You must be a loged user to know your affinity with Jean Ra
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

5,9
1.918
8
10 de marzo de 2006
10 de marzo de 2006
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que destaca por su naturalidad, la escenificación sin golpes efectistas y excesivamente dramáticos es imprescindible que sus diálogos sean capaces de parecer realistas pero a la vez inteligentes. En esta película eso se alcanza, y con buena nota. Mientras uno ve esta película tiene la sensación de estar viendo otra película europea de cine de autor, es decir, que hay calidad, hay madurez y hay solidez si uno sabe aceptar lo que se le ofrece. Que nadie espere grandes tragedias ni excesos, esta película no va de eso. Es como ver una película de Eric Rohmer, se nota ese gusto por rodar en lugares naturales, el cuidado de la composición de los personajes y sus diálogos, la exploración con mirada realista de la reacción humana mediante las pruebas que el director les va imponiendo. Su influencia tiene bastante peso aquí, aunque esso sí, hay que tener claro que hablamos de influencia, pero no calco. Esta película tiene cáracter propio. El resultado es de una solidez envidiable en cualquier película española, un delicioso trozo de realidad.
Los actores por lo general lo hacen bien, pero destacaría a mi vecino David Selvas por lo bien que transmite esa maldad que hay en el personaje de Robert y su inteligencia, sin caer en ningún exceso. Bravo por él. Sus escenas con Roberto Enríquez son lo mejor de la película.
En resumen, no queda una película agradable pero sin querer ser complaciente y que sabe aprovechar la belleza de sus localizaciones, la madurez de su texto y la gran solvencia de sus actores, todo eso unido por una estupenda dirección de Felipe Vega.
Los actores por lo general lo hacen bien, pero destacaría a mi vecino David Selvas por lo bien que transmite esa maldad que hay en el personaje de Robert y su inteligencia, sin caer en ningún exceso. Bravo por él. Sus escenas con Roberto Enríquez son lo mejor de la película.
En resumen, no queda una película agradable pero sin querer ser complaciente y que sabe aprovechar la belleza de sus localizaciones, la madurez de su texto y la gran solvencia de sus actores, todo eso unido por una estupenda dirección de Felipe Vega.

8,4
35.366
6
6 de enero de 2007
6 de enero de 2007
62 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tendré que ser la voz disonante en esta avalancha de críticas entusiastas, porque a mí la verdad es que esta película no me ha transmitido gran cosa.
Se nota que es la obra de un guionista, porque lo que es el entramado del crimen está reflejado de una manera sólida, a prueba de bombas, todos los cabos están muy bien atados, sin fallo alguno. Ahora bien, exceptuando a Edward G. Robinson, que está excelente y lo mejor de la película, las interpretaciones no me parecieron gran cosa, especialmente las de su dúo protagonista Fred McMurray y Barbara Stanwyck (siendo frívolo, incluso diré que me pareció poco agraciada). No me parecieron creíbles de lo artificial que resultan, no pude asimilar su historia de amor, que sucede de manera tan repentina. Y la renombrada sordidez no me parece tal. Seguro que soy yo, que juzgo con ojos contemporáneos la historia, pero la verdad es que es que en ningún momento llegué a sentir esa sensación de "qué jodido que es todo esto", todo me pareció bastante higiénico. Y no hace falta recurrir a Ciudad de Dios para encontrar esta sensación, otra obra cumbre del cine negro, La Jungla de Asfalto, si que consiguió hacerme notar ese sentimiento tan clave en el noir, ahí si que noté turbiedad por un tubo. Para colmo la banda sonora me chirrió en exceso de lo oxidada que está, tampoco ayuda a crear esa terrible atmósfera que se supone nos ha de oprimir. Globalmente he de decir que para mí se trata de un film bastante caduco y muy inflado.
En fin, que yo, como hijo de mi tiempo, sigo sin conectar plenamente con el cine de Billy Wilder. Me gustó moderadamente El Apartamento y El Crepúsculo de los Dioses, pero el resto me suele dejar bastante tibio y no consigo notar su grandeza, como es este caso.
