Tengo un perro llamado "Poesía", y a él acudo en casos difíciles,
cuando navego por esta página y alguna película que vi
me causa algún mareo o nostalgia.

En verdad no todas las películas son duras pero algunas, tremendamente
reconocidas, en mí producen el efecto de mil perros ladrando
en mis sensibles oídos. Por suerte tengo un perro que los vence a todos,
este perro llamado "Poesía", el mejor crítico de cine de mi humilde morada.

"Poesía" me dice que le ponga un 4 a "Sacrificio" por cuanto esta película dice aquello
que oculta, en vez de ocultar lo que dice, REGLA DORADA del Arte.
No me dirán que sí, pero el periodismo es periodismo, aunque sea apocalíptico
o doméstico.

No, no me dirán que sí.

DESDE EL MANICOMIO

Hacía tiempo que no daban peliculas...aquí todo está encerrado...he reconocido en las visiones de Donnie algunas de las cosas que me pasan...su mamá de otra vida es Roberta Sparrow, de ahí su obsesión con esos otros mundos...que aquí siempre permanecen presentes...mira a todos lados y hay sombras...la película no me gustó, pero me sugiere otras...me sugiere una cortina de seda con la que cesaré finalmente de atormentarme...mañana veré a Donnie de nuevo...

En un porcentaje de veces, se obtiene la maestría crítica.
En ese procentaje, accidentado a veces,
otras dimensiones de observación se abren y entramos
nosotros, los curiosos, en la primera posibilidad de la Música.

Para ello hemos de perder primero el nombre, más tarde el apellido,
y por último la sombra. Sin sombra entraremos, de seguro,
en la maestría crítica, pues un grupo de pistoleros a sueldo,
la mayoría adictos a dejar comentarios colgados de las páginas
de mayor Exposición, nos darán el necesario contrapeso.

Por eso puedo garantizar el porcentaje mínimo, de la mano
de un iconoclasta de la anticrítica como Verhoeven.

Cuando los ojos de la carne tiemblan,

aparece la córnea cristalina del Tercer Ojo.

Entonces, todo el 'verdor' se vuelve 'argentino'. No sé qué ocurre entonces, tal vez

una alquimia de celofán inquieto, pero yo voy por mis ritmos.

El secreto es que sus ojos no son de ELLA, sino una violación del escarnio, apostilla

madura a las primeras excrecencias del drama de Ibsen y la tortuga Ninja Polifacética,

y más atrás (descreo) todavía la ternura aeromántica.

Son sus ojos, los que eludieron el reloj de arena en la Exposición del Tiempo Grisal.

El secreto es que esos ojos fueron la transparencia y en ella se perdieron

sin exigir el suspiro del dramático adiós.

Los vigilantes, si gozaran, pese a todos sus
superpoderes, no vigilarían.
O mirarían con dos cámaras, como los camaleones,
o en infrarrojo como la kaguama de Galápagos.

Un director, si vigilara bien, dejaría en paz a las historietas.
Si se vigilara a sí mismo, ese mismo director que no
dejó en paz a las historietas se dejaría en paz a sí mismo.