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8
19 de marzo de 2018
19 de marzo de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ciertas películas que cinematograficamente hablando sabes que no son gran cosa, pero que te llegan dentro: por edad, por afinidad situacional, por estado emocional, etc. De la segunda mitad de los ochenta hay algunas películas que me impactaron (seguro que ahora no lo harían): "Less than zero", "Pretty in pink", "The Breakfast Club", "Oxford Blues", "Sixteen Candles", "The Pick-Up Artist", ... Y esta es una de ellas. Cronológicamente hablando esta película me pilló en plena adolescencia, casi mayoría de edad (a punto de entrar en la universidad, "luchas" con el sexo opuesto, pesimismo laboral, cocktail hormonal,...). Con lo cual, la identificación era total.
A ello se añadía un elenco de actores conocidos como el Brat Pack (pandilla de mocosos) que arrasaban en las taquillas. Y a Francis Ford Coppola le debemos una parte de esta generación de actores por su película "The Outsiders" (1983). Los miembros del «núcleo» se consideraron a gente como Emilio Estévez, Anthony Michael Hall, Rob Lowe, Andrew McCarthy, Demi Moore, Judd Nelson, Molly Ringwald, y Ally Sheedy. Gente que podía haber llegado al auténtico estrellato, pero que no lo hizo por problemas de sexo, drogas, etc.
Recuerdo especialmente la extraordinaria banda sonora de David Foster (tema principal cantado por John Parr) y a Ally Sheedy de la que estaba perdidamente enamorado.
Pero volviendo al meollo de la película. Lo que nos quiere transmitir es la difícil adaptación de los estudiantes a la vida real, al mundo laboral (cosa que sigue pasando en la actualidad) después de acabar los estudios. Si duro es adaptarse del high scool, instituto o colegio a la universidad, mas lo es de ésta a la vida laboral. Porque no lo neguemos: en la universidad uno se lo pasa muy bien, salvo época de exámenes. Es una vida muy cómoda, y divertida (en lineas generales, y dependiendo de qué carrera elija uno, ya lo sé). Uno siente que se hace mayor. Es una etapa de "duelo", de incertidumbre, de adaptación emocional.
Ya desde el cambio de la primera escena (todos vestidos con la ropa de graduación) a la segunda (cuando entran en el hospital) se ve el status profesional en ese momento de cada uno. Ya no están en el microcosmos de la universidad, en el que todos se sienten iguales. Ya en esa segunda escena se ve quien es el triunfador y quien el perdedor, quien el mujeriego y quien el bohemio, quien la yuppie y quien la socialmente comprometida.
En la pelicula cada personaje es diferente y después de la universidad a cada cual esa adaptación les va mejor o peor, pero el local que da titulo a la película es su principal nexo de unión, y es el único sitio donde todos se sienten iguales.
Recomendable para nostálgicos ochenteros. Y lo reconozco, soy uno de ellos.
A ello se añadía un elenco de actores conocidos como el Brat Pack (pandilla de mocosos) que arrasaban en las taquillas. Y a Francis Ford Coppola le debemos una parte de esta generación de actores por su película "The Outsiders" (1983). Los miembros del «núcleo» se consideraron a gente como Emilio Estévez, Anthony Michael Hall, Rob Lowe, Andrew McCarthy, Demi Moore, Judd Nelson, Molly Ringwald, y Ally Sheedy. Gente que podía haber llegado al auténtico estrellato, pero que no lo hizo por problemas de sexo, drogas, etc.
Recuerdo especialmente la extraordinaria banda sonora de David Foster (tema principal cantado por John Parr) y a Ally Sheedy de la que estaba perdidamente enamorado.
Pero volviendo al meollo de la película. Lo que nos quiere transmitir es la difícil adaptación de los estudiantes a la vida real, al mundo laboral (cosa que sigue pasando en la actualidad) después de acabar los estudios. Si duro es adaptarse del high scool, instituto o colegio a la universidad, mas lo es de ésta a la vida laboral. Porque no lo neguemos: en la universidad uno se lo pasa muy bien, salvo época de exámenes. Es una vida muy cómoda, y divertida (en lineas generales, y dependiendo de qué carrera elija uno, ya lo sé). Uno siente que se hace mayor. Es una etapa de "duelo", de incertidumbre, de adaptación emocional.