Se nota que es la obra de un guionista, porque lo que es el entramado del crimen está reflejado de una manera sólida, a prueba de bombas, todos los cabos están muy bien atados, sin fallo alguno. Ahora bien, exceptuando a Edward G. Robinson, que está excelente y lo mejor de la película, las interpretaciones no me parecieron gran cosa, especialmente las de su dúo protagonista Fred McMurray y Barbara Stanwyck (siendo frívolo, incluso diré que me pareció poco agraciada). No me parecieron creíbles de lo artificial que resultan, no pude asimilar su historia de amor, que sucede de manera tan repentina. Y la renombrada sordidez no me parece tal. Seguro que soy yo, que juzgo con ojos contemporáneos la historia, pero la verdad es que es que en ningún momento llegué a sentir esa sensación de "qué jodido que es todo esto", todo me pareció bastante higiénico. Y no hace falta recurrir a Ciudad de Dios para encontrar esta sensación, otra obra cumbre del cine negro, La Jungla de Asfalto, si que consiguió hacerme notar ese sentimiento tan clave en el noir, ahí si que noté turbiedad por un tubo. Para colmo la banda sonora me chirrió en exceso de lo oxidada que está, tampoco ayuda a crear esa terrible atmósfera que se supone nos ha de oprimir. Globalmente he de decir que para mí se trata de un film bastante caduco y muy inflado.
En fin, que yo, como hijo de mi tiempo, sigo sin conectar plenamente con el cine de Billy Wilder. Me gustó moderadamente El Apartamento y El Crepúsculo de los Dioses, pero el resto me suele dejar bastante tibio y no consigo notar su grandeza, como es este caso.

6,9
37.940
9
30 de marzo de 2022
30 de marzo de 2022
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
A esta hora hay 214 críticas ya publicadas de este título, por lo tanto esta reseña no la leerá ni Dios, por lo cual me voy a dar el gusto de escribir a calzón sacado y sin reparos de ninguna clase.
Para empezar, no daba ni un céntimo por esta película. En el mejor de los casos, pensaba yo, será un rato entretenido y olvidable al minuto. Tras ver el adelanto nada me hizo prever que debería desechar mis prejuicios. Reeves no es un director que me entusiasme, todo y que hay que admitir que las secuelas del Planeta de los simios están decentemente realizadas, con más criterio que un simple expendedor de anuncios de dos horas. A eso, añadir que el Batman de Nolan tampoco me provocan entusiasmo, al contrario, si bien admito que narrativamente son potentes, luego hay montones de elecciones que me parecen objetables o directamente absurdas (en la última, Bruce Wayne se rompe las piernas y en un par de tomas ya está recuperado o por ejemplo vemos escenas de luchas multitudinarias en la que los tipos van con armas de fuego más grandes que ellos y sin embargo se abalanzan a pelearse cuerpo a cuerpo como en una campaña medieval).
Digamos que por circunstancias tuve que resignarme a verla. No esperaba un desastre, pero tampoco salir del cine con los ojos como platos, que fue justo lo que me ocurrió.
Los primeros detalles que captaron mi atención fue la escena en la que Batman llega al escenario del primer crimen de Enigma. El clima ceremonioso que impera, sin chistecitos para aliviar la tensión. Ahí empecé a acordarme de Fincher. Batman además intenta acceder y es cuestionado por un agente, que no cree que él deba estar ahí. Habitualmente, este cuestionamiento de la figura de Batman se utiliza por motivos dramáticos, para conducir la trama entorno a su identidad secreta, en cambio en ese momento nos hace ver que Batman no es una figura de una sola pieza, hay quien desconfía, lo cual me pareció algo muy realista. Claro que antes también hubo otro detalle que me llamó la atención, cuando Wayne regresa a su cueva. Se quita la máscara y tiene la cara echa un asco, muy despeinado después de varias horas de llevar una máscara y sudar en las peleas callejeras. Además, cuando Alfred le comenta a Bruce una reunión y él se muestra muy importunado, con lo que te hace ver lo obsesionado que está por ese trauma que arrastra desde la infancia, que se ha asentado en el fondo de su carácter. Estamos frente a un blockbuster, pero que cuida los detalles como seriedad.
