Sin duda lo más reseñable son las actuaciones de Manuel Manquiña, Teté Delgado, Julián (el cantante de Siniestro total haciendo de hijo tonto) o César Strawberry (el cantante de Def con dos). Con un título así, desde luego no intenta engañar al espectador y podría decirse que es una parodia de las películas de slashers.

Debo reconocer, que sin haber visto esta película, esperaba bastante poco de ella. Creía que si estaba teniendo un cierto reconocimiento debía ser por una técnica de animación novedosa, y que tampoco me convencía.
Me tengo que tragar mis palabras. En cuanto a esteticamente, A scanner darkly es el mayor acercamiento a la realidad en todos los sentidos que he visto en una animación. Tan real y detallista, que a veces te parece estar viendo una película de actores reales. Y es que en verdad parece como si hubieran grabado la realidad y luego hubieran dibujado encima hasta darle este aspecto.
Pero en cuanto a la película en sí, es realmente una gran historia de intriga y ciencia ficción, mezclada con un corrosivo humor, diálogos muy reales y unos personajes fácilmente identificables y de los que dejan huella.

Mucha acción entretenida, pero es aborrecible como mezcla para la ocasión a los grandes mitos de la literatura del siglo XIX. Dorian Grey, Alain Quatermain, el dr. Jeckyll, el Hombre invisible... Esos los puedo comprender. ¿Pero se puede saber qué pintan la viuda de Jonathan (Drácula), el capitán Nemo (20.000 leguas de viaje submarino)... y sobre todo... Tom Sawyer!?
Yo nunca me imagine al capitán Nemo luchando como una tortuga ninja o a Tom Sawyer más allá de sus aventuras adolescentes en el Mississipi.

Una magnífica actuación por parte de Bruno Ganz nos hace introducirnos en la película como si estuviéramos viendo al auténtico Hitler. De gran realismo y contundencia. Las dos horas y media que dura me parecen excesivas, y quizá ése sea su mayor defecto.

No tiene el encanto de las películas de Astérix de los años 60 (), y además incorpora el nada motivador factor de adolescentes enamorados. A su favor tiene que la mejor parte es la que se desarrolla en tierras nórdicas, que nos recuerda en parte a la película La isla del fin del mundo (1974). Además adapta uno de los primeros comics, Astérix y los normandos, y tiene por lo menos el incentivo de superar a las películas de personajes reales de Depardieu y a su predecesora animada, Astérix en América (1994).