Destacado y sentido retrato sobre la juventud japonesa del momento llevado a cabo por Kitano, que una vez más cambia de registro para rodar un drama sobre las generaciones hastiadas, aburridas del sistema y deseosas de prosperar de forma rápida aun tomando el camino de la violencia. Lirismo, brutalidad y humor se dan cita en una de las obras más personales de su creador. Y con un completamente inesperado mensaje de optimismo vital. Genial la banda sonora y las escenas con las que el filme se abre y se cierra. Muy recomendable.

Buena secuela para una gran película. Todo está a la altura de la primera menos la capacidad de sorprender, lo cual es lógico. Genial y desencantado desenlace: un alarde inesperado en el cine de Garci.

El ambiente está acorde con el de la excelente primera parte de Alex Proyas: opresivo, oscuro, lleno de humo y sombras, esta vez menos gótico y en tonos rojizos pero igualmente sugerente. Sin embargo, es esto lo único por lo que destaca el filme: por su ambiente. El resto es un calco casi absoluto de su antecesora: el asesinato, la venganza a los perpetradores uno por uno, el enfrentamiento final, la historia de amor, los sueños. No enseña nada nuevo y da la completa impresión de que uno se la sabe de memoria. Secuela olvidable.

Para empezar Cayetana está fatal: es mala actriz, mala con avaricia (cualquiera del reparto es mejor que ella). Para terminar, el guión de la película es basura. Unos diálogos pedantes y pretenciosos, una trama sin ritmo, un lenguaje visual de pena y encima todo ambientado de forma indignante en un mundo burgués de jóvenes bien situados y de diseño. De lo peor de aquel año. Y encima inauguró el Festival de Málaga. No me extraña que después digan que el cine español está fatal.

Hal Hartley no le hace ascos a nada y se sumerge de lleno en un cuento de hadas moderno sobre, como siempre, personajes perdidos en un mundo hostil. Genial maquillaje del genial Robert John Burke y gran actuación de Sarah Polley para una historia fantástica de anhelos, de terribles sufrimientos y de redenciones en la que además se pone por los suelos a la hipócrita y sensacionalista prensa moderna. Por supuesto, geniales diálogos y ambiente (en este filme especialmente conseguido). Muy buen Hartley, como siempre.