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Críticas 471
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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30 de noviembre de 2016
84 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que algunos estén hablando de supuestos "boicoteos" debidos a una polémica sobre unas declaraciones de su director, hay que dejar claro que si esta película está fracasando en la taquilla se debe, simplemente, a que es mala.

Lo siento por Fernando Trueba, como lo sientí en su día por Garci, pero lo que ocurre es que sus propuestas cinematográficas ya no interesan. Sus historias trasnochadas sobre una España atrasada y carpetovetónica ya no suscitan interés alguno entre el público español de 2016. E incapaces de practicar algo tan sano como la autocrítica, algunos profesionales se empeñan en seguir por un camino cegado que solo conduce al fracaso comercial culpando a los demás de sus propios errores.

En fin, "La reina de España" es una secuela innecesaria de "La niña de tus ojos", película que en 1998 estaba bien y era entretenida (sin ser tampoco ninguna maravilla), pero tratar de repetir el mismo esquema con pequeños retoques en 2016 -y encima con un guión mucho peor y sin gracia- no lleva a ningún sitio. España ha cambiado, los gustos cinematográficos de la mayoría van por otro sitio y el tipo de público al que le podían interesar las comedias folclóricas ambientadas en los años 40 y 50 está en vía de extinción biológica (buena parte del público que fue a ver "La niña de tus ojos" estaba compuesto por jubilados). Si quieres conectar con el público actual tienes que ofrecerle algo de calidad y atractivo, una película histórica trabajada, una cinta de acción entretenida, una producción de ciencia-ficción bien hecha o una película de animación talentosa y divertida. Esto es lo que lleva a la gente al cine, no el autobombo ni el constante recurso a las batallitas antifranquistas de los protagonistas. Eso ya aburre.

"La reina de España" ni divierte ni interesa. Ni siquiera es talentosa. Me aburrí bastante durante la proyección (menos mal que iba invitado) y creo que al resto del (escaso) público presente en la sala le pasaba lo mismo. He visto guiones mejores y con más chispa en la serie de televisión "Olmos y Robles" o en "Velvet" que en la última de Trueba. Esa es la verdad.
2 de mayo de 2018
53 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le pongo un tres por ser la versión televisiva o cinematográfica del relato homérico mas pegada al mismo, pero lo que me pide el cuerpo tras ver tres de los ocho episodios de "Troya, la caída de una ciudad" es ponerle un uno ya que no puedo poner un cero. Sinceramente, me cuesta creer que la BBC esté detrás de este despropósito... Aunque después de ver algún episodio de "Britannia" (2017), empiezo a pensar que el "Brexit" también está afectando al cerebro de los productores de la Pérfida Albión.

Lo siento, pero dejando a un lado el guión, no se libran del ridículo ni el diseño de producción, ni el vestuario ni la elección de actores. Cualquier parecido entre la Grecia micénica y este revoltijo pseudo-helénico-vikingo-godo con toques escenográficos de "Xena, la princesa guerrera" y de "Hércules, sus viajes legendarios", es pura coincidencia. Si esa "Troya" africana (la serie se rodó en Sudáfrica) se parece a la auténtica lo que un huevo a una castaña, lo de ver a esos jinetes montando briosos corceles... ¡usando estribos 1.800 años antes de que se inventaran!, da una idea de la seriedad con la que se ha acometido la producción.

El cuanto al elenco, hay que decir que no hay la más mínima química entre Louis Hunter y Bella Dayne (Paris y Helena), y David Threlfall (el rey Príamo) aparece en pantalla como una extraña mezcla entre el rey visigodo Ataulfo y el abuelito de Heidi de nuestra infancia.

Pero el premio gordo del absurdo se lo llevan ese Aquiles, ese Zeus, ese Patroclo o ese Nestor interpretados por... ¡actores negros! Madre mía, estamos llevando la corrección política a extremos delirantes. De acuerdo, Zeus era un dios y si podía aparecerse como un toro o como un cisne no debería extrañar que, para hacerse pasar por humano, optase por encarnarse en blanco, negro, rubio, chino o esquimal, pero esto te saca totalmente de la historia que te están contando porque el contexto histórico y étnico de la Grecia del siglo XII a. C. es el que era y no el que les gustaría a los progrepijos que pululan por el mundo. A este paso, cualquier día nos vamos a encontrar con una serie o película en la que Julio César sea interpretado por un actor camboyano o Catalina la Grande por una actriz de Burkina Faso. Claro que ya puestos... ¿por qué no buscar un actor noruego de ojos azules y rubicunda cabellera para el próximo "biopic" sobre Saka, el rey zulú que tantos quebraderos de cabeza les diera a los británicos en el siglo XIX?

