You must be a loged user to know your affinity with Gunnar Hansen
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6,3
9.912
6
6 de abril de 2009
6 de abril de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El belga Jean-Claude Van Damme, afincado generalmente en el más roñoso cine de acción, decide dar un imprevisible vuelco a su carrera con el cambio de registro que supone esta obra. Una película asombrosa, en referencia a la sensación que deja una vez concluida: asombro. Si no se sabe lo que se va a ver, este falso biopic (quizá no tan falso después de todo), ejercicio de cine dentro del cine, con todo lo que de paródico tiene, cautiva por lo exótico que representa en la filmografía de su protagonista. No esperes a un Van Damme contorsionista, con gimnásticos saltos y patadas. No es el tipo duro y macho que cruje huesos y rompe cráneos. La película nos ofrece a un Van Damme humano, decadente y perdedor en un ejercicio de autoparodia que encierra más reflexión e ironía de lo que a primera vista cabría esperar en su cine. No hay apenas acción en esta historia. Apriorísticamente, pensar en Van Damme invita a pensar en violencia, escasez de calidad argumental y reiteración de lo ya visto. Sin embargo, esta obra nos muestra al actor y no a sus papeles. Vemos a Jean-Claude interpretarse a sí mismo; un cincuentón acabado, marchito y cansado de su propia mediocridad artística. Un actor consciente de que ha entrado en el camino de la decadencia y el derrumbe final, con problemas personales y de solvencia económica. Este contexto anímico y vital introduce al belga en una trama sencilla pero delirante, a ratos cómica y a ratos dramática, en la cual Van Damme desnuda ante la cámara su corazón y se despoja de su imagen musculosa y hormonada. Todo ello, en medio de un tremendo lío en una oficina de correos belga... ahí es nada.
Interesante obra que redime un poco al actor belga de tanto bodrio sanguinolento descerebrado, con buena dirección y acertados momentos que basculan entre la comedia y el drama humano. Y es que, bajo los músculos y los esteroides hay un ser humano. Sniff...
Interesante obra que redime un poco al actor belga de tanto bodrio sanguinolento descerebrado, con buena dirección y acertados momentos que basculan entre la comedia y el drama humano. Y es que, bajo los músculos y los esteroides hay un ser humano. Sniff...

7,5
69.628
9
7 de enero de 2009
7 de enero de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inmenso Lars Von Trier en esta experimental y cautivadora obra. Pese a lo desconcertante de su morfología narrativa y visual, formas sensibles que desorientan al espectador educado en la convención formal y academicista del cine, poco tardamos en habituarnos a la ausencia de decorados y a esa estética más próxima al teatro que al séptimo arte. La llegada de una joven misteriosa y aparentemente sin pasado a un pequeño pueblo de los Estados Unidos despierta toda una serie de relaciones y reacciones que desembocarán en catastrofe. Pesimismo sobre la condición humana, crítica al espíritu cerrado y conservador norteamericano y experimentalidad se dan la mano en esta magistral película de uno de los mejores valores del cine contemporáneo. Hasta Nicole Kidman, actriz que por regla general no soporto, está genial en su críptico papel.
Inmensa.
Inmensa.
1 de diciembre de 2008
1 de diciembre de 2008
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un joven director repleto de mala baba y un hiriente sentido del humor. Esta amable persona ya había realizado dos fechorías anteriores que le concedieron un puesto entre los más guarros y deliciosos gamberros del celuloide. Mal Gusto y Meet the Feebles rondaban diferentes géneros sin, realmente, asentarse dentro de las fronteras de ninguno. Comedia, terror, gore, acción, ciencia ficción, fantasía, marionetas... tenían cabida en estas piezas maestras de la serie b, rodadas ambas con un verdadero bajo presupuesto y en condiciones totalmente lamentables (el rodaje de Meet the Feebles fue un verdadero infierno).
Braindead, proyecto realmente anterior a los Feebles, pero que vio la luz después de aquélla por vicisitudes de financiación, continuó esa línea desvergonzada y gamberra que en las dos predecesoras había encumbrado a su director a un puesto en el Olimpo del gore y el fantástico. Con un ajustado presupuesto y mucha, pero que mucha imaginación, Peter Jackson nos conduce a una orgía de sangre, tripas y mucho humor. Con una técnica de rodaje muy suya (un objetivo en continuo movimiento que introduce al espectador en la obra como un observador más), unos acertados efectos especiales y un guion descabelladamente absurdo, hilarante y grotesco, este buen hombre y mejor persona nos brindó la mejor película gore de todos los tiempos.
