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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de mayo de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que este film es un biopic neutral respecto a la guerra de Iraq, pero por otro lado no lo trata desde un punto de vista político, si no humano: Un texano que se alista por su afán de protección. Ni él se plantea más ni se nos plantea a nosotros. Sólo sabremos que hay un atentado a las Torres Gemelas y una movilización del ejército.

Lo más interesante es lo que profundiza en temas como la culpa y la redención y cómo afecta la guerra a las personas de una forma que se ha visto poco o al menos no tan extensamente en cine. Me refiero a las paradojas que viven los soldados en la absurdez de la guerra. También cómo una persona puede llegar a morir en un segundo por nada, ya que por nada luchan los marines de esta película. La guerra se nos plantea como algo inevitable, no como una consecuencia lógica, si no algo fuera de su control desde la perspectiva de estos soldados y también como una maquinaria que sólo sirve para destruirlos, con ellos a sus familias y con las familias al país.

Panfletos propagandísticos me parecen objetivo Birmania, el día más largo y toda esa etapa del cine bélico hipervalorada por crítica y público, o las películas de guerra que hacen ahora los rusos. Yo al protagonista de esta película le veo hacer muy bien lo que sabe hacer, pero sobre todo le veo sufrir y también veo a un país que se autodestruye marchando a la guerra. Cierto que en este guión los iraquíes no son más que un elemento para desarrollar la historia y que no se llega a empatizar con ellos lo más mínimo. Quizá es ahí donde despista para ver el auténtico mensaje antibelicista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las paradojas a las que me refiero son por ejemplo que el francotirador mata niños y en torno a los suyos sólo ve peligro, proteje marines en la guerra de Irak y su familia está insegura cuando está con ellos en EEUU, etc.
11 de agosto de 2015
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera temporada tenía magia, locura, sadismo, maldad y una historia creciente en complejidad. Aquí sólo tenemos una ligera trama mafiosa de véndeme ese terreno para pegar el pelotazo cuando vayan a construir los del gobierno del primer capítulo al último. Si bien técnicamente raya a un gran nivel en todos los aspectos, el principal lastre de la serie son los personajes que desarrollaré en el spoiler.
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El capo mafioso "malo" (Vince): Se ríen de él hasta en la panadería. No se lo toma en serio ni su señora. Le roban, cómo no le van a robar, no le quieren pagar... pasan tanto de él que ni atentan contra su vida cuando se quiere poner chungo. Se pensaría que es porque impone, pero no, es más por pereza y porque la violencia es mala para el negocio, como le explica un pandillero en una escena.

El poli atormentado 1 (Colin): Su única aspiración es conseguir la custodia de un hijo al que atormenta, que probablemente no es suyo y que encima se le parece como un huevo a un cubo de rubik. A lo largo de la serie todo el que quiera algo de él le dirá que puede conseguirle la custodia. Llega un momento que te tienes que reír, porque cuando le chantajea hasta el más insospechado parece que a cualquiera le va a contestar "cómo corren aquí las noticias ¿no? ¿hija de perra?"

El poli atormentado 2 (Taylor): Éste parecía que iba a ser un personaje duro y carismático. Nada más lejos. Tras su rostro insondable digno de Harry el sucio con trío de ases se esconde un personaje caótico y confuso como un colegial. Resulta que está pringado porque una vez siendo policía de tráfico paró a un bellezón huyendo de un arresto domiciliario y la dejó escapar a cambio de una felación. ÉL, que parece de piedra. Bueno, pues cuando le dan el caso no se le levanta, su novia le deja, le roban la moto, se lía con UN TÍO, la ex le dice que está preñada, se prometen y es que el tío debe ser todo amor pero cuando parece que pone orden en su vida aparece un número de teléfono privado con fotos de su escarceo homosexual, su novia se vuelve a hartar de él antes siquiera de ver las fotos, lo citan y lo matan. En fin, un drama adolescente de instituto.