Ya desde el cambio de la primera escena (todos vestidos con la ropa de graduación) a la segunda (cuando entran en el hospital) se ve el status profesional en ese momento de cada uno. Ya no están en el microcosmos de la universidad, en el que todos se sienten iguales. Ya en esa segunda escena se ve quien es el triunfador y quien el perdedor, quien el mujeriego y quien el bohemio, quien la yuppie y quien la socialmente comprometida.
En la pelicula cada personaje es diferente y después de la universidad a cada cual esa adaptación les va mejor o peor, pero el local que da titulo a la película es su principal nexo de unión, y es el único sitio donde todos se sienten iguales.
Recomendable para nostálgicos ochenteros. Y lo reconozco, soy uno de ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay algunas relaciones poco creíbles, pero no exentas de encanto. Como la del rompecorazones cabraloca de Rob Lowe con la hogareña y virginal Mare Winningham.
8 de agosto de 2013
8 de agosto de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele ser habitual que quien ha escrito una novela sienta la tentación de llevarla ella misma al cine. Este es el caso. Saphia Azzeddine es una joven franco-marroqui que ha llevado a la gran pantalla su segunda novela "Mi padre es una mujer de la limpieza". Con bastante poco acierto, todo sea dicho.
Decepcionante puesta en escena de la diversidad cultural y racial de la juventud francesa. Se agradece que no haya guerras de pandillas, drogas,...marginacion.
Pero ni siquiera mi admirado François Cluzet es capaz de mantener mi interés. Solo hay que agradecer a este film su corta duración. Durante gran parte del metraje no pasa nada digno de destacar, solo coge ritmo en su último tercio, comprimiendo algunos años en unos pocos minutos, masacrando a los personajes en un final que podemos intuir.
Solo destacaría el notable papel del adolescente protagonista, sin desmerecer a mi admirado Cluzet, y la buena relacion padre-hijo. Cluzet, empleado de una empresa de limpieza, se lleva a su hijo cada vez que puede a los lugares que le asignan en su trabajo. Y lo hace, no por explotarle ni terminar antes, sino para pasar el máximo tiempo posible con él.
En definitiva, película perfectamente olvidable.
Decepcionante puesta en escena de la diversidad cultural y racial de la juventud francesa. Se agradece que no haya guerras de pandillas, drogas,...marginacion.
Pero ni siquiera mi admirado François Cluzet es capaz de mantener mi interés. Solo hay que agradecer a este film su corta duración. Durante gran parte del metraje no pasa nada digno de destacar, solo coge ritmo en su último tercio, comprimiendo algunos años en unos pocos minutos, masacrando a los personajes en un final que podemos intuir.
Solo destacaría el notable papel del adolescente protagonista, sin desmerecer a mi admirado Cluzet, y la buena relacion padre-hijo. Cluzet, empleado de una empresa de limpieza, se lleva a su hijo cada vez que puede a los lugares que le asignan en su trabajo. Y lo hace, no por explotarle ni terminar antes, sino para pasar el máximo tiempo posible con él.
En definitiva, película perfectamente olvidable.
6
24 de mayo de 2017
24 de mayo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Phil Karlson fue un clásico del cine de serie B. Si bien tocó casi todos lo géneros, su labor destaca en el cine negro. Hay que reconocer que la historia no ha hecho justicia con este director de títulos emblemáticos como "El cuarto hombre" o "Trágica información".
Aquí Karlson se atreve con el genero de espias. Con guión firmado por Jean Hazlewood (esposa de Widmark) para lucimiento de su marido. Si bien Richard Widmark aparece solo como productor del film, parece que descontento con la forma en que iban las cosas, se dice que despidió a Karlson y dirigió las últimas semanas de filmación.
El ritmo de la película es bueno. Quizá demasiado acelerado (y poco o nada creible) al final.
Su ambientación nocturna es lo mejor. Me recuerda mucho a "El tercer hombre" de Carol Reed. Las interpretaciones son correctas. Y la música la pone un joven John Williams.
Recomendable.
Aquí Karlson se atreve con el genero de espias. Con guión firmado por Jean Hazlewood (esposa de Widmark) para lucimiento de su marido. Si bien Richard Widmark aparece solo como productor del film, parece que descontento con la forma en que iban las cosas, se dice que despidió a Karlson y dirigió las últimas semanas de filmación.
