Es muy difícil encontrar películas que se muevan con libertad, fuera de los clichés de moda. Éste es el caso de "Los nombres del amor", curiosa traducción del título original: "Les noms des gents". Pasa a menudo que los sagaces distribuidores se pasen de listos, induciendo a la confusión. Los personajes son de una impecable construcción y la narración se hace con divertidos y audaces saltos, que dotan de agilidad y humor netamente cinematográficos. La crítica social es suave y sumamente irónica. El cine será inteligente o no será.

Un álgebra casi perfecta, un gran economía de recursos, un ritmo impecable. Un fallo argumental, puede ser: ¿cómo es que la familia de la secuestrada entrega el dinero sin recuperarla' En fin, todos los narradores hacemos alguna trampa. Sensacional la intriga, Sorpresa tras sorpresa. ¿Quién da más?

A Almodóvar se le permite todo. Pertenece al número de los elegidos, así que parece herético poner cualquier reparo a su trabajo. Sin embargo yo creo que es una película muy irregular, que pierde fuelle a medida que avanza el relato, un relato zigzagueante, que no parece obedecer a una estructura premeditada, sino a la libre ocurrencia del genio. Lo mejor creo que son los actores, muy bien dirigidos por el director, que ha borrado tics Hollywood en Penélope y en Antonio. Actuaciones contenidas y convincentes. Memorable ese niño, cuyo nombre no recuerdo, que protagoniza bastantes buenos momentos de la película. La fotografía de Escamilla es soberbia, como siempre. los que hemos seguido la carrera de Antonio Almodóvar desde sus inicios no podíamos perdernos esta discutible obra..

Una cosa deshilvanada y liquidada de un golletazo. María Valverde no aprende a hablar ni a tiros, y mira que intentamos enseñarle y Botto no le va a la zaga. Los personajes eran difíciles y mal construidos y los dos protagonistas los rematan. Gravísimo problema: la total ausencia de ritmo.

Como en el relato de Jack London, pero en lugar del rifle, el dinero, el alimento, la subvención oenegera, el chantaje a las familias. Esta pija española va a arreglar el mundo a golpe de método Montesori en inglés, porque habla inglés como un lorito de Glasgow, caridad laíca, al margen de toda acción estructural. Encima, un relato narcisista de las muchísimas virtudes de esta señorita en su vida particular. El colonialismo filantrópico a toda mecha. Por añadidura, Verónica Echegui farfulla con una enorme falta de convicción un guión sensiblero y francamente desestructurado. No entiendo el bombo que se le ha dado a esta cosa.