En fin, por lo menos acción no falta, así que a ver si logro ver la serie entera. Pero lo dudo.
25 de junio de 2017
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha gustado mucho la historia, y en especial la relacionada con el mundo romano y el bizantino (el Imperio Romano de Oriente, que sobrevivió hasta el siglo XV). Como todo el que se haya acercado a la historia de este último sabe, Rusia y Bizancio mantuvieron unos vínculos estrechos, ya bélicos, ya comerciales, que fueron determinantes en el origen de la cultura rusa. Este punto es fundamental para entender de qué va la película de Kravchuk, así que merece la pena detenernos un momento para hacer lo que no hace el guión: explicar el contexto histórico.

La historia de Rusia empieza con la llegada de los eslavos orientales, el grupo étnico del que posteriormente derivarían los rusos, ucranianos y bielorrusos.

De acuerdo a la Crónica de Néstor, la crónica más antigua de la Rus, sobre el 860 d.C. un varego (=vikingo) llamado Hrörekr (Rúrik, en ruso), fue elegido líder por varias tribus eslavas y finesas, se estableció en la ciudad de Nóvgorod y en 880 extendió su autoridad a Kiev, acabando con el tributo que los habitantes de la ciudad pagaban a los jázaros.

En 907, Oleg dirigió un ataque contra Constantinopla, y en 911 firmó un primer tratado comercial con el Imperio bizantino en igualdad de condiciones, comenzando así la fusión entre las culturas eslava y bizantina (cristianismo ortodoxo, alfabeto cirílico, organización política, etc) que caracterizaría la rusa durante los siguientes siete siglos.

La Rus de Kiev prosperó por su control sobre la ruta desde el mar Báltico al mar Negro y a Oriente, además de por su abundancia en pieles, cera de abeja y miel para exportar y se desintegraría finalmente en varios principados que competirían entre sí por figurar como herederos de su civilización y por el predominio territorial en la zona y que acabaron bajo dominio mongol.

Bien, pues como decía, nada de estos antecedentes se nos cuenta al principio de la película, ambientada a finales del siglo X. Porque estamos ante una película rusa sobre historia medieval rusa hecha para rusos. Es más o menos como si en España se hiciese una película sobre Ramiro I de Asturias (782-850) sin molestarse en contar el origen del reino y de la desintegración del reino visigodo ante los musulmanes.

Pero encima es que la historia está muy mal contada, nadie nos explica por qué los hermanos se llevan tan mal entre ellos ni qué pintan los bizantinos en todo esto (ya lo hago yo: la ciudad de Querson, en Crimea, al norte del Mar Negro, era una posesión greco-romana desde hacía siglos). Y sí, se nota que han metido dinero en la producción y que se han documentado (creo que es la primera vez que veo en una película dromones bizantinos y tropas más o menos correctamente uniformadas), pero al no saber dotar de dinamismo la historia que se nos cuenta, el resultado es un típico tostón ruso que aburre desde el minuto 5 hasta el final.

Una auténtica pena.
11 de diciembre de 2022
41 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
A cualquier aficionado a las tramas de viajes en el tiempo (uno de los subgéneros más entretenidos de la ciencia-ficción, ya sea literaria o audiovisual) que haya visto esta ridícula película le quedará meridianamente claro que ni el director, Nacho G. Velilla, ni los coguionistas (Oriol Capel y David Olivas, habituales colaboradores del director, especializado en comedias de medio pelo y producciones televisivas estilo “sitcom”) saben manejarse en dicho subgénero, basta con ver su filmografía.