Así, la narración, tenazmente conducida, atrapa tu atención, te conduce por ese clima de corrupción y declive que experimenta Gotham City, una ciudad megalítica en la que siempre llueve, impera un clima gótico y ahí ya recuerdas "Seven", sensación que se refuerza cuando la trama ya se ha dibujado y comprobamos que se ha establecido un juego de intriga en el que una mente muy inteligente pero desquiciada quiere retar a la opinión pública con unas normas morales muy alejada de las convenciones, un juego cruel que además exige mentes muy despiertas, la clase de confrontación que sólo podría encarar una figura sobresaliente. Así, sumamos los detalles escénicos con la aparatosidad de la superproducción y comprendes que sí, que es algo especial, más cuando la fotografía se nota tan esmerada, planos tan amplios como atmosféricos que retratan el clima lóbrego que el circunspecto personaje construye a su alrededor mientras la sociedad parece quebrarse por la corrupción y la inoperancia.
Y luego suena el tema de Nirvana, una canción de tempo lento, también introspectiva y de letra enigmática, que se ajusta muy bien al temperamento de este Bruce Wayne, más oscuro de lo habitual, muy acertadamente interpretado por Robert Pattison, un actor que por cierto yo sólo he visto en peliculones de nivel. En las anteriores versiones de Batman, Bruce siempre es un relleno, un personaje sin el más mínimo interés, en cambio en este "The Batman" su soledad, su introversión y su mirada torva hace pensar en un niño rico metido en movidas muy extrañas, no es el personaje genérico que otros actores han intentado esbozar sin demasiado éxito. A éste se le notan las cicatrices. Cuando pensé eso, supe que ya estaba dentro, que ya me tenían en el bote.
Por otra parte, es de justicia reconocer que tampoco es una cinta redonda. En mi opinión el inicio es mucho más poderoso que el segmento final, que se nota algo alargado. Si bien se sostiene y no estropea la función, despide cierto olor a grasa narrativa. Y sin embargo ahí también encontramos aportaciones encomiables por parte de la dirección y el guion. Me refiero al hecho que cuando vemos cierta escena de un desastre, vemos a Batman tomar una decisión, la de bajar al barro y rescatar a la gente en apuros. Que yo recuerde, las otras películas se centraban en el duelo entre el héroe y los supervillanos, un encontronazo entre egos en los que Gotham desaparecía para convertirse en un ring gigante dónde el bien ha de imponerse al mal. Aburrido. En cambio en ésta, vemos que el personaje ha recapacitado en su actitud y decide ayudar a la gente con sus propias manos, no sólo golpeando a la criminalidad que amenaza la seguridad. Es por eso, creo yo, que el Batman de Nolan ha sido tachado como un machito neoliberal, el millonario que interviene para convertirse en una fuerza parapolicial que suple ahí donde el estado desfallece (sí, recordemos a Elon Musk retando a Putin a una lucha cara a cara para resolver el conflicto en Ucraina).
Sumemos las contradicciones en el personaje, que la amenaza se ajusta a lo que podría surgir en el mundo real (con un villano explotando redes sociales), y que en sus aspectos técnicos busque emular al Hollywood de calidad. Es indudable que estamos frente a algo extraordinario. Humildemente, me inclino ante Matt Reeves. Es un logro remar contra los ejecutivos de los estudios y entregar exquisitez, logro cada vez menos común..
Para empezar, no daba ni un céntimo por esta película. En el mejor de los casos, pensaba yo, será un rato entretenido y olvidable al minuto. Tras ver el adelanto nada me hizo prever que debería desechar mis prejuicios. Reeves no es un director que me entusiasme, todo y que hay que admitir que las secuelas del Planeta de los simios están decentemente realizadas, con más criterio que un simple expendedor de anuncios de dos horas. A eso, añadir que el Batman de Nolan tampoco me provocan entusiasmo, al contrario, si bien admito que narrativamente son potentes, luego hay montones de elecciones que me parecen objetables o directamente absurdas (en la última, Bruce Wayne se rompe las piernas y en un par de tomas ya está recuperado o por ejemplo vemos escenas de luchas multitudinarias en la que los tipos van con armas de fuego más grandes que ellos y sin embargo se abalanzan a pelearse cuerpo a cuerpo como en una campaña medieval).
Digamos que por circunstancias tuve que resignarme a verla. No esperaba un desastre, pero tampoco salir del cine con los ojos como platos, que fue justo lo que me ocurrió.
