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Miniserie

7,5
10.600
8
9 de marzo de 2011
9 de marzo de 2011
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, ya he visto el capítulo. La valoración en general es positiva. Un ritmo lento, pausado, bastante parco en detalles puesto que la trama no ha hecho más que empezar y ya acabará desarrollándose por sí sola. Hay un claro dominio escénico, con buenos actores, con buena ambientación. Pese a ello, creo que al piloto le ha faltado algo de chispa. No hemos visto ninguna escena especialmente deslumbrante, ni ninguna interpretación sobresaliente, pero hemos tenido un producto que, durante 50 minutos, ha aguantado la respiración y los modales.
Los personajes pintan bien. El ruso, Traian, me gusta. Espero que reinvente algo dentro de lo que ha supuesto siempre el género de las mafias. José Sancho (Bertomeu) es una especie de Al Swearengen sin haber tomado las pastillas de hiperactividad del último. De hecho, y siguiendo con las similitudes, el papel del abogado me recuerdo a la función de colaborador inteligente que hacía Silas Adams en "Deadwood". Y Collado y el otro podrían ser Johnny o Dan Dority perfectamente.
En definitiva, este piloto ha confirmado que ya tenemos los ingredientes. Ahora ya sólo falta que nos demuestren cómo hacer una buena receta.
Los personajes pintan bien. El ruso, Traian, me gusta. Espero que reinvente algo dentro de lo que ha supuesto siempre el género de las mafias. José Sancho (Bertomeu) es una especie de Al Swearengen sin haber tomado las pastillas de hiperactividad del último. De hecho, y siguiendo con las similitudes, el papel del abogado me recuerdo a la función de colaborador inteligente que hacía Silas Adams en "Deadwood". Y Collado y el otro podrían ser Johnny o Dan Dority perfectamente.
En definitiva, este piloto ha confirmado que ya tenemos los ingredientes. Ahora ya sólo falta que nos demuestren cómo hacer una buena receta.
7
2 de octubre de 2010
2 de octubre de 2010
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco y mucho podíamos esperar de una película cuya premisa principal es la de un hombre parcialmente desconocido y enterrado a varios metros bajo tierra. En un ataúd. Con lo esencial. Móvil, luz y whisky. Y desesperanza. Y desasosiego. Y dosis de realismo.
Y es entonces, después de acabar una experiencia sensorial de una hora y media, cuando empiezan a surgirme dudas acerca de la película.
Obviamente, en el plano actoral, Ryan Reynolds proporciona un admirable soporte. Lo suficientemente bueno como para crear la duda y no la certeza de si realmente otro actor lo hubiera podido hacer mejor o no.
Argumentalmente, el único nexo entre el personaje y el espectador es la situación en la que se encuentra. Muy poco conocemos acerca de la vida de ese hombre expuesto ante tamaña opresión sensorial. La empatía, pues, se le crea el propio espectador a partir de la observación del progresivo hundimiento metafórico y literal del personaje.
El escenario propuesto, premisa central de la película, se nos antoja agobiante y descorazonador. Pero son esas mismas herramientas argumentales que permiten captar la atención y el interés del espectador (la luz, el móvil, la serpiente) las que restan credibilidad y potencia al pretencioso y desgarrador relato.
Así pues: sí, la película oprime y subyuga nuestros sentidos pero no tanto como debería haber logrado. La facilidad de recursos del personaje proporciona ritmo y resta veracidad. Por eso será suficiente para ponernos en situación, pero no lo bastante como para salir del cine completamente desgarrados, como una prolongación del propio protagonista.
No posee un desenlace tramposo en el guión, pero juega demasiado en las formas para asestar una última estocada a los que compartimos ataúd. Recomendable.
Y es entonces, después de acabar una experiencia sensorial de una hora y media, cuando empiezan a surgirme dudas acerca de la película.
Obviamente, en el plano actoral, Ryan Reynolds proporciona un admirable soporte. Lo suficientemente bueno como para crear la duda y no la certeza de si realmente otro actor lo hubiera podido hacer mejor o no.
Argumentalmente, el único nexo entre el personaje y el espectador es la situación en la que se encuentra. Muy poco conocemos acerca de la vida de ese hombre expuesto ante tamaña opresión sensorial. La empatía, pues, se le crea el propio espectador a partir de la observación del progresivo hundimiento metafórico y literal del personaje.
