrosa, pero con un par de narices y experto conocedor del inframundo. Maggie Civantos tampoco se queda atrás en un papel menos agradecido, por su ausencia de humor. Luego, aparte de la galería de secundarios, muchos malagueños (algunos clavan el acento), también hay una caterva de gentuza sacada directamente de las calles.
Podría ser aún mejor, pero muy recomendable.
Por lo demás, estilo seco y descarnado, con indudables influencias de "Gomorra" y el cine de Alberto Rodríguez para una serie centrada en los bajos fondos de la capital malagueña, alejada de la calle Larios y los lujos de la Costa del Sol.
En cuanto al reparto, destaca un excelente Salva Reina, habitual de la comedia ligera, aquí bordando al típico policía "colega", borrachín, porreta y de vida familiar desastrosa, pero con un par de narices y experto conocedor del inframundo. Maggie Civantos tampoco se queda atrás en un papel menos agradecido, por su ausencia de humor. Luego, aparte de la galería de secundarios, muchos malagueños (algunos clavan el acento), también hay una caterva de gentuza sacada directamente de las calles.
Podría ser aún mejor, pero muy recomendable.
TV

5,7
318
8
17 de noviembre de 2015
17 de noviembre de 2015
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
TVE tiene muchos fallos y ha pasado por tiempos mejores, pero nunca se le reconoce su labor acercando la cultura al espectador, en contraposición a las "atresmediadas" y "mediasetadas". Y esta "Teresa" es un intento más, en este caso un original acercamiento a la figura de Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús (1515-1582), realizado por algunos responsables de "Isabel" y "El Ministerio del Tiempo". Debo decir que me ha cautivado.
Pues, verdaderamente, no son habituales en nuestra TV productos de esta calidad. A la notable realización se une un gusto exquisito en el tono, más una magnífica fotografía digna de cine, densa y oscura o radiante y luminosa según sea de día, o de noche, se esté al aire libre o bajo techo, tan buena que casi nos podemos quemar con las velas. Súmese un más que correcto rigor histórico (con méritos como el que veamos paredes manchadas, con humedad, o libros ajados, o mesas llenas de grietas), la belleza de los escenarios (Ávila, El Escorial, el interior de los conventos, el campo castellano) un buen fondo de armario, una música preciosa y nada estruendosa (fallo de "Isabel" y "Carlos"), unas pequeñas dosis de humor y unas estupendas actuaciones del elenco, especialmente de la protagonista, Marian Álvarez, interpretando a una peculiar Teresa que transmite su espiritualidad y su determinación, y de David Luque, como el atormentado inquisidor. Asimismo, los personajes se expresan en un vocabulario que combina expresiones de la época con otras más contemporáneas, algo que me ha gustado pues si bien es imposible que hoy día se haga una producción con el habla del siglo XVI, lo menos deseable es que se emplee lenguaje guay-actual.
El planteamiento es original al mezclar nuestro tiempo (la chica de 2015 que lee el libro de Santa Teresa, con sorpresa final) con el relato de la vida de la monja de Ávila, y aunque al principio parezca extraño o pueda causar rechazo, por una parte es novedoso y por otra transmite la idea de que es positivo y maravilloso poder leer a personas de siglos pasados, zambullirnos en su época y en sus características, y vernos influidos por su capacidad de seducción literaria, o directamente admirarlas y , qué demonios, que leer y la cultura molan, joder.
En cuanto a lo que cuenta la película en sí, se centra sólo en algunos aspectos de la vida de Teresa, dándole además un enfoque moderno, feminista (sin excesos) en ocasiones, sin renunciar a lo religioso, pero llega a transmitir el ajetreo por sus proyectos, sus "revelaciones divinas" y su incansable labor. Lo único que cabría achacarle es que aunque se suceden los años rápidamente y sin que se note casi nada, se hace corta y se podría contar mucho más y con mejor detalle. Por lo demás, una notable producción. Bravo por TVE.