Los primeros detalles que captaron mi atención fue la escena en la que Batman llega al escenario del primer crimen de Enigma. El clima ceremonioso que impera, sin chistecitos para aliviar la tensión. Ahí empecé a acordarme de Fincher. Batman además intenta acceder y es cuestionado por un agente, que no cree que él deba estar ahí. Habitualmente, este cuestionamiento de la figura de Batman se utiliza por motivos dramáticos, para conducir la trama entorno a su identidad secreta, en cambio en ese momento nos hace ver que Batman no es una figura de una sola pieza, hay quien desconfía, lo cual me pareció algo muy realista. Claro que antes también hubo otro detalle que me llamó la atención, cuando Wayne regresa a su cueva. Se quita la máscara y tiene la cara echa un asco, muy despeinado después de varias horas de llevar una máscara y sudar en las peleas callejeras. Además, cuando Alfred le comenta a Bruce una reunión y él se muestra muy importunado, con lo que te hace ver lo obsesionado que está por ese trauma que arrastra desde la infancia, que se ha asentado en el fondo de su carácter. Estamos frente a un blockbuster, pero que cuida los detalles como seriedad.
Así, la narración, tenazmente conducida, atrapa tu atención, te conduce por ese clima de corrupción y declive que experimenta Gotham City, una ciudad megalítica en la que siempre llueve, impera un clima gótico y ahí ya recuerdas "Seven", sensación que se refuerza cuando la trama ya se ha dibujado y comprobamos que se ha establecido un juego de intriga en el que una mente muy inteligente pero desquiciada quiere retar a la opinión pública con unas normas morales muy alejada de las convenciones, un juego cruel que además exige mentes muy despiertas, la clase de confrontación que sólo podría encarar una figura sobresaliente. Así, sumamos los detalles escénicos con la aparatosidad de la superproducción y comprendes que sí, que es algo especial, más cuando la fotografía se nota tan esmerada, planos tan amplios como atmosféricos que retratan el clima lóbrego que el circunspecto personaje construye a su alrededor mientras la sociedad parece quebrarse por la corrupción y la inoperancia.
Y luego suena el tema de Nirvana, una canción de tempo lento, también introspectiva y de letra enigmática, que se ajusta muy bien al temperamento de este Bruce Wayne, más oscuro de lo habitual, muy acertadamente interpretado por Robert Pattison, un actor que por cierto yo sólo he visto en peliculones de nivel. En las anteriores versiones de Batman, Bruce siempre es un relleno, un personaje sin el más mínimo interés, en cambio en este "The Batman" su soledad, su introversión y su mirada torva hace pensar en un niño rico metido en movidas muy extrañas, no es el personaje genérico que otros actores han intentado esbozar sin demasiado éxito. A éste se le notan las cicatrices. Cuando pensé eso, supe que ya estaba dentro, que ya me tenían en el bote.
Por otra parte, es de justicia reconocer que tampoco es una cinta redonda. En mi opinión el inicio es mucho más poderoso que el segmento final, que se nota algo alargado. Si bien se sostiene y no estropea la función, despide cierto olor a grasa narrativa. Y sin embargo ahí también encontramos aportaciones encomiables por parte de la dirección y el guion. Me refiero al hecho que cuando vemos cierta escena de un desastre, vemos a Batman tomar una decisión, la de bajar al barro y rescatar a la gente en apuros. Que yo recuerde, las otras películas se centraban en el duelo entre el héroe y los supervillanos, un encontronazo entre egos en los que Gotham desaparecía para convertirse en un ring gigante dónde el bien ha de imponerse al mal. Aburrido. En cambio en ésta, vemos que el personaje ha recapacitado en su actitud y decide ayudar a la gente con sus propias manos, no sólo golpeando a la criminalidad que amenaza la seguridad. Es por eso, creo yo, que el Batman de Nolan ha sido tachado como un machito neoliberal, el millonario que interviene para convertirse en una fuerza parapolicial que suple ahí donde el estado desfallece (sí, recordemos a Elon Musk retando a Putin a una lucha cara a cara para resolver el conflicto en Ucraina).