El escenario propuesto, premisa central de la película, se nos antoja agobiante y descorazonador. Pero son esas mismas herramientas argumentales que permiten captar la atención y el interés del espectador (la luz, el móvil, la serpiente) las que restan credibilidad y potencia al pretencioso y desgarrador relato.
Así pues: sí, la película oprime y subyuga nuestros sentidos pero no tanto como debería haber logrado. La facilidad de recursos del personaje proporciona ritmo y resta veracidad. Por eso será suficiente para ponernos en situación, pero no lo bastante como para salir del cine completamente desgarrados, como una prolongación del propio protagonista.
No posee un desenlace tramposo en el guión, pero juega demasiado en las formas para asestar una última estocada a los que compartimos ataúd. Recomendable.

7,2
114.753
8
2 de octubre de 2010
2 de octubre de 2010
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las últimas películas de los hermanos Coen, "No Country for Old Men" podría ser perfectamente la versión narco-western de aquella fría, comedida y parca película (en las formas) que fue "Fargo". ¿Las diferencias elementales? La primera, el paisaje.
Sin lugar a dudas, la fotografía está mucho más cuidada y la atmósfera mucho más lograda, al fin y al cabo, se ha puesto más énfasis en acentuarla. En este caso, la personificación de la violencia desatada e incontrolable no está personificada en Stormare ni en Buscemi, sino en Javier Bardem, todo en él.
Este es el film conocido por tener a ese tremendo personaje que es Anton Chigurh interpretado por Bardem. Y también es el personaje por el cuál es más conocido Bardem, junto al de Ramon Sampedro.
De todos modos, sería conveniente remarcar que no es el personaje el que destaca sino la interpretación que Bardem realiza. El personaje es carente de profundidad, es aleatorio, irracional, como un Joker sin filosofía pero con las mismas pretensiones de desatar locura y caos.
Josh Brolin también realiza una más que correcta interpretación, pero queda claramente supeditada y relegada a un segundo plano debido a que la película tampoco le permite un amplio abanico de registros.
Argumentalmente, sorprende una vez más la correlación que existe entre la simplicidad y la originalidad de una historia de los Coen. Tempo pausado pero que mantiene en constante tensión, unas elipsis que otorgan credibilidad al relato, una puesta en escena impecable...Destacar la escena de las dos habitaciones en el primer motel.
Sin embargo, en mi opinión particular, la película cojea hacia el final. Tal y como ocurrió con "Fargo". Uno de los tres personajes, en esta ocasión, Tommy Lee Jones, es el que provoca que se incremente en exceso la sobriedad del relato para acabar diluyendo el mensaje. A uno le da la sensación de que una primera media hora redonda podría haber tenido un final mucho más poético y menos indiferente.
Sin lugar a dudas, la fotografía está mucho más cuidada y la atmósfera mucho más lograda, al fin y al cabo, se ha puesto más énfasis en acentuarla. En este caso, la personificación de la violencia desatada e incontrolable no está personificada en Stormare ni en Buscemi, sino en Javier Bardem, todo en él.
Este es el film conocido por tener a ese tremendo personaje que es Anton Chigurh interpretado por Bardem. Y también es el personaje por el cuál es más conocido Bardem, junto al de Ramon Sampedro.
De todos modos, sería conveniente remarcar que no es el personaje el que destaca sino la interpretación que Bardem realiza. El personaje es carente de profundidad, es aleatorio, irracional, como un Joker sin filosofía pero con las mismas pretensiones de desatar locura y caos.
Josh Brolin también realiza una más que correcta interpretación, pero queda claramente supeditada y relegada a un segundo plano debido a que la película tampoco le permite un amplio abanico de registros.
Argumentalmente, sorprende una vez más la correlación que existe entre la simplicidad y la originalidad de una historia de los Coen. Tempo pausado pero que mantiene en constante tensión, unas elipsis que otorgan credibilidad al relato, una puesta en escena impecable...Destacar la escena de las dos habitaciones en el primer motel.