La cinta se paseó por medio mundo, por unos cuantos festivales y fue aclamada por todos cuanto la vieron, incluso por el propio Stuart Gordon (quien en persona felicitó a Jackson en Sitges). Eran buenos tiempos para nuestro afable gordito. Un violento drama, Criaturas Celestiales, permitió a Jackson huir del encasillamiento y demostrar que el gore no era su única capacidad. Pero luego llegó Hollywood y lo deglutió.
The Frighteners (Agárrame esos fantasmas, ridículo título en español) y El Señor de los Anillos le alejaron de la independencia, impidiendo que la madurez cuajase en su cine. King Kong fue una lamentable e innecesaria revisión y ya veremos lo que nos depara Lovely Bones, su anunciado próximo lanzamiento. Quizá esté todo perdido o quizá no, solo el tiempo lo dirá. Al menos hubo un tiempo de total libertad para este neozelandés que le permitió obsequiarnos con lo mejor que el gore y la serie b ha vomitado al mundo cinematográfico.
Braindead sólo es apta para unos pocos. Abstenerse todos aquellos que han conocido a Jackson por sus más recientes trabajos. Aquí no hay elfos, hobbits bonachones de pies peludos, enanos barbudos ridiculizados, anillos mágicos ni nada parecido. Esto no es para todos los públicos. Solo para transgresores sin prejuicios, con sempiterna alma gamberra y una mente muy abierta.
Braindead, proyecto realmente anterior a los Feebles, pero que vio la luz después de aquélla por vicisitudes de financiación, continuó esa línea desvergonzada y gamberra que en las dos predecesoras había encumbrado a su director a un puesto en el Olimpo del gore y el fantástico. Con un ajustado presupuesto y mucha, pero que mucha imaginación, Peter Jackson nos conduce a una orgía de sangre, tripas y mucho humor. Con una técnica de rodaje muy suya (un objetivo en continuo movimiento que introduce al espectador en la obra como un observador más), unos acertados efectos especiales y un guion descabelladamente absurdo, hilarante y grotesco, este buen hombre y mejor persona nos brindó la mejor película gore de todos los tiempos.
La cinta se paseó por medio mundo, por unos cuantos festivales y fue aclamada por todos cuanto la vieron, incluso por el propio Stuart Gordon (quien en persona felicitó a Jackson en Sitges). Eran buenos tiempos para nuestro afable gordito. Un violento drama, Criaturas Celestiales, permitió a Jackson huir del encasillamiento y demostrar que el gore no era su única capacidad. Pero luego llegó Hollywood y lo deglutió.
The Frighteners (Agárrame esos fantasmas, ridículo título en español) y El Señor de los Anillos le alejaron de la independencia, impidiendo que la madurez cuajase en su cine. King Kong fue una lamentable e innecesaria revisión y ya veremos lo que nos depara Lovely Bones, su anunciado próximo lanzamiento. Quizá esté todo perdido o quizá no, solo el tiempo lo dirá. Al menos hubo un tiempo de total libertad para este neozelandés que le permitió obsequiarnos con lo mejor que el gore y la serie b ha vomitado al mundo cinematográfico.
Braindead sólo es apta para unos pocos. Abstenerse todos aquellos que han conocido a Jackson por sus más recientes trabajos. Aquí no hay elfos, hobbits bonachones de pies peludos, enanos barbudos ridiculizados, anillos mágicos ni nada parecido. Esto no es para todos los públicos. Solo para transgresores sin prejuicios, con sempiterna alma gamberra y una mente muy abierta.
5
27 de octubre de 2008
27 de octubre de 2008
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un director con la visión artística de Guillermo del Toro anunció, amparado por el éxito de Hellboy, una segunda entrega del héroe-demonio fui de los primeros en aplaudir tal decisión. Hellboy resultó un excelente cóctel de acción, aventuras, fantasía y comic-book pasado por el visionario tamiz del director mexicano. En aquel momento, despuntó entre otros títulos basados en el mundo del cómic por las virtudes inherentes al trabajo de su director, principalmente, esa visión gótica y oscura del mundo que ya mostrara en su increíble début, Cronos, y no ha perdido en toda su carrera, así como el mimo y cuidado que puso en el trabajo de escritura del film. Ahora, unos años después, el chico rojo ha vuelto. El mundo vuelve a estar amenazado y el héroe de cuernos limados salta a la palestra dispuesto a enfrentarse al peligro que se cierne sobre el planeta. Pero esta vez algo ha cambiado. Los personajes, que en la primera propuesta fueran, pese a lo insólito de su naturaleza, sólidos y creíbles, ahora son meras exageraciones, tipificaciones de comportamientos y roles convencionales en la industria del cine. Así, encontramos unos personajes más cómicos e infantiles, que seguramente hagan más asequible la película para los espectadores de menor edad, pero repelen la seriedad que alcanzó la predecesora y que cautivó a tantos. El guión está mucho peor perfilado que el de la primera parte, dejando entrever, tal vez, la rápidez en su confección y escritura, subordinada ésta a las cualidades visuales y técnicas del trabajo. La historia pierde bastante conforme avanza el film para terminar siendo olvidada y solo se continúa el visionado por su condición estética y técnica (verdadero leitmotiv de la obra), en espera de un despegue que nunca llega. Desde luego, hay secuencias deliciosas y artísticamente mesméricas (como, por ejemplo, la del el elemental de tierra), escenarios con caliginosos diseños oníricos y buenas dosis de acción, pero, en líneas generales, la historia, extremadamente lineal, decae poco a poco y cede paso a un talante más infantil que lastra, a mi entender, las posibilidades que pudo tener la película. Otra vez será, señor Del Toro.