Pues, verdaderamente, no son habituales en nuestra TV productos de esta calidad. A la notable realización se une un gusto exquisito en el tono, más una magnífica fotografía digna de cine, densa y oscura o radiante y luminosa según sea de día, o de noche, se esté al aire libre o bajo techo, tan buena que casi nos podemos quemar con las velas. Súmese un más que correcto rigor histórico (con méritos como el que veamos paredes manchadas, con humedad, o libros ajados, o mesas llenas de grietas), la belleza de los escenarios (Ávila, El Escorial, el interior de los conventos, el campo castellano) un buen fondo de armario, una música preciosa y nada estruendosa (fallo de "Isabel" y "Carlos"), unas pequeñas dosis de humor y unas estupendas actuaciones del elenco, especialmente de la protagonista, Marian Álvarez, interpretando a una peculiar Teresa que transmite su espiritualidad y su determinación, y de David Luque, como el atormentado inquisidor. Asimismo, los personajes se expresan en un vocabulario que combina expresiones de la época con otras más contemporáneas, algo que me ha gustado pues si bien es imposible que hoy día se haga una producción con el habla del siglo XVI, lo menos deseable es que se emplee lenguaje guay-actual.
El planteamiento es original al mezclar nuestro tiempo (la chica de 2015 que lee el libro de Santa Teresa, con sorpresa final) con el relato de la vida de la monja de Ávila, y aunque al principio parezca extraño o pueda causar rechazo, por una parte es novedoso y por otra transmite la idea de que es positivo y maravilloso poder leer a personas de siglos pasados, zambullirnos en su época y en sus características, y vernos influidos por su capacidad de seducción literaria, o directamente admirarlas y , qué demonios, que leer y la cultura molan, joder.
En cuanto a lo que cuenta la película en sí, se centra sólo en algunos aspectos de la vida de Teresa, dándole además un enfoque moderno, feminista (sin excesos) en ocasiones, sin renunciar a lo religioso, pero llega a transmitir el ajetreo por sus proyectos, sus "revelaciones divinas" y su incansable labor. Lo único que cabría achacarle es que aunque se suceden los años rápidamente y sin que se note casi nada, se hace corta y se podría contar mucho más y con mejor detalle. Por lo demás, una notable producción. Bravo por TVE.
29 de junio de 2023
29 de junio de 2023
30 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película innecesaria, tan innecesaria como fue la 4, si bien mi opinión hacia esta última ha cambiado bastante después de verla por tercera vez y ver esta quinta entrega a la que cada vez le veo más defectos. Vayamos por partes.
Lo mejor que puede decirse es que no tira en demasía de la nostalgia, como tantos otros revivals actuales, que Ford lo da todo a los 80 palos (incluyendo un atrevido desnudo mostrando su vejez, propuesta de Harrison), que tiene un buen reparto (Mads y Phoebe sobre todo, el anciano Rhys-Davies me dio hasta pena) y que va de menos a más, con un excelente clímax. Además pese a cierta "deconstrucción" de Indiana no le lastra en demasía la corrección política imperante (hay hasta una negra que colabora con los malos), aunque el poco simpático y empoderado personaje de Waller-Bridge sí es típico de nuestros tiempos.
Por contra, abusa del CGI (por momentos parece el mareante Tintín de Spielberg, aunque éste se bajase del carro y le pasara el marrón a Mangold. El prólogo en 1944, con el tren y demás, tiene cierto regusto clásico pero mayormente parece un maldito videojuego), adolece de un metraje excesivo, combina extrañamente momentos muy pausados y tristes con otros demasiado ruidosos y confusos y, en general, le falta algo. Desde luego humor tiene poco y como digo el tono melancólico, es el dominante. Por no hablar de que después del feliz final de "La calavera de cristal", han convertido a Indiana Jones en un anciano amargado presumiblemente alcoholizado y sin prestigio, que da clases en una especie de universidad menor, y al que encima le dan miedo los bichos, cuando su única fobia eran las serpientes.