Sumemos las contradicciones en el personaje, que la amenaza se ajusta a lo que podría surgir en el mundo real (con un villano explotando redes sociales), y que en sus aspectos técnicos busque emular al Hollywood de calidad. Es indudable que estamos frente a algo extraordinario. Humildemente, me inclino ante Matt Reeves. Es un logro remar contra los ejecutivos de los estudios y entregar exquisitez, logro cada vez menos común..

6,6
752
8
13 de noviembre de 2020
13 de noviembre de 2020
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de una serie de títulos más o menos eficientes, aunque no especialmente deslumbrantes, la cinematografía griega y su particular guía de estilo parecía estancada y abocada a repetir fórmulas sin dar con la chispa que deslumbró en "Canino". Cintas como ahora "Chevalier" o "Pity" abordan temas esenciales con esa singular estética, aunque sin verdad ofrecer nada verdaderamente memorable y mucho menos original. La misma dirección de actores aséptica a lo Bresson para dramatizar la sensación de pérdida de humanidad, reforzada por unos entornos vetustos e impersonales, algunos recursos del teatro del absurdo y los mismos encuadres amplios y milimetrados que vienen a plasmar un mundo insípido, analizado con un tono que remite a Beckett, de aire filosófico a la vez que irónico; cierta carga de humor negro que servía para desmenuzar temas esenciales en la sociedad moderna contemporánea.
Así pues, cuando ya parecía que desde Grecia no iba a llegar ninguna otra obra imperdible nos encontramos con esta "Apples", realizada Christos Nikou, quien fuese asistente de Giorgios Lanthimos. Ya en su ópera prima Nikou demuestra un gran dominio del estilo del nuevo cine griego y que, sin abandonar ese mundo de personas deshumanizadas, logra tocar la tecla. "Apples" viene a abordar la significación de la memoria hasta en las acciones más cotidianas del día a día, como sirve para relacionarse y construir tejido social, aparte claro está de la obvia función a la hora de conformar la propia personalidad. Ese aspecto individual de Aris, protagonista de la historia, queda más o menos apartado, a penas hay unas pocas referencias a lo largo de la cinta, y se centra en el proceso de re-aprendizaje, como transita del estado de niño (la escena de la bicicleta infantil) hasta el de adulto, cuando finalmente toma conciencia de la mortandad, de otros seres humanos y por lo tanto del mundo.
No queda claro si en parte Aris se zambulle por conveniencia en la pandemia de amnesia que afecta a su ciudad, dado que al inicio parece atravesar una depresión y prefiere olvidar, o bien si le amnesia le ha afectado sólo una parte de la memoria. En cierta escena en un parque reconoce a un perro que también le reconoce a él y al instante parece esforzarse en disimular y no ser reconocido por el paseante del perro. A quién evita? Sea como sea, viene a ofrecer otro ángulo desde dónde observar como las personas también intentamos escoger la memoria, aunque resulte inevitable, y al final, en un momento u otro, se debe encarar el centro de aquello que nos intranquiliza o nos daña.
Nikou ofrece una historia de poso sumamente melancólico, de una tristeza que adquiere gran textura. Aris se mueve por la pantalla y a la vez parece no tener destino como no ser capaz de remediarlo, de construir relaciones, transmite así una soledad casi patológica, conmovedora, tanto que no importa si se nos especifica o no cuanto recuerda, si desea enterrar su vida anterior o sencillamente es otra persona despojada de recuerdos. La crisis que aqueja a Occidente, creo entender, se nutre de esa desmemoria, de ese callejón sin salida que supone vivir encerrado en la propia piel, y que resulte tan complicado despojarse de la cáscara y ofrecer nuestro interior, la parte que, quiero pensar, es la más jugosa.
¡Y pensar que no iba a verla! Ahora ya no creo que la olvide hasta que no transcurra un buen tiempo.