La poli tipa dura (Rachel): Otra que es todo fachada. Parece la típica policía dura acostumbrada a sobrevivir en un mundo de hombres siendo la más gallo del corral. Pues nada. Todo dios la trata como a una niña pequeña. Falta que cuando se enfada le hagan monerías y le lleven unas flores. Es tan pava que entra en una casa con botellas vacías por todas partes, un balón hinchable lleno de humo supuestamente de marihuana y no se le ocurre otra cosa que preguntar si habían hecho una fiesta el día anterior. Pregunta que ignoran todos. La tipa interrogada y su propio compañero siguen la conversación como si ni siquiera estuviera. Es tan blanda que casi la matan con dos miligramos de droga que dan con una rociada de espray a un montón de prostitutas que pesarán cada una 50 kilos y no se ponen malas. Al final se reconcilia con su familia hippy y es que no siempre puedes estar huyendo de ti misma.

Mención especial: El judío. ¿UN 40%? ¡pero qué hijo de perra! ¡menudo salto pegué!
Mención especial 2: Tiroteos con rehenes. En todos mueren los rehenes de la forma más inexplicable e innecesaria.
Mención especial 3: Dispositivos de seguimiento ocultos con una lucecita para que los encuentres.
Mención especial 4: El amor construye conexiones telepáticas como en los buenos telefilmes y aun así sigue siendo mejor que casi todo lo que dan por TV.
16 de agosto de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un clásico japonés que en sus 4 horas y pico de metraje desarrolla la afamada historia de los 47 samuráis que fieles a su señor vengan su muerte para cometer luego hara-kiri. La cosa comienza calentita con un funcionario, a la sazón señor feudal que se siente ofendido por otro funcionario, a la sazón señor feudal y la emprende a espadazos por la espalda con él sin mediar palabra. El agredido sobrevive y el agresor es inmediatamente condenado a cometer seppuku (esto es el suicidio ritual) mientras que su casa es abolida, con la consiguiente vergüenza para su familia y empleados domésticos (a la sazón 47 samuráis). Éstos deciden vengarse del otro funcionario, ya que esperaban que también fuese sancionado pero se fue de rositas. Lo matan para a continuación entregarse con la esperanza de que el Shogun los condene a cometer hara-kiri y no a una muerte deshonrosa. Al final consiguen la tan buscada condena y de propina la casa del asesinado queda abolida y su familia encarcelada, para gran regocijo de los 47 vengadores.

Como se trata de una película difícil de mirar (¡4 horas!) empezaré hablando de lo que me ha gustado. Técnicamente es una obra perfecta. El manejo de la cámara es espectacular. Hay secuencias larguísimas en las que el plano se cierra sobre una cara, se abre cogiendo tres personajes que toman parte de una conversación para a continuación girar en torno a ellos alternando con perfecta pausa planos perfectos y luego se mueve acompañándolos cuando se levantan y caminan, sale al exterior, se eleva con una grúa, los observa de lejos, vuelve a bajar, cierra plano de nuevo sobre la acción... todo perfectamente armonizado con lo que está sucediendo en ese momento y sin un puñetero corte. Una escena tras otra. Si eres capaz de disfrutar de estas maravillas de la técnica o quieres aprender de un maestro ésta es definitivamente tu película. Otro punto a favor es el exquisito trato que hace de la tradición japonesa en aspectos como el honor, las artes y también las costumbres.

¿Lo malo? la total carencia de actividad. Las ¡4 horas! se componen de un cúmulo de diálogos y un par de actuaciones musicales. La maldita batalla, que yo esperaba como agua de mayo viendo cómo manejaba la cámara el cabrón de Mizoguchi ¡nos la cuentan por carta! ¡Está la mujer del agraviado haciendo nada en su exilio y le llega una carta y resulta que ya han matado al tipo! ¡Así sin más! y después de eso te queda una hora de tíos en una cárcel con paredes de papel pensándose si escribir cartas de despedida a sus novias, componiendo ornamentos florales y tocando la flauta en lo que llega la condena del Shogun. Para ponerlo más cuesta arriba aún, los subtítulos en castellano son una especie de traducción resumida totalmente desapasionada lo cual si no sabes ni papa de japonés redunda en aburrimiento. Por contra, los subtítulos en inglés son mucho más ricos en matices pero están redactados en un estilo medieval que no ayuda a los que no estamos acostumbrados a los textos anglófonos de esa época.