7,9
172.894
4
16 de enero de 2009
16 de enero de 2009
93 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se dijo y muy positivo acerca de American Beauty. Obra de arte, crítica y subversiva, original y única... Con tales precedentes, sentados desde las altas esferas de los sesudos críticos de cine y seguidos a pies juntillas por gran parte de los espectadores, quién soy yo, humilde mortal, para cuestionarlos. Y sin embargo y tras su visionado, no pude dejar de sentirme estafado ni deshacerme de esa sensación de mendacidaz que rodea toda la película. ¿Ataque visceral al "american way of life"? ¿Crítica y ácida? ¿Subversiva? Si lo anterior lo firmara Walt Disney o Bill Cosby, supongo que tendría cierto sentido, pero para un europeo criado en los patrones culturales y sociales del Viejo Continente, la película no deja de ser otra cinta con crítica autocomplaciente que Hollywood nos regala para demostrar lo críticos y abiertos de mente que pueden llegar a ser los tan menospreciados y conservadores norteamericanos. Y es que si reunir unos cuantos tópicos que demuestran que triste es el estilo de vida estadounidense, cuan vacío y superficial resulta no es ser, ni de lejos, subversivo ni radical. Si lo fuera, ¿qué calificativo reservaríamos entonces para creadores como Costa-Gavras, Ken Loach o el gran Todd Solondz? Seguramente, terroristas y se les aplicará el Patriot Act. Solo una secuencia de Happiness contiene más subversión que toda American Beauty.
Ojo, no digo que la película sea especialmente mala. Las actuaciones son acertadas, la realización y puesta en escena de Sam Mendes no están mal, y el guión de Alan Ball, siempre controvertido e interesante, tiene buenos momentos. Pero ya está. No es un ataque directo a nada, ni una mordaz y demoledora crítica. Solo ilustra algo consabido y, creo yo, que no necesita demostración: lo vacuo, banal, materialista e hipócrita del sistema social estadounidense, un sistema que, seamos realistas, se está exportando a todo el mundo, Europa incluida. Tal vez sea yo un ácrata sin perspectiva y esto sea lo máximo que se le puede pedir al cine norteamericano en cuanto a crítica social, pero lo que resulta innegable es que no estamos ante el atentado visual contra el "stablishment" que ciertos sectores (imagino conservadores) han querido ver en la obra. Para eso, ya hay autores con más mala baba y menos espíritu comercial que han convertido el cine en el medio de expresión de la disidencia y que Hollywood por ello nunca producirá y los críticos así como el público en general nunca alabarán. American Beauty no deja de ser parte del mainstream, un producto comercial realizado por y para norteamericanos. De ahí sus carencias.
Ojo, no digo que la película sea especialmente mala. Las actuaciones son acertadas, la realización y puesta en escena de Sam Mendes no están mal, y el guión de Alan Ball, siempre controvertido e interesante, tiene buenos momentos. Pero ya está. No es un ataque directo a nada, ni una mordaz y demoledora crítica. Solo ilustra algo consabido y, creo yo, que no necesita demostración: lo vacuo, banal, materialista e hipócrita del sistema social estadounidense, un sistema que, seamos realistas, se está exportando a todo el mundo, Europa incluida. Tal vez sea yo un ácrata sin perspectiva y esto sea lo máximo que se le puede pedir al cine norteamericano en cuanto a crítica social, pero lo que resulta innegable es que no estamos ante el atentado visual contra el "stablishment" que ciertos sectores (imagino conservadores) han querido ver en la obra. Para eso, ya hay autores con más mala baba y menos espíritu comercial que han convertido el cine en el medio de expresión de la disidencia y que Hollywood por ello nunca producirá y los críticos así como el público en general nunca alabarán. American Beauty no deja de ser parte del mainstream, un producto comercial realizado por y para norteamericanos. De ahí sus carencias.
Más sobre Gunnar Hansen
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here