El resultado es una trama que solo puedo calificar de estúpida, unos diálogos que no hay por donde cogerlos, unas interpretaciones muy mediocres (mención especial al joven Asier Rikarte, que interpreta al hermano de Lucía, pocas veces he visto un actor tan malo en un papel tan malo y al que te den tantas ganas de darle de bofetadas) y unas situaciones que más que cómicas resultan de vergüenza ajena. Sumemos una muy mediocre ambientación de las dos épocas que pretende reflejar la película (1991 y 2022), cosa a la que ya se han referido otros comentaristas (ver spoiler), reflejo sin duda de un presupuesto muy escaso (he visto mejores “efectos especiales” en vídeos de Youtube hechos por estudiantes) y tendremos todos los ingredientes para considerar “MAÑANA ES HOY” como una de las peores películas españolas de los últimos años. Sinceramente, no entiendo cómo Amazon se ha atrevido a poner en su catálogo de producciones propias semejante tontería.

Pero ni la escasez de presupuesto ni la cutrez de los F/X justifican tamaño despropósito. Ningún episodio de “El Ministerio del Tiempo”, “Estoy vivo” o “Doctor Who” destaca por tener un presupuesto como el de “Juego de Tronos” o unos efectos como los de “Avatar 2”, pero tienen buenos guiones basados en buenas historias, y si de algo pueden sacarse buenas y entretenidas tramas es del subgénero de los viajes temporales. Pero claro, para eso hay que tener un bagaje basado en años de lecturas, series, películas…. Bagaje del que los responsables de este despropósito evidentemente carecen. Es como poner a Mariano Ozores a guionizar y dirigir una película histórica.

Dejo alguna otra cosa en el “spoiler”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No deja de ser sorprendente que alguien como el director y guionista Nacho Velilla, nacido en 1967, haya contextualizado de forma tan deficiente una época, los primeros años 90, que debería conocer perfectamente pues por entonces tenía 24 años (los mismos que yo en ese momento). En 1991 ya llevaba yo algún que otro año trabajando con ordenadores (y antes con máquinas de escribir electrónicas) y con impresoras (matriciales). Cierto, había muchos ordenadores Spectrum en 1991, pero ya modelos avanzados (como el Spectrum Plus, lanzado en España en 1987), y el que realmente “molaba” era el Commodore Amiga 500. Y eso por no hablar de consolas, como la NES, la Megadrive o sobre todo la Game Boy de Nintendo, que ya se vendía en España en 1990.

Tampoco eran unos desconocidos los teléfonos móviles en 1991, aunque eran muy muy caros, grandotes, analógicos, destinados a empresarios con dinero. Eran los tiempos del “busca”, pero es que al año siguiente, 1992, llegó al mercado el Nokia 1011 el primer móvil con soporte para el estándar GSM, que a día de hoy, todavía utilizamos.

En cuanto a las cámaras de fotos, sí, la inmensa mayoría eran analógicas, pero los profesionales de la fotografía (como se supone que es el protagonista) ya debían estar al tanto se la existencia de la Kodak DCS 100, la primera réflex digital, y los más metidos en el mundo tecnológico sin duda estaban al tanto de la existencia en EEUU y Reino Unido de la Logitech Fotoman, una cámara digital “de bolsillo” de primera generación.

En fin, que en la película no haya ni una sola referencia a las Olimpiadas de Barcelona o a la Exposición de Sevilla de 1992, por no hablar de los atentados terroristas de ETA da una idea del muy deficiente trabajo de documentación de los responsables de producción. De hecho, que mencionen que el no va más de la época eran los televisores en color, que ya llevaban una década larga en nuestros hogares, siendo los reyes del momento los reproductores de VHS y los CD de música, me lleva a sospechar que los guionistas inicialmente querían situar la acción en los primeros 80, pero que al final optaron por 1991.

Pero lo más absurdo de toda esta absurda película es el final. Si José Luis (Javier Gutiérrez) muere en la segunda línea temporal de 1991 al salvar a su hija… ¿Cómo puñetas espera su familia que reaparezca en el mar en una tercera tormenta en 2022? Es imposible, ESTÁ MUERTO desde 1991 en esa segunda línea temporal alterada por los sucesos del “primer viaje” y esa primera línea ya ha desaparecido. Es todo un disparate y clara muestra de que los guionistas no tenían ni puñetera idea de lo que tenían entre manos.
18 de abril de 2013
39 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto bombo y tanto ruido con "DEFIANCE" y con su conexión con el videojuego MMO homónimo, tanta "revolución audiovisual", tanta propaganda y al final... nada. Una serie de ciencia-ficción del montón, con argumentos y situaciones mil veces vistos, protagonistas sin gancho interpretados por actores sosainas, efectos especiales pedestres de videoconsola y muy poca imaginación.

