No puedo darle una mala puntuación, porque esta película, como película, es correcta. Es una simpatica comedia con situaciones divertidas, un malo de risa y un bueno que se hace medio malo pero luego es bueno otra vez. Además, hay alguna peleíta y efectos especiales decentes. Lo tiene todo para pasar un rato entretenido disfrutando de la comedia...

Pero espera, espera, espera un momento. Que esto era una película de Superman, ¿no? No es "No me chilles que no te veo". Madre mía. Ay, madre mía. Qué ha pasado.

Bromas aparte, le dieron todo el protagonismo de la película a Richard Pryor, dejando a Superman en un segundo plano, e incluso orquestando el resto de situaciones para que tuvieran tintes cómicos. Hasta cuando Superman es "malo", es más borde que malo, ya me entendéis, ya que sus acciones son más travesuras divertidas que maldades en sí.

Aún así, es una horita y media en entretenimiento y de Superman, aunque sea de refilón. Pero ciertamente bajó mucho el listón de la 1 y la 2, aunque esta tercera entrega puede que sea la más adecuada para ver con toda la familia un sábado por la tarde.

Es una gran película, no puedo ni quiero discutirlo. Pero para sufrir, me pincho con una aguja, no veo esto. La he visto una vez, y la aborrezco profundamente. Lloré como una madalena, y es que no se puede hacer otra cosa ante una historia de amor tan tópica, típica y poco elaborada como ésta, pero al mismo tiempo tan inteligible y cercana para cualquiera que, ya no haya estado enamorado, sino que haya querido a alguien alguna vez y lo haya perdido, y ahí estamos todos en el mismo barco, seguro.

Ghost provoca reacciones, sentimientos, sufrimiento, también alguna sonrisa, pero lo que más es la tristeza de separarte de un gran amor que te es arrebatado injustamente. Tierna hasta hacer vomitar a una cabra, y empalagosa hasta hacer que la melaza parezca sal. Estoy ciegamente convencido de que una película que te hace despertar sensaciones de este modo, sean buenas o malas, debe ser muy buena. No le doy más nota porque lo paso fatal con ella, pero que sirva mi crítica como explicación de mis razones.

Por cierto, mención especial al hijo de la gran **** que decidió hacer que nadie en su vida pueda volver a escuchar "Unchained Melody" sin llorar como una niña. Maldito y sucio miserable, eres a la música lo que el ácido a los ojos.

Está en mi top ten de películas nauseabundas, en un duro combate con "joyas" como Dagon, Faust, Los Hijos de los Muertos Vivientes o Spiders.
Argumento cutre, ¿interpretaciones? vomitivas que no rozan el ridículo, sino que lo atropellan y dan marcha atrás para volver a pasarle por encima, efectos especiales de risa, pero de risa penosa (la cabeza estallando que es un globo), y lo mejor, las monjas demoníacas: ¿Qué son?¿Bailarinas de break con purpurina? ¿Y la escena de la monja en moto?
Santo Dios, y encima sale Coolio...
Lo dicho, amantes del cine cutre como yo, disfrutaréis despedazando esta película junto a amigos y cerveza. Para quienes busquen algo que ver, pero en serio... Cualquier telefilm de antena 3 de domingo por la tarde, es Ciudadano Kane al lado de este montón de bazofia.

Para clasificar esta ¿película? deberíamos inventar una nueva categoría de cine. No sé, podríamos llamarla cine de serie M, de serie E, de serie D... Todas ellas iniciales de cierta excrecencia que los humanos defecamos por el recto.

Esto no hay por donde cogerlo. Ninguno de los ¿actores? se salvan de la quema. Ni mención, que merecen.

Solo una curiosidad, que servirá como ejemplo del nivelazo de basura que alcanzó esta producción: como sabréis, George Clooney hizo de Batman, un Batman cachondo, graciosillo, divertido y dicharachero. Vamos, lo que se puede esperar de Batman, ¿verdad? Bueno, pues casualmente, el actor Miguel Ferrer (sale en Robocop, por ejemplo) es uno de los mayores coleccionistas de comics de los EEUU, gran fan de Batman en particular (posee una copia del Detective Comics #27) y además, cuñado, o primo de Clooney.
Cuando Miguel Ferrer vio Batman y Robin, le retiró la palabra a George Clooney. Creo que hasta el momento, sigue sin hablarle. Ahí queda eso.

Una obra completa y perfecta, brillante en interpretación por parte de Adrien Brody, brillante en fotografía y dirección, brillante musicalmente, y sobrecogedoramente horrible en su crudeza y realismo. Si el genocidio nazi puede ser hermoso de algún modo, únicamente es a través de la genial visión de cintas como esta o "La lista de Schindler", que plasman belleza en cada plano pese a estar retratando uno de los horrores más atroces de la historia de la humanidad.

Hay películas que ves y olvidas. "El pianista" permanecerá en tu mente para siempre como una de las películas más hermosas que recordarás.