Sin embargo, en mi opinión particular, la película cojea hacia el final. Tal y como ocurrió con "Fargo". Uno de los tres personajes, en esta ocasión, Tommy Lee Jones, es el que provoca que se incremente en exceso la sobriedad del relato para acabar diluyendo el mensaje. A uno le da la sensación de que una primera media hora redonda podría haber tenido un final mucho más poético y menos indiferente.

6,0
15.389
7
17 de mayo de 2011
17 de mayo de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como todos los amantes del cine sabrán, estamos en época de Cannes y el señor Terrence Malick, uno de esos huidizos que, con su ausencia, van alimentando su leyenda, (algo así como el Bansky del cine) ha estrenado una nueva película. Ésto me recordó que yo aún no había visto su filmografía al completo y me dispuse a ver la que, según Filmaffinity, tenía peor puntuación.
No me parece absurdo que alguien pueda calificar a Malick de pretencioso. De hecho, su manera de hacer cine invita mucho al clásico debate genio o loco, visionario o estafador, sincero o pretencioso. Pero he de recordar que, hablando de la mencionada pretensión, cualquier filósofo clásico podría ser también puesto ante dicho juicio y pocas diferencias habrían entre ese y al que podríamos someter a Malick.
Lo correcto pues, para asegurarme que lo que digo puede ser aceptado en mayor grado, es que se trata de alguien singular. En primer lugar, es un tío que estudió filosofía, es un naturalista y un tipo, que si bien pueda no ser espiritual, así lo deja entrever en sus películas, con esa devoción por crear planos magistrales, planos ostentosos...El modo en que retrata nuestro mundo natural, con esa especie de panteísmo, me parece una de sus mejores virtudes.
Pero en referencia a esta película en concreto, en primer lugar, decir que es una revisitación del clásico de Pocahontas. En esta ocasión, Malick, al contrario que Cameron, no necesita crear un mundo imaginario para maravillarnos visualmente. Aquí se nos gana con nuestro propio mundo, con la belleza del mundo más natural. Podríamos decir que la película se divide en dos partes. La primera es la referente a la clásica colonización y al choque de culturas. Es donde más se ahonda en esa especie de "homo homini lupus"
La segunda en mi opinión flojea. Deja de lado la parte de la historia que podría resultar más real y universal para meterse en el intimismo de una relación de amor a 3 bandas. Esta parte me ha gustado más bien poco, y en determinadas ocasiones, el lirismo que rodeaba a la muchacha indígena, Collin Farrell y Christian Bale me ha resultado algo cargante.
He de decir que Farrell jamás me ha gustado. Me recuerda a la versión sosa y mala de Brad Pitt. Y Christian Bale es como Eric Bana, a veces pueden llegar a caer (interpretar) estupendamente bien. El uso que se le da a Christopher Plummer es bastante curioso. No es, de entradas, el que pudieras esperar. No es el malo malísimo que ésta historia podría haber necesitado. Básicamente, porque no lo necesitaba.
Y la música es maravillosa. Curiosa la elección de música clásica en determinados momentos. Pero no es algo negativo sino anecdótico.
En fin, en cualquier caso, no es ritmo Nolan. Es importante advertirlo para que más de uno tenga una almohada cerca.
No me parece absurdo que alguien pueda calificar a Malick de pretencioso. De hecho, su manera de hacer cine invita mucho al clásico debate genio o loco, visionario o estafador, sincero o pretencioso. Pero he de recordar que, hablando de la mencionada pretensión, cualquier filósofo clásico podría ser también puesto ante dicho juicio y pocas diferencias habrían entre ese y al que podríamos someter a Malick.
Lo correcto pues, para asegurarme que lo que digo puede ser aceptado en mayor grado, es que se trata de alguien singular. En primer lugar, es un tío que estudió filosofía, es un naturalista y un tipo, que si bien pueda no ser espiritual, así lo deja entrever en sus películas, con esa devoción por crear planos magistrales, planos ostentosos...El modo en que retrata nuestro mundo natural, con esa especie de panteísmo, me parece una de sus mejores virtudes.