Sinceramente, creo que el crítico de EL MUNDO, Alberto Rey, que pone a esta serie por las nubles diciendo que "Todo en 'Defiance' está cuidadísimo" (ver críticas de la ficha de la serie, al final), o bien ha visto otra serie y se ha liado, o bien no ha visto ningunas de las series de ciencia-ficción de calidad que hemos disfrutado en los últimos años.

Lo lamento mucho, pero "DEFIANCE" está a años luz de lo que hoy consideramos ciencia-ficción de calidad, con argumentos trabajados, buena dirección de actores, diálogos inteligentes y efectos especiales al servicio de la historia y no al revés. Cuando uno se ha acostumbrado a cosas como "GALACTICA", "STARGATE UNIVERSE" o incluso la más modesta "BABYLON 5", que le vengan con esta mezcla mal batida de "ALIEN NATION", "TERRA NOVA", "FALLING SKIES" y "DEEP SPACE NINE" no es de recibo.

Ni la prácticamente inexistente banda sonora, ni las localizaciones, ni el diseño de producción llaman tampoco la atención. Y encima, no podía faltar y típico -y tópico- romance adolescente entre la chica humana y el marciano (¿o era un vampiro?) cuyas respectivas familias no se pueden ver. Y ni que decir tiene que las aventuras de esa versión cutre de "Mad-Max" que interpreta (es un decir) el hierático Grant Bowler no tiene ni el más mínimo interés.

En fin, en el "spoiler" sigo con el destripe de la serie, que no es más que otra ocasión perdida para hacer una serie de ciencia-ficción adulta. Y, por lo que he leído por ahí, el videojuego no es mucho mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La cosa empieza mal desde el primer minuto del largo y aburrido episodio piloto, donde se nos muestran unas naves gigantescas (muy mal trabajadas en lo que a realismo se refiere) se aproximan a la Tierra. Acto seguido aparecen sobre un bonito jardín público para asustar a una mamá y a su niño y listo... Damos un salto de treinta y tantos años y las mismas naves aparecen destrozadas en órbita terrestre, convertidas en una ingente masa de chatarra espacial que de vez en cuando se deca caer sobre la Tierra. Se nos dice que hubo una guerra. Punto. No hay más información.

¿Una guerra? ¿Por qué? ¿Quiénes eran los viajeros del espacio? ¿Por qué vinieron a la Tierra? ¿De dónde venían? ¿Por qué estalló la guerra? ¿Cómo se desarrolló? ¿Qué pasó con la civilización humana? ¿Y con el grueso de la población? ¿Dónde está esa "República Terrestre" de la que se habla? ¿Acaso pretenden los guionistas y productores que el espectador se trague el largo artículo en inglés de la Wikipedia sobre esta serie/videojuego para que se entere de qué demonios ha pasado?

Se nos habla de que el planeta fue objeto de un intento de "terraformación" (más bien "alienformación") por parte de los invasores (que incluye hacer habitable la Antártida) pero ni se nos muestra el estado de las ciudades humanas (que hay que suponer destruidas), ni se nos explica cómo carajo es posible "terraformar" todo un planeta en menos de medio siglo. Y, encima, esa "terraformación" parece limitarse a la plantación de exóticas y coloristas plantas de aspecto sintético.

En el resto del episodio nos movemos en una suerte de mundo post-apocalíptico en plan "Mad-Max" donde a cada dos por tres te tropiezas con alienígenas de diverso pelaje y condición (animales depredadores incluidos) y todo se reduce a la acción en una especie de "ciudad-estado-refugio" (que da nombre a la serie) de cartón-piedra y contenedores. Los alienígenas son, en general, penosos y más parecen las víctimas de una mala clínica de cirugía estética adicta a botox que habitantes de otro planeta, pues su aspecto excesivamente "humano" les traiciona. Además, algunos de ellos, los melenudos Voltans, visten ropajes inspirados en el siglo XIX (supongo que eso se debe a la influencia de los Centauri de "BABYLON 5") y otros parecen salidos de los descartes para el diseño de los "Wookies" de "STAR WARS". Hay incluso una doctora alienígena y un secretario municipal (uno de los "malos") que dan la impresión de haberse escapado del set de rodaje de cualquier episodio de "STAR TREK". Patético.
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