Recuerdo verla de estreno en el cine y no dar crédito desde el minuto uno al final. Qué brutalidad de película. Esta cinta es una lección de cómo construir una historia de acción trepidante e inmersiva a partir de una trama más simple que un chicle. Las claves son un ritmo endemoniado, un montaje de maestría, unos efectos especiales espectaculares (la mayoría no son CGI), una imaginería realmente elaborada y una fotografía excelente. Una película que te tiene enganchado de principio a final, y con ganas de volver a verla. Un logro. Una de las mejores películas de acción de los últimos años. Un señor de casi ochenta años como Miller, se saca su mismísimo miembro y dice a todos los demás: "Chicos, así se rueda una película de acción". Si señor. Tiene toda mi admiración y respeto.

Viaje al infierno de un personaje al que esta sociedad enferma y decadente le va produciendo una frustración que va creciendo y creciendo durante la película, hasta su clímax final. Así se podría resumir esta obra maestra. El guion oscuro y turbio de Shrader se plasma en esta cinta con un arco de personaje que debería estudiarse en las escuelas de cine. Una fotografía con mucho grano y sublime en cada escena. Una actuación perturbadora de De Niro, que pocas veces ha estado igual. Una música tenebrosa e inquietante de Herrmann que acompaña de maravilla este thriller que incomoda, hace reflexionar y marca para siempre. Un ritmo pausado, que no lento, permiten al director contar esta gran historia sin prisa y sin pausa, para llegar cargados de tensión al sublime final. Irrepetible.

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi esta película. Debió ser cuando ya estaba disponible en VHS y un amigo la alquiló para verla en panda un domingo por la tarde, de resaca y acompañada de ricas hierbas. Era la primera película que veía de Lynch. Me quedé absolutamente alucinado. No entendí nada, pero me sedujo absolutamente. Con los años, después de unos cuantos visionados más, vas entendiendo más sobre la película y el universo Lynch. Y una cosa está clara: o entras o no entras. No hay término medio. Yo entro. Del todo. Qué experiencia más hipnótica. Qué música de Badalamenti. Qué silencios más incómodos. Qué interpretaciones. Como la tensión retuerce toda la historia. Qué fotografía tan oscura y elegante. Qué diálogos tan crípticos y desasosegantes. Qué ganas de volver a verla. Hay tantas y tantas interpretaciones que se pueden sacar de esta cinta, que solamente por eso, este director me ganó para siempre. Dame más de esta mierda, maestro.

Vittorio De Sica... cómo te odio... ¿Cómo se puede transmitir tanta tristeza y ternura en una película? Eres increíble Vittorio. Como ese rostro de pena infinita de Maggiorani se me clavan como puñales. Como la ilusión de Staiola me quiebra por dentro. Como esa fotografía se torna implacable, como los acontecimientos que se van sucediendo en la cinta. Una historia simple, pero que te vence. Te destruye. Todo ese poder tiene esta película. Y ese es su gran logro. Tantos años han pasado y sigue imperturbable e insuperable.

Dos de los mejores actores italianos de la historia y uno de los mejores directores dan forma a esta dramedia ambientada en Napoles. Una banda sonora emocionante envuelve a esta historia desgarradora que abarca hasta 20 años. Una historia de amor contada en flashbacks que se sigue con una fluidez que solo un maestro como De Sica podía hacer. Un choque entre titanes como Mastroianni y Loren en sus mejores momentos, que dan lo mejor de sí. Y una fotografía que los muestra más bellos que nunca, haciendo bello incluso el paso del tiempo. No se le puede achacar nada a esta cinta. Clásico italiano.