Hace tiempo tuve claro que el tiempo de las 3 primeras de Indy ya pasó, que están ahí inmarcesibles y eso nadie nos lo puede quitar (para mí la mejor de todas es "La última cruzada"). Pero leñe, ya le vale tanto a Spielberg como a Ford (quien por cierto lleva los últimos 15 años cargándose la leyenda de sus tres personajes más míticos, Deckard, Solo y el doctor Jones) adolecer de tamaña falta de imaginación y de ganas de hacer algo nuevo. Para eso, que se jubilen ya. Vale que los que los de la Generación Y (y la X) somos muy quisquillosos con lo del cine, pero es que vaya tela, puesto que estropearon una de las trilogías más redondas de la historia del cine; ahora lo que hay es una irregular pentalogía.
Vuelven los nazis (estupendos Kretschmann y sobre todo Mikkelsen) y vuelven los mitos primero cristianos y luego grecorromanos, cierto misticismo y los gags en el sentido más clásico de la saga, pero no esperéis puntazos como Hitler firmando el diario de Jones padre, Indiana cansado disparando al de la cimitarra o el menú de "El templo maldito": aquí todo se fía al ruido y al CGI, cuando curiosamente los mejores momentos son los de toda la vida, es decir, los emocionales o cuando Indy resuelve acertijos para descubrir algo, entrar o salir de un sitio, como en la ya lejana trilogía. Eso sí, hay que reconocer que el clímax como digo es realmente espectacular y ahí sí es gracias a la informática.
Como decía, va de menos a más. Pero me ha faltado algo para que me emocionase de verdad, pese al final y la eterna música del maestro Williams; quien, por cierto, tampoco entrega nada memorable y tira de las entrañables viejas partituras, aunque aquí no hay nada parecido al impresionante y sacro tema del Grial, que ponía los pelos de punta...
Nota: 5,0
Lo mejor que puede decirse es que no tira en demasía de la nostalgia, como tantos otros revivals actuales, que Ford lo da todo a los 80 palos (incluyendo un atrevido desnudo mostrando su vejez, propuesta de Harrison), que tiene un buen reparto (Mads y Phoebe sobre todo, el anciano Rhys-Davies me dio hasta pena) y que va de menos a más, con un excelente clímax. Además pese a cierta "deconstrucción" de Indiana no le lastra en demasía la corrección política imperante (hay hasta una negra que colabora con los malos), aunque el poco simpático y empoderado personaje de Waller-Bridge sí es típico de nuestros tiempos.
Por contra, abusa del CGI (por momentos parece el mareante Tintín de Spielberg, aunque éste se bajase del carro y le pasara el marrón a Mangold. El prólogo en 1944, con el tren y demás, tiene cierto regusto clásico pero mayormente parece un maldito videojuego), adolece de un metraje excesivo, combina extrañamente momentos muy pausados y tristes con otros demasiado ruidosos y confusos y, en general, le falta algo. Desde luego humor tiene poco y como digo el tono melancólico, es el dominante. Por no hablar de que después del feliz final de "La calavera de cristal", han convertido a Indiana Jones en un anciano amargado presumiblemente alcoholizado y sin prestigio, que da clases en una especie de universidad menor, y al que encima le dan miedo los bichos, cuando su única fobia eran las serpientes.
Hace tiempo tuve claro que el tiempo de las 3 primeras de Indy ya pasó, que están ahí inmarcesibles y eso nadie nos lo puede quitar (para mí la mejor de todas es "La última cruzada"). Pero leñe, ya le vale tanto a Spielberg como a Ford (quien por cierto lleva los últimos 15 años cargándose la leyenda de sus tres personajes más míticos, Deckard, Solo y el doctor Jones) adolecer de tamaña falta de imaginación y de ganas de hacer algo nuevo. Para eso, que se jubilen ya. Vale que los que los de la Generación Y (y la X) somos muy quisquillosos con lo del cine, pero es que vaya tela, puesto que estropearon una de las trilogías más redondas de la historia del cine; ahora lo que hay es una irregular pentalogía.