Pero en referencia a esta película en concreto, en primer lugar, decir que es una revisitación del clásico de Pocahontas. En esta ocasión, Malick, al contrario que Cameron, no necesita crear un mundo imaginario para maravillarnos visualmente. Aquí se nos gana con nuestro propio mundo, con la belleza del mundo más natural. Podríamos decir que la película se divide en dos partes. La primera es la referente a la clásica colonización y al choque de culturas. Es donde más se ahonda en esa especie de "homo homini lupus"
La segunda en mi opinión flojea. Deja de lado la parte de la historia que podría resultar más real y universal para meterse en el intimismo de una relación de amor a 3 bandas. Esta parte me ha gustado más bien poco, y en determinadas ocasiones, el lirismo que rodeaba a la muchacha indígena, Collin Farrell y Christian Bale me ha resultado algo cargante.
He de decir que Farrell jamás me ha gustado. Me recuerda a la versión sosa y mala de Brad Pitt. Y Christian Bale es como Eric Bana, a veces pueden llegar a caer (interpretar) estupendamente bien. El uso que se le da a Christopher Plummer es bastante curioso. No es, de entradas, el que pudieras esperar. No es el malo malísimo que ésta historia podría haber necesitado. Básicamente, porque no lo necesitaba.
Y la música es maravillosa. Curiosa la elección de música clásica en determinados momentos. Pero no es algo negativo sino anecdótico.
En fin, en cualquier caso, no es ritmo Nolan. Es importante advertirlo para que más de uno tenga una almohada cerca.

7,2
10.966
8
19 de diciembre de 2010
19 de diciembre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que me había pasado completamente desapercibida hasta que topé con ella mientras buscaba en la filmografía de ese inquietante actor que es Richard Jenkins. Inquietante porque sus dos interpretaciones más conocidas, una aquí, y la otra en la aclamada serie "Six Feet Under", no podían ser más diametralmente opuestas. Uno no logra encasillar a este señor que ya hace tiempo alcanzó los 50, sin sonoros éxitos, pero que nos sigue brindando unos personajes apasionantes y humanos.
La película es 100% sobriedad. Todo es sencillo, no hay nada abusivo. El protagonista, Jenkins, a modo de profesor universitario 25% renegado, 25% aburrido y 50% desanimado, topa fortuitamente con unos inmigrantes ilegales que viven en uno de sus pisos. Estos, le cambiarán la vida y le despertarán de su intenso letargo.
Por su sencillez, podría ser una de esas películas de Antena 3 que suelen emitir los domingos. Pero el resto del conjunto la distancia completamente. Hay poesía, en este pequeño retrato de seres humanos que poco importan al mundo al cuál pertenecen, salvo al espectador, que ante un montaje lento y a un ritmo que no decae en ningún momento, paladea hasta la última gota de humanismo de la película.
Podrían decirnos que es cine europeo, y nos lo creeríamos. No hay mensajes subliminales de actos heroicos americanos, ni situaciones absolutamente inesperadas. Bueno, sí. Hay el realismo de lo inesperado. La vida real. Con una banda sonora muy puntual y mínimamente decente acompañada del sonido de tambores africanos, una calidad interpretativa realmente buena, esto es una película 100% recomendable. Un 8. Y lo mejor: conmueve.
La película es 100% sobriedad. Todo es sencillo, no hay nada abusivo. El protagonista, Jenkins, a modo de profesor universitario 25% renegado, 25% aburrido y 50% desanimado, topa fortuitamente con unos inmigrantes ilegales que viven en uno de sus pisos. Estos, le cambiarán la vida y le despertarán de su intenso letargo.
Por su sencillez, podría ser una de esas películas de Antena 3 que suelen emitir los domingos. Pero el resto del conjunto la distancia completamente. Hay poesía, en este pequeño retrato de seres humanos que poco importan al mundo al cuál pertenecen, salvo al espectador, que ante un montaje lento y a un ritmo que no decae en ningún momento, paladea hasta la última gota de humanismo de la película.
Podrían decirnos que es cine europeo, y nos lo creeríamos. No hay mensajes subliminales de actos heroicos americanos, ni situaciones absolutamente inesperadas. Bueno, sí. Hay el realismo de lo inesperado. La vida real. Con una banda sonora muy puntual y mínimamente decente acompañada del sonido de tambores africanos, una calidad interpretativa realmente buena, esto es una película 100% recomendable. Un 8. Y lo mejor: conmueve.
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