Dicho lo cual me parece una obra de arte impresionante y un estupendo remedio para el insomnio.
15 de enero de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas dos películas les daría un 7 a cada una tan a gusto. Si bien están plagadas de clichés, son sencillas, palomiteras y con efectos especiales, peleas y coreografías del montón, están rodadas de forma competente y con un alto sentido del entretenimiento. Además nos introducen a una mitología suficientemente atractiva, protagonizada por una vampiresa pija inglesa bastante curiosa como personaje. Sin embargo a Underworld le he dado un 5 y a Evolution un 6 ¿dónde está el problema? en la duración. No puede ser que una película con este argumento dure 120 minutos en el caso de la primera y 100 en el caso de la segunda. De ninguna manera. Este tipo de argumentos deben condensarse entre los 80 y 90 minutos como viene haciéndose en el cine de estas características desde la década de los 80, porque no son lo suficientemente sobresalientes en su argumento para prolongarse más. Es posible hacerlo sin caer en un montaje caótico o armando un resumen absurdo. Basta con recortar diálogos quitando lo superfluo y renunciar a las partes de las coreografías de las escenas de acción menos llamativas.
19 de abril de 2014 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reparto:
Imposible hacerlo peor. El metraje entero está plagado de diálogos en los que, cual panda de negratas de The Wire, de todo lo que dicen sólo entiendo las palabrotas, con la diferencia de que estos hablan en mi lengua materna, que hasta hoy he entendido sin dificultad. Es verdaderamente maravilloso lograr destrozar en murmullos y muecas la lengua de Cervantes, que si algo tiene es que a pesar de hablarse en cinco mil rincones de cinco mil maneras distintas mal que bien nos entendemos todos. Pero si tienes una dicción impropia de un ser humano y no vocalizas, pues no hay nada que hacer. Mal.

El guión:
Empieza con una premisa si bien ya vista y repetida, no en exceso. Se presta a situaciones brillantes e inteligentes, por tanto levanta un fuerte interés en el espectador, o al menos a este le cabe esperar encontrar algo de brillantez e inteligencia en la historia que se le propone. Sin embargo carece de ideas originales, está totalmente desprovisto de diálogos vivos e inteligentes y la fuerza se le acaba al cuarto de hora. Poco después el temido método consistirá en jugar al 1, 2, 3, responda usted otra vez pasando una pelota. Mal.

La ocurrencia malentendida como verdadera inspiración divina hecha motor de situaciones y su efecto en el resultado final:
He tenido que inventar un nuevo término para definir lo que sucede aquí: El "buatiísmo". El origen de tal palabra es la expresión "buah tío". Imagínense un diálogo entre dos guionistas no particularmente brillantes pero en plena ebullición creativa:
- Buah tío y si ponemos...
- Sí... Buah tío y si metemos...
- Sí... Buah tío y si hacemos...
- Sí... [...]
Que se prolonga tal cual durante horas con ideas de lo más peregrino y que acaban llevando en su totalidad a cabo: ¿Un poquito de jabón en una mano? ¡Semen! ¡Que se lo limpie con el papel! ¿Por qué no? pues porque no. El buatiísmo es el mal. Se olvidan completamente de las premisas de las que parten y esto acaba derivando en un simulacro de película inteligente escrita por los protagonistas de colega, ¿dónde está mi coche? La consecuencia principal es que la película resulta en una chapuza. Mal.

No podían faltar personajes claramente mal delineados. Había que darle una novieta a Noriega. Para ello de entre los dos personajes femeninos, la manipuladora y la madurita, cogen a la joven... que es la manipuladora, que pasa de jugar un papel de antagonista y bruja de la película a ser... ¿la princesa disney del cuento? venga ya... Mal.
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