A los ojos de la ley, el delito se tiene que pagar con la pena correspondiente. Pero hay casos, que se deben estudiar aparte, y éste es uno de ellos. Sin desvelar nada del argumento, en ocasiones se tiene en cuenta las circunstancias de dicho delito y las intenciones llevadas a cabo por quién los cometen. Sin ser una obra maestra, no deja de ser una película con sentimientos personales, sin perder el ritmo de la investigación. Una película digna de ser vista y analizada en su contenido.

Para empezar, decir que el título, tanto el original como el traducido, son los idóneos para lo que se ve en el film. El papel que desempeña J. Crawford no es fácil interpretarlo (pocas actrices podrían conseguirlo acertadamente) por lo complejo que resulta efectuar una actuación de "esquizofrénica" de forma convincente. Buena interpretación de Van Heflin, en el papel del ingeniero David Sutton que no corresponde el amor que Joan Crawford siente hacia él, y de Raymond Massey en el de marido enamorado y no correspondido. Magnífico triángulo amoroso con el que Curtis Bernhardt (Retorno al abismo) juega, con un desenlace digno del mejor cine negro. Muy recomendable.

Única vez (creo) que han trabajado juntos Powell y Arthur, donde recrean a una ex pareja que investigan un "supuesto" asesinato de un jinete en el transcurso de una carrera de caballos, y en el que resultan cómicas y pintorescas algunas situaciones durante la investigación. Powell, haciendo una vez más las funciones de detective; ésta vez sustituyendo a Myrna Loy por una Jean Arthur de lo más simpática y, a veces, un poco torpe. Al igual que en "La cena de los acusados", reúne a los sospechosos para descubrir al asesino al estilo "Poirot". Quizá la película hubiera estado más afinada con un director como Curtiz o van Dyke; no obstante resulta entretenida.

Hay western de todo tipo: diligencias, tiroteos, duelos, indios, traiciones... Éste es diferente a todo ésto y no deja de ser un gran western. La mayor parte del film transcurre en un sólo decorado, dónde tiene lugar un duelo de diálogos entre los dos protagonistas digno de admiración. Éste duelo, sin armas, confirma la grandeza del dúo protagonista así como la diferencia de caracteres entre ambos. El remake hecho hace varios años no le llega a la altura del betún desde cualquier punto de vista que se aprecie; lo que confirma la precariedad del cine actual.

No es un secreto que Capra, como gran director de comedias realizara esta joya. En un mundo capitalista donde el poder y la ambición son las principales armas de la naturaleza humana, existen personas idealistas que demuestran "el secreto de vivir". A parte de las soberbias interpretaciones de la pareja protagonista, este film es un alegato contra el capitalismo. Es un placer poder disfrutar de esta maravilla.