Lo primero a destacar de "El gorila asesino" es su gran reparto: una deslumbrante Anne Bancroft ("El milagro de Ana Sullivan"), Lee J. Cobb (que el mismo año interpretó "La ley del silencio"), Raymond Burr, en uno de sus habituales personajes oscuros antes de encabezar el reparto de la serie Perry Mason (1957) y Lee Marvin en su época de secundario. El único que chirría un poco es Cameron Mitchell, en una de las pocas ocasiones en que hizo de protagonista.

Filmada en un technicolor muy acertado, la película arrastra los inconvenientes de haber sido rodada en 3-D (exceso de planos del gorila dirigiéndose al espectador y abuso de las atracciones de feria en movimiento) además de una trama mal resuelta, que se va desinflando a partir de la segunda mitad del film.

Lamento disentir respecto a las demás críticas de esta página. Aunque estoy de acuerdo en la originalidad de la puesta de escena, lo arriesgado del planteamiento y, sobretodo, las excelentes interpretaciones de la pareja protagonista, la historia es absurda a más no poder.

Si tiene usted conocimientos sobre psicopatía es seguro que comprenderá tanto la película como a su protagonista. Si en cambio no sabe como se comporta un individuo psicópata, o bién no le gustará la película o bien creerá erroneamente que es una historia de amor verdadero y de redención. Si es de estas últimas personas, para su seguridad personal infórmese sobre el perfil psicopático lo más rápidamente que pueda, no sea que se encuentre a su sirena y le pille desprevenida/o.

La película empieza bien y la trama me enganchó. Sobre el minuto cincuenta empiezo a preocuparme: "¿esto nos va a llevar a alguna parte?", me pregunto. Pues no. Mucho "toque Lynch" y mucha parida pero nada, una decepción absoluta sin pies ni cabeza. Y del final, mejor ni hablar. Le pongo un 2 por los actores que están soberbios y por qué el director ha tenido la delicadeza de ser breve: la película no dura 91m. como indica la ficha técnica, sino tan sólo 81, más 6 de créditos finales.