Vuelven los nazis (estupendos Kretschmann y sobre todo Mikkelsen) y vuelven los mitos primero cristianos y luego grecorromanos, cierto misticismo y los gags en el sentido más clásico de la saga, pero no esperéis puntazos como Hitler firmando el diario de Jones padre, Indiana cansado disparando al de la cimitarra o el menú de "El templo maldito": aquí todo se fía al ruido y al CGI, cuando curiosamente los mejores momentos son los de toda la vida, es decir, los emocionales o cuando Indy resuelve acertijos para descubrir algo, entrar o salir de un sitio, como en la ya lejana trilogía. Eso sí, hay que reconocer que el clímax como digo es realmente espectacular y ahí sí es gracias a la informática.
Como decía, va de menos a más. Pero me ha faltado algo para que me emocionase de verdad, pese al final y la eterna música del maestro Williams; quien, por cierto, tampoco entrega nada memorable y tira de las entrañables viejas partituras, aunque aquí no hay nada parecido al impresionante y sacro tema del Grial, que ponía los pelos de punta...
Nota: 5,0
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se agradece que aclaren cómo han acabado personajes como el de su hijo Mutt, después de la defenestración de LaBeouf.
Y el final...me esperaba un final más emocionante y rotundo, quiero decir, con la muerte de Indiana. No fallece y encima agarra el sombrero en la última escena. Tal y como están las cosas, no descartaría otra peli en 2027 con Harrison Ford...
Y el final...me esperaba un final más emocionante y rotundo, quiero decir, con la muerte de Indiana. No fallece y encima agarra el sombrero en la última escena. Tal y como están las cosas, no descartaría otra peli en 2027 con Harrison Ford...
Serie

5,4
1.239
5
16 de mayo de 2016
16 de mayo de 2016
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada año, Atresmedia, normalmente mediante su productora Bambú, nos "obsequia" con una o varias peliculitas por capítulos de excelente factura: lo que yo llamo "atresmediadas", es decir, la típica serie de Antena 3 plagada de rostros conocidos y/o guapos, normalmente de tono folletinesco, donde casi todos son más malos que la bruja de Blancanieves y donde la calidad del guión o de las tramas brillan por su ausencia. Todo destinado a reventar las audiencias; la competencia con Mediaset y TVE es asesina.
Y "La embajada" es una más, sin duda. Con el mar de fondo de las corruptelas que asolan nuestro país, y que ya afectan a los diplomáticos que tenemos desperdigados por el mundo (como Gustavo de Arístegui, del PP, en la India), la serie se dedica a ilustrarnos como funciona esto de las embajadas y todo el submundo de vicio y miserabilidad que las rodean. "La embajada" está ambientada en una teórica Tailandia, y digo teórica porque quieren hacernos creer que por rodar en Canarias, que salgan cuatro palmeras y pongan algunos fondos por ordenador, y luego cuelen por cárcel de Bangkok una comisaría de Usera con las paredes desconchadas y 20 asiáticas gritando, ya nos creamos que es Tailandia. No.
No, el dinero de la serie ha de destinarse a pagar el sueldo de las estrellas televisivas; Belén Rueda en su ya clásico papel de mujer atractiva de cierto nivel y vida descocada, Tristán Ulloa en su ya clásico papel de distraído que no se entera de nada, Úrsula Corberó en su ya clásico papel de chica de buena familia y que se siente tan vacía y triste que se dedica a foll... a llorar y gritar sin parar para sentirse realizada, Maxi Iglesias en su ya clásico papel de chico "hermano de" y díscolo que se dedica a seducir para pasar el rato, y así.
Completan el plantel actores solventes como Abel Folk, el propio embajador, que físicamente es un cruce entre el citado de Arístegui y Jordi Estadella, y que es más conocido por doblar la voz de Pierce Brosnan; Carlos Bardem en el papel de un empresario de oscuros tejemanejes, Francisco Cadenas (¿un sosias de Francisco Correa, el de Gürtel?); o Raúl Arévalo, tal vez el mejor de la serie, con otro personaje de malvado reverso. También andan por ahí Melani Olivares, que enseña más cacho que Belén Rueda, que para eso tiene menos prestigio que ella, Megan Montaner, quien tampoco interpreta a una inteligente científica, o Chino Darín, el hijo de Ricardo Darín, y que ha heredado el físico de su padre pero no su talento interpretativo.