Así pues, cuando ya parecía que desde Grecia no iba a llegar ninguna otra obra imperdible nos encontramos con esta "Apples", realizada Christos Nikou, quien fuese asistente de Giorgios Lanthimos. Ya en su ópera prima Nikou demuestra un gran dominio del estilo del nuevo cine griego y que, sin abandonar ese mundo de personas deshumanizadas, logra tocar la tecla. "Apples" viene a abordar la significación de la memoria hasta en las acciones más cotidianas del día a día, como sirve para relacionarse y construir tejido social, aparte claro está de la obvia función a la hora de conformar la propia personalidad. Ese aspecto individual de Aris, protagonista de la historia, queda más o menos apartado, a penas hay unas pocas referencias a lo largo de la cinta, y se centra en el proceso de re-aprendizaje, como transita del estado de niño (la escena de la bicicleta infantil) hasta el de adulto, cuando finalmente toma conciencia de la mortandad, de otros seres humanos y por lo tanto del mundo.
No queda claro si en parte Aris se zambulle por conveniencia en la pandemia de amnesia que afecta a su ciudad, dado que al inicio parece atravesar una depresión y prefiere olvidar, o bien si le amnesia le ha afectado sólo una parte de la memoria. En cierta escena en un parque reconoce a un perro que también le reconoce a él y al instante parece esforzarse en disimular y no ser reconocido por el paseante del perro. A quién evita? Sea como sea, viene a ofrecer otro ángulo desde dónde observar como las personas también intentamos escoger la memoria, aunque resulte inevitable, y al final, en un momento u otro, se debe encarar el centro de aquello que nos intranquiliza o nos daña.
Nikou ofrece una historia de poso sumamente melancólico, de una tristeza que adquiere gran textura. Aris se mueve por la pantalla y a la vez parece no tener destino como no ser capaz de remediarlo, de construir relaciones, transmite así una soledad casi patológica, conmovedora, tanto que no importa si se nos especifica o no cuanto recuerda, si desea enterrar su vida anterior o sencillamente es otra persona despojada de recuerdos. La crisis que aqueja a Occidente, creo entender, se nutre de esa desmemoria, de ese callejón sin salida que supone vivir encerrado en la propia piel, y que resulte tan complicado despojarse de la cáscara y ofrecer nuestro interior, la parte que, quiero pensar, es la más jugosa.
¡Y pensar que no iba a verla! Ahora ya no creo que la olvide hasta que no transcurra un buen tiempo.

6,4
1.840
8
18 de noviembre de 2006
18 de noviembre de 2006
25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de coquetear con el aire de telefilm, de que su leitv motiv sea la ya resobada historia de superación personal, hay que reconocer que esta película es una pequeña joya, con encanto, para mí es cine comercial de calidad: entretiene, emociona pero sin tirar de lo facilón de manera gratuita, sin infravalorar al espectador. Gran parte del éxito de este film recae en los hombros de Terrence Howard, que está inmneso, deslumbrante, consigue convencer a pesar de las complejidades de su personaje y ponerte de su parte a pesar de representar a un proxoneta, pero con su corazoncito, claro está. Además de su interpretación, también hay que decir que hasta da el turrón como MC, lo cual no es poco decir.
Además el resto de la película me pareció bastante correcto. Incluso Anthony Anderson y Dj Qualls, habituales de la comedia tontuna, consiguen cumplir con buena nota. Una ambientación turbia, necesaria para que nos creamos su historia, la cual comprobamos que al final no es tan tópica como pudieramos pensar a mitad de la película. El final consigue sorprender y aunque no puede ser calificado como happy end por lo menos si que te deja la sensación de que has visto una buena película. Y de eso se trata no? No será una obra trascendental ni nada de eso, pero la verdad es que ni falta que hace, la película no busca eso. No séais gruñones/cascarrabias y miradlas desde el desenfado y véreis que es una de las mejores películas sobre el hip hop.
Además el resto de la película me pareció bastante correcto. Incluso Anthony Anderson y Dj Qualls, habituales de la comedia tontuna, consiguen cumplir con buena nota. Una ambientación turbia, necesaria para que nos creamos su historia, la cual comprobamos que al final no es tan tópica como pudieramos pensar a mitad de la película. El final consigue sorprender y aunque no puede ser calificado como happy end por lo menos si que te deja la sensación de que has visto una buena película. Y de eso se trata no? No será una obra trascendental ni nada de eso, pero la verdad es que ni falta que hace, la película no busca eso. No séais gruñones/cascarrabias y miradlas desde el desenfado y véreis que es una de las mejores películas sobre el hip hop.
Más sobre Jean Ra
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here