El ritmo de la película es bueno. Quizá demasiado acelerado (y poco o nada creible) al final.
Su ambientación nocturna es lo mejor. Me recuerda mucho a "El tercer hombre" de Carol Reed. Las interpretaciones son correctas. Y la música la pone un joven John Williams.
Recomendable.

6,7
41.166
8
23 de febrero de 2012
23 de febrero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shame es impactante, brutal. No es fácil explicarla con palabras. Una película que sacude al espectador desde el primer momento y desnuda los instintos más "guarros" del ser humano. Shame es una odisea de emociones desde su primer instante, consigue impregnar de un ambiente algo perturbador y melancólico una adicción al sexo que acorrala al protagonista.
Brandon es incapaz de iniciar una relación formal temiendo que todo se vaya a pique, que su instinto insano provoque repulsión de los demás. Sabe que necesita ayuda y que no se puede controlar.
Shame no utiliza el mero hecho sexual para ganar adeptos, sino que este planteamiento agiliza la labor del director en mostrar la parte más dañina de una persona y cómo en ocasiones se vuelve irreversible. El descenso a los infiernos de el protagonista está narrado con tanto acierto que nos arrastra por completo a experimentar su angustia.
La película es un drama psicológico exacto, sin acompañamientos innecesarios. No se detiene en ningún momento y cada escena está lograda con la precisión que requiere.
En esta impecable realización se echa de menos la nominación a los Oscar de Michael Fassbender como mejor actor protagonista y la de Carey Mulligan, que interpreta a su hermana (la cual tiene un peso importante en la cinta). El guión de McQueen también es superior y su dirección fantástica. Y por supuesto su banda sonora consigue atraer de manera eficaz la puesta en escena, haciendola efectiva y eficaz (sobre todo en las escenas finales y el comienzo).
Brandon es incapaz de iniciar una relación formal temiendo que todo se vaya a pique, que su instinto insano provoque repulsión de los demás. Sabe que necesita ayuda y que no se puede controlar.
Shame no utiliza el mero hecho sexual para ganar adeptos, sino que este planteamiento agiliza la labor del director en mostrar la parte más dañina de una persona y cómo en ocasiones se vuelve irreversible. El descenso a los infiernos de el protagonista está narrado con tanto acierto que nos arrastra por completo a experimentar su angustia.
La película es un drama psicológico exacto, sin acompañamientos innecesarios. No se detiene en ningún momento y cada escena está lograda con la precisión que requiere.
En esta impecable realización se echa de menos la nominación a los Oscar de Michael Fassbender como mejor actor protagonista y la de Carey Mulligan, que interpreta a su hermana (la cual tiene un peso importante en la cinta). El guión de McQueen también es superior y su dirección fantástica. Y por supuesto su banda sonora consigue atraer de manera eficaz la puesta en escena, haciendola efectiva y eficaz (sobre todo en las escenas finales y el comienzo).

7,8
15.934
10
23 de enero de 2012
23 de enero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de las pocas películas que cada vez que la veo (no dejo pasar mas de un par de años sin echarle el ojo) me sigue cautivando como la primera vez. Ofrece una lección magistral de cómo hacer cine con aparente sencillez, pero rico en matices; partiendo de las propias vivencias del director.
Uno de los más bellos cantos a la amistad jamás rodados, narrado con ternura, honestidad y una sensiblidad a flor de piel. Todos hemos sentido admiración por algún compañero de estudios en algún momento, ya sea por su personalidad, por su inteligencia, por su sentido del humor, por...lo que sea.
Merecidísimo Leon de Oro en en el Festival de Venecia de 1987.
Como anécdota, comentar que aparece Irene Jacob (colosal, pocos años después, en "La doble vida de Veronica") en un breve papel como profesora de piano.
Uno de los más bellos cantos a la amistad jamás rodados, narrado con ternura, honestidad y una sensiblidad a flor de piel. Todos hemos sentido admiración por algún compañero de estudios en algún momento, ya sea por su personalidad, por su inteligencia, por su sentido del humor, por...lo que sea.
Merecidísimo Leon de Oro en en el Festival de Venecia de 1987.
Como anécdota, comentar que aparece Irene Jacob (colosal, pocos años después, en "La doble vida de Veronica") en un breve papel como profesora de piano.
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