Resumiendo, quien vea "La embajada" sabe que se enfrenta a tramas con más giros que la carretera de Cuenca a Teruel, a que todos los personajes tengan que ocultar algo, y a situaciones donde todos se revuelcan con todos, incluso que madre e hija compartan amante. No le busques lógica ni calidad, sólo a pasar el rato mientras te tomas el vaso de leche.
Y "La embajada" es una más, sin duda. Con el mar de fondo de las corruptelas que asolan nuestro país, y que ya afectan a los diplomáticos que tenemos desperdigados por el mundo (como Gustavo de Arístegui, del PP, en la India), la serie se dedica a ilustrarnos como funciona esto de las embajadas y todo el submundo de vicio y miserabilidad que las rodean. "La embajada" está ambientada en una teórica Tailandia, y digo teórica porque quieren hacernos creer que por rodar en Canarias, que salgan cuatro palmeras y pongan algunos fondos por ordenador, y luego cuelen por cárcel de Bangkok una comisaría de Usera con las paredes desconchadas y 20 asiáticas gritando, ya nos creamos que es Tailandia. No.
No, el dinero de la serie ha de destinarse a pagar el sueldo de las estrellas televisivas; Belén Rueda en su ya clásico papel de mujer atractiva de cierto nivel y vida descocada, Tristán Ulloa en su ya clásico papel de distraído que no se entera de nada, Úrsula Corberó en su ya clásico papel de chica de buena familia y que se siente tan vacía y triste que se dedica a foll... a llorar y gritar sin parar para sentirse realizada, Maxi Iglesias en su ya clásico papel de chico "hermano de" y díscolo que se dedica a seducir para pasar el rato, y así.
Completan el plantel actores solventes como Abel Folk, el propio embajador, que físicamente es un cruce entre el citado de Arístegui y Jordi Estadella, y que es más conocido por doblar la voz de Pierce Brosnan; Carlos Bardem en el papel de un empresario de oscuros tejemanejes, Francisco Cadenas (¿un sosias de Francisco Correa, el de Gürtel?); o Raúl Arévalo, tal vez el mejor de la serie, con otro personaje de malvado reverso. También andan por ahí Melani Olivares, que enseña más cacho que Belén Rueda, que para eso tiene menos prestigio que ella, Megan Montaner, quien tampoco interpreta a una inteligente científica, o Chino Darín, el hijo de Ricardo Darín, y que ha heredado el físico de su padre pero no su talento interpretativo.
Resumiendo, quien vea "La embajada" sabe que se enfrenta a tramas con más giros que la carretera de Cuenca a Teruel, a que todos los personajes tengan que ocultar algo, y a situaciones donde todos se revuelcan con todos, incluso que madre e hija compartan amante. No le busques lógica ni calidad, sólo a pasar el rato mientras te tomas el vaso de leche.

5,7
24.375
7
24 de enero de 2007
24 de enero de 2007
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una obra maestra, pero no es en absoluto tan mala como se predica; la historia es legendaria e irreal para nuestro realismo, por eso hay que entenderla como un cuento o saga auténticamente vikinga.
La actuación de Banderas encarnando al árabe Ibn no es muy destacable, más bien destacan los imponentes vikingos interpretados entre otros por Kulich (parece un auténtico vikingo) y Storhoi (papel cómico y heroico a la vez).
El vestuario y ambientación pese a algunos pequeños errores es bueno, y destacan también los escenarios naturales (creo que es Canadá) y sobre todo, la épica e inolvidable banda sonora del gran Goldsmith, que se te queda grabada en el cerebro.
El final es absolutamente legendario, muy vikingo
La actuación de Banderas encarnando al árabe Ibn no es muy destacable, más bien destacan los imponentes vikingos interpretados entre otros por Kulich (parece un auténtico vikingo) y Storhoi (papel cómico y heroico a la vez).
El vestuario y ambientación pese a algunos pequeños errores es bueno, y destacan también los escenarios naturales (creo que es Canadá) y sobre todo, la épica e inolvidable banda sonora del gran Goldsmith, que se te queda grabada en el cerebro.
El final es absolutamente legendario, muy vikingo
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